Respirar
Después de tanto llorar me quedé dormida en el suelo del baño, rodeada de los pedazos de mi corazón.
-¡Abre! -oí que alguien decía desde fuera de la casa.
Abrí los ojos lentamente pero no tardé en volver a cerrarlos.
-¡Cloe! -gritaron de nuevo.
Puse los ojos en blanco al tiempo que me levantaba y llegaba a la puerta. Sabía quién estaba tras ella, sabía que no quería verlo, pero que igualmente le abriría.
-¡CLOE!
-¡Cállate, pesado! -grite un segundo antes de abrir la puerta.
-Hola -dijo a los pocos segundos, tras haberme hecho un repaso completo con los ojos, centrándose en mis nudillos lastimados.
Dejó caer sus brazos al lado de su cuerpo y me miró fijamente.
-¿Qué quieres? -pregunté directamente-. Estoy ocupada -me inventé.
-Cloe, por favor, sólo quiero hablar contigo.
Yo también quería, pero no podía. Marc, pese a todo lo que me había hecho, seguía siendo importante para mí.
-¿No has pensado que yo no quiera?
-Dame un minuto -pidió.
Le abrí la puerta y lo dejé entrar al salón. ¿Quién puede resistirse a la dulce voz de Marc? ¿O a sus penetrantes ojos azules?
-¿Qué quieres de mí? -le pregunté directamente.
-Todo, Cloe. Lo quiero todo. Quiero despertarme contigo todas las mañanas, besarte hasta que no quede ni un solo centímetro de tu piel sin la marca de mis labios, quiero demostrarte mi amor todos los días, quiero convertirme en tu confidente... Quiero quererte y que tú me quieras a mí.
Con eso ya me había convencido, pero no iba a dejarme desmontar tan fácilmente, así que di un paso hacia atrás.
-¿Volverás a engañarme? ¿Volverás a contarme mentiras?
-No -dijo simplemente.
-¿Cómo puedo saber que me dices la verdad?
-No lo sé -admitió-, sólo puedo pensar en lo mucho que me está costando tenerte a menos de un metro y no poder abrazarte.
* * *
-Venga, tírate -la alentó Marc.
-¡No! -gritó Cloe.
Ambos se encontraban en el parque, solo que esa vez no sólo había columpios: también había un tobogán. Marc ya se había tirado, pero Cloe no. Era uno de esos toboganes cilíndricos por los que no entra la luz, así que la niña no se atrevía a tirarse.
-Si no bajas por el tobogán, no podremos seguir jugando -intentó chantajearla Marc.
-¡Tengo miedo! -repitió ella por enésima vez.
-Sólo quiero abrazarte, pequeña. No tengas miedo y tírate -la alentó-. Te prometo que no te pasará nada.
Cloe cerró los ojos con fuerza y se empujó a través del tobogán, esperando encontrarse con Marc al final del túnel.
* * *
-¿Sabes qué es lo que quiero yo? -comencé-. Quiero volver a respirar, quiero volver a coger las riendas de mi vida, pero no quiero hacerlo sola. Quiero que respiremos los dos juntos el mismo aire.
-A mi lado nunca te faltará oxígeno -contestó Marc antes de besarme.
Ha sido un capítulo corto, pero... MARC, TE AMO.
Dejad vuestros comentarios, que os leo.
Otra cosita... Con todo el dolor de mi corazón y el pesar que eso me provoca, os informo de que esta novela corta está llegando, o más bien, ha llegado a su final. Me conmueve mucho el tener que deciros que tan sólo queda publicar el epílogo.
(Perdón por intentar camuflarlo para que no quede tan mal)
Se os quiere.
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