Enemigos
-Ey, Cloe, despierta -oí.
No recordaba haberme dormido, pero lo hice, ya que estaba tumbada sobre Marc -a gustísimo, por cierto-, con la boca abierta y el pelo desparramado por mi cara.
-¿Me he dormido? -pregunté.
-Toda la noche -me aseguró él-. Estás muy guapa recién levantada.
-No digas eso -dije tapándome la cara con las manos-, seguro que estoy horrible.
-Tú nunca podrías estar horrible -añadió antes de darme un tierno beso en los labios.
Llamaron a la puerta -interrumpiendo el momento, sí- y tanto Marc como yo nos giramos al unísono hacia la misma.
-Voy yo -se ofreció.
Lo observé levantarse y seguí su cuerpo con la mirada. Cuando abrió la puerta, intercambió un saludo con quien-quiera-que-fuera esa persona y la dejó pasar.
-Hola, Cloe -me saludó quien acababa de entrar.
-Mar -dije-. ¿Qué haces aquí?
-Venía a saludar a mi hermana -dijo ella-. Hace mucho tiempo que no nos veíamos -se sentó en el sofá, a mi lado, y se recostó-. Unos seis años, diría yo.
-Levántate -ordené.
-¿Por qué debería hacerlo? -preguntó.
-Porque no quiero que toques nada de lo que hay en mi casa -expliqué.
Mi hermana, aunque a regañadientes, se levantó.
-Ahora dime la razón por la que estás aquí -pedí.
-Te quiero, Cloe -mintió-. Eres mi hermana -añadió, intentando argumentar su mentira.
* * *
-¿A dónde te crees que vas? -preguntó Mar al ver que su hermana estaba guardando sus pocas pertenencias en una mochila.
-A cualquier sitio en el que tú no estés -respondió Cloe agachada mientras cerraba la cremallera.
-Te quiero, Cloe -dijo Mar-. Eres muy importante para mí, ya lo sabes.
-Para mí estás muerta -contestó la otra antes de coger sus pocos ahorros y salir de esa casa para siempre, dispuesta a empezar una nueva vida lejos de todos, en especial de su hermana.
* * *
-Eres horrible -le dije a mi hermana-. Si realmente me quisieras, no me hubieras hecho eso durante toda mi infancia.
-Yo no tengo toda la culpa -me contestó-. ¿Acaso te crees que Marc es perfecto?
Crucé una mirada con Marc, quien me la devolvió sin mucha convicción.
-¿Sabes para quién era el dinero? Te lo diré: para ayudar a su familia. Han estado viviendo cerca de diez años del dinero que conseguí vendiéndote a esos hombres.
Estaba a punto de contestar que Marc era el mejor del mundo, pero me quedé de piedra.
-¿Eso es verdad? -le pregunté a Marc.
-Yo... sí -admitió.
-Te abrí las puertas de mi casa, te lo conté todo sobre mí, pensaba que realmente no te acordabas de todo lo que habíamos vivido, y ahora dices que mi sufrimiento sirvió para que tu familia consiguiera dinero. ¿Cuánto tiempo has estado jugando a dos bandas? -pregunté, aunque no obtuve respuesta-. ¡¿Cuánto?! -repetí.
-Lo recordé todo ayer, cuando fuimos a ese lugar. Te juro que antes no recordaba nada.
-Te odio, Marc -resumí mis pensamientos-. Fuera.
-¿Qué? Cloe, te prometo que te lo iba a contar todo -dijo precipitadamente acercándose a mí con las manos extendidas.
-Fuera -repetí mientras me alejaba rápidamente-. ¡Fuera! ¡LOS DOS! -finalicé.
Marc cruzó una mirada con mi hermana y al final salieron ambos de mi casa, casi al mismo tiempo que las lágrimas lo hacían de mis ojos.
Y fue ahí cuando me di cuenta de que mi mayor enemigo no era mi hermana, sino que era mi inseguridad, esa necesidad que tenía de gustarle a todos, de ser siempre mi mejor versión.
Cada uno es como es, con sus defectos y virtudes. Y lo importante es que estés rodeado de personas que te acepten tal y como eres, sin secretos, sin verdades ocultas.
No me matéis, por favor.
Siento haber alejando a Marc de Cloe otra vez, pero es que... ¡¿CÓMO SE TE OCURRE TRAICIONARLA DE ESA FORMA?! NO TE MERECES A UNA CHICA COMO CLOE A TU LADO Y POR MUCHO QUE TE QUIERA NO TE VOY A PERDONAR.
Qué tranquila me he quedado.
Dejad vuestros comentarios, se os quiere.
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