Cerré la puerta tras ellos y mis pasos me condujeron hasta el baño. Me puse frente al lavabo y apoyé las manos en el mismo mientras me veía reflejada en el espejo. Tenía los ojos rojos, hinchados por las lágrimas que amenazaban con escaparse en cualquier momento.
-No llores, tonta. Ninguno de los dos merece tus lágrimas -me reproché a mí misma.
* * *
-No llores, pequeña -dijo Marc al ver a su amiga llorando-, todo tiene solución.
-E-esto no tie-ene -sollozó ella.
Cloe había llegado del colegio rebosante de ilusión porque había hecho un dibujo muy bonito, pero su hermana lo había destrozado. La pequeña estaba sentada en el columpio y sostenía con sus manos lo que quedaba de su dibujo.
-No me gusta verte llorar -dijo él-. Haremos otro dibujo y lo colgaremos en un museo -propuso.
* * *
-Si no te gusta verme llorar, ¿por qué te empeñas en dañarme? ¿Por qué no puedes salir de mi vida de una vez? -le dije en voz alta a mi reflejo, imaginándome que hablaba con Marc.
* * *
-Marc, tengo una duda -comenzó Cloe.
-Claro, dime -contestó Marc.
-Tú y yo somos amigos.
-Ajá.
-Pero a veces los amigos se enfadan, y yo no quiero que nos enfademos.
-Nunca me enfadaría contigo -dijo él.
-Ya, pero... ¿y si te enfadas? ¿Me prometes que pese a todo seguiremos siendo amigos?
-Claro que sí -continuó Marc mientras le sonreía a Cloe.
-¿Juntos por siempre? -preguntó ella.
-Por siempre -afirmó él.
Ambos compartieron una mirada cómplice y sonrieron mientras entrelazaban sus meñiques.
* * *
-Nada dura para siempre -murmuré amargamente-. Ni siquiera el universo durará para siempre.
* * *
-Marc, explícame una cosa.
-Lo que quieras, Cloe.
-¿Es normal tener miedo de que algún día no estés a mi lado?
-Sí, pero eso no pasará -afirmó él.
-¿Cómo puedes estar tan seguro? -preguntó ella.
-Porque te quiero, pequeña -dijo él.
-¿De verdad?
-Claro que sí, Cloe. Eres mi mejor amiga, daría mi vida por ti si fuera necesario -aseguró Marc.
* * *
-Amiga... -susurré-. Supongo que eso es lo que fui durante toda nuestra vida: una amiga más.
* * *
Hola, Cloe.
Esta es la primera carta que te mando, te prometo que no será la última.
Siento haber tenido que irme, pero tanto mis padres como yo lo necesitábamos. Yo... bueno, tenía que alejarme de todo.
Quiero darte las gracias por haber sido mi amiga durante todos estos años, por haberte acercado a mí cuando nadie más lo hacía, por ser tú, Cloe, esa niña sonriente y alegre que me alegra las tardes.
Espero que sigas jugando en el parque y que me guardes un sitio en el columpio, para cuando regrese.
Cuídate, Cloe.
Un saludo, Marc.
* * *
Me prometió que no sería la última carta que me mandaría, y así fue: esa carta fue la única que recibí.
Le contesté, pero nunca me llegó una respuesta.
Dolía mucho darse cuenta de que él había pasado página y me había olvidado.
Odiaba la idea de que lo mejor para ambos era estar separados.
Detestaba el tener que aprender a vivir una vida sin él.
Aborrecía el pensar que esa noche tendría que dormir sin abrazarlo.
Le di un puñetazo al espejo del baño, dejando fluir mi ira, consiguiendo de esa forma romperlo en cachitos y destrozarme los nudillos.
-¡Te odio, Marc! ¿Por qué a mí? ¿Por qué me mentiste de esa forma? -di otro golpe-. ¡TE ODIO!
Con los ojos llenos de lágrimas y la cara húmeda de llorar me alejé un poco, hasta que mi espalda chocó contra la puerta del baño. Me tapé el rostro con las manos y apoyé los codos en las rodillas, de forma que pude sentarme cómodamente en el suelo.
¿Tanto me odiaba la vida que tenía que hacerme sufrir de esa forma? ¿Por qué se empeñaba en alejarme de Marc? Yo lo quería. Más que a nada en el mundo, pero me hacía daño estar con él. Y lo sabía perfectamente.
Nuestro amor estaba tan afilado como un cristal roto. Si no tenía cuidado con él, me cortaría, pero si no hacía nada, siempre se quedaría tirado en el suelo de ese baño.
Pese a que es un capítulo bastante triste (pobre Cloe), me ha gustado mucho escribirlo. Sobre todo por los recuerdos de cuando eran pequeños.
Quiero volver atrás en el tiempo y conseguir a algún amigo como Marc, pero en fin, supongo que es imposible.
Os quiero hacer una pregunta: ¿seguís manteniendo el contacto con vuestros amigos de la infancia?
En mi caso, yo no, pero me gustaría.
Gracias por estar ahí, se os quiere.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro