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Relaciones

Gaara volvió a su despacho algo decaído por el asunto que concernía a la prohibición de ver a su amiga. Realmente le molestaba ese contratiempo, aunque entendiera la razón de Âkil de hacer aquello. Si alguien amenazara a su aldea, hubiera causado tanto dolor y matado a personas importantes para él... tampoco permitiría que nadie se acercara a ella. No todos podíamos ser Naruto.

No obstante, aunque respetaba su decisión como líder, no estaba de acuerdo con ella, y haría todo lo posible para recuperar la confianza del clan, además de las buenas relaciones.

Por ahora, sería mejor no informar a nadie sobre lo sucedido ese día, esperaba poder resolver ese asunto él solo, y si no siempre tendría a Temari. Cuando abrió la puerta del habitáculo donde trabajaba, vio que sus hermanos le estaban esperando.

—¡Gaara! Al fin llegas —Le comentó la kunoichi de cabellos color heno, dándole un pergamino—. Esto lo entregaron hace un rato. Lo firman los líderes del clan Kaimatachi.

—Comprendo —El Kage cogió el documento y comenzó con su lectura. Al parecer, querían mantener una reunión la próxima semana, para renegociar los términos del contrato de comercio; además de querer entrar dentro del gremio y la entidad de comerciantes de Sunagakure.

—¿Qué te parece? —Le preguntó su hermana—. Nosotros pensamos que podría ser una estupenda manera de mejorar nuestras relaciones. Sin embargo, todavía deberíamos hablarlo con el consejo... —Gaara no le prestaba mucha atención a su hermana, ya que acaba de encontrar la solución a sus problemas. Una leve sonrisa de satisfacción se le dibujo en los labios.

—Hey, Gaara, responde —El menor volvió a la realidad, ante la llamada de atención de Kankurō.

—Sí, lo siento. Opino como vosotros, además, si fueran parte del comercio de la villa nos podrían servir como distribuidores, y gastar menos recursos o a nuestros propios ninjas en la recogida o entrega de mercancía. Al menos habrá que vendérselo así al consejo. —Terminó de explicar, los mayores asintieron.

—Por cierto, ¿dónde estabas, hermanito? —preguntó el marionetista con curiosidad y cierta picardía. El Kage trago saliva, esperaba que no le preguntase sobre eso.

—Estaba... visitando la academia, ya que me habían pedido que fuera a dar una pequeña charla a los nuevos alumnos —comentó con fluidez. El hermano mayor sonrió con malicia.

—¿Y esas cajas?

—Me las dieron allí también —explicó, dejando las mismas encima de su escritorio. No había reparado en los dulces de su amiga.

—¡Ah, claro en la escuela!, Entonces, debo entender que esta nota no tiene nada que ver... —El rostro de Gaara que apenas solía reflejaba sus sentimientos, en esta ocasión evidenció su estupor, además de tornarse del mismo color que su cabello. Él pensaba que se había llevado la carta con él, se maldecía por haber sido tan descuidado.

—Kankurō deja de molestar a Gaara...

—¡Oh venga Temari!, no me digas que no tienes curiosidad —La hermana se quedó callada ante esa obviedad y Gaara comenzaba a percibir la situación con incomodidad—. Puede que sea Matsuri, o la nueva ANBU...

—No es asunto vuestro, y ahora devuélvemela —Extendió la mano para que se la entregará.

—Vale... Si me dices a quién pertenece —respondió guardándose la nota. Gaara suspiró con pesadez. Ya se vengaría de su hermano, cuando menos se lo esperara.

—Es de...Aisha. Vino a verme. —comentó sin dar ninguna explicación más. Los hermanos se miraron un instante. Sabían lo preocupado que había estado él por no recibir noticias suya. No sabían que responder, y Gaara se cruzó de brazos recuperando su compostura y esperando a que su hermano le devolviera lo que era suyo—. Kankurō entrégamelo.

—Ya voy, solo era una broma. —El Kazekage tomó el trozo de papel y lo guardo.

—Y ahora, si no os importan, id a avisar a los miembros del consejo de que la reunión tendrá lugar en un par de horas. —Su tono como siempre sonaba neutro, mas había cierta molestia en el. Los dos hermanos salieron del lugar sin decir nada.

—Tenías que hacerlo enfadar —Le riño Temari molesta.

—¡Y yo que iba a saber! Yo creía que después de meses se le habría pasado...

—Hoy tendré que hacerle su plato favorito para que nos perdone... ¡Y tú no metas la pata!

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Mientras tanto, Shinkiro iba de camino a su casa, al menos estaría más tranquilo sin las regañinas de Irei por no hacer las cosas bien. Él prefería tomarse su tiempo para hacer las cosas, además no estaba acostumbrado a que nadie le sermonear, al menos no desde que sus padres fallecieran. Sin embargo, no era algo que le entristeciera demasiado, más le dolía a ver perdido a su hermano Usui, a él si lo extrañaba.

—¡Shinkiro-kun! —El oír su nombre le saco de sus pensamientos. Pudo ver como sus compañeros de equipo le hacían señales con la mano. Y él se acercó.

—¿Qué haces por aquí? —Le preguntó Satoru.

—Me iba ya a casa.

—¿Eh? ¿Cómo?, pensábamos que estarías con tus marionetas —meditó Irei. El joven de ojos verdes solo se encogió de hombros—. Pues te vienes a cenar con nosotros, íbamos a ir a Ossoi.

—Eh, gracias pero...

—¡Eso!, genial idea Ire-chan. Además, tenemos unos dulces que nos trajo nuestra antigua compañera de equipo y así podrás probarlos —explicó el ninja agarrándolo por los hombros. Shinkiro sonrió algo incomodo, hacía tiempo que nadie le mostraba afecto, era agradable.

—Iré —murmuró. Su compañero le vitoreó con alegría. Mientras llegaban al lugar, ellos hablaban de su antigua compañera, mas él no sabía quién, pero parecía que le tenían mucho cariño.

—Ya hemos llegado —interrumpió la kunoichi entrando en el lugar, la verdad es que nunca había estado allí. Se sentaron en la mesa y pidieron varias raciones de terayaki—. Y bueno Shinkiro, ¿Qué es de tu vida?

—Pues...no hay mucho que contar.

—¿Eh?, pero si no sabemos nada de ti. Algo habrá que contar —respondió Satoru. Al marionetista, no le gustaba ser el protagonista, él no estaba hecho para ser un actor sino para dirigir el acto, por eso amaba a sus marionetas.

—Es la verdad, no hay mucho. Mis padres y mi hermano fallecieron en el ataque de Shukaku, y casi siempre entreno con mis marionetas —comentó como si nada, si comía un poco. Sus compañeros se quedaron sorprendidos. No esperaban que él respondiera eso.

—Lo sentimos —La kunoichi parecía triste, Shikiro los miró algo desconcertado.

—¿Por qué?, No es nada que me afecte demasiado. ¡Esto esta delicioso!

—¡A que sí!, es nuestro sitio favorito —habló el otro marionetista—. Y, si quieres te puedes venir más con nosotros. Así me hablas de tus marionetas...

—¡No, por favor!, no os paséis toda la comida hablando de vuestra afición —ordenó afligida.

—Solo un ratito.... —suplicó el chico de ojos negros. La chica suspiró y afirmó con la cabeza. Les tendría que dar un poco de espacio, aunque se aburriera—. ¡Bien! Bueno Shinkiro-kun, y ¿qué nueva mejora le realizaste?

—Le añadí una trampa nueva a Genkido, en su columna vertebral le incorpore varias cuchillas, para que fuera más mortífero el ataque.

—¡Oh, que original! Yo estoy pensando en mejorar a Ir, pero no consigo averiguar todavía sus puntos débiles.

—Si te apetece, podríamos entrenar y te ayudo a detectarlos —interrumpió Irei, tragando la poca comida que le quedaba en la boca.

—¡Eso sería genial! —dijo ilusionado el joven ninja de cabello azabache—. Y también podrías venir tú —Señaló a su compañero de gremio. Este asintió con la cabeza. Y su compañero se comenzó a reír entre dientes.

«No está mal esto de formar parte de un grupo» Pensó el shinobi de ojos verdes, metiéndose un trozo de ternera en la boca y escuchando con atención las anécdotas de sus compañeros.

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Shishio seguía en uno de los despachos del edificio del Kazekage terminando el informe de la misión de hoy. Al final no ocurrió ninguna cosa inusual, además Aoi estuvo excelente como ANBU... «¡¿Por qué pensaba en ella?!» Se preguntó sacudiendo su cabeza. Debía terminar ese documento para mañana y no distraerse. Además, no quería llegar a casa todavía, su hermano estaba insoportable, y no le apetecía escuchar sus quejas injustificadas de una persona que apenas se esforzaba.

Suspiró cansado y se recostó sobre la silla estirándose un poco. Llamaron a la puerta sobre saltándolo un poco. No esperaba a nadie.

—¡Adelante! —Una sonriente Aoi se asomó por la puerta.

—¡Hola Shishio-san! —Le saludo entrando al habitáculo—. ¿Has cenado? —Le preguntó mostrando una pequeña bolsa con comida y acercándose al escritorio del chico. Shishio le devolvió la sonrisa.

—¡Aoi-chan eres increíble! ¡Me entran ganas de besarte! —comentó el chico feliz por el detalle de su amiga. Mientras que está enrojeció a más no poder y se sentó en la silla nerviosa—. ¿Te encuentras bien?, ¿tienes fiebre? —cuestionó preocupado el ninja levantándose de su asiento y acercándose a la joven puso sus labios sobre la frente de la kunoichi para tomar tu temperatura.

Aoi se quedó estática y con cara de asombro. No se podía creer lo que estaba sucediendo, su corazón latía a mil por hora, y apretó la bolsa contra ella, derramando la salsa de la comida sobre su blusa amarilla.

—¡No! mi camisa —gritó al notar el líquido caliente sobre ella. Levantándose de un salto de la silla. Por suerte, Shishio cogió la comida antes de que se cayera al suelo, poniéndola en la mesa. El ANBU se fijó en la gran mancha que tenía la joven en su blusa, mientras ella intentaba limpiarse.

—Menudo desastre. Deja que te ayude. —Se ofreció el shinobi de ojos verdes, cogiendo un trapo y frotándolo sobre la manchan, sin percatarse de que estaba lo estaba haciendo sobre sus senos. Causando que Aoi diera un paso hacia atrás ante la incómoda situación, llevándose las manos a los pechos, avergonzada. Y fue en ese momento, en el que se percató de la situación. Las mejillas de Shishio se sonrojaron—. Lo siento Aoi... yo, yo no pretendía... —murmuró y le tendió el trapo a la chica. Ella lo cogió y sus manos se rozaron.

El ANBU se dio la vuelta para que Aoi se pudiera limpiar tranquilamente. No comprendía por qué se sentía así, que era ese sentimiento que surgía en él. ¡Por kami!, era una niña, solo tenía dieciséis años, ¿cómo podía pensar así? Aunque, era cierto que se veía más mujer, pero... ¡no!, el iba a cumplir veintiún años, no podía ni siquiera plantearse eso.

Aoi, suspiró desanimada, no sabría si conseguiría quitar la machan. Y su madre volvería a poner en evidencia su torpeza natural. Sin embargo, no podía evitar sentirse inquieta, Shishio la había besado en la frente y..., ¡no!, no podía ni pensarlo, enrojecía de solo hacerlo.

—Aoi-chan, yo no pretendía eso, no lo hice con esa intención. —La ANBU se giro para mirarlo, parecía arrepentido—. Tú eres mi mejor amiga, y no podría... no pensaría en ti de esa forma.

«De esa forma» Esa frase resonó en la cabeza de Aoi y le provocó un dolor intensó. En sus ojos se agolparon lágrimas y apretó los puños.

—No tienes de que preocuparte. ¡No paso nada! —Le dijo conteniendo su furia y salió de la sala, dando un gran portazo tras de no.

—No, otra vez no —murmuro Shishio frustrado—. ¡Espera Aoi-chan! ¡No era eso!... —gritó el joven, mas ella ya había desaparecido—. Es algo imposible —susurró cansado. Miró la comida que había en la mesa y se golpeó la frente.

«Eres un genio Shishio» Se dijo a sí mismo con sarcasmo. Se sentó y apartó la comida, se le había quitado el hambre, ¿por qué era todo tan complicado con Aoi? No había manera, sin embargo siempre le dolía cuando se enfadaba con él. Sonrió un poco, le daba la sensación de ser una pareja. ¡Pero que decía!, que era una cría. Suspiró de nuevo. Debía volver a su trabajo.

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Mientras, Aoi se sentía ridícula, siempre era lo mismo. A lo mejor debería olvidarse de él. Pero no podía, él fue la primera persona que creyó en ella, y que la ayudo a esforzarse más; antes era muy retraída y desconfiada, siempre estando a la defensiva, sin embargo él le enseño a que debía dar lo máximo posible y no vivir bajo la sombra de su hermana.

No obstante, nunca sería lo suficiente buena para él, por mucho que se esforzara o que luchara...

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Por otra parte, Gaara seguía en su despacho. Al parecer al consejo le había interesado la oferta de comercio del clan, y querían negociarla, es más se acordó que debería haber un representante del clan en la aldea para que pudiera administrar las mercancías y ser el embajador del clan en Suna.

Y ese era el punto que él quería matizar, que sí Aisha quería, ella fuera la representante del clan y así podría quedarse en Suna. Ese sería el único requisito para que fuera posible el cierre del contrato.

Continuará...

Bueno, espero que os haya gustado el capítulo. Y si se que Shishio es un desastre en lo amoroso... pero es tan adorable.

Por cierto, estoy pensando en hacer un mini-concurso, donde el premio sería que vuestro oc podría participar en mi fic, jejeje.  No se que os parece, debería hacer las bases, y eso, además de que tengo que pensar bien que concurso hacer.

Bueno espero vuestra opinión sobre todo, tanto el capi como lo del concurso.

Besos grandes y recordad que Ludna os amodora.

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