7
Pesadillas
Sábado 12 de agosto de 2017
Ciudad de Córdoba, Fructuoso Rivera
6.33h
No quise salir de mi habitación después de la vergüenza que había pasado, Martin quiso darle un sentido a lo que me estaba sucediendo, pero prefirió hacerme un chequeo médico general. No me negué, estaba tan asustado como él.
Sobre las cosas que veía en la casa, preferí decir que eran alucinaciones, que no eran reales, así podría dormir tranquilo por las noches (salvo una que otra pesadilla). Simplemente, ya dejé de buscarle el sentido a todo, esas garras en mi cabeza me anunciaron que esto era serio, que podría atacar a la única persona que me importaba en la vida.
Despejé mi mesa de metal, donde en ocasiones trabajaba con materiales delicados y químicos, me gustaba experimentar. Fui al baño a lavar mi rostro, mis manos, debía ponerme los guantes de látex y el barbijo, sin olvidar el guardapolvo azul.
Cuando estuve preparado, abrí la bolsa donde había guardado el juguete. Hice una mueca de repulsión al notar que no sólo llevaba pegado heces de rata, también había unas pequeñas manchas marrones que indicaban que era de humanos también.
A un costado, también estaba siendo conservada la ropa que había llevado ese día, hasta las zapatillas.
Agarré la tijera y corté el centro del pecho del osito de peluche, parecía muy viejo ya que el polvo se esparcía como si nada. Por dentro aún quedaba la pelusa, la mayor parte se transformó en tierra. Abrí la ventana frente a mí, podría intoxicarme sin saber qué era todo esto. Presioné con mis dedos el juguete, tratando de percibir si había algo oculto.
Para mi sorpresa, fue así. Un crujido de un papel se hizo presente, así que de inmediato saqué la pelusa para trasladarla a una bolsa de basura, metí los dedos dentro del peluche y logré sacarlo, estaba doblado como si lo hubieran hecho con prisa, ya que no estaba prolijo.
Contenía una frase en danés, o eso creí.
"Gå tilbage til begyndelsen, noget du har glemt"
Busqué mi celular para pasar cada letra como estaba escrito, la caligrafía apenas si se entendía.
"Regresa al principio, hay algo que has olvidado"
Definitivamente, el idioma era danés. Era extraño, pero al mismo tiempo me pareció con mucho sentido, claramente había olvidado mucho material esencial en esa escena.
Sin importarme que mis amigos estuviesen enojados conmigo, les mandé, a nuestro grupo, las fotografías de la investigación que estaba llevando a cabo, hasta la captura del traductor. Tenía dos placas de vidrio fino, así que puse la hoja en medio de ellas y dejé eso a un lado. Seguí buscando algo que pudiera servirme dentro del juguete, hasta que escuché que tocaban la puerta. De inmediato miré en esa dirección, pero no pude decir nada, y no es porque el barbijo no me lo permitiera, escuché la voz de mi compañero del otro lado. Benjamín.
Al no recibir respuesta, entró sin dudarlo.
—Los chicos me contaron lo que pasó —cerró la puerta, asintiendo a quién estaba del otro lado, supuse que estaba Martin—. ¿Qué es esa cosa? —dijo al ver en detalle la mesa.
—Estoy investigando —deje la tijera en un tarrito—. ¿Vienes a insultarme también? ¿Sólo porque vi algo que ellos no?
—No, sólo quiero asegurarme de qué va todo esto. Encontré un collar similar al tuyo, creí que los demás estaban jugando una broma conmigo, así que quise hablar de eso, pero creo que es bastante diferente al que tenes —sacó una pequeña tela arrugada, de color marfil y me la extendió.
Al agarrarla y abrirla con cuidado, no solo descubrí que el dije era similar, sino que podría parecer una pieza de algo mucho más grande. Abrí el cajón de la mesa de metal, provocando un chirrido agudo, corrí algunas herramientas que estaban ahí y saqué el collar del ciclista que había fallecido. Los dejé a ambos en la mesa, Benjamín se acercó totalmente asustado por lo que estaba sucediendo, y a la vez maravillado de saber que si tenía razón en todo lo sobrenatural.
Uní los dijes, de cierta manera encajaban, pero faltaban más partes. La pequeña cuerda de cuero negro no se podía quitar de ellos, era extraño... totalmente.
—Por las barbas de Odín y los santos del Valhala —susurró Benjamín—. ¿Qué significa? —me miró.
Bajé el barbijo hasta quitarme las ligas que lo sostenían detrás de mis orejas, pero no quité la vista de esos dijes unidos.
—No... —sentí un escalofrío recorriéndome por completo—. No tengo idea, pero mira —tome de inmediato mi celular y abrí nuestro grupo para mostrarle la traducción y luego agarré la lámina de vidrio para que viera la hoja que estuvo dentro del peluche.
Pensé que esto sería difícil de asumir, dado que él no había ido con nosotros a la expedición. Una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Este es el... mejor hallazgo en todas las exploraciones urbanas que tuvimos —frunció el ceño de la nada—. Y no pude estar ahí, mierda —dijo con dolor.
—Ese no es el punto, Benjamín. Por los dioses, ya concéntrate. Algo hemos olvidado en ese hospital, una pista... y creo que era esa tapa de metal que vi que la usaba de juguete ese bebé —apoyé ambas manos en la mesa, observando el peluche—. ¿Dónde encontraste el dije? —lo miré de reojo.
—Debajo de mi... —abrió la boca, sorprendido—. Almohada —sacudió un poco la cabeza—. A ver, aver... dejáme entender. ¿Vos viste de verdad a ese bebé? Los chicos dijeron que hiciste una broma pesada.
Bufé, quitándome el guardapolvo para apoyarlo sobre la silla y así poder sentarme en la cama.
—¿Cómo podría bromear con algo así? Joder, es que no soy tan sádico —me saqué los guantes—. Ese bebé estaba ahí, con su madre que llevaba prácticamente unos cinco días muerta. El olor no pueden ocultarlo, todos lo sentimos. Y no creo que haya sido producto de la broma de alguien, ¿sino cómo es que ya tenemos muchas pistas sobre algo que nos lleva a algo mayor? Déjame decirte que estamos jodidos, y si es esa sombra la que está detrás de nosotros... mis sueños me están anunciando un probable final de todo el mundo. Aunque suene cursi.
Benjamín se sentó en la silla, pensando en cada palabra que dije, mientras observaba los collares. Guardamos silencio por un buen rato, tratando de unir los hechos.
El accidente del ciclista, el collar, el olor del hospital abandonado, el bebé y su madre, el peluche, la nota... sin contar los sueños extraños que me advertían de alguna probable catástrofe. En realidad si me parecía urgente que regresáramos a ese lugar.
—Y... —dejó reposar su espalda en la silla, girándose a verme—. ¿Y si a los demás les aparecen las otras partes de esa piedra? —me quedé helado ante su pregunta—. ¿Qué crees que pase cuando estén todas unidas?
Estaba a punto de responderle que era un paso más a nuestra investigación, que podríamos decírselo a los demás para poder armar un mapa completo de éstas investigaciones. Principalmente, debíamos averiguar qué hubiera pasado si no elegíamos el hospital abandonado para nuestra expedición. ¿Estaríamos en un mismo dilema?
Mi vista se nubló, no pude decir nada ante el repentino dolor agudo en mi estómago. Me desmayé en la cama
En el sueño
Una vez más, aparecí en el escondite en donde me había arrastrado una chica que no conocía, pero porque sus cabellos no me dejaban distinguir su rostro, se cubría demasiado con él.
—¡¿Joe?! —la voz se me hizo muy familiar, demasiado...
De inmediato, todos le pidieron que se callara, pero al girarme a ver de quién se trataba... Benjamín estaba aquí.
—¿Qué mierda? —mi pulso se aceleró, él se acercó.
—Te dormiste, y luego yo me desmayé, fue toda una locura. ¿Qué hacemos aquí?
Me negaba a creer que éste Benjamín tenía que ver con el verdadero que estaba en mi habitación, probablemente intentando despertarme. Solo seguí este juego hasta saber de qué trataba mi sueño.
—Debemos guardar silencio —susurré—. Dicen que están matando a las personas afuera —los demás se volvieron a esconder en los muebles, temblaban demasiado.
—Ay, puta madre. A esto te referías —murmuró, pasando sus manos por su cabello—. Bueno, Joe. Ésta es nuestra oportunidad de saber qué pasa afuera. Es un sueño, no podemos morir en ellos. Así que hay que salir de acá —dijo lo último en un susurro.
Lo seguí hasta la puerta, comenzó a quitar los seguros, hasta el tablón de madera, por supuesto que lo ayudé antes de que comenzara a quejarse. Otro chico se asomó desde el armario, modulando un "No" con sus labios, casi en una súplica.
—Cierra la puerta cuando salgamos —le susurré.
Benjamín verificó que no hubiera nada cerca de las escaleras, los gritos de las personas de afuera dejaron de escucharse. Utilizamos nuestra única oportunidad de salir, de inmediato se oímos que el chico cerró con todos los seguros necesarios.
Nosotros comenzamos a subir las escaleras con cautela, aferrándonos al frio caño que estaba cerca de la pared. Por la luz que nos brindaba el pasillo, supuse que eran las seis de la tarde, y que era un día nublado. El pasillo era largo, habían varias puertas de lo que parecían ser aulas.
—Esta es la facultad de lenguas... —susurró Benjamín—. Sólo que el escondite es donde debería estar la biblioteca.
Alfinal del pasillo, se hallaba la puerta de salida. Se notaba que hace muchotiempo que nadie pisaba éste lugar, los afiches eran viejos y a algunos hastase les había perdido el color por el polvo. Pasamos cerca de lo que sería la cafetería, estaba bastante arruinada y con comida por todos lados, obviamente en estado de descomposición.
Fuimos cuidadosos de no hacer ruido con nuestras pisadas, afuera podía verse el amplio espacio verde antes de la calle, más allá estaban las otras facultades de otras carreras. Pero... todo se veía dejado.
—Ellos estaban muy asustados de algo, huían de algo —murmuré.
No nos movimos de la puerta, hasta asegurarnos que fuera el momento indicado para salir.
—Sí, ya lo noté —dijo sin apartar la vista del lugar—. No creo que sea un monstruo del cual te puedas defender, no portaban armas.
—Pues no todo sucede como en las películas, ¿quién lleva un arma consigo toda la vida? —respondí al instante.
—Bueno, pero es un sueño —me miró—. Todo puede ser posible, ¿no? Excepto mori...
Escuchamos ruidos proviniendo del lugar que habíamos salido. Benjamín fue abriendo la puerta lentamente, hasta que los gritos de los chicos en el supuesto refugio comenzaron a gritar, dándonos la señal de que debíamos correr.
No sabíamos a dónde, sólo no queríamos acabar vociferando de esa manera. Trotábamos al mismo paso, uno al lado de otro, nos miramos, ambos estábamos cagados en pánico.
—Hay que escondernos en algún edificio —alcé un poco la voz, totalmente agitado.
—¿Cómo mierda entró al refugio? —casi que gritó.
Al mirar hacia atrás, la sombra oscura de ojos carmesí corría usando sus piernas largas, podía jurar que medía alrededor de tres metros, sus garras parecían las de un enorme dragón. Usó sus brazos para impulsarse a correr aún más rápido, como un animal...
—¡No mires atrás! —le llamé la atención y tome su brazo para poder correr más rápido.
Sólo deseaba despertar o que me despertaran, en este momento.
Cuando iba a darme por vencido, una de sus garras llegó a rozar mi antebrazo...
Fin del sueño
Me levanté de la cama, totalmente asustado y adolorido, miré que Benjamín se estaba levantando del suelo, agarrando su cabeza.
Una mancha de sangre en mi acolchado blanco llamó mi atención, el ardor provenía de mi brazo... esa bestia me había herido de verdad.
Debía la actualización, lo siento :'v
Con el estudio me pierdo en los días, pero les traje éste interesante indicio de lo que se viene /._./
¡Gracias por leer!
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