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Cap. III - Absortos

—Tenemos que deshacernos de ellos, son peligrosos para nuestros planes y lo sabes. ¿Por qué quieres mantenerlos aquí? — Malakir habló con furia mientras observaba a los simples humanos fascinados por la tecnología que ellos eran poseedores.

—No te diste cuenta del poder que Alex emano dentro de la nave. Ese chico nos beneficiara, los demás no. Serán eliminados en su debido tiempo, pero ahora necesitamos tener a Alex de nuestro lado y no podemos dejar que se marche — respondió con una voz angelical, comunicándose con Malakir.

Sin embargo, los ojos de Lyra no reflejaban bondad. Cuando alguno de ellos la observaba, ella les lanzaba una mirada tierna, pero rápidamente volvía a ser quien es realmente. Ella sabía que buscaban el núcleo cuántico, el que le otorgó poder a ella y a los demás habitantes. No estaba dispuesta a permitir que lo obtuvieran, pues durante siglos había estado buscando a alguien como Alex con tremendo poder.

Hace siglo que ella no sentía esa fuerte conexión, como la que sintió con Alex, en el momento que el uso su poder. Ella estaba segura de que él era la reencarnación de su amado Bac que murió y le juro que volvería. Sabía que juntos podrían alcanzar el máximo poder del núcleo. En su mente, se vislumbraba un futuro en el que ella sería la más poderosa de todos los universos.

—Entiendo. Solo te advierto que, si nos provocan, los mataré a todos — pronunció Malakir.

A medida que el tiempo transcurría en Epsandoria, los humanos, inmersos en su exploración y descubrimiento la ciudad que era enorme, no se daban cuenta de que el tiempo pasaba de manera diferente en ese mundo. Ellos continuaban con sus investigaciones, sin percatarse de que horas, días, semanas e incluso meses habían transcurrido.

Sin embargo, en algún momento, comenzaron a notar pequeñas discrepancias. Sus cuerpos parecían haberse adaptado a la energía cuántica del planeta de una manera que alteraba su percepción del tiempo. Los cambios sutiles en su entorno y en ellos mismos les hacían sospechar que algo estaba sucediendo.

Alex, con su mente analítica, comenzó a llevar un registro meticuloso de sus observaciones. Comparó sus recuerdos con el tiempo real que transcurría en la Tierra y se dio cuenta de que había una discrepancia significativa. Con cautela, Alex reunió a los demás y compartió sus descubrimientos. Les explicó que el tiempo en Epsandoria pasaba de manera distinta, lo que significaba que habían estado allí mucho más tiempo de lo que creían.

Magnus no podía creer lo que estaba escuchando, y ahora más que nunca necesitaba llegar al centro lo más rápido posible. Una vez que tuviera el poder, acabaría con todos ellos. Mientras tanto, debía seguir fingiendo.

Por otro lado, Alex se sentía cada vez más atraído por Lyra. No entendía lo que estaba experimentando, pero intuía que se había enamorado. Sin embargo, no podía permitirse distraerse. Tenía que cumplir con su misión. A pesar de ello, como si fuera atraído por un imán, Alex se acercó a Lyra. Cuando estuvieron frente a frente, sin pensarlo dos veces, la besó. Fue un beso intenso y apasionado que le dejó sin aliento, incluso sin energías.

La sorpresa y confusión se apoderaron de Lyra al recibir el apasionado beso de Alex. Sus emociones se mezclaron entre el asombro y la reciprocidad del beso, y al mismo tiempo. Cuando se separaron, Alex sintió cómo todo su ser se debilitaba, como si ese beso le hubiera arrebatado su poder. Quedó debilitado y no entendía por qué, mientras que Lyra parecía impecable como siempre.

Lyra, con una mirada intensa y penetrante, sostuvo a Alex para ayudarlo a mantenerse en pie.

—Alex, lo siento. No tenía intención de debilitarte. No puedo negar la conexión que hay entre nosotros, pero el poder que poseo es inmenso y a veces difícil de controlar. Parece que el contacto íntimo conmigo afecta a aquellos que no están preparados para asimilarlo por completo —explicó Lyra tratando de no mostrar emoción, al darse cuenta de que podía arrebatarle todo su poder.

Alex, todavía aturdido, trató de recuperarse y comprender lo que acababa de suceder. Sabía que debía mantener el enfoque en su misión, pero no podía ignorar los sentimientos que crecían en su interior.

—Lyra, no entiendo lo que está pasando, pero siento una conexión muy fuerte contigo. Algo dentro de mí se despierta cada vez que estamos juntos. Sin embargo, mi deber y compromiso con la misión no pueden ser opacados por estas emociones. Debemos encontrar una manera de equilibrar esto y continuar con nuestro propósito—

Con esas palabras, Alex se apartó de Lyra, decidido a dejarla atrás y olvidarla. Tras ese beso, se dio cuenta de que no debía volver a tocarla, temía que pudiera quitarle la vida con el poder que recién había descubierto. Mientras tanto, en la mente de Lyra solo existía la idea de volver a besarlo para apropiarse de ese asombroso poder. Sin embargo, sabía que, si le arrebataba ese poder, Alex ya no podría ayudarla en sus planes. Determinada como nunca, se convenció de que debía mantenerse cerca de él.

Los días transcurrieron y Lyra hizo todo lo posible para acercarse a Alex, incluso le propuso entrenarlo para que pudiera controlar mejor su poder. A pesar de que cada día le resultaba más difícil concentrarse teniéndola tan cerca, Alex aceptó la propuesta. Recordó el propósito por el cual habían llegado a este planeta: investigar y obtener el núcleo. En cambio, para Lyra, era la oportunidad perfecta. Mientras lo ayudaba, podía influir en él y convertirlo en su aliado.

—¡Señor, es el momento de actuar! No podemos permitirnos seguir perdiendo tiempo en este planeta sin obtener el núcleo. Debemos cumplir con la misión y obedecer las órdenes de ONACIC —exclamó el subordinado, con urgencia en su voz.

—¡Por supuesto! No dejaremos que las órdenes queden en el olvido —respondió Magnus, una sonrisa maliciosa dibujada en su rostro.

Pero los verdaderos planes de Magnus iban mucho más allá. No le interesaba obtener el núcleo para la organización, sino para sí mismo, para aprovechar su poder en beneficio propio. Con determinación, se deslizó en secreto junto a Kell, sin ser vistos. Sin embargo, lo que desconocían era que Lyra estaba al tanto de todos sus movimientos y maquinaciones. Les permitió avanzar, consciente de que los estaba guiando hacia su destino final.

Magnus y Kell recorrieron senderos sinuosos y atravesaron majestuosos lagos de aguas cristalinas. Cruzaron puentes que se alzaban imponentes en diferentes formas y tamaños. El lugar era mágico, lleno de encanto y misterio. Pero el camino era agotador y ambos hombres jadeaban por el cansancio, sin haberse imaginado la extensión de su travesía.

Finalmente, llegaron a su destino, pero fueron sorprendidos al descubrir a Lyra y Malakir en el centro mismo del escenario. Magnus y Kell se vieron obligados a detenerse en seco, ocultándose tras una imponente roca. Sus corazones latían desbocados, envueltos en la emoción y la incertidumbre de lo que estaba por venir.

—Este es el centro de Epsandoria, aquí está el núcleo. ¿No vendrán por él? —La voz angelical de Lyra resonó en el lugar, envolviendo a Magnus y Kell en una mezcla de sorpresa y temor.

Ambos hombres se miraron incrédulos. ¿Cómo había logrado Lyra detectar su presencia? Estaban seguros de mantenerse lo suficientemente alejados y creían que Lyra se encontraba junto a Alex, ayudándolo a dominar su poder.

La tensión en el aire se volvió palpable. Magnus sopesó sus opciones, pero sabía que no tenían otra alternativa más que acercarse. La voz de Malakir se hizo eco en todo el lugar, forzándolos a dar pasos cautelosos hacia la pareja.

—Entonces, ambos quieren apoderarse de nuestro núcleo —dijo Lyra cuando los hombres estuvieron a escasos metros de ellos. —¿Sabían que eso será imposible de lograr?

Los hombres quedaron horrorizados al ver el rostro pervirtiéndose en la sonrisa maliciosa de Lyra. Aquel semblante que solía irradiar bondad ahora emanaba pura maldad. Estaban decididos a luchar por el poder. Sin temor alguno y con determinación, sacaron sus armas y comenzaron a disparar, pero pronto se dieron cuenta de que era en vano. Las simples armas no lograban penetrar la piel de los Uminari.

El terror se apoderó de ellos. Intentaron huir, pero se encontraron atrapados sin escapatoria. En un instante que no esperaban, Lyra liberó una ráfaga de energía que convirtió a ambos hombres en polvo. Fascinados, Lyra y Malakir observaron el resultado de su poder destructivo.

—Dos menos, mi amada. Quedan menos obstáculos para obtener lo que deseamos —susurró Malakir mientras la pareja se fundía en un beso apasionado.

Mientras tanto, Alex permanecía ajeno a la terrible escena. Absorto en el asombroso descubrimiento de la tecnología de Epsandoria, no se había percatado de la brutalidad con la que Lyra y Malakir habían eliminado dos humanos.


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