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CAPÍTULO 8


Por la mañana Eric se levantó con el calor de un cuerpo a su costado. Al abrir los ojos vio al pequeño apolo, su mejilla descansaba prácticamente sobre el pecho de Eric. Se había pegado por la noche a él buscando su calor.

Era la primera vez que dormía con alguien sin tener sexo. Y de hecho, cuando se acostaba con alguien solía terminar y largarse. De hecho era la primera vez que alguien distinto a sus amigos dormía en su cama. Ese era un privilegio que por respeto solo se lo había concedido a Jed y a Willow. A su familia.

Y ahora aparecía este niño con sus risos rubios como tirabuzones y su perfil griego  a instalarse sin permiso en su casa y en su cama.

Eric se preguntó si levantarse, el chico dormía tan tranquilo que no se atrevió a moverse. De cierto modo despertarlo parecía incorrecto.

—¿Siempre llegas tan tarde? —la voz ronca del muchacho le llegó en un susurro.

¿Lo había despertado?

Eric abrió la boca sin saber que decir. —¿A veces?

No era como si alguien se lo hubiera preguntado antes, de hecho, la mayor parte del tiempo ni siquiera llegaba a casa. Jed y el habían compartido turnos en el hospital y cuando no, respetaban la privacidad del otro.

—Quería cenar contigo. —Dijo con un puchero y lo que quiso Eric, fue preguntar ¿ por qué?

Pero entonces el chico abrió los ojos y aquellos dos orbes verdes hicieron que olvidara lo que estaba por decir. Definitivamente tenía un fetiche por los ojos verdes.

La alarma del chico sonó con un "estrellita donde estás? " y Eric no pudo evitar preguntarse cual seria el problema del chico con esa canción. ¿Por qué había grabado eso en su alianza?

Las alianzas.

Vio al chico estirar la mano hasta la mesa de luz para desactivar la alarma de su móvil y auch, Jesse aún conservaba la suya puesta. Eric no pudo evitar sentirse culpable de haberse quitado la alianza.

¿Tendría que habérsela dejado?

Lo vio levantarse como resorte de la cama y comenzó a cambiarse con total naturalidad frente a sus ojos regalándole una primera plana de su espalda dividida en dos mitades por el valle que se perdía entre aquellas dos colinas firmes envueltas en boxcers blancos que se continuaban con sus muslos y ...diablos, Eric maldijo al momento en el que el chico se calzó los pantalones.

Lo había estado disfrutando tanto...

Le hubiera agradado tenerlo merodeando en su casa de no ser porque el chico abrió su placar y sacó una de sus camisas blancas sin permiso.

¿Qué acaso estuvo revisando toda la casa cuando él no estaba?

Frunció el ceño a punto de reprenderlo por eso, no le gustaba un poli husmeando en sus cosas, pero antes de que dijera nada el chico ya había salido como un tornado del cuarto.

¿Qué carajos?

Eric se quedó un tanto aturdido viendo por donde el chico se había ido. Sacudió su cabeza para despejarse y abrió el cajón esperando encontrar la alianza que se había quitado. Rogó a todos los cielos que la mujer de la limpieza no la hubiera tirado por ahí hasta que por fin dio con ella al final del cajón y se la deslizó en el anular, por si acaso.

En cuanto bajó a ver qué demonios hacía Jesse, lo descubrió en la cocina con una espátula en la mano mientras parecía hacer un gran esfuerzo por preparar algo en la cocina.

—Siéntate. Preparé café. —le dijo indicándole una de las sillas.

Eric lo hizo porque en resumen no tenía nada mejor que hacer y entrecerró los ojos analizándolo hasta que el chico dejó una taza humeante frente a él.

Sin mirarlo, se lo llevó a la boca e hizo una mueca de asco. Al bajar la vista vio la borra sobre lo que parecía agua sucia.

¿Quién demonios no sabía hacer un café? ¿Era una puta broma? Solo tenía que poner las cápsulas en la máquina.

Lo miró sin poder creerlo, el chico había roto las capsulas en una taza y le había echado agua hervida encima.

—¿Cuánto tiempo más jugaremos a la casita? —Le soltó cuando el chico se sentó frente a él con un vaso de leche blanca y una fruta antes de deslizarle unas tortitas quemadas que Eric no planeaba comer.

Lo vio fruncir la nariz con desagrado.

—Somos esposos— le dijo. —Intento que funcione. Podrías poner de tu parte.

— Ese matrimonio vale mierda. ¿lo sabes no?

—Tu dijiste que era legal. —lo acusó Jesse como un niño pequeño al que intentaban convencer de que papá Noel no existía.

Eric lo miró incrédulo. ¿De verdad el chico esperaba jugar a la casita feliz como si nada?

—No sé qué quieres de esto. Pero no soy el millonario que se enamora del chico pobre de una noche. Si es por el dinero, te daré una buena suma cuando firmes los papeles del divorcio...

Y Eric no terminó de hablar que sintió su rostro gotear leche.

¿qué carajos?

Jesse acababa de arrojarle el contenido de su vaso y lo miraba con una mueca de indignación en el rostro que hacia que se le inflen las mejillas.

—¿por qué? —Le soltó aun sin caer en cuenta de lo que había hecho el muchacho.

¿le había.... ¿qué?

¿por qué?

Si Eric ¿por qué ?

Esa pregunta le dio vueltas toda la mañana mientras estaba en el hospital.

¿Por qué?

Jesse se había ido molesto esa mañana diciéndole que él no quería el divorcio ni su dinero. No había dejado claro si volvería por la tarde. Eric esperaba que si. De hecho, había dado aviso que lo dejaran pasar sin problemas.

Puede que aquello fuera una locura. Pero no había nada que lo detuviera. Era un chico bonito, con el que se había casado y quería jugar a la casita con él y tenía carácter. Vaya que sí. Eso le había gustado. Debía ser la primera persona en su vida que le arrojaba leche en la cara y se iba tan campante.

Estas mal, se dijo al darse cuenta de que aquello le había hecho gracia. Estaba lo suficientemente solo y aburrido para seguirle el juego al muchachito.

Al punto de que esa tarde al terminar su turno se encargó de retrasar los pendientes para el día siguiente y fue directo a su casa.

No pudo evitar sentirse decepcionado al notar que su cuarto estaba vacío. Revisó la cocina, nada, la sala, el garaje, la sala de recreo, nada, estuvo a punto de preguntar al personal si no había llegado cuando sintió un murmullo viniendo del jardín interno.

El yacusi.

Llevaba tiempo sin meterse a él y cuando llegó hasta el sitio en cuestión, lo vio. El muchacho movía la cabeza al ritmo de la música en sus auriculares, sus cabellos mojados pegándose a su rostro.

No pudo evitar fruncir el ceño al verlo tan cómodo como dueño de casa. Nunca había dejado que nadie que no fuera Jed o su familia hiciera algo como eso.

Ya no tienes a Jed, ni familia, renuévate, le dijo la voz de su conciencia, ¡siempre te quejas de que no hay nadie en la casa y ahora que tienes alguien intentas echarlo fuera de tu vida! ¿Qué está mal contigo?

Sí Eric. ¿Qué está mal contigo ...? Se dijo.

Empezó a quitarse la ropa. Y en cuanto se metió al yacusi el rubio notó su presencia y se quitó los auriculares.

—¿oye que haces? —preguntó Jesse con las mejillas rojas al ver la desnudes del hombre frente a él.

—Soy tu esposo ¿no? —le dijo metiéndose al agua y diablos. Aquello se sentía tan bien, que había olvidado la última vez que habían usado aquella cosa.—Ven aquí.

Jesse lo dudó un momento e inseguro se acercó un poco más a Eric. Parecía un niño pequeño intentando espiar a través de sus dedos algo que no debía, pero quería ver. Le lanzaba miraditas discretas antes de levantar de nuevo la vista ruborizado.

—He dicho aquí. —Le dijo señalándose a sí mismo.

Y Jesse dudoso se acomodó sobre el mayor apoyando sus manos en el pecho del otro para mantener el equilibrio mientras pasaba sus piernas a los lados de las caderas del Eric para quedar a horcajadas sobre el.

Ya lo han hecho, se recordó Jesse a si mismo intentando no parecer tan inseguro como se sentía en ese momento, ya ha visto todo de ti, compórtate como un adulto.

Las mejillas del menor estaban tan rojas que parecía posible que estallaran en cualquier momento, los músculos de sus brazos y sus piernas tensionados en un intento por no tocar la piel de su pareja. Que la seguridad y el porte de ese hombre eran capaces de intimidar a cualquiera.

Eric llevó las manos a las caderas del menor y tiró de ellas hacia abajo haciendo que sus cuerpos entraran en completo contacto. Un jadeo de sorpresa escapando de los labios rosa de su pequeño apolo  cuando sintió la desnudez del otro en contacto con la suya, lo hizo sonreír.

—Si haremos esto, hay reglas...¿de acuerdo? —Eric le dio un ligero apretón para que no se moviera de donde lo había acomodado.—Nada de entrar a mi oficina, nada de tocar mis cosas, si quieres ropa, te la compras, Nada de comer en la cama, mantén el orden, no soporto las cosas fuera de lugar, la mujer de la limpieza viene todas las mañanas, si necesitas algo se lo pides, Rebeca te lo dará todo, lleva trabajando para mi familia desde antes de que naciera. Conoce las reglas mejor que nadie ...y tendrás tu cuarto y un baño asignado, no me gusta dormir acompañado ni encontrar cabellos en mi ducha —Dijo moviendo sus manos con suavidad por la espalda del muchacho, tomó un poco de agua tibia y se la arrojó por la espalda para que el chico no sintiera el frio del exterior, su piel suave y caliente como la seda le gustaba, hacía que le costara concentrarse en lo que iba diciendo. Pero si quería dejar las cosas claras debía hacer un esfuerzo. Que si el chico aceptaba ya tendría tiempo para hundirse en él y disfrutar de su "esposo"—No puedes llamarme para hablar de mierdas durante el  día, ni durante la noche, odio las charlas de almohada, si llego tarde en la noche, es mi problema. No quiero escenas de celos, sexo solo conmigo, si quieres probar algo lo hablamos...sí algo no te gusta lo hablas conmigo, Discreción por sobre todo, no quiero escándalos, si...

Jesse llevó su índice a los labios de Eric y lo calló moviendo sus caderas hacia adelante consiguiendo que el rose de sus desnudeces los hicieran gemir a ambos. Eric cerró los ojos clavando sus dedos en su piel antes de volver a abrirlos un tanto sorprendido.

—¿Qué estas haciendo, gatito? —Le preguntó curioso al sentirlo elevarse un poco y dejarse caer de nuevo sobre él, oh diablos, el rose de su cuerpo con ayuda del hidromasaje se sentía demasiado bien. Miró al chico frente a él, el cabello mojado, la piel brillando con gotas de agua cual pequeños diamantes y aquella expresión entre tímida y desafiante que le advertía que no quería escuchar lo que tenía para decirle.

—No seré tu sugar baby. —Le aclaró jugando con sus manos en el pecho de Eric, las caricias del mayor descendiendo por sus caderas hasta sus muslos podían distraerlo pero no lo suficiente para que aceptara todo lo que al pelilargo se le ocurriera.— y no me interesa si tienes complejos de Cristián Gray, yo -oh.—soltó al sentir las manos del mayor acunando sus glúteos, las presión tentativas alrededor de su ano le ponían la piel de gallina pero Jesse Roger estaba seguro de lo que quería y no era de los que se dejaba intimidar con facilidad, se mordió un gemido y volvió concentrar la vista en aquellos ojos felinos que intentaban hacerle dominancia. No,  claro que no y se lo dejaría bien claro— no conseguirás que te diga Daddy, ni nada de esa mierda. No soy sumiso, ni perro para obedecer y no pienso seguir reglas, tampoco pienso irme así que tendrás que aguantarme..y, ah —las palabras de Jesse se ahogaron en su boca cuando uno de los dedos de Eric se deslizó a su interior.
¡Diablos!

¿Así era como se había sentido la primera vez?

Ardió. Y el ligero dolor hizo que un cosquilleo ascendiera por su espalda.

Oh, eso le había gustado. Se mordió los labios y movió sus caderas en busca de más contacto.

Eric no pudo evitar sentirse extasiado al ver el desafío en los ojos del chico, era rebelde y eso le fastidiaba y le gustaba. Estaba acostumbrado a que la gente hiciera lo que él quería, que el mocoso lo desafiara tan descaradamente lo excitaba.

Lo trajo un poco más a su cuerpo para tener un mejor dominio de él y le besó la mandíbula mientras entrababa y  salía del interior del chico sin el menor de los tactos. Un ligero castigo por su osadía que tuvo al menor gimoteando mientras se aferraba con fuerza a sus brazos, las piernas a los lados de sus caderas tensándose a medida que envestía con fuerza aquel lugar tan estrecho y cálido que aguardaba por su pene.

—Oh, dios.—Lloriqueó clavándole las uñas cuando dio con su próstata sacudiéndose sobre el  mayor, con  el agua del yacusi removiéndose como banda sonora de sus jadeos. Sentía que en cualquier momento se correría, para esas alturas el rubor que nació en la parte baja de su abdomen se había extendido al resto de su cuerpo, decorando hombros,  cuello y mejillas.

— ¿aguantarte? —Gruño Eric con voz ronca, extasiado por la imagen que le brindaba el chico sobre él. Jesse intentó besarlo para que se callara pero Eric desvió el beso recargando su mejilla contra la del pequeño apolo..—Tu tendrás que aguantarte porque te voy a follar tan duro, hasta que se me pase la calentura y luego vamos a negociarlo de nuevo —Le advirtió atrapando con sus labios el lóbulo de su oreja.

Jesse se estremeció ante esas palabras con nerviosismo y lo miró expectante sin estar del todo seguro de lo que debía hacer.

—Voltéate.—Eric lo empujó ligeramente contra el borde del yacusi. Las manos del chico aferradas a la moqueta y su trasero blandiéndose en el aire con sus piernas abiertas entre las burbujas del hidromasaje.

Sí, diablos, la imagen de ese chico en aquella posición hizo que su pene vibrara deseo. Solo quería que ese chico gritara, jadeara y enloqueciera pidiéndole más. Se acomodó detrás del muchacho y clavando sus dedos en su cadera se inclinó a besarle la nuca. —Va a dolerte. —le advirtió y llevando otra de sus manos al pecho del chico le pellizcó uno de sus pezones haciéndolo chillar para demostrarle que iba enserio.—Si quieres que pare dilo ahora. Cuando esté adentro tuyo voy a romperte, y no me importa lo mucho que grites no voy a soltarte.—le advirtió con ese tono ronco que usaba para intimidar.

Jesse se estremeció con el aliento cálido de Eric. Sus palabras ayudaban a que estuviera lo suficientemente duro para que la amenaza en ellas no importara. Podía sentir su pene chorreando en ese momento rogando por la liberación. Diablos, podía soportarlo, estaba bastante seguro de que si. Como toda respuesta empujó sus caderas hacia atrás dejando que su trasero chocara contra las caderas del mayor. 

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Otro cap! es todo por hoy espero que estén disfrutando esta maratón jijiji

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