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Capítulo 65
-¿Es el novio de tu mami?-Max soltó la pregunta a la ligera observando de Oliver a Lana mientras comía una paleta. Vania se volteó a verlo con horror. Desgraciadamente había entendido cada una de sus palabras sin necesidad de ayudarse con el traductor.
-Madre no novios.
Max se encogió de hombros, Oliver los había llevado a ambos a la mansión de la familia luego de encontrarlos y reprenderlos por un buen rato.
-Mi mami si los tiene, no es malo, a veces me traen dulces y siempre que no me agraden puedo asustarlos.
Vania abrió la boca sin estar seguro de que decir. Los ojos de Max seguían fijos en los adultos que charlaban no muy lejos sin despegar los ojos de ellos.-yo creo que son lindos.
-Net.
-oh.-Max le sonrió de pronto mostrándole todos sus pequeños dientes blancos- no tienes que tener celos, príncipe. Mi mami me lo dijo, no dejarán de querernos aunque tengan novios.
-Net.-Vania no estaba celoso, pero su madre no tenía novios. solo... Max empezó a reírse con aquella carcajada aniñada al ver el rostro de desagrado de Vania.
El platinado definitivamente estaba celoso. Max volvió sus ojos a los adultos.-Yo creo que si lo son.
-Net, Max.
-Tu papi besa a mi hermano y Jesse aun me quiere.
-Max.-Le dijo Vania en tono de advertencia sintiendo como sus mejillas se ponían rojas.
-Oh ¿no lo sabías? tu papi dijo que le gusta mucho mi hermano, nunca puede quitarle las manos de encima. Los he visto ¿Crees que Ollie no quite las manos de tu mami?
-Callarte Max.
Max continuó disfrutando de la incomodidad de Vania.
-yo creo que se besan.
-Max, por favor. callarte.-Pidió Vania con todo el autocontrol que poseía, no le gustaba que Max hablara de sus padres. Por muy bien que le cayera el niño, su madre era su madre. Ella no besaba a nadie, ella no...
Vania sintió los labios de Max en su mejilla y lo observó con sorpresa, no entendía a que había venido eso. Max era de besarle las mejillas, eso no era raro, lo había descubierto a base de que invadiera su espacio personal, pero normalmente tenía algún motivo para hacerlo.
Vania alzó una de sus pálidas cejas en una interrogación.
-¿A ti te gusta?
-¿Chto?(qué?)
-¿Tebe nravitsya tselovat' menya? (Te gustan mis besos?)-Le preguntó Max dejándolo con la boca abierta. Vania no sabía decir si le sorprendía más la pregunta o el hecho de que Max se la hubiera hecho en ruso. Vamos, su acento era malo, pero no podía entender cómo en un par de meses había conseguido formar una oración decente. Abrió y cerró su boca un par de veces no muy seguro de que contestar consiguiendo que maxi frunciera su nariz.-¿no me entiendes, cierto?-Max inclinó su cabeza como un cachorrito curioso antes de bufar frustrado. - Duolingo miente. Dijo que había aprendido. Odio que me mientan.
Max se consideraba un chico inteligente, podía hacerse el tonto pero odiaba cuando no entendía algo, había creído que lo había hecho, haber fallado en hacerse entender luego de haber dedicado largas horas de estudio a aprender el idioma de Vania, lo ponía de mal humor. Vamos, estaba claro que él aprendería antes que el rubio el idioma del otro. Max no subestimaba a Vania, pero a su parecer el niño eslavo era un poco tonto. Y si no se había hecho entender, en su cabecita eso significaba que él mismo era tonto. Apretando sus labios tiró al suelo la jarra del refresco que Rebeca les había servido y salió corriendo atrayendo todas las miradas.
Vania lo siguió, no era raro que el pequeño tuviera algún arranque inesperado como ese.
-Max.-Lo llamó Vania siguiéndolo hasta su cuarto.
Sabía a dónde se dirigía el niño. Directo a buscar la figura del capitán América que dejaba acunada en la cama mientras hacia otras cosas. Como esperaba el chico tomó a su muñeco y se giró a ver a Vania, su labio inferior temblaba.
-Quiero irme-le dijo.
-Esperar.
-¡Quiero irme!-Le gritó tirando al suelo el velador del escritorio.
Vania abrió la boca para detenerlo pero antes de que pudiera decir nada los adultos aparecieron en la puerta.
Lana observaba la escena con desconfianza. Max se había sentado en el borde de la cama abrazando su muñeco caprichosamente y los restos de la destrucción del velador estaban esparcidos en el suelo a los pies entre ambos niños.
-¿Qué está pasando?-La pregunta de Svetlana fue dirigida directamente a su hijo, claramente estaba molesta y no solo por esto sino por la reciente huida de Vania.
Sus ojos acusadores fueron de pronto al pequeño Roger a quien consideraba causante de todos los repentinos cambios de su pequeño.
Oh no. Vania conocía esa mirada en su madre. Era la que avecinaba problemas, miró de Max luciendo todo inocente y asustado, a su madre que parecía una loba a punto de saltar sobre la pequeña amenaza.
Su cuerpo se movió antes de que su cabeza fuera del todo con
Conscientes de lo que hacía.
-¡Fuera! ¡Largo! ¡Fuera de mi cuarto!- Le gritó a Svetlana dejándola por un momento aturdida por el repentino exabrupto de su hijo. Tiempo suficiente para que pudiera cerrarle la puerta en la cara.
Oh dios.
Vania observó la madera blanca con cierta impresión subiendo por su estómago hasta revolverlo. Esa debía ir siendo la primera vez que le gritaba a su madre. Apoyó su frente en la puerta lacada un momento intentando entender qué había pasado.
Solo, solo de pronto se sintió como si Lana pudiera amenazar al pequeño Max y el solo... no pudo permitirlo. Se volteó despacio y casi con temor sintiéndose como el protagonista en las películas de terror cuando al girar saben que se encontrarán con el asesino. Y ahí estaba, el pequeño le sonreía mostrándole toda su pequeña línea de dientes blancos y relucientes.
Tal vez no fuera una película de terror, pero claramente él acababa de encerrarse con el pequeño monstruo.
-hy Da. (Sí) Max, sí. Entiendo te.-Dijo en un tono contrariado.
Eso tuvo a Max sonriendo y lanzándose sobre Vania, el platinado lo sujetó por la cintura para mantenerlo ligeramente apartado de él.
-Esperar.-Pidió, pero Max no esperó. Se abrazó más a su príncipe llenando su rostro de pequeños besos cariñosos y Vania no pudo seguir resistiéndose.
Tal vez Maxi fuera un "pequeño monstruo" tal como había oído a su madre llamarlo mientras hablaba con su padre, pero no le importaba.
Había algo en el pequeño, algo que hacía que él no pudiera alejarse, tenía que cuidarlo.
Él lo cuidaría, se dijo abrazando al niño por la cintura. Solo era un pequeño, no podía ser tan malo ¿no? Su padre había dicho que era "Especial".
Max solo era distinto, se dijo a sí mismo oliendo el perfume de niño del pequeño que invadía su espacio personal. Era una cosita demasiado tierna para ser la clase de ser horrible que su madre había insinuado que era. Ella solo, solo no lo conocía. Vania creía conocerlo, Después de todo Max había compartido sus pensamientos más oscuros con él.
No. Definitivamente no un monstruo, pensó.
Solo diferente. Max era especial.
***
"Los niños están seguros" Eric observó el mensaje de Oliver en su móvil antes de volver sus ojos al desastre de cristales rotos bajo sus pies. Habían atacado su bar y masacrado a una docena de sus hombres. Buenos hombres, Eric conocía a sus familias.
A su alrededor todo era un maldito caos.
Claramente habían encontrado lo que buscaban, su oficina había sido asaltada y revuelta pero no se habían llevado nada más que la muestra. Eric y la dra. Chan llevaban trabajando un buen tiempo en el producto, vamos, Eric y barbara habían compartido la maestría en farmacología, pero había sido el joven universitario quien la consiguió estabilizar. El chico Maddox con su carrera de ingeniería química a media era un maldito prodigio.
Un pena que nunca llegará a terminarla, susurró au conciencia en tono burlón.
Eric se había enterado apenas de la suerte del pobre. Cielos, era poco más que un niño. Si no tuviera los suficientes problemas Eric se hubiera sentido enfermo de pensarlo, pero no era el caso. Era un niño, sí, pero uno que jugó con fuego. Si se lo pensaba fue su propia ambición lo que lo dejó en las garras de los coreanos. Eric solo le había dado el arma, Maddox había gatillado al aceptar trabajar con las mafias, era un riesgo que todos conocían. Una pena.
-Jefe.-Eric alzó la vista hasta la puerta.-Hubo otra baja.
¿Cuántos muertos más encontrarían?
-¿Quién?
-Sascha.
Sascha era la mujer mayor a la que Eric le había dado el trabajo de limpiar el bar y hacer recados a cambio de un sueldo que según oliver "estaba basado en su lastima y no en su efectividad". Oliver tal vez tenía razón, pero era una mujer muda de casi 60 años, con una pequeñita a cargo, cuando fue a pedirle empleo amparada en una carta de protección Vory no pudo negarse. Las cartas básicamente se hacían por algún trabajo especial para personas fuera de la familia, se pagaban con sangre y eran juramentos sagrados entre códigos de asesinos escritas en el código Zakone, una variación del Ruso que se usaba solo por el «vorovskói mir» (Mundo de los ladrones). Quedaban pocos de esos contratos, la última carta la había visto en manos de Jesse cuando tiempo después de que se lo mencionara le había llevado el "documento" que había encontrado de su padre. Eric había negado entenderlo explicándole que era algún tipo de dialecto ruso que superaba sus conocimientos. dios, eric la había entendido, claro, pero no podía decirle de que se trataba sin delatarse a si mismo, se había sentido horrible al ver la desilusión en el bonito rostro de su esposo, pero mantenerlo en la ignorancia había sido la mejor opción de momento.
Vamos, esa fue la última pieza que necesitó para asociar a Jesse con James Roger. La protección era para su familia, las letras chicas del contrato nunca lo habían cubierto a él. Razón por la que su abuelo pudo mandarlo a matar sin el menor remordimiento a pesar de haberle dado "su protección". Una carta de protección Vory podía ser sagrada, romperla era romper un código de honor de ladrones demasiado asentado dentro de sus hombres para ser violado, pero el asunto era que como todo contrato con ladrones estaba lleno de trampas y su abuelo siempre había sido especialmente bueno engañando. Muerto su abuelo, los contratos Zakones que había dado caducaban.
-Quiero verla.
-No es bonito.-Le advirtió el hombre asqueado y no lo era.
Eric sintió su estómago revolverse cuando vio la escena, la mujer presentaba signos de tortura por todos lados, claramente habían intentado que hable. ¿Qué tan estupido se podía ser para no darse cuenta de que la mujer era muda?
-¿La niña?
-La violaron frente a su abuela y la dejaron por muerta-Dijo con asco.-Igor se dio cuenta de que aún estaba viva cuando la encontramos y la llevó al hospital.
Eric asintió.-mantenme informado de su estado.
-Jefe...-El hombre lo detuvo, no recordaba su nombre pero claramente podía decir que por la forma en la su cuerpo estaba vibrando de rabia e impotencia que podía empatizar con él.-Violaron nuestra casa y nuestras mujeres, mataron a nuestros hermanos.-Le dijo tragando el nudo en su garganta. Nuestros niños...
-Y no quedará así-Le respondió en tono calmo atrapando la mano del hombre en un apretón de apoyo.
Estaba de acuerdo. Había sido suficiente.
Eric nunca había sentido a los hombres de su "familia" como sus hombres. A parte de oliver y un puñado de hombres de confianza siempre había cazado solo. Nunca había entendido a su abuelo, lo que significaba velar por todos los hombres bajo su mando priorizando el bienestar de extraños a los suyos propios, pero en ese momento, con la sangre inocente manchando sus zapatos lo comprendió.
Los rostros de sus hombres estaban fijos en él, confiando en que le diera justicia. Dándole la oportunidad de ser su líder, la venganza no les devolvería las pérdidas, pero sus hombres la necesitaban para confiar en él. Eric la necesitaba. Nadie masacraba a su gente bajo su techo.
Sacó el móvil de su bolsillo, tenía un mensaje de Jesse. Por un momento se sintió tentado de abrirlo, pero había ignorado demasiadas veces a sus hombres por egoísmo, no podía tener dos vidas sin descuidar una, había dado la espalda a los suyos por muchos meses, buscando una familia fuera cuando siempre había tenido una con él, entonces lo comprendió por primera vez, lo que significaba ser de la bratva, incluso si no eran la familia normal que el hubiera deseado, eran su familia y él era el patriarca del que dependían, era momento de que jesse esperara.
ignorando el mensaje de su esposo marcó el número del viejo amigo de su abuelo. Era momento de pagar sangre por sangre.
-Peskov.
-Pero si es el cachorro de Vlad... ¿que se te ofrece?
-Tus hombres.-Lo interrumpió no de humor para sus juegos.
-¿cuantos?
-Los necesarios para llevar el infierno hasta mis enemigos.-Gruñó Eric entre dientes, ya no cazaría solo, esto se merecía algo grande, algo mucho más grande.
No podía asegurarlo, pero hubiera apostado que el hombre sonrió al otro lado de la línea cuando soltó un:
-Que así sea.
***
Chan chan chan....
bueno, no es igual al original que perdí, pero espero que les guste, siento que me quedó más corto que el primer capitulo que había escrito pero menos no siempre significa malo ¿no? en fin lamento haber tardado tanto. nos leemos, los amodoro
¿Qué les ha parecido?
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