Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🖤5🖤

CAPÍTULO 5

—... y así es como terminé casado. —Dijo Eric subiendo el cierre en la espalda del vestido de la mujer mayor.

—¿Te has casado, Richard?—Le preguntó la mujer con los ojos como platos. —¿No me has invitado?

Los ojos de la señora Sanders se llenaron de golpe de lagrimas.

—claro que sí. —Le dijo con una sonrisa calmada para tranquilizarla sabiendo que lo confundía con su hijo.—Estamos yendo a la boda.

—oh... ¿y estoy bonita? —le preguntó haciéndolo sonreír, por años esa mujer lo había cuidado como si de su propio nieto se tratara, Eric no podía evitar sentir cariño por esa mujer.

—Serás la mujer más hermosa de la noche. —le aseguró pasando una chaqueta de punto por los brazos de la mujer.

—Ehem. No quiero interrumpir.—Dijo una de las enfermeras. La joven le había ayudado a maquillarla y peinarla para la boda.  La señora Sanders se ponía agresiva ante desconocidos.

—¿Me disculpas un momento? —le pidió Eric saliendo de la habitación sin esperar respuesta de la señora Sanders. 

—Solo quería agradecerle todo lo que hace por ella. —Dijo la chica con timidez.—Sus visitas de verdad la ayudan mucho.

Eric la observó de arriba a abajo, la chica era menuda, bajita, cabello cobrizo en un rodete y bonitas mejillas rosas a juego con un par de labios carnosos. Eric no había pasado inadvertidas las miraditas que le lanzaba cuando creía que no la veía.

—Ella me ayuda mucho más a mi.—le contestó con aquel tono suave que usaba para embelesar a sus pacientes.

Luego de que Willow se fuera a Boston, Eric se había hecho cargo de cuidar de la señora Sander. Se encargaba de hacerse un tiempo para visitarla cada semana y llamar a la florería para que todos los viejitos recibieran flores de "sus familias". Por algo era amado por todas las enfermeras del lugar.

Aunque, De hecho, no mentía sobre lo de ayudarse mutuamente. Él le contaba de su vida para descargarse, que a veces necesitaba hablar. Y que la señora Sanders no recordara ni su propio nombre ayudaba a que pudiera contarle todo lo que no se atrevía a decirle a nadie más.

Lo suyo era una sociedad de mutualismo. A cambio él se encargaba de que la mujer recibiera la mejor atención que dada su condición pudiera recibir.

—¿Se podría decir que eres un ángel?—preguntó la chica.

Eric no pudo evitar sonreír.

Nada se encontraba más lejos de la realidad. 

***

Jesse miró la hora, eran las 7. Había dudado toda la tarde en si ir o no a la boda, la ceremonia debía de estar terminandoa esas alturas. La fiesta empezaba a las 8 en el Centro de Arte de Bridgeport, conseguir ese sitio un 14 de febrero para una boda era legendario.

y romántico...

Se miró al espejo, embutido en un traje que había alquilado la tarde que Eric lo había invitado a la boda. El hombre le había caído bien apenas empezaron hablar, y tanto habían hablado sobre aquella boda, sobre la organización y los adornos, que definitivamente se le hacía  un nudo en el estómago pensar en no asistir.

Que de hecho la única "cita" que tuvieron antes de la despedida de solteros, fue una tarde luego de conocerse, Eric lo había invitado a probar el catering, le había comentado esa tarde que tuvo que organizarlo todo a último momento y en persona, porque ninguna agencia de bodas había aceptado la tarea de organizar una boda en un mes.

Le había contado como la suerte había estado de su lado, parecía cosas del destino, de no creer, una cancelación por aquí, otra por allá, habían sido tantas casualidades que Jesse se pasó toda la tarde admirando al hombre junto él.

Las sonrisas que le dedicaba de cuando en cuando, y aquel porte seguro y relajado... Hasta había hecho eso de limpiarle la crema de la comisura de la boca y comérsela.

Jesse había deseado que lo besara esa tarde, pero, de hecho, Eric no lo  hizo, le había sonreído y le había pedido opinión en una y otra cosa sin más. Había creído que no tenía oportunidad con aquel hombre y resulta que luego de la despedida de soltero se despertó casado con él.

¿Qué si le gustaba?

Sí.

Pero le había dejado más que claro que su corazón le pertenecía a uno de los novios. Jesse no quería parecer celoso, pero algo en su estómago se removía cada vez que pensaba en eso. Miró la alianza en su mano.

No se la había quitado. Para él el matrimonio era importante, vaya que si. Pero iba claro que intentar conquistar el corazón de un hombre que le pertenecía a otro hombre era ir por mal camino.

Hizo girar el anillo en su dedo y tomó una decisión.

Iría a la boda, a fin de cuentas eran amigos ¿no?

Estaba a punto de salir cuando los gritos de su hermanito lo detuvieron.

—¡Jess, Jess, Jess!—Oyó los chillidos de maxi bajando las escaleras con la figura del capitán América que antes le había pertenecido. Nunca se desprendía de ella.—¿A dónde vas?

Los ojos del niño se abrieron al ver a su hermano de traje.

—¿Por qué Jess se viste así? ¡Mamá!—Chilló el niño con los ojos llenos de lagrima.—¡No quiero ir al cementerio, no quiero, no quiero.

Jesse no tardó en comprenderlo, el traje. Diablos, no había pensado que eso asustara a su hermanito. Ellos solo los usaban para ir al cementerio.Jesse se agachó y abrazó al pequeño susurrándole palabras de consuelo.

—¿Qué pasó? —Preguntó una asustada Carol yendo hasta las escaleras a ver qué pasaba con sus hijos.

—no pasa nada. —Le dijo mientras su madre llegaba hasta ellos para separar al niño de su hermano.

—¡No!¡NO!—Chilló aferrándose al traje de su hermano.

—Max, suelta, oye. Esta bien, ¿si?

—Promete que no iremos al cementerio. no quiero —Le pidió el niño asustado y eso no hizo más que derretir el corazón del mayor.

—Lo prometo ¿sí?—Le dijo a un no muy convencido max que se aferraba ahora a la cintura de su madre.  

—¿Por el novio o por la novia? —Jesse alzó la vista sorprendido sin saber que decir. ¿no se suponía que eran dos novios? ¿se había equivocado de dirección? ¿o habían cancelado la boda por culpa de las andanzas del novio?

Jesse miró la hora, había tomado un taxi para llegar allí, se suponía que la cena ya debía estar en curso para esa hora, acaso...

—yo, ehh...

—Lo siento. —La chica de la entrada que sujetaba la carpeta con la lista de invitados sonrió divertida. —Lo siento. He hecho ese chiste toda la noche, dime tu nombre, muñeco.

—Jesse Roger.

—A ver... déjame ver, Roger. ¡Aquí estas!—Apuntó con una uña manicurada de rojo el sitio en donde estaba impreso su nombre y le regaló una sonrisa esplendida.—Mesa 3, familia del novio eh? ¿y tu que tal, sales con alguien?

La muchacha le sonrió coqueta y Jesse se limitó a mostrarle la mano donde llevaba la alianza.

—¡Hay no! ¿Cómo es posible que todos los lindos estén casados!?!Esto es injusto!—Se quejó mientras le mostraba el camino al salón. La oyó decir que acabaría sola y con 7 gatos con una botella de tequila como única compañía en cada fiesta, estaba diciendo algo de Brigitte jones, cuando su mente se desconectó viendo la decoración del salón.

Era la boda más hermosa que hubiera visto en su vida, los techos cubiertos de caireles, luces y rosas blancas colgadas entre las arañas que le daban a todo ese aire de hondonada de ensueño, cortado con ese toque verde del follaje natural que contrastaba a la perfección con los suelos de madera pulida del salón. Daba la impresión de que se encontraban celebrando la boda en el epicentro de un bosque de hadas.

Se trataba de algo hermoso y tan cálido que combatía con el frio de chicago por esas fechas, la mezcla justa, entre elegancia y naturaleza.

Miró al fondo, la única mesa rectangular era la de los novios, con decoración a juego a la temática y sus iniciales en luces a los pies de la mesa, rosas, velas y adornos a cada costado enmarcando a la pareja feliz.

Lucían tan enamorados que sintió envidia de ellos, definitivamente hubiera deseado una boda como esa. Romeo abrazaba a su esposo por la espalda baja mientras los fotógrafos retrataban el momento junto a una torta de tantos pisos que parecía poco probable que llegaran a comerla toda. 

El resto de las mesas eran redondas agrupando a 8 comensales cada una donde ya habían comenzado a servir la cena, de centro de ellas unos árboles de rosas blancas, de las que tiras de caireles parecían flotar entre la cabeza de los invitados, era la cosa más bonita que Jesse hubiera visto en su vida.

No podía creer que él hombre que lo había dejado en su casa unas horas atrás fuera el que hubiera organizado todo eso para el que decía "era el amor de su vida" se casara con otro hombre.

—Por aquí. Vamos. ¿No vas a quedarte toda la noche ahí parado, o si?—Le dijo la chica trayéndolo de nuevo a la realidad. Al fondo, no muy lejos de los novios, estaba la mesa 3.

Eric, estaba allí con una copa de champán en la mano y el aire de quien acaba de perder la guerra contra una enfermedad muy peligrosa.

En la misma mesa estaban Edd y Amanda; Willow acompañada de su novio, un mulato que había conocido en Boston; y dos primos de Romeo que por alguna razón habían quedado allí perdidos.

—Hey.—Dijo intentando llamar la atención de Eric.

Atontado el aludido alzó la vista mirando en su dirección.

—Viniste. —Dijo y parecía casi aliviado al indicarle el asiento junto a él.

Diablos, si Eric era guapo informal, de traje con su cabello recogido en media cola y completamente de negro lo era más.

Ni la tristeza en sus ojos empañaba su atractivo, aunque para ser tan temprano en la noche, sus mejillas iban ya teñidas de rojo y el aire alicaído que llevaba solo parecía desaparecer cuando Jed se le acercaba.

Hasta sonreía y bromeaba con los novios. 

Jesse no pudo evitar sentir pena por el hombre.

Durante las fotos y los brindis de rigor se mantuvo a su lado, intentó sacarle conversación un par de veces, pero el pelilargo se había limitado a responderle con monosílabos, por lo que dos horas después de haber llegado, mientras todos se diverían Jesse se preguntaba qué demonios hacía allí.

Se estaba preguntando si no debería marcharse cuando de pronto, una molesta Willow,  se acercó acompañada del resto del clan.

—No puedo creer que te pases toda la noche bebiendo. Jed ya comienza a preocuparse por tí. Nos ha estado preguntando si te sientes bien.—Le reprochó.

Eric alzó la vista e hizo una mueca de disgusto.

Debía de ser la primera vez que Jed se preocupara por él.  Mal momento para comenzar a hacerlo.

Ignorando la molesta voz de su mejor amiga llamó al mesero que le sirviera otra copa.

—¡Basta! Largo. —Se quejó Willow echando fuera al mesero que no sabía si obedecer al pelilargo o a la muchacha del cabello gris con las manos en jarra. La gente comenzaba a girarse a ver la pequeña disputada y eso no hizo más que fastidiar a Eric.

No estaba de humor para una escena,  no lo estaba.

—No puedes emborracharte toda la noche. Estas arruinando el día especial de Jed. ¡idiota!

—Si puedo. —Dijo agarrando la copa que Jesse no había tocado en toda la noche y se la empinó.

—Mírate,  si me apuesto a que apenas te tienes en pie. ¡Ten algo de respeto por ti mismo y deja de actuar como imbécil!— Willow le quitó la copa de los labios.  Sus ojos de pronto se posaron en Jesse— Además... mira al pobre chico que has traído contigo. Me apuesto a que se muere por ir a bailar y tu no has hecho más que ignorarlo toda la noche.

—No quiere ir a bailar.

—¿Se lo has preguntado si quiera?

—yo no...—comenzó a disculparse Jesse sintiéndose completamente fuera de lugar en aquella disputa familiar.

— Claro que si quieres. ¿no lo ves?, el pobre se siente incómodo por tu culpa. Si ibas a portarte como un idiota toda la noche, al menos no hubieras molestado a otros. Estas siendo un cretino con el pobre. Te entiendo que actúes como crío  frente a nosotros que somos tu familia y estas molesto o lo que sea, pero el chico no tiene la culpa. Al menos levántate y sácalo a bailar.

—Me importa mierda lo que quiera, y no es un chico que he traído. ¡Es mi esposo!—Le gritó con rabia.—A fin de cuentas es más familia que el resto de ustedes.

Sí, ellos no eran su familia. No lo eran ¿no? Los presentes se quedaron un segundo boquiabiertos antes de volver a reaccionar.

—¿Qué? —Esa vez fue Amanda la que habló lanzando una mirada de Jesse a Eric y viceversa como si no lo creyera.—has hecho cosas estúpidas, pero esto supera los límites.—le dijo.

—¿Siquiera lo conoces? —acotó Willow mirando al chico y luego le pidió una disculpa, no era nada personal.—Digo, llevas una vida enamorado de Jed y de un día para otro te casas. ¿hace cuánto? ¿como? Oye. Odio decirlo, pero ella tiene razón. ¿ Y que mierda es eso de que no somos familia?

Si, Eric sabía que presentarlo  iba a ser la parte dura.
Se sirvió otra copa de champagne y hubiera dejado pasar los reclamos de no ser porque al voltearse vio como su joven esposo intentaba hacerse pequeñito en su sitio bajo la mirada despiadada de sus amigos y eso hizo que la ira burbujeara en su pecho.

¿O eran las burbujas del champagne subiéndose a su cerebro?

Fuera lo que fuera le aflojó la lengua.

Dejó la copa una vez más sobre la mesa y encaró a su familia con una mirada molesta.

—No me vengas con esa mierda.—Le dijo mirando a los ojos de Willow.—De todos ... tu...

—Eric...—le pidió en tono de advertencia la muchacha aferrando la mano de su novio. Eric había comenzado a gritar y  ver a Eric molesto era raro como la mierda.

—...Llevas una vida enamorada de Edd, a ti ni el cáncer te sacó el enamoramiento y oh,  no creas que tu novio interracial y su polla grande van a quitártelo de la cabeza.  No eres quien para decirme que hacer con mi vida, huiste a Boston pero llevas toda la puta noche babeando por el chico al otro lado de la calle que ups. ¡No! ¡vaya sorpresa! Te ignora.  Das más asco que yo,  al menos yo lo admito, y sigo adelante,tu no. ¡Sigues enamorada de un chico que no te corresponde, y nunca lo ha hecho, porque está locamente enamorado de la puta de su novia de preparatoria!

—No metas a mi novia en esto. Estas borracho. No armes un escándalo.—Le pidió Edd saltando en defensa de Amanda mientras Willow  lloraba  y negaba comenzando a discutir con su  novio  por las acusaciones del pelilargo.

Eric se carcajeo sin ganas y miró a Edd con pena. —¿De verdad eres tan idiota? ¿Crees que eres el único que conoce su lunar de Mikey mouse ? ¿eh? Ups. ¿no te lo dije? me acosté con ella hace años, Edd ¿cómo puedes ser tan iluso?  ¿¡que no ves que tienes más  cuernos que todos los putos renos de navidad juntos! ?

El rostro de Edd se desfiguró y Amanda empezó a gritar un ¡Cállate! Histérico.

Otra pareja que comenzó a discutir en la noche.

En el fondo de su pecho aquello le daba una amagara felicidad.

SI...

Se volteó y miró a la pareja de italianos que miraban todo sin entender nada, habían ido allí a sacar a bailar a los quedados solo porque los chicos le habían caído bien, como quien sigue la marea en una fiesta, pero aquello comenzaba a descontrolarse.

Ya que... Eric chasqueó la lengua preparándose para destilar veneno.

—Y ustedes... Ustedes , son unos inmigrantes de mierda, le roban el trabajo a los ciudadanos estadounidenses, Nos roban la comida, la patria, los homb...

Antes de que Eric pudiera seguir con su perorata de insultos, Jesse lo agarró por el brazo y lo arrastró hasta la acera en un pequeño brote de histeria. 

Menudo escandalo había armado su "esposo".

No volvería a ver a esas personas a la cara en su vida.

Con el frío de la noche Eric se veía más relajado, se sentó tranquilo en la acera hacia poco despejada de nieve y miró el cielo nocturno con una pequeña mueca divertida en su rostro.

Diablos, que se sentía en paz, el alcohol en su cerebro había sido en parte culpable de sus palabras, pero no del todo. Había sido el dolor y el despecho hablando por él esa noche.

—¿Has visto lo que has hecho ahí adentro? ¿tenías que arruinar la boda? ¿Estas feliz ahora? —Le reprendió Jesse como si de un. Iño pequeño se tratara.

—Sí. —Dijo.

Y era una verdad. Una que hizo que comenzara a carcajearse en medio de la noche.—¿Has visto sus caras?

Jesse las había visto, había sido todo tan bizarro que comenzó a reírse al recordarlo. No era que fuera tan gracioso. Era más la histeria haciendo efecto en sus nervios.

—Te llevaré a casa. Estas muy borracho. Mañana te arrepentiras de esto —Le dijo en cuanto se recuperó y se acercó a la calle a detener un taxi.

Eric había ido con oliver, pero estaba demasiado borracho para recordarlo. Ya luego se pondría en contacto con su chófer.

El camino a casa de Eric fue bastante tranquilo. Le había dictado su dirección y para cuando estuvieron cerca de los suburbios, Eric prácticamente se encontraba durmiendo sobre el hombro de su esposo.

—¿Estás seguro de que es aquí? ¿no te has equivocado de dirección?—Preguntó Jesse viendo los muros de rejas que separaban la entrada de la casa.

¿Qué casa? 

Mansión. 

Aquello era una puta mansión.

—Seguro. —Le gruñó medio apoyando su peso en el muchacho y le indicó el panel a un costado bajo una cámara de seguridad.

—Identifíquese—Dijo una voz robotizada y Jesse no pudo menos que sentirse insignificante que aquello aprecia salido de una película.

—Eric Mc Graw.—Susurró el pelilargo.

—Lo siento señor. No lo reconocí.—Se disculpó la voz y segundos después las rejas comenzaron a deslizarse abriéndoles paso.

Jesse miraba todo alucinado.

Lo acompañó por el camino blanco hasta lo que parecía un palacio de estilo francés donde el pelilargo le enseñó el segundo panel de seguridad.

—La clave es mi fecha de nacimiento, 14-2-—le indicó y tras introducir la clave se dio cuenta de algo.

—¿hoy es tu cumpleaños?

—Feliz cumpleaños a mi ¿eh?—sonrió con amargura entrando a la casa cuyas luces se habían  encendido automáticamente.

—Oye espera —Jesse lo siguió temiendo perderse en la inmensidad— ¿Eres rico?

Y yo te llevé a comer al McDonald, pensó Jesse sintiéndose ridículo al ver las dos escalaras que lo recibieron nada más entrar, ese sitio parecía un palacio.

—¿no lo ves? —Se carcajeó con amargura Eric y extendió sus brazos hacia el aire como si intentara abrazarlo todo y Jesse creyó que en cualquier momento ese hombre se quebraría frente a sus ojos—Mira esta casa, 17 coches de colección en el garaje, 12 habitaciones vacías, campos de golf y piscinas olímpicas que nadie usa.  Lo tengo todo de todo. Un salón de baile ¿quién necesita un salón de baile? Yo lo tengo Jess. Yo lo tengo todo—se burló agarrando su cartera y un puñado de llaves que le arrojó en la cara. —Puedes quedártelo todo.

Jesse   lo vio tambalearse en cuanto intentó subir el primer escalón por lo que pasó uno de sus brazos por debajo de los hombros del mayor y lo acompañó hasta un cuarto de estilo minimalista que el pelilargo le indicó.

—Gracias.—Susurró Eric en cuanto el chico lo arropó en la cama y antes de que pudiera retirarse lo sujeto del brazo deteniéndolo— Quédate, por favor estrellita, no me dejes solo esta noche.

—De acuerdo.  Me quedaré aquí, tu duerme ¿sí? —Le dijo acomodándose a su lado en la cama.

El pelilargo asintió y Jesse se quedó vigilándolo hasta que la respiración de Eric se volvió más pesada.

Bueno, Jesse tal vez no fuera "todo" Pero lo tenía a él y no pensaba dejar a aquel hombre solo en esa casa.

Para Jesse, Eric McGraw era la versión masculina de la princesa encerrada en el castillo y Jesse Roger estaba decidido a ser su príncipe.

Sin saber que hacer se acomodó mejor y miró el manojo de llaves que le había tirado.

❤🖤❤🖤❤🖤❤🖤❤🖤❤❤🖤

Cap medio largo pero no sé,  me gustó bastante escribirlo. Eric ha soltado la lengua y ha sacado todos los trapitos al sol como quien dice.

Jesse se ha decidido a ser su príncipe y es tan jaldnslfjslfejeh

en fin eso es todo por ahora 🖤

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro