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CAPITULO 47
¿Realmente estas yendo con él? Se preguntó Jesse mientras dejaba que Eric lo arrastrara por el pasillo a oscuras.
Apenas estuvieron frente a una puerta que decía solo personal, Eric lo empujó al interior del cuarto y toda la calma se desvaneció reemplazada por la hambrienta fiebre de la boca de Eric arrinconándolo contra una de las paredes.
Sí, esa noche podía acompañarlo y dejar que lo tumbara y lo jodiera hasta perder el sentido. Al día siguiente se preocuparía por el resto, fin de la historia.
Bastó un ligero tirón en sus muslos de las manos de Eric para que Jesse enredara sus piernas en la cintura del pelilargo dejando que las fuertes manos de Eric amasaran su trasero. Los brazos de Jesse se enredaron en su cuello, cada punto de su anatomía en contacto, ardiendo. De pronto el calor en la habitación había crecido.
—Jodeme. —Pidió Jesse sin aliento separándose solo lo suficiente para respirar.
Eric mordió la boca de su esposo un segundo antes afirmar su agarre y cargarlo hasta su próximo objetivo. Jesse vio por el rabillo del ojo como pasaban un sillón blanco, contra todo Eric lo evitó yendo directo a tumbarlo sobre el escritorio.
Jesse se dejó alzando una de sus cejas divertido, sus codos clavados en la madera para incorporarse a ver al hombre frente a él. ¿En serio iban a hacerlo sobre el escritorio? Eso era tan caliente. El pelilargo se encogió de hombros y sin apartar los ojos del rostro de Jesse deslizó sus dedos hasta los pantalones del rubio para desabrochárselos mientras Jess se quitaba a tirones su propia camisa que para entonces era un jirón de tela negra. Estaba a punto de sacarse su placa por el cuello para tirarla lejos, cuando un jalón de la cadena en la que pendía lo detuvo. Sus ojos volvieron al pelilargo frente a él con curiosidad.
—No—Eric lo observó con intensidad. Un segundo de silencio después la dejó descansar con delicadeza sobre el abdomen marcado del poli que en esos momentos con sus codos sobre el escritorio lucían aún más marcados por la curvatura de su cuerpo.—Déjatela, Jess.
Déjame joderme a la ley esta noche.
Jess asintió con la ansiedad marcada en sus ojos oscurecidos por el deseo. Joder, era demasiado para él ,Eric enredó sus dedos en la cadena de su cuello y tiró de Jesse en un beso brusco y corto. Suficiente. Lo necesitaba. Eric nunca se había sentido tan necesitado por alguien como por el hombre tumbado sobre su escritorio. Sus bolas dolían, su pene dolía, hasta la piel le escocía en ese momento.
Jesse no estaba mucho mejor, sus ojos recorrieron a Eric con cuidado. Su boca se secó. El pelilargo tenía sus labios rojos y partidos, aunque no parecía importarle, la mirada que le dedicaba le decía que lo único que le importaba en ese momento era joderlo y Jesse estaba de acuerdo con eso. La coleta de su cabello se había deshecho en algún momento y para esa hora el traje de diseño a medida estaba arrugado pero no por eso contrastaba menos con los pantalones rasgados de Jesse.
El rubio estudió la diferencia entre sus cuerpos. Ellos definitivamente venían de dos mundos completamente distintos y en ese momento, no podía importarle menos. Sin pensárselo agarró las solapas del saco de Eric y lo atrajo hacia su cuerpo para capturar de nuevo su boca en un beso cargado de deseo, necesitaba la boca húmeda de Eric para compensar que la suya se sentía como una lija en esos momentos, apretó el beso empujando el saco fuera de sus hombros, los labios de Eric volvieron a sangrar mientras lo ayudaba a salir de su costoso traje.
Desnudo. Lo quería desnudo sobre él. Sus dedos picaron torpes sobre los botones de la camisa de Eric, arrancando un par fuera en el apuro, diablos. Lo necesitaba empujándolo sobre la superficie plana a su espalda. Había pasado demasiado tiempo de la última vez que jodieron como para que se fueran con juegos previos. Lo necesitaba.
Cuando toda la magnífica piel del pecho Eric estuvo expuesta Jesse pasó sus manos por aquella colección firme de músculos rústicamente trabajados viéndolo con una nueva perspectiva. Jesse se apostó a si mismo que seguro podría darle una patada directa y el pelilargo lo absorbería sin problema, el cuerpo de Eric era una jodida máquina perfecta y ahora que lo había visto en acción sólo podía pensar en lo mucho que quería que usara esos músculos para joderlo. Maldita sea ¿Cómo no se había fijado antes en eso?
Jesse pateó sus converse fuera de sus pies y separó sus piernas enganchándolas en los muslos de Eric para acercarlo a su cuerpo. Dios, su esposo era gloriosamente fuerte, clavó sus ojos en Eric pidiéndole permiso y metió su mano en los pantalones del pelilargo envolviendola en la dura erección de su esposo. Joder, Jesse casi ronroneó como un gatito al sentirla caliente y pesada contra sus dedos. El deseo y la necesidad marcada en cada uno de sus gesto tuvo la sangre de Eric calentándose. Esa vez no se resistió, empujó sus caderas hacia adelante dejando que el rubio lo masturbara. Unos rápidos jalones después estaba completamente duro y las primeras gotas de pre-semen comenzaban a lubricar su pene. Jesse era todo lo puta de polla que podía ser alguien y lo era por él.
Gruñó y tiró de Jesse en un beso posesivo que se convirtió en una pequeña lucha por quien dominaba a quién, sus jadeos ahogados en la boca del otro. No importaba lo molesto que estuviera, el cuerpo de su esposo temblaba y se deshacía en un desastre cuando lo tocaba.Los Celos que había sentido por Abrams todo el maldito mes habían quedado olvidados desde el momento en el que lo tuvo de nuevo entre sus brazos. La manera en la que respondía se lo decía todo. Eric lo sabía.
Jesse era suyo. La parte posesiva de él le gruñó que lo marcara, la parte animal oculta en el fondo de su cabeza estaba demasiado a flor de piel en ese momento como para ignorarla. Eric lo hizo. Sus dientes se clavaron en el cuello del rubio y chupó un beso doloroso que lo acompañaría por días para que todos supieran que estaba tomado. Jesse se estremeció en un jadeo estrechando su agarre alrededor de la polla de Eric y volteó su rostro hacia el lado opuesto para darle más acceso a su garganta en un gesto tan primitivo de sumisión que tuvo a Eric gruñendo satisfecho, jodidos infiernos con Jesse que tocaba todos los malditos botones incorrectos de su cuerpo.
Suficiente, se dijo. ¿A quien engañaba? Nunca tendría suficiente de ese hombre.
Con la voluntad que a Eric le faltaba Jesse se retiró dejándose caer de nuevo con los codos sobre el escritorio, su cabeza arrojada hacia atrás colgando entre sus omoplatos en una invitación.
—Desnúdame. —Le pidió viendo los ojos oscurecidos de Eric cuyas pupilas dilatadas lo hacían verse más allá de su habitual verdemiel dorado. Lo necesitaba dentro y pronto.—por favor.
Eric se inclinó cediendo como un autómata, su boca comiendo el vientre y caderas de Jesse mientras arrancaba los pantalones fuera de sus piernas con urgencia.
Joder, la piel salada de su esposo contra su lengua era el manjar por el que había estado esperando todo ese maldito mes. Eric lo había extrañado demasiado, ahora que volvía a tenerlo se sentía desesperado. Estaba tan condenado por ese chico. Sus dientes se cerraron sobre la piel tersa de sus muslos hasta volverlo doloroso. Jesse jadeó y se empujó hacia su boca pidiéndole más.
Oh diablos, Quería comérselo. Eric recorrió con su boca cada centímetro de la piel dorada de su esposo reduciéndolo a un amasijo incapaz de otra cosa que no fuera gimotear y apretarse más contra Eric. Para cuando el pelilargo terminó de besarlo, el cuerpo de Jesse ardía por la quemadura de barba.Sus muslos ardían, su tronco ardía. Su cuello y hombros decorado con marcas de dientes ardía, su piel quemaba por todos lados con los dedos de Eric tatuados a fuego.
Sin importar cuantas veces lo hubieran hecho antes, lo que su esposo provocaba en él era malditamente visceral. Lo sentía dentro, fundiendo su cerebro, tan dentro como como lo quería en ese momento.
—Eric.— Jesse enredó su mano en el cabello alborotado de su esposo y lo empujó ligeramente a su entrepierna. El pelilargo regó de besos su cadera resistiendo ligeramente la tensión mientras obligaba a los muslos de Jesse a separarse, sus manos apretando sus firmes nalgas, separándolo y exponiéndolo para él mientras sorteaba concienzudamente el pene dolorido de Jesse para ir directo a su objetivo.
Jesse apretó su agarre en el cabello de Eric, sus ojos rodando al fondo de su cabeza en cuanto la lengua de Eric rozó la piel arrugada de su entrada. Lo necesitaba, Necesitaba más. Clavó sus talones en la mesa y se elevó a sí mismo encontrando la boca de Eric. Su mano fue hasta su propio pene, bombeando sobre él mientras la lengua del pelilargo lo aflojaba para su polla.
En cuanto el primer dedo de Eric estuvo dentro de él, Jesse soltó un gemido tembloroso que estremeció todo su cuerpo. Eric usó su lengua acompañando el movimiento para dilatarlo. La falta de lubricante lo hacía áspero, Eric lo sabía y claramente se estaba tomando su tiempo para prepararlo, pero Jesse se creía incapaz de seguir aguantando, podía sentir el orgasmo formándose en el fondo de su estómago, arañando la superficie como bolas de fuego.
Joder. Se sentía bien, pero necesitaba más, necesitaba que lo estirara, que se metiera debajo de su piel. Lo quería más cerca. Más dentro.
—Jodeme. Duro. Ahg.—Jadeó sintiendo un segundo dedo asaltando su agujero. Lo necesitaba, necesitaba que lo hiciera sentir lleno, tomado. Necesitaba que se lo jodiera fuera de su cabeza que había sido un maldito lío todo aquel mes. —Por favor.—su voz se quebró en cuanto el pelilargo encontró su próstata. Jesse podía sentir sus ojos humedeciéndose. Sus culo se apretó alrededor de los dedos de Eric en un espasmo. Diablos estaba demasiado cerca —No quiero correrme en tus dedos.
Eric lo ignoró y volvió a golpear sobre su punto sensible sacando un inteligible balbuceo de su boca, que sonó bastante cercano a un ruego, con su otra mano remplazó la de Jesse sobre su erección mientras besaba todo su periné acercándolo peligrosamente a la meta.
Jesse no lo quería así, intentó cerrar sus muslos y apartarlo, pero sus rodillas se sentían demasiado débiles en ese momento.
—Eric.—Pidió, su voz a nada de quebrarse
—Déjate ir Jess.
—No, no así. Para, no lo quiero así. Basta.—Jesse parecía a punto de romperse a llorar y Eric se detuvo.
—Déjame complacerte, mi ángel—Le dijo acariciando el hueso de su cadera para calmarlo.— No puedo joderte sin lubricante. Estás demasiado apretado.
Oh sí, realmente no le importaba. Quiso decirle que daba igual pero Eric no iba a joderlo lo suficientemente duro sin lubricante de por medio y Jesse en ese momento no necesitaba sexo, no necesitaba hacer el amor. Necesitaba que se lo jodiera. Que lo dejara adolorido por varios dias, irracionalmente sentía que podía morirse si eso no pasaba. Su cerebro demasiado aturdido por el placer entonces hizo sinapsis. Joder él había aceptado los sobres que daban en el baño del bar cuando fue a inspeccionar el terreno.
—Pantalones.—Gruñó incapaz de coordinar dos palabras.
Eric no necesitó escucharlo dos veces, se apartó del rubio revisando a los alrededores hasta encontrar los pantalones que habían sido descartados. Joder. Con manos casi torpes por la prisa asaltó los bolsillos de la prenda hasta dar con su objetivo reconociendo los sobres que daban en su propio Bar y nunca en su jodida vida se sintió tan agradecido con eso de poner camellos repartiendo condones en el baño. Vamos, había sido una careta para pasar drogas, pero joder, en ese momento se sentía el hombre más afortunado del mundo.
Descartó los condones quedándose con los sobres de lubricante y volvió a Jesse. El chico lo esperaba con sus muslos separados, su anillo rosa contrayéndose a la vista por la anticipación tuvo a Eric apretando su propio pene para no correrse antes de tiempo.
Jesús. Eric era un amante experimentado, vamos, pero nunca se había sentido tan torpe y desesperado por meterse dentro de alguien. Con un ligero temblor vació el contenido de los sobres sobre su pene, jalándolo un par de veces para desparramarlo sobre toda su superficie, mientras se acomodaba entre las piernas de su esposo untando los restos en su entrada.
Jo-deeer.
Eric jaló la nuca de Jesse para besarlo, mientras con su otra mano empujó su pene tentativamente en la entrada de su hombre. Los músculos anales de Jesse se contrajeron por un segundo en un espasmo delicioso antes de relajarse de nuevo dándole espacio.
Las manos de Eric viajaron hasta su cintura y caderas, envolviendolo con sus caricias como si supiera cuánto necesitaba ese ligero consuelo. Eric lo sabía. Como el infierno que sabía leerlo. Jesse contuvo una respiración temblorosa que dejó ir despacio acostumbrándose al habitual dolor inicial.
—Estas tan malditamente apretado Jess.—dijo dejando descansar su mejilla en la de Jesse. Sus labios besaron toda la piel tersa a su alance haciendo un jodido esfuerzo por contenerse mientras le daba tiempo a que el cuerpo de jesse se acostumbrara. Había pasado un tiempo y Eric no quería lastimarlo, no de esa forma al menos. Vamos, no era un hombre pequeño.—¿Estas bien?
Jesse no respondió con palabras, sus brazos rodearon el cuerpo de Eric arrastrándolo a un beso flojo mientras se deslizaba en su interior hasta tocar fondo. Ambos gimieron.
Eric empezó a moverse despacio. Muy despacio, como si quisiera memorizar cada cresta suave del caliente cuerpo de su esposo. Jesse no pasó inadvertida la mirada que el pelilargo puso en él, sus ojos parecían fascinados observando cada expresión del rostro suspiroso de Jesse a escasos centímetros, incluso si Eric no era realmente consiente de ello, esa era la primera vez que lo tomaba mirándolo a la cara, y las mejillas rojas de Jesse, el placer en el rostro del rubio lo tenía francamente embelesado.
Cielos.
Jesse si era consciente de eso, en varias ocasiones se había preguntado por qué Eric nunca lo jodía de frente, incluso había intentado persuadirlo un par de veces, pero siempre acababa volteandolo de espalda. Jesse se había acostumbrado a ignorar esa vocecita que le decía que era porque no quería hacerlo con "él" y ahora que lo estaba haciendo, se sentía...solo demasiado.
Necesitaba espacio, incluso si parte de él solo quería tenerlo más cerca, la intensidad de la mirada de Eric hizo que pensara cosas que no quería. Jesse ya se sentía lo suficientemente enamorado y dolido para tener a Eric viéndolo de aquella forma y confundiéndolo más.
Abrumado y aun con los dedos de Eric clavados en la piel de su cintura, Jesse se dejó caer hacia atrás con su espalda arqueada sobre la madera. Eric gruñó molesto con la repentina lejanía de Jesse y se empujó más adentro tirando de sus caderas para acercarlo más a su cuerpo.
—Jesse.—Eric lo llamó, inconscientemente curvandose sobre Jesse para estar más cerca. Quería verlo. Necesitaba verlo. Jesse corrió el rostro en una silenciosa negativa. cabreado Eric comenzó a arremeter contra su cuerpo, pieles chocando, la boca de jesse abriéndose en una retahíla de maldiciones. Eric lo llamó una vez y otra vez, pero jesse estaba negado a verlo, lo que solo hizo que los envites de eric se tornaran crueles, castigadores. Jesse gritó en cuanto Eric golpeó su próstata. —Jesse mírame.
Eric tomó el mentón de jesse y lo obligó a girar el rostro hasta que sus ojos conectaron, la distancia emocional que Jesse había intentado mantener hasta ese momento, se quebró y Eric se empujó más fuerte dentro de él. Queriendo absorber todo de su esposo, hasta el último jodido pensamiento del rubio lo quería en él. Jesse gimoteó su boca hinchada y roja por los besos, Joder. Algo cayó del escritorio, miró vagamente en su dirección pero no pudo determinar que diablos había sido.
—lo siento.—La voz áspera de jesse debajo de él había seguido la dirección del ruido.
—Olvídalo.—A Eric no podía importarle menos. De hecho en ese momento podía arder todo el mundo que fuera del cuerpo de Jesse absorbiéndolo era poco lo que le importaba. Sus movimientos subiendo a medida que sus jadeos subían de nivel pero no era suficiente. Eric se estaba conteniendo, su molestia evidenciada en cada musculo tenso de su cuerpo.
—Vamos Eric más duro, Jódeme. Eric por favor. Puedo tomarlo—Jesse apretó sus músculos alrededor del pene de Eric sacándole un jadeo. Sus talones molieron el trasero de Eric empujándolo más cerca. De acuerdo, si así lo quería, Eric estaba dispuesto a dárselo, saliendo casi por completo del rubio tomó las piernas del jesse por detrás de sus rodillas dejándolas colgar de sus brazos mientras aferraba el borde contrario del escritorio dejando a Jesse prácticamente doblado por la mitad. Jesse apenas tuvo tiempo de soltar un quejido antes de que taladrara su agujero con profundas estacadas. El dolor construyendose con cada empuje profundo moviendo el escritorio debajo de ellos. El chasquido de sus pieles húmedas chocando, el sudor y el calor quemando en cada célula de su cuerpo le aseguraba que no iba a aguantar.
Jesse lloriqueó y cerró los ojos sintiendo el pulso latir golpeando sus sienes, la polla de Eric se sentía tan bien dentro suyo. Sus fuertes movimientos empujándolo al límite donde el dolor se desdibujaba en placer, joder.
—Eric...—Jesse se aferró laxamente a los hombros de Eric.
Eric golpeó dentro de Jesse, más duro, más fuerte, más dentro, Mas cerca. incluso cuando ya no había más distancia que salvar entre ellos, Eric necesitaba más de Jesse. Lo necesitaba todo. Casi sin darse cuenta una de sus manos viajó al cuello del rubio, sus dedos delineando su pulso antes de envolverse a su alrededor, sus ojos fijos en Jesse pidiéndole permiso. Dios, Eric lo deseaba tan enfermamente que hasta quería sacarle el aliento.
Jesse jadeó ahogadamente apretando sus manos a los hombros de Eric y tiró de él en un beso descuidado.
—solo hazlo. Llévame allí, solo...—Pidió sintiendo su orgasmo construirse. Eric ahogó su suplica entre sus sus dedos aumentado sus envestidas con violencia, aire atascándose en su garganta ardiendo por la presión.
La plenitud, la sensación de estar lleno en esa posición y la falta de aire llevó al rubio a un punto de no retorno. Sus pies se curvaron y se vino sobre su propio estómago con las uñas enterrándose duramente en la piel de Eric. su cuerpo corcoveó en espasmos apretándose alrededor de Eric antes de relajarse por completo cayendo en una bruma donde todo se transformó en ríos de pintura desdibujados.
Las envestidas de Eric siguieron pero Jesse ya no estaba en este mundo. Eric había jodido su cerebro fuera de su cuerpo y Jesse estaba encantado con eso. Aún abrumado por el mejor orgasmo de su vida Jesse se desmayó.
Parte dos de 3, okey me tardé un toque en subirla porque justo me hablaron. nos vemos en la ultima parte. los amodoro
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