🖤46🖤
hola mis amores como están?
se que dije que no iba a volver hasta que no rindiera mis examenes, la verdad es que aún no lo he hecho, pero creo que soy algo así como adicta a sus comentarios y al amor que le dan a mis historias. así que ya me ven, aquí me tiene de nuevo, sucumbiendo a ustedes con una pequeña mini maraton, ¿Que puedo decir? esta semanas sin actualizarles me ha parecido interminables. En fin espero que lo disfruten, los amodoro 3 millones
CAPITULO 46
— ¿Que harás ahora conmigo, Jess? —Las palabras del pelilargo ardieron en los oídos de Jesse.
Diablos, bajó la vista al hombre debajo de él. Jesse se sentía malditamente molesto en ese momento. Lo estaba. Observó los labios de Eric y tensó más su agarre en el arma pensando en que Eric había besado a Jed. El hombre por el que Jesse aún en secreto se sentía inseguro. Jed Jones había tocado a su hombre y Eric se había dejado, esa era la parte que más lo jodía. Eso y que no hubiera ido a buscarlo luego. Apretó los labios en una mueca intentando ignorar el molesto burbujeo que comenzaba a crecer en su estómago, sí, los celos eran horribles. Jesse no se consideraba una persona celosa, pero... no, al menos hasta que se encontró a si mismo apuntando a la cabeza de su esposo.
Okey... Tal vez sí era un pelín celoso.
Sus ojos viajaron a Eric, aun con las palmas a los lados de la cabeza y vueltas hacia Jesse en rendición, su alianza brillando en el dedo anular. No se la había quitado, observó el rubio sintiendo una posesiva rabia crecer en su pecho. Había pasado un mes sin hablarle, exceptuando la turbia llamada unas semanas atrás, pero incluso así Eric no se había quitado su alianza.
—¿Por qué?
¿Por qué no se la había quitado? ¿Por qué de todas las personas en el mundo había tenido que dejarse besar por su amigo de la infancia al que hasta hacía pocos meses juraba amar? Jesse hubiera preferido hasta que se acostara con cualquiera que no fuera ese hombre. Probablemente le hubiera montado un lío, lo admitía, pero no se hubiera sentido tan herido e inútil como se había sentido todo ese jodido mes ignorado por Eric.
No tan jodida y malditamente molesto, se dijo.
Intentó imaginarse como se sentiría ver a Eric tocando a otro hombre como lo tocaba a él y la molestia en su pecho se hizo tan intensa que se sintió por un segundo tentado de jalarle al gatillo.
De acuerdo, definitivamente no quería imaginarse a Eric jodiéndose a otro.
Afirmó su agarre y con cuidado dejó que el cañón se posara en el centro del pecho de Eric, justo donde Jesse había dejado su propio corazón los últimos meses. Jesse quería que se lo arrancaran del pecho en ese momento porque dolía, la opresión se sentía realmente mal. Jesse no quería sentirse así ¿Por qué demonios había tenido que enamorarse de un hombre tomado?
—¿Por qué? —Repitió. —Creí que yo era bueno para ti. yo—Yo hubiera dado todo por ti, pensó interrumpiéndose. Jesse negó con una sonrisa cargada de triste resignación.— Esto se siente horrible. No me gusta. Estoy tan... —Jesse lo pensó un segundo —Estoy furioso contigo.—Determinó subiendo descuidadamente con el cañón por el cuello de Eric hasta dejarlo justo sobre el pulso del pelilargo .—Odio que lo besaras. Te estoy odiando ahora mismo y yo no odio a nadie ¿sabes? Solo quisiera que no doliera. ¿Por qué me dueles tanto?
—Mi ángel...—El pelilargo intentó llevar sus manos a la cintura de Jesse pero el rubio lo detuvo apretando el cañón debajo de la barbilla de Eric. Sus ojos relampaguearon pasando de la tristeza a la molestia en cuestión de segundos.
—Quieto. —Le advirtió—No estoy dejando que me toques.
Eric se detuvo, Jo-der. Podías sentir su pulso latir contra el metal del cañón. incluso sin quererlo un movimiento en falso podía hacer que el rubio le volara los sesos. Volvió sus ojos a su esposo. Jesse se veía tranquilo, no había histeria, ni vacilación en sus movimientos. Eric se obligó a tragar.
—Jesse —Lo llamó. Su boca sintiéndose seca mientras el frío del metal acariciaba los tendones de su cuello con cuidado.
—Quiero dispararte—Admitió de golpe Jesse volviendo la atención de Eric al rubio que en ese momento parecía más estar hablando para sí mismo que para Eric —Me dueles tanto que quiero dispararte. Hay una pequeña pieza suelta de mi cabeza que si no te tiene conmigo, no te quiere con nadie pero yo no soy de esa clase de personas ¿Tiene sentido? —preguntó y algo en el lenguaje corporal del rubio le decía que no estaba bromeando.
Eric se tensó.
Jesse realmente quería dispararle, parte de él al menos y contra todo, no era ese el verdadero motivo de su tensión. Eric quería tocarlo, la faceta rebelde del poli solo hacía que Eric quisiera jodérselo hasta que volviera a ser el tierno corderito que tanto le gustaba. Aunque si era sincero consigo mismo, había algo excitante en ver a su esposo tan molesto y celoso, la erección apretando en sus pantalones lo confirmaba. Eric estaba duro, sin importar que Jesse lo estuviera amenazando, el poli lo tocaba y el se ponía duro, su cuerpo reaccionando como los perros de Pavlov, maldito condicionamiento, en ese momento lo que más le preocupaba era que lo fuera a dejar con un severo caso de bolas azules.
Como si pudiera leer sus pensamientos Jesse se movió sobre él frotando sus caderas en círculos, hacia adelante y atrás. Eric cerró los ojos y con un gruñido arrojó su cabeza hacia atrás disfrutando del roce. Su garganta completamente expuesta fue una invitación instintiva, Jesse se inclinó sobre él y chupó su barbilla y la piel de su cuello por debajo de su mandíbula antes de detenerse.
—Te estoy apuntando con un arma a la cabeza ¿Por qué ni siquiera estás ligeramente asustado por eso?— Preguntó, sus ojos verdes volvieron a los de Eric con curiosidad, el hombre en ningún momento había mostrado más reacción que una ligera tensión más producto de la excitación que del miedo.
—Porque quieres que te joda, Jess.
La voz de Eric sonando una octava más gruesa por la excitación tuvo a Jesse estremeciéndose.
—Lo hago.— Dijo con una mueca como si le molestara admitírselo a si mismo.
—Déjame hacerlo, Jess. Si disparas ya no podré joderte.
—Sigo molesto contigo, Eric. —Se quejó en un tono conversacional.
Sí, ellos estaban discutiendo tranquilamente como si no hubiera una amenaza en medio. Ellos estaban decididamente jodidos.
—Lo entiendo.
—No, no lo haces, realmente no quiero que me toques.
Eric no respondió con palabras, se empujó con sus caderas hacia arriba para que Jesse pudiera sentirlo consiguiendo que el rubio ronroneara moviéndose instintivamente sobre el apretado bulto en sus pantalones.
Eric sonrió.
—Claramente no quieres que te toque.
—Tengo al hombre que amo debajo mío y su polla aprieta en mi culo. Esto no cambia nada. —se quejó Jesse fulminándolo con la mirada pero no paró sus movimientos.
Joder, la boca de Eric se secó.
¿en serio Jesse había dicho eso?
—Déjame joderte por favor. —Pidió sintiendo su polla adolorida—Mañana puedes seguir molesto conmigo. Mañana te recordaré que quieres dispararme. Vamos, Jess, te necesito. — Eric molió sus caderas hacia arriba encontrándose a medio camino con los movimientos de su esposo — Tu también lo quieres. Voy a joderte tan duro Jess, justo como te gusta. Sé que lo quieres, quieres mi pene tan profundo dentro de ti...
—No puedes manipularme con sexo. Tu también me deseas, Eric. Tu eres el que quiere mi culo apretando alrededor de su pene.—dijo tranquilo y el pecho de Eric se agito con una corta respiración. Jesse de nuevo había ganado ¿o era eso más parecido a perder? Jesse hizo una mueca.—no importa lo que sientas—incluso si lo amas a él, pensó con molestia moviéndose bruscamente sobre el pene de Eric. Eric gruñó y jesse se dio por satisfecho sin dejar de molerse contra el cuerpo del pelilargo. Lo necesitaba, incluso si dolía. —¿Sabes?— volvió a preguntar obligándose a mantener el tono tranquilo a pesar de la excitación—tal vez nos parecemos más de lo que crees. —Murmuró empujando la mandíbula de Eric con la punta del arma hacia la derecha. El pelilargo cedió al movimiento. Sí, tal vez ambos eran dos tontos enamorados de alguien con el corazón ocupado.
—Jesse...
—Se que te gusto. Me quieres, incluso si hay cosas de mi que no te gustan, tu pene dice que te gusta cuando te muerdo, cuando mis uñas se clavan en tu trasero luego de que me folles hasta destrozarme por dias. Me deseas. Puedes sentir lo que tu quieras, pero yo se lo que tu cuerpo quiere y me quieres, quieres joderme tanto como yo lo quiero —Jesse hizo una pausa sonriendo sin gracia — ¿Por qué demonios no me buscaste? ¿te lo jodiste o aún lo amas tanto para botarme fuera de tu vida a la primera oportunidad que él te dé incluso si no te ofrece nada? —Preguntó con los dientes apretado, la rabia haciendo que su voz temblara. Su garganta dolió.
De acuerdo, él no estaba en calma.
—No vayas por ese camino Jess...
—No estás en posición para decirme por qué camino ir —Le advirtió. —Estoy a nada de dispararte.
—No lo harás.
—¿Dudas de mi palabra?
—Dudo... —Eric hizo una pausa y Jesse vio el momento en el que su nuez de adán se elevaba ligeramente al tragar. — De que no sea yo quien te dispare primero. —Con el talón de su palma Eric desvió el cañón lejos de su cara, empujando a Jesse fuera de su cuerpo en un movimiento rápido y explosivo que lo golpeó con sorpresa.
Jesse bufo como un gato ofendido, arrojado sobre su espalda se apresuró a cubrirse con sus rodillas, estirando su brazo para recoger el arma, pero antes de que consiguiera volver a apuntarle, Eric cayó sobre él atrapando la muñeca del rubio contra el suelo para que no la alzara. Cuerpo contra cuerpo, las rodillas de Jesse se apretaron en las caderas de su esposo, sus rostros a escasos centímetros de distancia, pechos trabajando con dificultad, sus alientos mezclándose mientras intentaban recuperarse. Por un momento se detuvieron y se observaron.
Esmeralda y oro chocando en una lucha de poder.
Una mirada bastó para que decidieran que el otro no iba a rendirse. De un súbito movimiento Eric aporreó la mano de Jesse contra el suelo para desarmarlo a la vez que el rubio usaba su mano libre para dirigirle un gancho directo a la mandíbula en un intento por soltarse.
Eric gruñó empujando la pistola lejos de ellos a la vez que sentía el sabor metálico en su boca, eso iba a dolerle al día siguiente.
Joder. Jesse tenía un muy buen izquierdazo.
Saboreando su labio partido bloqueó un segundo golpe y un tercero, joder, Jesse era como una maldita máquina de lanzar puños y patadas. Cabreado volvió sus ojos a su esposo, suficiente. Cruzó sus manos formando una X frente al pecho de Jesse y tomando los lados del cuello de la camisa del rubio deshizo el cruce utilizando la propia tela para cortarle el aire. Jesse se removió furiosamente debajo de él en un intento de apartar las manos de Eric de su cuello. Eric afirmó su agarre.
Jesse pataleo e intentó soltarse con golpes que el pelilargo no parecía ni sentir. Joder, Eric lo estaba estrangulando de verdad, podía sentir su rostro volviéndose rojo mientras las fuerzas comenzaban a abandonarlo.
Lo había superado físicamente, el tipo era un profesional, Jesse había aprendido a defenderse mitad calle, mitad escuela de policía, confiaba en su habilidad a la hora de encontrarse frente a frente con el peligro pero estaba por lejos fuera de la liga de Eric, no era tan tonto como para negárselo a si mismo, eso le dejaba solo lugar a la segunda opción:
—Para. Por favor. — Gimoteó arañando las manos de Eric y puso en su cara esos ojos de cachorro desvalido que tuvieron al pelilargo soltándolo apenas oír su quejido.
Un segundo después Eric fue consciente de su error cuando una rodilla se clavó en sus costillas empujándolo lejos.
Eric rodó hacia atrás y se puso de pie con habilidad al tiempo para ver que Jesse también se había levantado con sus puños en guardia y una maldita sonrisa sádica en su rostro.
Jodido rubio psicópata, lo había engañado, el muy maldito. Eric se maldijo a si mismo por la sonrisa que amenazaba con elevar la comisura de su boca, Jesse era como un gato furioso y traicionero peleando, y que lo condenaran si Eric no amaba los gatos.
—Eres realmente muy tramposo.
—Lo llamo usar todos los recursos.—Jesse se encogió de hombros con su sonrisa ampliándose
Eric esperó, seguro como el demonio de que Jesse iría por él. Vamos, su esposo no era ningún inútil, eso se lo concedía, contra su propio orgullo debía admitir que el rubio era brutal, a favor de Eric que el rubio también fuera brutalmente impulsivo.
Eric por su parte pelaba con la cabeza, Donde Jesse lo hacía con todo e instinto, agotando cada recurso a su alcance para vencer, Eric analizaba a su oponente para usar la propia fuerza de su contrincante a su favor. Eric buscaba la debilidad del otro, la de Jesse había quedado clara desde que lo había visto en las cámaras yendo contra su guardia. J
Era simple, Jesse lo disfrutaba demasiado. La adrenalina, el corazón bombeando, el esfuerzo físico y el dolor mezclándose con la emoción de la competencia. Sí, Jesse estaba perdido.
—Vamos estrellita, sé que quieres venir por mi. —Lo atusó consiguiendo que un músculo se crispara en la mejilla del rubio. —Estoy aquí Kotenok.
El mote bastó para que el rubio perdiera el recelo y se lanzara hacia adelante. Eric aguardó el golpe con las palmas abiertas y segundos antes de que impactara sobre él, se apartó con agilidad de la trayectoria del rubio usando ese mismo impulso para aplastarlo contra la oscura pared del pasillo.
Jesse dejó escapar un quejido de sorpresa acompañado del característico sonido de los pulmones vaciándose por el impacto. Joder, su mejilla se aplastó contra las paredes enteladas y se encontró a si mismo atrapado entre el frío de los muros y el cálido cuerpo de Eric a su espalda.
—Eric... —Comenzó a gimotear y Eric lo apretó más contra la pared ajustando el agarre en sus muñecas en señal de advertencia.
—oh no. Quieto Jess. No te funcionará dos malditas veces, mi ángel—Le dijo en el oído.
Jesse bufó y dejó que sus músculos se relajaran entre los brazos de su esposo.
¿Estaban un poco locos?
Tal vez. Pero sentir el aliento de Eric en su nuca se sentía tan malditamente bien que a Jesse le importaba poco lo anormal que podía ser aquella situación.
Por un momento se quedaron jadeando en silencio mientras recuperaban el aliento hasta que la voz de Eric volvió a resonar con ronroneo ronco en el oído de Jesse.
—¿Entonces mi estrella... como era eso de que soy tuyo o de nadie?
Jesse se encogió de hombros restándole importancia pero sin negarlo. Joder. De acuerdo, era enfermizo. Eric siempre había temido a los sentimientos enfermizos, había visto lo que hacían en las personas. Las obsesiones podían trastornar al más santo de los hombres. Él lo sabía mejor que nadie. No debía de sentirse halagado por eso, pero lo hacía.
—Creo que no eres el único posesivo de los dos —Admitió Jesse y entonces empujó su trasero a la entrepierna de Eric consiguiendo que el aliento del pelilargo se cortara.
Oh, por un momento había olvidado a su dolorido pene. Pero claro, el jodido poli traicionero no dejaba pasar una sola maldita oportunidad.
—Estas jugando sucio, Jess.—Gruñó.
Jesse soltó una risita malvada y volvió a empujarse ondeando su cuerpo descaradamente.
—Mierda. Maldito seas—Se quejó Eric y como un autómata empezó a dejar un reguero de besos sobre el cuello, nuca y hombros del rubio, su pierna colándose entre las de su marido pero sin soltarle las muñecas.
—Eric, por favor.—Lo llamó Jesse estirando su boca hacia Eric en busca de un beso. El pelilargo no tardó en consentirlo dándole espacio para que se girara.
Por un momento Eric se tensó esperando otro ataque a traición del rubio, pero Jesse no hizo más que enredar los brazos en su cuello y atraerlo más a su cuerpo. Sus lenguas enzarzándose en la lucha que sus cuerpos habían dejado atrás. Dientes y lengua intentando conquistarse, Profundo, descuidado y con un ligero regusto metálico familiar para ambos.
Joder, sí. Su polla palpitó.
Eric llevó una de sus manos a la cintura del rubio, la otra en el hueso de su cadera acariciando aquella franja sensible de piel que tuvo a Jesse suspirando sobre sus labios. Lo había extrañado tanto.
—Vamos a mi oficina, Jess —Pidió— no quiero hacer una película para adultos en vivo para los de seguridad justo en medio del pasillo.
—No me importaría. —Sugirió la pequeña mierda con una sonrisita traviesa que tuvo el pecho del pelilargo calentándose. Jo-der. Jesse se apretó al cuerpo de Eric y sin cortar el beso bajó sus manos a la bragueta de su esposo envolviendo su mano alrededor de la dura erección retenida en la tela. Sí, eso era suyo y lo quería ahora. Si los demás descubrían que Eric estaba tomado no era que Jesse fuera a ofenderse. De acuerdo, los celos realmente hacían cosas malas en él. Demonios. Jesse apretó el beso intentando no escuchar las ideas de su cabeza.
— Jess. — gruñó Eric sobre sus labios, sus manos bajaron a las de Jess y enredando sus dedos lo obligó a detenerse— No se merecen el privilegio de verte desnudo.— Dijo alzando sus manos entrelazadas para besar sus nudillos lastimados con cuidado, frunció el ceño viendo las magulladuras del rubio y se prometió a si mismo que arreglaría cuentas con el de seguridad por haber lastimado a su esposo antes de alzar la vista de nuevo al rostro de Jesse. — Nadie se lo merece, mi ángel.
Ni siquiera yo, Pensó Eric. Sobre todos yo.
De todas las personas del mundo, él era probablemente el que menos merecía el privilegio de tener a ese hombre.
Joder con la suerte de mierda del poli. Joder con su propia maldita suerte, que de todos los hombres del mundo, fuera ese precisamente el que se hubiera cruzado en su vida.
Los dos estaban malditamente jodidos, pensó con amargura.
Eric le regaló una sonrisa oscura que tuvo a Jesse tragando saliva. Le soltó la mano y sin apartar la vista del rubio dio un paso atrás dejando que la oscuridad que se extendía más allá del pasillo lo envolvieran. Las sombras dibujando patrones en su rostro cuando le tendió la mano invitándolo a que la tomara.
Jesse dudó un segundo, mirando del rostro de Eric a su mano.
— ¿Vienes?
Un escalofrío recorrió su cuerpo.
Un segundo después Jesse tomó su mano con firmeza.
Actualización 1 de 3, mis amores. Nos vemos en el siguiente capítulo
Pd: jaajajaja amo escribir sobre Jesse cuando se le patinan un poco los tornillos jajajaja me he reido bastante con este cap, aunque no sé si es realmente gracioso, (mi humor es bastante extraño) pero espero lo hayan disfrutado. ya me dicen.
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