🖤17🖤
CAPÍTULO 17
Cuando Jesse salió esa mañana de la estación no tardó en reconocer un elegante coche deportivo aparcado al frente. No era difícil de notarlo, la mayoría de las personas se volteaban a ver semejante coche. Que no todos los días veías un Maserati aparcado en la calle.
Sorprendido se acercó y tras golpear con los nudillos en el vidrio polarizado, vio como un adormilado y despeinado Eric hacía acto de aparición.
—¿Qué haces aquí?—Preguntó sorprendido de verlo.
—anoche... yo. Te extrañaba Jess.
—¿Y te pasaste toda la noche aquí?
Eric se encogió de hombros.
—quería verte.. —La voz más pastosa de lo normal.
—hubieras llamado. Yo no creí que te importara que pasara la noche afuera.—Jesse frunció de pronto el ceño—Espera, hueles alcohol. ¿Estuviste bebiendo?
—Algo
—¿Manejaste bebido hasta aquí?—La voz de Jesse no tardó en matizarse de reproche.
—nunca manejo bebido Jesse, asi se hacen los accidentes. Odio los accidentes.
—¿y como llegaste aquí?
—en el coche.
—después de beber en algún lado. —Intentó completar buscando que Eric cayera y se delatara.
—No Jess, yo... no tenía nada que hacer Jess, yo no quería quedarme en casa y tu no estabas. ¿tu no estabas cierto?
—Dios, Eric.-—Bufó Jesse abriendo la puerta del conductor y al observar el interior del coche no tardó en notar las dos botellas vacías en el asiento del copiloto.
—¿Bebiste dentro del coche?
—No hago accidente, Jess.—Le dijo Eric una segunda vez con ese tono de ¿no es obvio? Ni que aquello fuera lo más normal del mundo.
Jesse miró más allá recorriendo el pequeño espacio, el olor era más fuerte en el interior como si en vez de vaciar las botellas en su estomago lo hubiera hecho sobre los asientos, definitivamente el tapizado estaba arruinado, inspeccionó con sus ojos la mancha húmeda y entonces vio el arma brillando sobre el cuero negro. Los ojos del poli se abrieron como platos antes de empujar a Eric y meterse al interior para encerrarlos a ambos.
—¿Qué es eso, Eric?
Los ojos del pelilargo siguieron perezosamente la mirada de Jesse.—Un arma.
—No me jodas ¿Qué haces con una arma? ¡Eric! ¿tienes permiso para portar una??
—¿permiso?—Eric la agarró y la sopesó antes de apuntar.—No funciona. ¿Lo ves?
—¡Eric No!!—Jesse intentó quitarsela pero para entonces Eric ya había gatillado con el seguro puesto. Jesse soltó el aire de sus pulmones en jadeo mitad alivio mitad enfado antes de quitársela y revisarla rápidamente. El arma estaba cargada. Joder.
Sus ojos volvieron al pelilargo que parecía inconsciente de toda la situación.
—¿Qué demonios haces con un arma? ¡Eric! ¡pudiste hacerte daño!
—Era de mi abuelo Jess. Yo... yo no sé por qué no funciona. Creo que la estropeé. Lo arruiné, nunca conseguí que se sintiera orgulloso de mi, Jess, y ahora lo arruiné yo... —Eric llevó las manos a su rostro cubriendo sus ojos. Eric parecía a punto de llorar.
—Tranquilo—le pidió preocupado.
—Era muy importante para él, Jess ¡la arruiné! no se que hice, el siempre la usaba, el..
—Tranquilo. Solo tiene el seguro puesto ¿lo ves?—le dijo Jesse con suavidad revisando el arma.—Te enseñaré a usarla ¿si? No llores. No la has arruinado. Pero ahora me la quedaré yo de momento ¿si? será por tu seguridad, Yo cuidaré de ti, ¿de acuerdo?—Preguntó Jess guardando la Glock debajo de su ropa.
Eric no respondió sino que se lanzó hacia adelante tomando por sorpresa al buen poli en un abrazo—¿lo prometes? promételo Jess. Promételo mi ángel.
—Si Eric, lo prometo. Ahora muévete de asiento. Te llevaré a casa y dormirás hasta la noche ¿de acuerdo?
Eric asintió como un niño obediente pero antes de moverse apretó un poco más su agarre llamando la atención de Jesse.
—Necesito hacer pis.
—¿Qué?
—Quiero ir al baño.
—Espera a que lleguemos a la casa.
—¿No tienen baño ahí, dentro? Déjame pasar al baño Jess.
—Eric no puedo meterte así como así en este estado, es mi lugar de trabajo.
—¿Qué no tieenen baño? Jesss deberíamos hacer una denuncia por maltrato laboral. Sí... Deben tener baño... deben... Pudes trabajar para mi Jess, no dejagré que te exploten, o puedes no trabajar, yo...
—shhh... está bien—Lo interrumpió Jesse.—Iremos al baño ¿si?
Eric asintió y se dejó guiar por Jesse que de camino iba saludando algunos conocidos mientras intentaba que nadie vea a su borracho esposo. Eric no ayudaba hablando 10 veces más fuerte de lo normal con comentarios poco ortodoxos sobre la policía de chicago. Se prometió a si mismo que si algo como eso volvía a ocurrir hablaría con los de abajo, tenía los suficientes conocidos para que lo dejaran una noche en el calabozo como favor personal.
—¿entonces aquí atrapas a los chicos malos?—Preguntó Eric.
Jesse pestaño viendo a aquellos ojos que lo miraban todo curioso. Dios, no había visto a Eric así de borracho desde la boda de Jed, e incluso entonces no se veía tan inofensivo como en ese momento. Que lucía como un cachorrito indefenso.
—por allá, vamos—dijo descuidadamente ayudándolo a que no tropezara. Lo guió hasta la puerta del baño y esperó fuera.
Se recostó por la pared y suspiró.
No podía creerse que Eric hubiera ido borracho a verlo, que sabía que el pelilargo no se encontraba en el mejor estado, pero parte de Jesse se sentía cálida al darse cuenta que Eric pensaba en él, no le gustaba verlo así pero... ¿ no que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad?
Sus labios se apretaron pensativos justo cuando Ben llegaba hasta él.
—Menos mal que no te fuiste. Te están buscando. Tienes trabajo—Ben era un pasante, se encargaba de llevar papeles, café y donas para todos en el piso. Era apenas un adolescente para ser exactos y aspíraba a ser agente de Homicidios cuando acabara la escuela. Le recordaba un poco a él a su edad. Ben le agradaba.
—Mi turno terminó hace media hora—Jesse miró la hora.
—El crimen no espera. Oye, el informe que pediste llegó esta mañana, lo dejé en tu escritorio.
Los ojos de Jesse fueron a la puerta.
—¿Qué espera agente Roger?—Le preguntó el chico entusiasmado por ver algo de acción. Maldita sea, no podía estar pasando eso en ese momento. Que Jesse nunca hubiera dudado de participar en una redada pero...
—¿Jesse? —La puerta se abrió. Eric se veía peor que minutos atrás y olía a vomito. Maldición. Ben frunció la nariz notando lo mismo que Jesse.
—Tengo que irme ¿Puedo llamar a alguien que venga por ti? ¿Tu chofer?
—No.—Eric negó rápido—ellos no pueden verme así, Oliver se lo dirá a Rebeca, y ella...No. Rebeca se enojará conmigo. No, jess, no puedes llamarlos a ellos.
—De acuerdo. ¿Qué hay de los chicos? ¿tus amigos? Puedo llamar a Jed que venga por ti.
—¡NO!
—De acuerdo. No grites Eric.
—No llames a Jed, no quiero que los llames. No quiero que los molestes.
—De acuerdo, nada de los chicos, que hay de tu familia, ¿Tienes algún familiar? ¿Alguien que pueda venir por ti?
—No tengo a nadie, Jesse, eres lo único que tengo.
Jesse se mordió el labio culpable. No quería dejarlo así.
-—no puedo dejar que vuelvas solo y de verdad, de verdad tengo que irme.
—Estaré bien. Estoy bien.—Eric intentó dar un paso fuera del baño y tambaleó agarrándose del hombro de Ben.
—¿Y él es...?—Preguntó el adolescente viendo al hombre atontado agarrado de su hombro.
—Tu nuevo amigo, Ben.—Jesse agarró la mano del chico por un lado y la de Eric por el otro y los arrastró hasta su despacho.
—¿Qué estamos...?
Jesse entró, cerró la puerta detrás de ellos y tomó el rostro de Eric entre sus manos obligandolo a que lo mirara a la cara.
—No llamaré a nadie, pero me tengo que ir, Ben cuidará de ti...
—¿Yo que?
—Cállate Ben—Se quejó Jesse volviendo a Eric—Tienes que prometerme que no te moverás de aquí ¿de acuerdo?
—Pero dijiste que iríamos a casa. Quiero ir a casa contigo Jess, quiero hacer el amor contigo—Le dijo.
Los ojos de Ben se abrieron como platos viendo de Jesse a Eric y viceversa mientras el rubio adquiría una tonalidad morada por la vergüenza.
—¿Ustedes...?
—Espera afuera Ben.—Le ladró Jesse nervioso y volvió a su esposo.
—Tengo que ir, Eric, tengo que atrapar a los chicos malos, ¿sí? ¿lo recuerdas?—Eric asintió— Prométeme que esperaras por mi y no te moverás de aquí hasta que vuelva. ¿Puedes prometérmelo?
Eric asintió de nuevo y se dejó guiar hasta el escritorio donde Jesse lo sentó.
—Por favor, no toques nada y no te muevas.
Eric asintió por tercera vez.
Jesse suspiró y se alejó del pelilargo con un nudo en el estómago mientras se dirigía a la puerta. No quería dejarlo. Demonios.
—Jess.—Eric lo detuvo llamándolo cuando iba cerca de la puerta, los ojos de Jesse viajaron hasta el pelilargo sentado perezosamente en su escritorio.—Te quiero mi estrella.
Jesse sintió que su corazón dio un vuelco de emoción antes de comenzar a latir a la carrera. No era justo, no lo era que se lo dijera en ese momento, pero no pudo evitarlo. Por muy enojado que debiera estar terminó sonriéndole al tonto pelilargo de ojos agatunados.
—Te quiero más Eric.—Le dijo jesse saliendo.
Suspiró, cerró los ojos y se dejó caer en la puerta por un segundo hasta que un carraspeo lo volvió a la tierra. Ben lo miraba con ojos curiosos.
—¿Qué se supone que haga con eso?—Señaló la puerta cerrada.
—Solo tráele un poco de café y no dejes que salga hasta que vuelva. Es inofensivo. Lo juro—-Le aseguró Jesse en un susurro mirando a los lados.
—No es un perro, es un hombre borracho de un metro ochenta.—Se quejó Ben viendo al rubio que tenía frente a él.—No seré niñera de tu novio. Suficiente tengo con el mío.
—Te dejaré que te tomes una foto con mi placa—Ofreció Jesse y los ojos del chico se ampliaron viajando hasta la placa que colgaba a la altura del vientre del poli.
—y una vuelta en patrulla con las sirenas encendidas—regateó.
—no abuses Ben.
—el que esta abusando es usted dejando a un borracho a cargo de un menor en una estación de policía, eso no suena muy bien, señor.
Jesse fulminó al chico con la mirada.
—De acuerdo, pero si le pasa algo...
—Vaya tranquio agente. Lo cuidaré como a un bebé, nadie se dará cuenta de que esta aquí.
Jesse lanzó una ultima mirada a la puerta y rogó mentalmente que Eric no lo metiera en problemas.
Cuando Ben volvió al despacho de Jesse con el café que le habían ordenado se encontró con un pelilargo dormido. Ben carraspeó intentado despertar al caído sin mucho éxito.
—Oye, amigo. Por favor, despierta—Dijo el jovencito acercándose a Eric. Dejó el café y la caja de donas sobre el escritorio y lo sacudió ligeramente sin obtener reacción—-Por favor no te mueras.—Le rogó. Que lo último que le faltaba era que el novio de su héroe muriera bajo su cuidado. No. Jesse seguro que no se lo perdonaría—Amigo...
Eric soltó un ronquido.
Ben suspiró, aliviado.
De acuerdo. Solo está dormido, se dijo.
Si lo pensaba aquello era mejor. Al menos no tendría que lidiar con un borracho despierto. Con cuidado volteó la cabeza del hombre, por si acaso, que si vomitaba no quería que se broncoaspirara y se alejó dando un paso atrás para observarlo mejor. —Este... bueno amigo, solo intenta no morirte ¿quieres? volveré cerca del mediodía.
Sin obtener respuesta de parte de Eric, suspiró y salió encargándose de cerrar el despacho con cuidado.
Unos minutos después de que el chico saliera Eric abrió los ojos, se incorporó en la silla, tomó una servilleta para limpiarse la boca y encendió el ordenador de Jesse. Revisó lo que el chico había traído y dejado sobre el escritorio, descartó las donas y le dio un sorbo al café.
Nada mal.
Esperó paciente mientras el viejo trasto encendía y se apuntó mentalmente comprarle un nuevo ordenador portátil a Jess, que aquella cosa era una mierda prehistórica.
Luego de lo que le parecieron horas interminables, el aparato por fin cobró vida y conectó su móvil con el programa que Will le había pasado el día de la eco, era una mierda hack para evadir contraseñas, sí, tener una mejor amiga experta en programación tenía sus ventajas.
Miró su reloj.
Según Oliver tendría una buena hora antes de que Jesse volviera.
La denuncia anónima había sido hecha en uno de sus bares, atraparían a uno de sus camellos, un crío menor de edad que no podrían mantener dentro más que por portación ilegal, un pijo rico sin antecedentes, acabaría saliendo por la puerta grande. En todo caso, si fallaba algo, el chico era un desperdicio descartable que le traía más problemas que beneficios en el último tiempo. No sería una gran perdida y para ser francos, tampoco era que pudiera decirle mucho de sus negocios, si se lo sacaban de encima de hecho era aún mejor, era ganar o ganar.
Sí, así era como le gustaba jugar a Eric.
El programa se tardó 45 segundos, exactamente el tiempo que Will había predicho antes de darle libre acceso al ordenador del poli bueno. Dios, Eric no podía creer que a nada estuvo de echar a perder todo un plan que llevaba un buen tiempo tramando por culpa de su impulsivo arranque homicida.
Gracias al cielo que Oliver no hizo preguntas, cuando lo llamó de que el plan principal seguía en pie, solo le había dado una afirmativa y preguntó si había que enviar flores.
Eric revisó los archivos haciendo una copia para revisarla luego con más detalles.
Una segunda mirada a la información de la pantalla. Sonrió.
Sí, pensó Eric. Definitivamente esa noche enviarían flores.
ahora sí, hasta la semana que viene! se la esperaban de Eric? jijij
los amodoro bye
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro