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CAPÍTULO 16

—Jefe, Jefe. ¿A dónde va?—Oliver lo interceptó en mitad de camino. Se había mantenido fuera de la biblioteca esperando la reacción de su patrón.

Sabía que reaccionaría.  Conocía lo suficientemente a Eric para predecir sus movimientos.
Los ojos del chofer se concentraron en la mano de Eric donde llevaba el arma.—no tiene que hacer esto. Déjemelo a mí, tengo hombres que harán el trabajo.

—esto es personal Oliver. —dijo Eric esquivándolo en dirección al garaje.

—No haga  las cosas personales.  Su abuelo…—no haría las cosas personales , era lo que iba a decir el hombre.

Eric lo sabía.

El viejo vory nunca se hubiera ensuciado las manos por tan poca cosa. Eso era rebajarse, para eso mandaban los esbirros. Era lo que cualquier Jefe que se respete haría, pero en ese momento Eric no estaba pensando como un Jefe que se respetara. No, Eric estaba furioso pensando como el mejor amigo de Jed, el mejor amigo enamorado de su mejor amigo al que habia visto en repetición unas 12 veces como el imbécil de su esposo lo golpeaba. Y no, no necesitaba que le recordaran lo que su abuelo hubiera hecho en su lugar.

No en ese momento.

—Mi abuelo está muerto. Con un agujero de bala en el cráneo  por decirme lo que tenía que hacer con Jed ¿quieres acompañarlo?

Oliver abrió la boca y la volvió a cerrar antes de seguir al más joven en su camino por las escalera.  Oliver era el único en atreverse a desafiar a Eric de esa forma luego de que el pelilargo le soltara una amenaza tan directa. Pero el chofer y la ama de llaves lo  conocían  desde el vientre materno. Lo suficiente para saber que la debilidad del chico eran sus afectos y lo admitiera o no, Oliver era más  que un simple chofer para Eric.

Se lo había comprobado en más de una ocasión asegurándose de ponerlo a salvo, confiándole el cuidado de su “familia" y dejándolo dormir bajo su techo.

No. Oliver no era iluso, no dudaba en que Eric pudiera matarlo, pensar que el nieto de Vlad era incapaz de matar a alguien era ser estupido, oliver no había servido tantos años al viejo Vory por ser estupido,  sabía que Eric era muy capaz de matarlo, pero también sabía que no querría hacerlo.

—Eric…—Eric se giró y lo apuntó. —no lo haga, no ahora. No es tiempo para que se arriesgue. Señor. De la orden. Solo de la orden.

—Muévete Oliver. No quiero juntar tus sesos hoy del suelo.

—Señor, por favor. Si se expone nos arriesga a todos, a la señora, al heredero —Eric le sacó el seguro inclinando ligeramente la cabeza con un muévete silencioso pero el chofer continuó de todos modos. —Su nombre está en la mira, alguien lo  puso entre los sospechosos. Tiene que mantenerse al margen. Los de seguridad…

—Lo digo en serio, Oliver. Muévete—y lo decía en serio. Su abuelo le había enseñado entre tantas lecciones que nunca debías apuntar si no estabas dispuesto a disparar.

Eric nunca lo  hacía, si en ese momento estaba apuntando al chofer era porque estaba dispuesto a sacarlo del medio. Del mismo modo en el que había sacado del medio a su propio abuelo cuando  tuvo que hacerlo.

Que Eric nunca hubiera tomado el legado si la orden de eliminar a Jed no hubiera salido de la boca del viejo Vory. Pero lo había hecho y ahora tenía más  problemas de los que sabía  manejar encima. 

Maldito viejo, penso.

Vladimir sabía que Eric no quería hacerse cargo de los negocios pero no había en el mundo una manera de que hubiera cumplido esa orden, había sido su manera de  presionarlo  hasta que no le  quedara más opción que decidirse a mandar y tomar el puesto que le correspondía como heredero.

Incluso de viejo, el vory había hecho su voluntad pidiéndole que  fuera tras Jed. Ambos sabían que esa era una orden que Eric no cumpliría y solo había una manera de no cumplir ordenes  en la familia y esa era siendo el que las diera,  para eso debía tomar el puesto de Jefe y Eric lo había  hecho. Estaba dispuesto a lo que sea por su familia, la que él había elegido, y si debía sacrificar a Oliver lo haría. Con dolor en el alma, pero lo haría.

—Este no es momento—Oliver se hizo a un lado decepcionado al ver la determinación en los ojos amielados que lo apuntaban.

Eric no lo escuchó. 

Se subió al Maserati que era el que estaba más cerca de la salida en esos momentos y salió del garaje.

No quería escucharlo. Sabía lo que el chofer intentaba decirle. No era momento de hacer encargos personales cuando el imperio que había amasado su abuelo se caía a pedazos. Eric nunca había sido más que un sabueso que recibía ordenes y hacia encargos.

Las decisiones importantes siempre habían sido a cargo del viejo Vory y Eric nunca se había  opuesto a  eso, de echo nunca le había interesado demasiado “ese lado" o su puesto en la cadena de mando.  No. Eric era bueno siguiendo órdenes,  era un buen verdugo, el mejor en lo que hacía,  pero era un perro acostumbrado a cazar solo.

Dirigir y trabajar con otros se le estaba haciendo cuesta arriba.

Había perdonado personas que lo habían traicionado, había sido blando con quién no debía  y había castigado hombres que no debia, en resumidas cuentas... la había cagado demasiadas veces más de las que quería admitir desde que estaba a cargo.

Oliver tenía razón. No era el momento idóneo para seguir cagándola cuando todos a su alrededor comenzaban a perder la fé en él como líder.
Que si lo seguían respetando era por la fama que los años le habían ganado como el  asesino despiadado de Caín, sus manos habían juntado tanta  sangre que no recordaba siquiera el numero de vidas con las  que había terminado. Pero incluso así. Tenía un código de valores que había expandido a sus decisiones en el último tiempo: Ni mujeres, ni niños. Pero no todos compartían sus opiniones.

Había tenido que castigar  hombres de confianza por desobedecer sus " normas de niña americana" y había perdido aliados importantes con eso.

Su abuelo en cambio nunca había tenido reparos y si debía entregar algún alma inocente para saciar la sed perversa de sus perros no le había importado  hacer la vista gorda.

Ahora Eric entendía por qué  pero era demasiado  tarde. Ya la había jodido y en esos momentos manejaba directo a joderla un poco más.

Estacionó el coche un par de cuadras atrás y  se dedicó a esperar en el  callejón al final de la calle donde estaba el  restaurante donde trabajaba Romeo.

Era pasada la hora del cierre.

No había manera en la que Romeo no pasara por ahí de camino a su coche aparcado al otro lado de la calle. Eric estaba seguro de eso, se agazapó en la oscuridad como un gato paciente esperando por  su  presa  y esperó.

El tiempo corrió. 

Eric se obligó a mantenerse quieto concentrándose en los  latidos de su propio corazón para que el pulso no se le disparaba, calma,   mantener la calma era vital. Si debía admitirlo a su propia conciencia habia algo placentero en el poder de robarse una vida, Eric siempre lo experimentaba ese cosquilleo ansioso de la espera que debia controlar.

Cambió el peso a la otra pierna, comenzaban a entumecersele los músculos del cuerpo mientras intentaba pasar inadvertido en la oscuridad.

Cerca de las 2 de la madrugada oyó un par de voces acercándose.

Aguzó el oido.

Una era de Jed.

Eric la hubiera reconocido en cualquier lado.

La otra era de …

De Romeo,  No. No sonaba como Romeo.

¿Que hacía  Jed ahí y con quién  estaba?

Eric guardó silencio prestando atención.

—… Espera, hum… está  controlando los libros. Va a salir en cualquier momento—interrupción. Un sonido húmedo. Alguien frotándose.—No podemos , espera… no. 

Un gemido.

Eric se aproximó curioso,  lo suficiente para encontrarse con que las voces eran de Jed,  efectivamente,  y otro sujeto  que  en ese momento lo besaba  mientras el rubio rodeaba su cuello con los brazos.

¿Que carajos?

El tipo lo tenía  atrapado entre la pared y su cuerpo, las piernas de Jed apretándose alrededor de la cintura del desconocido y no había nada decente en la manera en la que  sus cuerpos se rozaban en esos momentos.

Eric sintió una ligera punzada en el pecho.

Jed engañaba a Romeo.

¿Que mierda?

Jed engañaba a Romeo,  se repitió.

Otro jodeo y sonidos húmedos.

Mierda.

Eric  volvió a ocultarse en el callejón y se dejó caer contra la pared deslizándose hasta quedar sentado en el suelo.

Aún  con el arma en la mano, se llevó las palmas  a la frente mientras oía a la pareja  a metros de él.

No entendía por que le jodía  tanto descubrir que Jed era infiel. Pero lo hacía, lo jodió como si fuera él  al que estuviera engañando

Mierda. Mierda. Mierda. Y más mierda.

Eso Eric no se lo esperaba. Que si alguna vez Jed iba  a ser infiel esperaba ser el primero en enterarse al menos.

¿No se suponía que eran mejores amigos?

Lo que esperabas,  era ser el primero que eligiera luego de Romeo.

Auch. Sí. Lo esperaba.

Eric entendía que Jed prefiriera a Romeo sobre él, porque se suponía que estaba enamorado, y nada era más semejante a un estado patológico como el del enamoramiento.  Eric podía entender eso, pero acababa de comprender que Jed prefería a cualquiera sobre él, maldita sea, era una idiotez. No debería de seguir importándole.

Pero… ¿Qué tenían ellos para hacerlo mejor que él? 

Su orgullo estaba dolido.

Él que estaba dispuesto a perderlo todo por Jed incluso cuando no lo elegía, él que ¡joder! había puesto siempre la felicidad de Jed sobre la suya.

¿Por qué Jed nunca lo había elegido?

A todo esto…

¿Que demonios hacían esos dos juntos si ninguno parecía satisfacer las necesidades del otro?
 
Eric  volvió a mirar y a nada estuvo de soltar una maldición al ver a Jed con las mejillas rojas, las manos en la pared y el otro sujeto bajandole los pantalones.

Okey, eso era algo que no quería ver.  Volvió a su escondite y suspiró intentando mantener su respiración regular. Dudaba que la pareja lo escuchara, que se veían demaciado ocupados en ese momento, pero por si acaso. No queria explicarle a su mejor amigo que demonios hacia con un arma escondido en un callejon a la espera del esposo infiel.

¿Ahora... cual de ellos era el esposo infiel?

Intentó calmarse y repasar lo que  sabía…

Romeo engañaba a Jed a voz populi.

Jed engañaba a Romeo, pero era mas discreto al menos, se  dijo, o eso creía.

¿Romeo lo sabría?

¿Como hacía  Romeo para soportarlo si lo sabía ?

Eric quería ir en ese momento hasta Jed y gritarle un montón de mierda por  andar de mujerzuela y ni siguiera era su esposo.

¿cómo  no se había dado cuenta hasta entonces que Jed engañaba. a Romeo?

Porque tienes los ojos vendados cuando se trata de él...

Los gemidos se hicieron más fuertes a su espalda.

¿Tenían que hacerlo tan ruidoso?

¿Qué acaso quería que todo Chicago supiera lo que estaban haciendo?

Dios. Maldita sea.  Nunca creyó que le molestaría tanto oír a Jed gimiendo por otro hombre que no fuera su esposo pero lo hacía.

De pronto,  todo lo que creía de Jed se acababa de ir al demonio, su rubio no era tan perfecto  después  de todo. 

Su rubio engañaba a su esposo... Y el creyéndolo la carmelita descalza que necesitaba que lo defendieran.

¿Realmente podía leer tan mal a las personas?

Romeo le había dado un cachetazo, se dijo Eric intentado recordar por que estaba ahí. Tenía que justificarlo, vamos, quería justificar a Jed.

¿Lo golpearía mas que eso?

¿Se golpearían ambos?

Eric había visto muchos casos de violencia familiar a lo largo de su carrera.

Era posible. Piensa objetivo, se dijo.

Eric ya no quería matar a Romeo.

No lo justificaba, no. Pero ya no quería estar en medio de ellos en ese momento.  Que aquella parecía una mierda toxica. Hablaría con  Jed,  le recomendaría un terapeuta matrimonial y eso era todo.

Era lo que tendría que haber hecho en primer lugar.

Se sentía como si al que acabaran de abofetear fuera a él, que se sentía estúpidamente dolido con Jed.

Porque Jed era todo lo que el quería en alguien, si él existía en el mundo entonces era una esperanza de que  pudiera  encontrar  un rubio malhumorado que se complementara a su personalidad obsesiva como ellos lo habían hecho por años.

Que Jed y él  nunca peleaban. Jed conocía sus manías y Eric  las de Jed, sabían de su rutina, sabían sus gustos, por años siempre habían sido la "pareja de casados" y dios, Eric siempre creyó  que así sería en algún momento. 

Que tarde o temprano, cuando se aburrieran de sus respectivas parejas, serian Jedric haciendo crucigramas en el patio.

  Siempre creyó que ellos eran perfectos y compatibles, que tarde o temprano descubriría que Romeo era malo para él y correría a sus brazos.

Claro que Jed no conocía su " otro lado"

Y tu tampoco pareces conocer "su otro lado"

Auch.

Al final de cuentas parecía que no conocía tan bien como creía a su mejor amigo y eso joder. Dolía.

Se sentía como un niño al que acabaran de decirle que papá noel no existía, que el hada de los dientes era un invento y que el hombre de la bolsa que lo aterraba de niño era en realidad un cuento para dormir.

Eric se sentía desilusionado, eso era pero que estar molesto con alguien. Porque joder.

Que Eric podría estar idiotizado por Jed, y puede que lo pusiera en un pedestal toda su vida, pero  descubrir que el tipo al que había endiosado dotandolo de miles de atributos de perfeccion no era mas que otro tipo eso... eso era una mierda.

No...definitivamente enamorarse no era para él.  Odiaba sentirse tan estupido por alguien.

🖤🖤🖤
Fin del cap.  🤭

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