🖤11🖤
CAPÍTULO 11
—¿Entonces puedo besarte? Preguntó Jesse tras salir de su estupor.
Vamos, que no todos los días se conocía a un adulto sexualmente activo al que pudieras enseñarle a besar.
—Por favor solo no te rías si lo hago muy mal—Dijo Eric avergonzado y dios... Se veía tierno ruborizado.
Jesse sonrió con picardía acercando sus labios a los del mayor.
Lo estaba provocando.
—Quita esa cara o te follaré antes de que me beses—Le advirtió Eric.
—huh, daá, arruinaste el momento—se quejó Jess rodando los ojos.
Le gustaba saber que también podía poner nervioso a Eric. Se sentía poderoso, sí, él también podía.
—Solo relájate, no es como si vaya a comerte.—Ronroneó.
Acortó las distancia muy despacio, Eric se tensó soltando una risita nerviosa, dios, Jesse estaba sonriendo a centímetros de tocar sus labios, con su nariz acarició suavemente la mejilla del otro pidiéndole permiso, cuando un molesto teléfono sonando en el bolsillo de Eric los interrumpió.
"Me llamaron del hospital. Lamento eso. Nos vemos" Era de Jed.
Frunció el ceño.
Eso había sido extraño y por la mueca preocupada en el rostro de Jesse, también parecía que aquello lo había preocupado.
—Una emergencia—explicó vagamente moviendo el teléfono.—Tuvieron que irse.
Sí Jesse ya había leído el mensaje por sobre el hombro de Eric.
—¿Y por qué no pudieron despedirse?—cuestionó Jesse, su veta de poli saliendo a relucir, vamos que no era su culpa, su obligación era encontrarle la quinta pata al gato.
—Creí que no te agradaba, Jed.
—me parece mal educado.
—Jess...—le pidió de forma conciliadora y con suavidad lo tomó por la cintura. —¿no ibas a enseñarme a besar?
—no.
—¿No?
—No. cuando lo hagamos quiero que veas estrellas—-le dijo con picardía dándole un beso en la mejilla antes de ir hasta el comedor.
La comida había quedado a medias.
Como si fuera lo más normal del mundo el pequeño apolo se sentó en la mesa.
Dios, una parte de Eric quería gritar por eso. A la otra le gustaba que por fin Jess se viera relajado.
No le gustaba verlo llorar, había hecho que algo se revuelva en su estómago. Había movido algo que no creyó posible en su interior, algo que solo reservaba para su familia. Las ganas de hacer desaparecer del mapa a cualquiera que representara una amenaza para ellos... Diablos, tenía un problema ahí...Tal vez estaba empatizando demasiado rápido con su nuevo esposo.
—Aun se ve bien ¿quieres?—le preguntó Jesse agarrando un tenedor al azar, pinchó un trozo de lasaña y a nada estuvo de llevarselo a la boca. Eric lo detuvo en el último minuto quitándole el cubierto y se lo cambió por otro que nadie había usado.
—¿tienes algún tipo de TOC? —le preguntó Jesse curioso.
—sí, Pero no es eso, o no del todo. Ese era el tenedor de Romeo lo que menos quiero es que mi esposo tenga la saliva de ese sujeto en su boca.
—uhhy. Ahora mira quién está celoso—lo retó Jesse divertido tumbandose ligeramente en la mesa.
El chico sonreía y dios, Eric se sorprendió a sí mismo al darse cuenta de que él también estaba sonriendo. De hecho no supo bien en qué momento sus pasos lo llevaron a estar prácticamente sobre el chico.
Agradeció mentalmente que la mesa fuera lo suficientemente fuerte para aguantarlos a ambos porque cuando fue de nuevo consciente de si mismo, ya se encontraba sobre el chico rubio con sus brazos y piernas a los lados del cuerpo del muchacho que no perdía aquella sonrisita.
—¿qué haces acostándote en la mesa, estrellita?-—susurró hundiendo su nariz en el cuello de jesse .—¿Estas provocandome?
—no lo sé, bueno, creo que si.—admitió con una risita traviesa.
Vaya niño, Sí, Eric podía acostumbrarse a tener un esposo. Incluso si eso implicaba salirse un poco de sus esquemas.
Jesse era precioso y sensual, en esos momentos su cuerpo esbelto y dorado estaba cubierto por sus sábanas de 1200 hilos de algodón egipcio.
Eric no podía dormir, y sentarse en su cama a observar a su esposo dormir era una costumbre que había desarrollado los últimos días.
Se veía tan frágil...
Acercó sus dedos a aquella piel suave y se detuvo antes de tocarlo.
El chico lo trataba bien, intentaba calmarlo cuando tenía un día malo e intentaba escucharlo aunque Eric no tuviera mucho que decir.
También le hablaba de cosas estúpidas, como de películas de superhéroes, el chico parecía tener complejo de capitán América, toda esa cosa de honor y valor.
El pelilargo no dejaba de preguntarse como un ángel como ese podía haber caído en su cama.
Un sabueso del demonio.
Esa misma mañana había recibido una llamada de Ivan, Fiodor estaba libre. Iría a buscarlo. Todos lo sabían. Tenía que pensar en algo que lo mantuviera entretenido y lejos del poli bueno.
Dios, Eric tenía un grave problema allí.
El chico abrió los ojos y aquellas dos perlitas verdes brillaron en la oscuridad.
—¿otra vez no puedes dormir?-—Bostezó Jesse.
Sí, Eric llevaba así una buena semana. Estaba nervioso.
Lana se lo había advertido incluso antes de que Ivan llamara a darle la noticia. Que Lana nunca llamaba por lo que ni siquiera dudó antes de tomarle la llamada. Si la bruja albina quería hablar con él era que algo malo se avecinaba y no se equivocó. Fiodor era malo, Fiodor era todo lo malo que podía ser un jovencito ruso en sus veinte encerrado en la ik-6, Popularmente conocida como El Delfín Negro, la Colonia Penitenciaria IK-6 albergaba a los peores asesinos, terroristas y caníbales de Rusia.
Fiodor era un problema, era su problema.
—Lo solucionaré. —Murmuró Eric acostándose junto al chico y lo abrazó.
Jesse se acurrucó a en su pecho.
Dios, tenía que solucionarlo. No quería tener que renunciar al gatito que dormía a su lado. Eric comenzaba a sentir cosas por el poli bueno, cosas que prometían llevarlo por mal camino.
—¿Quieres que te ayude a distraerte? —Jesse soltó un bostezo de su pequeña boquita rosada y llevó su mano a la entrepierna de Eric pero lo que obtuvo allí fue algo flácido que no hubo manera de despertar.
—lo siento—murmuró avergonzado consiguiendo a cambio una sonrisa comprensiva de parte de Jesse.
—sea lo que sea que tenga ocupada tu cabeza puedes decírmelo.
Eric asintió y volvió a disculparse.
No podía, pasara lo que pasara no podía decirle que Fiodor había salido del Ik-6, con un lobo tatuado en el pecho* , ni que a esas horas probablemente estuviera tomando un vuelo desde Moscú con algún pasaporte falso. No. Eso era sinónimo de regalarle un caso servido en bandeja al buen poli, era como romper todos los códigos de la bratva y ganarse un pasaje de lujo a la Tierra Santa con toda su familia.
Pasara lo que pasara no podía compartir eso con el pequeño apolo.
A la segunda vez que se encontró frente a su esposo y con una polla flácida se decidió a tomar medidas sobre el asunto.
Nunca creyó que tuviera que recurrir a las pastillas azules antes de los treinta. Dios, había sido incluso más humillante que no conseguir una erección. Había necesitado del viagra para follarselo.
¡ni que tuviera 40!
Se había dicho a sí mismo que había sido el cansancio y se lo volvió a repetir la primera vez que sintió que no podía correrse, había fingido un orgasmo para satisfacer a Jesse.
Pero la anorgasmia no era algo a lo que quisiera acostumbrarse. Que considerando los asuntos que acostumbraba manejar, lo de Fiodor era solo algo de rutina, no justificaba sus problemas en los bajos. Era solo cuestión de tiempo para solucionarlos. Mantener la calma. Mover las piezas correctas. Nada que Eric no acostumbrará a solucionar.
Había ido a que le hicieran un chequeo. Admitirle a un colega que no funcionaba había sido lo más vergonzoso que había tenido que hacer.
—todo en orden con nuestro amigo—le había dicho a Eric y se había señalado la cabeza.—Esto ya es harina de tu costal, McGraw. Solo no te excitas lo suficiente.
Solo no te exitas lo suficiente, esas palabras le estuvieron dando vueltas toda la maldita semana.
Tu sabes lo que quieres...
Dios, le gustaba su esposo. Eric estaba seguro de que si. Lo ponía cachondo verlo. Pero cuando tenían sexo, le daba tanto miedo volver a lastimarlo que se obligaba a ser suave, conseguía una semiereccion en el mejor de ellos casos y fingía correrse luego de complacer al pequeño.
Tan patético... se carcajeó su bestia interior solo dejamelo a mi. Sabes que es lo que quieres .
Eric sacudió ese pensamiento. No, no era lo que quería. Eric había sido acusado un par de veces de ser demasiado intenso, de hecho había una mujer que le había gustado una vez, Barbara, Bárbara era increíble, la había conocido en Montreal y habían tenido un par de citas, Eric creyó que Bárbara podía llegar a ser la indicada. La que hiciera que se olvidara de Jed, cuando hablaron de lo que le gustaba en la cama, se había mostrado jodidamente entusiasta. Era una mujer de un intelecto admirable y mente abierta hasta que lo probó, vamos. Demasiado Intenso.
—ha sido bueno, Er, pero no subes al aconcagua dos veces. A veces solo quieres que te hagan el amor—Esas habían sido sus palabras para botarlo. Sí, Eric no había vuelto a pensar en intentar algo serio con nadie.
Intentar algo serio con alguien implicaba que esa otra persona descubriera quién realmente Era.
Definitivamente estaba jodido de la cabeza y solo conocía una solución a eso, o casi y era cierto grupo de inadaptados que en esos momentos se encontraban tomando cervezas en la barra.
—¿No estarás pasando alguna crisis de compromiso?—Preguntó Edd.
Habían tenido algo así como una reunión de emergencia con los chicos. Y puede que Edd no estuviera del todo cómodo con Eric pero ese era Edd siendo Edd. Siempre el buen amigo Edd. ¿Por qué mejor no se había enamorado de Edd? Seguro que Edd se la ponía dura si quisiera pensar en ello. Vamos que el chico era fuerte y robusto a pesar de ser un superviviente al cáncer.
Evaluó con la mirada al gemelo Jones. Diablos estaba tan cachondo últimamente que sin duda podría correrse pensando en cualquiera.
Menos en tu esposo, susurró su conciencia.
Diablos, Eric no entendía que iba mal con eso. Que al principio el sexo entre ambos había sido tan bueno como cualquier otro. El chico tenía un culo infernal, una boca preciosa que le daban ganas de follar como animal. Vamos, pero era ese mismo pensamiento el que lo detenía. El chico lindo se había ganado un hueco en su vida. Y donde su instinto violento quería romperlo cada vez que lo tocaba, la parte de él que sobreprotegía a los que le importaba se negaba a rozarlo con demasiada fuerza por miedo a que pudiera hacerle daño.
Mierda.
Estaba jodido.
Hincó el codo en la barra y le pidió otra tira de shots al cantinero.
Llevaban una hora esperando a que Jed llegara y el susodicho seguía sin aparecer.
¿Qué ya no tenía tiempo para sus amigos?
Hasta Willow había llegado al menos para lanzarle una mirada desdeñosa, pero había llegado. La tensión estaba clara entre los tres amigos. Vamos que Edd y Wilow parecían tratarse como dos desconocidos muy formales.
—...Digo ¿Cuándo fue la última vez que te duró alguien más de dos folladas?—eso tenía un punto ahí. Nunca había llegado a desarrollar sentimientos por sus compañeros sexuales. Ni pensamientos sexuales por sus compañeros sentimentales. Llámese Jed, Eric lo amaba de una manera platónica. Que la idea de hacerle alguna de las cosas que a él le gustaban en el sexo se sentía incorrecto en el mejor de los casos-—Probablemente ya no te queden posiciones para hacerlo. ¿Llevan cuanto? ¿Un mes, mes y medio? Seguro solo te aburrirte.
—Los hombres siempre quieren cosas nuevas—Soltó Willow con más amargura de la que ameritaba la situación.
—No todos. Algunos solo quieren volver a la costumbre, Will.—Edd y Willow intercambiaron una mirada que solo le dejó más preguntas sobre qué demonios había pasado entre ellos dos.
¿sería consecuencia de lo que había dicho en la boda de Jed?
Willow sonrió, se lamió los labios y se volvió a la puerta donde entraba un retrasado Jed.
—¿Hey de qué me perdí?—Preguntó Jed acercándose hasta la barra donde se encontraban los amigos, le dio un beso en la mejilla a la chica y luego un apretón en el hombro a cada uno de sus acompañantes.
—Eric no puede follarse a su esposo—Resumió Willow.
—Es la primer vez que me pasa, lo juro.
—eso es exactamente lo que todos dicen.—soltó la chica antes de sorber por la pajita de su bebida Como quien no quiere la cosa.
—oh.—los ojos de Jed fueron a Eric. Pero Willow volvió a hablar.
—la impotencia de la mediana edad o lo que sea.
— No estoy ni cerca de llegar a la mediana edad.—se quejó Eric.
—Eh yo no diría lo mismo, abuelito.Si hasta le haces de novio a la señora sander.—-se burló Jed ganándose un puñetazo amistoso que lo tuvo gimiendo de dolor.
—¿y a ti qué te pasa?—preguntó Edd sacándole a Eric las palabras de la boca.
—Empecé kick boxing, sabes como es eso, creo que el entrenador se confundió y acabó por usarme de bolsa de práctica —soltó restándole importancia.
—Mejor deja de poner excusas y dile a tu esposo que te dé más suave a la noche.—se burló Willow antes de voltearse a ver a Eric con su lengua viperina lista para destilar veneno.—asi es como tienes que dejar a tu novio después de una follada, mira que el pobre ni se sienta bien.
—Estúpida—se quejó Jed antes de alzar mano hasta su cuello y frotárselo.
La camiseta manga corta que llevaba puesta se corrió lo suficiente para dejar a la vista un feo morado en su brazo. Que insultar a las mujeres no estaba en el top 10 de las buenas acciones pero era Will, ¿no contaba como mujer no?
—oh, vamos, estoy bromeando. Claro que primero tendría que pararla ¿No?
Eric le lanzó una maldición a la peli plateada sin apartar los ojos de Jed.
Años observando el lenguaje corporal de las personas le habían servido para captar de inmediato algo fuera de lugar en la actitud del rubio. Algo no cuadraba, la manera en la que se paraba ocultando los hombros, había evitado el contacto visual con ellos y se había volteado a pedir una cerveza.
Eric frunció el ceño, pero antes de que pudiera dedicarle un segundo pensamiento Will propuso un brindis, por los homo, los hetero, los que la ponían y los que no, por la diversidad y la noche. Cualquier excusa acompañada de un chupito era buena.
Observó a su borracha mejor amiga, estaba siendo más arpía de lo normal, algo le estaba pasando.
Definitivamente algo les estaba pasando a todos.
Pidió otro trago , crecer no era fácil.
Definitivamente no lo era.
🖤🖤🖤🖤🖤
Nuevo cap!!
*significado de los tatuajes en mafia rusa: Lobo: Sólo descansa cuando el policía está muerto
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro