Capítulo 8

Narra Adria

Desde que mi padre me informo que debíamos comparecer a la corte, esa espinita de que algo malo está sucediendo no salió de mi pensamiento. Hace unos veinte minutos que llegamos, pero como siempre hay unos cuantos sujetos que son impuntuales. Aun no entiendo como siguen conservando su puesto.

Como siempre hay un grupito que solo nos mira y cuchichea, claro lo hacen mientras mi padre no le presta atención. Por que seamos claros, quien quiere ver el genio del rey demonio activo.

—Buenas tardes, sean bienvenidos a nuestra reunión. —Toma la palabra el secretario de la corte. —Convocamos a tomar sus asientos, por favor. Comenzaremos en un minuto.

Mi padre me extiende su mano y me guía a nuestros lugares, a la cabeza de la mesa, a su derecha como su futura heredera. Una vez nos sentamos, los demás se sientan en sus lugares y justamente los que llegaron tarde se adelantan, pero en todo momento esquivando la mirada penetrante de mi adorado progenitor.

—Sin más preámbulos a continuación tendremos al presidente de la corte. —menciona el secretario.

El aludido se pone en pie y se acerca a la pantalla digital, este quien siempre tiene una mirada calmada y relajante hoy esta muy lejos de esas características. Cada momento que pasa presiento que no se hablara de nada bueno en esta reunión.

—Quiero agradecer a nuestro Rey y la princesa, quienes están presentes en esta reunión especial. Además, de cada uno de los representantes de la corte. —realiza los saludos correspondientes— Lo que nos reúne en este día, son dos puntos en concretos. El primero de ellos, es que después de analizar nuestras normas se ha llegado a la conclusión de que hay muchas reglas que están desfasadas, por lo que se tomaran cartas en el asunto y se reestructuraran.

—Muy bien, esa es una buena noticia. Hay reglas que están en funcionamiento que mi abuelo redacto porque en aquel entonces había serios problemas, pero que ya en este momento no sucede. — Mi padre toma la palabra, a lo que estoy de acuerdo, ya que conozco cada una de las reglas y por qué se pusieron en vigencia.

—Sí, Rey. La primera que analizaremos o más bien, decidimos que se debe de modificar antes es la de que se obligue a un heredero a tomar posesión cuando se cumpla los veinticinco años. —cuando escucho esto por dentro estoy llorando de alegría.

—Bien, me parece correcto. Pero me gustaría que se ponga una clausura donde se especifique que si el heredero quiere subir al trono a esa edad, deberá estar de acuerdo.

—Tomaremos esa y otras posibilidades, luego le mostraremos nuestras propuestas y usted tomara la última decisión.

—Perfecto. ¿Cuál es el siguiente punto?

—Bueno, el que hayamos aceptado esto tiene que ver con nuestro siguiente punto. —Menciona el presidente— Sin mucho rodeo, como me gusta. Hemos sido notificados que la princesa Adria, ha contraído matrimonio.

Luego de decir esas palabras todos en la sala exclamaron su descontento, otros desviaron la mirada. Sin embargo, mi padre se quedó estático mirando al presidente.

—¿Quién ha levantado esta calumnia contra mi hija? —pregunta mi padre, mientras hace añicos el vaso que tenía en sus manos.

—Ojalá fuera una calumnia—dice el presidente apenado—Princesa, ¿por qué no nos cuenta usted?

—Yo...—no sabia como pronunciar esa verdad que esta atorada en mi garganta.

—Mi amor, diles que es una vil mentira.

—Lo siento, papi. —con voz entrecortada cuento—Es cierto, estoy casada.

Esta ha sido la peor vergüenza que me hayan hecho pasar, estoy segura que alguien planeo esta reunión simplemente para revelar esta situación enfrente de mi padre. Con el único propósito de hacerle daño. Una vez solté la respuesta él desvió su mirada de mí, y se quedo taciturno en su puesto.

—En este momento doy por concluida esta reunión—enunció con voz de mando—Presidente de la corte, necesito hablar en privado con usted. —demandó con un aura que solo auguraba cosas malas, mi padre no es un demonio que se tome las malas noticias muy bien que digamos, sobre todo si es concerniente a un ser querido.

—Papi, quiero expl...—levantó su mano cortando mis palabras.

—En este momento no deseo escucharte, Adria. —dijo todo sin siquiera regalarme una mirada. —Tuviste tiempo suficiente para decirme que te habías casado, porque imagino que todo sucedió en ese viaje a Las Vegas. ¿O me equivocó?

—No. —susurre.

—Lo mejor que puedes hacer es irte a la casa y esperarme allá, después hablaremos. —comunico dándome la espalda. Sabia que todo esto sería un problema cuando el lo llegara a saber. Pero es peor porque no se enteró de mis labios.

Narra Rey demonio

Nunca imagine que mi princesita seria capaz de ocultarme algo tan serio como esto. Mi pequeña, estaba casada y no tuvo la confianza de contarme. Se fue a Las Vegas a casarse, lo que no entiendo es porque no me contó sus planes. Ya que yo siempre la apoyare en sus decisiones, aunque no me guste Duncan para ella hubiese aceptado su relación si eso la hace feliz.

A pesar de que me duele ser duro con ella, tengo que mantenerme firme no puedo demostrar debilidad. Una vez todo salieron y me dejaron con Zackar, el presidente de la corte.

—¿Quiero que me informes quien sabia sobre esto, y por qué en vez de decírmelo en privado se decidió hacerlo de este modo? —indague con toda la calma que podía ser objeto en estos momentos, puesto que sabia que lo hicieron con toda mala intención.

—Lo siento su majestad, en realidad no sabía sobre esta situación. Me entere unos minutos antes de la misma, ya que en la misma solo hablaríamos sobre las modificaciones, pero varios de los miembros de la corte se acercaron a mí y me exigieron hacerlo de este modo.

—¿Entonces, permitiste todo esto porque un grupo de ignorantes te lo exigió?

—Su alteza, discúlpeme, tuve que intervenir puesto que ellos deseaban anunciarlos. Solo me adelante a su accionar, puede que no me crea sin embargo, fue lo mejor.

—¿Cómo osas decir que ventilar esto fue lo mejor?

—Señor, recuerde que siempre en un grupo que debemos liderar hay personas que están en nuestra contra que no desean nuestro progreso. Muchos de ellos querían hacerlo con mala intención, por lo que preferí anunciarlo para que viendo su reacción bajen la guardia. Ahora bien, solo hay una forma de revertir todo esto.

—¿Qué es eso según usted?

—Demostrar su apoyo al matrimonio de su hija, de modo, que es necesario que su esposo haga acto de presencia y que sea presentado a todo el pueblo. Ya que compartirá el reinado con nuestra princesa cuando sea coronada como nuestra reina.

—Sé lo que se debe de hacer, pero ahora mismo estoy furioso porque mi hija y Duncan se hayan casado a escondidas. —mantiene su silencio, y lo observo extrañado, percatándome de que hay algo más que no sé. —¿Qué pasa? ¿Por qué tienes esa cara?

— Su majestad, esto es más serio de lo que cree. —comenta nervioso— Rey, su hija no se casó con Duncan.

—¿Qué? —vocifere a todo pulmón. —Entonces ¿con quien se casó mi hija?

—Cuando me entere sobre esto, mande a investigar a nuestros mejores ejecutores. De modo, que lo primero que me informaron es que su hija se casó con un tal Dareck Crane, hijo de un demonio puro y una loba, a pesar de que tiene más genes de demonio posee rasgos lobunos. Además, de que vive en California.

—¡Joa, Joa! —llamo a mi ejecutor de mayor confianza, quien apresurado entra a la sala—Tengo un encargo para ti.

—Dígame, que necesita y lo hare.

—Irás a California y me traerás a Dareck Crane, no importa como solo que este vivo. Después, puedes utilizar cualquier medida que desees, pero que no se te escape.