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Capítulo 19

Narra Adriá

Esta noche fue caóticamente un desastre. Aun siento como si fuera impulsada por la adrenalina y a la misma vez, tengo un tumulto de pensamientos que se amotinan en mi mente, tan solo de pensar que mi mejor amiga aun se encuentra en aquel lugar. Esa incertidumbre de no saber como se encuentra me carcome lento y fuerte. Hoy es un día muy especial para ella, o era, ya que este evento dejara marcas indelebles en nuestras vidas. Cuanto quisiera poder haber impedido este suceso, sin embargo, nada puedo hacer.

Me molesta que me mandaran de regreso al territorio, como si no pudiera hacer nada en contra de nuestros enemigos. Creo que la sobreprotección de mi padre, Dareck y Duncan ha estropeado su cerebro, puesto que no se detienen a pensar que como princesa y futura Reina de los demonios he sido entrenada, que no tenga experiencia en batalla es otro detalle que debatir. Pero si me siguen sobreprotegiendo en el momento que lo necesite no podré defenderme. Esta es una situación que seguirá pasando si no me doy mi lugar.

Ya basta que los demás peleen las batallas que me corresponde a mi pelear. Es hora de que demuestre que merezco ser la heredera, que ese reino, aunque no es mi deseo gobernar me pertenece. Y que puedo ser una roca fuerte para mi pueblo.

Un aullido me saca de mi determinaciones, y me pone alerta, al parecer tendré que demostrarles a todos que soy digna de ser hija del rey demonio.

—Princesa, unos lobos nos han seguido todo el camino desde que salimos del club—menciona el ejecutor.

—¿Por qué me informas ahora? —le reclamo

—No quería ponerla nerviosa. —me da una excusa pobre.

—Cuando suceden cosas así es mejor estar prevenidos, deberías haberlo comunicado con tiempo. Podríamos haber pedido refuerzos. —le comunico—Aunque tendremos que detenernos y pelear.

—No, princesa. Mi trabajo en este momento es llevarla con bien hasta el territorio.

—No entiendes que en cualquier momento nos alcanzaran, además se defenderme. Solo debemos saber si no estamos en desventaja.

—No, no me detendré.

—Te estoy dando una orden. —Le comuniqué con autoridad.

—Lo siento, pero tengo una orden directa. —menciona con terquedad, mientras me quedó boquiabierta. Es decir, ¿que la palabra de Dareck y Duncan tienen más peso que la mía?

—Se te olvida...—mis reclamos son detenidos cuando varios lobos se estrellan contra nuestro auto aun en movimiento, no puedo evitar gritar por la sorpresa.

—Sosténgase fuerte, princesa. Nos quieren sacar de la carretera.

El nudo en mi garganta ocasionada por los nervios no me permite responderle. Simplemente me dejo guiar y me sostengo como puedo, mientras seguimos tambaleándonos por el impacto que están ocasionando. Parecen una manada de elefantes tratando de volcarnos hacia el precipicio. Solo puedo gritar cuando sacan el auto y volamos, puedo sentir como vamos cayendo, pero antes de que lleguemos al final del precipicio tocó al ejecutor y nos transporto hasta la casa de mi padre.

¡Bendita sea la diosa Luz quien me otorgo este don!

Observó como el ejecutor, quien no tengo idea de su nombre, aunque ya me lo presentaron, abre los ojos y se sorprende de encontrarse en este lugar.

—¿Cómo llegamos hasta aquí? —Me cuestiona.

—No recuerdas que tengo el don de teletransportarme. De hecho, todos en la familia de mi padre.

—Tiene razón, no me acor...

—¿Hija?, ¿Qué haces aquí? —pregunta preocupado mi padre.

Corro a los brazos de mi padre, y es cuando todo el peso de todo lo sucedido cae con fuerza sobre mis hombros. Trato de sofocar mis lagrimas que tratan de soltarse de su cauce. Sin embargo, debo mostrar que puedo hacerles frente a situaciones adversas.

Mi padre me guía a la casa en silencio, permitiéndome poner en orden mis pensamientos. Una vez dentro de la casa le cuento todo lo sucedido a mi padre, quien manda unos cuantos ejecutores para darle soporte a Dareck y Duncan. Noto lo tenso que esta mi padre por la situación de Patty, ya que es hija de uno de sus mejores consejeros.

Se gira hacia mí y con voz suave me susurra. —Mi princesa, ve a descansar a tu habitación cuando tenga noticias te buscaremos,

—¿Cómo me pides ir a descansar cuando no sé nada sobre Patty?

—Pero nada ganas estresándote. —menciona mi madre—Ven, te acompañare a tu habitación y te llevare un té para que puedas desestresarte. Estas temblando.

Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba temblando, la angustia de no tener noticias de mi mejor amiga me tenia trastornada. Me deje conducir por mi madre, nada ganaba llevándoles la contraria. Se que lo único que me toca en estos momentos es sentarme a esperar noticias.

¡Por favor, diosa Luz, que Patty este con bien!

Fue mi suplica hacia ese ser que dirige nuestras vidas.

Narra Dareck

En mi mente se siguen reproduciendo las palabras de Leonel, quien siempre ha sido el más desconfiado de los tres hermanos. Algo en mi interior me dice que él planificó este ataque solo. Porque este macabro plan no es idea de Don, él nunca pondría en peligro a su mejor prototipo, según él, y tampoco se arriesgaría a dañar a la princesa sin antes tener en su poder el reino. Ya que ella es útil para él mientras este viva, una vez que saque del poder a Yeisir y Adriá sea coronada reina en ese momento podría dejar de ser de utilidad.

Tengo que averiguar si este fue un golpe orquestado solo por Leonel.

Duncan detiene bruscamente el auto y es cuando me enfocó en los lobos que se están acercando. Los cuales se detienen abruptamente, al parecer no esperaban encontrarse con nosotros. Sin detenernos a pensar, salimos al mismo tiempo del auto y nos lanzamos hacia los lobos.

Estos lobos tienen más experiencia que aquellos que penetraron en el club. Nos rodean y se lanzan a atacarnos en manada, sonrió mientras doy un salto y se escucha el estruendo de los lobos. Puedo ver a lo lejos como Duncan se enfrasca en su propia pelea.

Aterrizo encima de un lobo, y aprovecho para desencajar su mandíbula y torcerle el cuello. Un agudo grito por parte de los demás se escucha en el aturdidor silencio, un lobo gris enorme se acerca y los demás se mueven hacia atrás. Es cuando me doy cuenta de que es él alfa, quien me esta retando.

—Tú demonio, te vas a arrepentir por haber matado a mi luna. —vocifera con rencor. —Te reto a muerte, si me vences obtienes todo lo que es mío, pero si yo te gano los mataré a los dos.

—Acepto—Nunca he rechazado un reto y hoy no será el día.

El alfa manda detener a sus lobos y le pido a Duncan que este al margen de todo esto. Él me cuestiona, ya que el tarado no sabe con quien ha estado tratando y el alfa mucho menos tiene una idea.

Mientras los ojos de todos los presentes estaban en nosotros, solo me detuve y espere a que diera el primer golpe. Comenzó atacar y dejé que su confianza se ampliara, sus garras impactaron en mi pierna derecha dejando un ardor a su paso y es cuando la sangre comenzó a fluir. Se carcajeo pensando que esto me debilitaría, siguió lanzando sus golpes y solo me defendí, impidiendo que sus garras desgarraran partes importantes. Me rozo el hombro derecho, sin embargo, sus garras se anclaron en mi costado y me lanzo hacia el auto, con el cual impacte. Se estaban burlando, y es cuando decidí dejar de jugar.

Me puse en pie y camine directo hacia él, esquive el golpe que lanzo y cuando sostuve su brazo le di una vuelta con brusquedad dejando que su cuerpo colisionara en el suelo. Levantando una estera de polvo que danzaba en el aire. Cansado de todo este previo juego, no permití que se levantara. Presione mi rodilla sobre su pecho haciendo fuerza sobre él, y a la misma vez mis manos fueron hasta su cuello donde presione a sangre fría. Pude ver la sorpresa en sus ojos, y como la desesperación se hacia parte de él y como clamaba piedad sin poder respirar. Mis dedos se hundieron de tal forma que le realice un hoyo en su garganta, donde la sangre comenzó a salir y en un impulso mis garras crecieron, ya que tengo ADN de lobo, apreté su lengua y antes de que intentara cerrar su boca para cortarme con su colmillos, se la arranque a sangra fría.

Y con mi trofeo en mano se la mostré a su sequito, los cuales parecían trastornado. Permanecieron en su lugar, luego dieron unos pasos atrás e inclinaron sus cabezas. Les lance la lengua de su alfa, quien por hablador había encontrado su muerte.

Si un alfa creía que era un digno oponente para mí, estaba equivocado. A mí solo me podría destruir otro como yo, solo un prototipo que tenga batallas tan sangrientas y su vida estuviera ligada a la pelea desde muy joven puede ser un digno oponente. Aunque a veces tengan que buscar más de dos para someterme.

Cansado de todo esto y al ver que los demás lobos no atacaban, le dije a Duncan que era hora de irnos. Cuando lo vi a los ojos pude ver respeto en su mirada. Nos pusimos en movimiento, y una vez que estuvimos cerca del territorio pude ver como el humo se extendía y subía del precipicio. Algo me decía que Adriá le había pasado algo.

Salimos del auto, y antes de que siquiera nos acercáramos. Un grupo de ejecutores se nos acercaron notificándonos lo sucedido y que Adriá estaba bien, además de que el rey demonio quería hablar con nosotros.

Suspiré, porque había llegado el momento de tomar decisiones sabias de ahora en adelante.

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