El inspector Rodríguez, tras entregar el informe, lo obligan a tomar unas vacaciones forzadas. La idea no le hace mucha gracia, pero si quiere seguir con el caso del dentista, es lo que tiene que hacer. Pasaron dos semanas y se sumerge en nuevos casos asignados, pero siempre pensando dónde puede estar metido el dentista. Sin tener noticias del dentista ni del contable, la incertidumbre persiste. A medida que su equipo investiga otros crímenes, Sofía, Jesús y Kevin no entienden por qué al inspector le asignan otros casos menores.

El inspector Rodríguez estaba investigando un robo en una tienda cuando se encuentra con sorpresas inesperadas que podrían estar vinculadas al caso de Sofía, Jesús y Kevin, aunque el inspector aún no lo sabía. La tienda está situada en Coia, en el centro comercial 1, es una pajarería. El inspector se sorprendió de que aún hubiera tiendas de este tipo. Pidió a uno de los policías allí presentes que tomaran declaración al dueño de la tienda y luego que fueran a tomar declaración a todos los que vieron algo raro.

Hubo un tiroteo en un piso del centro, en la calle Rosalía de Castro. El dueño del piso, un anciano que está en un geriátrico en Alcabre, deja las gestiones del alquiler a su nieta y una gestoría. Se encontró un cadáver en el piso, un varón de 1.80 metros, moreno, sin heridas de defensa ni agresión; le dispararon en el medio del pecho, directo al corazón. Vestía pantalones vaqueros y una camiseta verde con líneas azules, llevaba zapatillas Nike y un reloj Rolex que destacaba en su atuendo. Más detalles se conocerán tras la autopsia. El piso estaba alquilado a una pareja que no se ha sabido nada de ellos en dos semanas. Todos los vecinos, al ser interrogados, describieron a la pareja como amable y risueña, aparentemente sin problemas con nadie.

-Kevin, ponte en contacto con algún familiar de la pareja - dijo Sofía.

Mientras tanto, Sofía, Jesús y Kevin siguen una pista de su caso que los lleva al robo que estaba investigando el inspector. Dentro de la pajarería, todo estaba desordenado, como si un huracán hubiera pasado y dejado todo hecho un caos. Al salir de la tienda, levanta la cabeza y ve salir de un coche a Sofía, Jesús y Kevin. Se dirigen hacia el inspector.

-¿A qué debo tan grata vista? - Dijo el inspector.

Los chicos se ríen.

-Ahora ya puedes trabajar con nosotros; creemos que el robo está vinculado a un homicidio en un piso del centro - Dijo Sofía.

El inspector la mira y le sonríe.

-Esperemos que a última hora me aparte para variar.

-Haremos todo lo posible para que eso no pase - Dijo Sofía.

-Por cierto, enhorabuena por estar al mando ahora. Sigue así, lo estás haciendo muy bien.

Sofía mira al inspector, toda sonrojada, le coge la mano y le da un abrazo.

-Estaba haciendo la ronda para tomar declaración y llegó el dueño de la tienda. Me dijo que quería hablar contigo - Dijo el policía.

El inspector se dirige a hablar con el dueño de la pajarería.

-Hola, soy el inspector Rodríguez; estoy dirigiendo este caso. Uno de nuestros muchachos me dijo que quería hablar conmigo.

-Ahora, ¿quién se va a hacer cargo de esto? Además, estuve revisando todo lo de la tienda y no me robaron nada.

-¿Qué?

-Ya le dije a los policías que es imposible que me robaran nada. Aquí solo hay pájaros y jaulas.

El inspector se quedó a cuadros, no sabía muy bien qué decirle al hombre.

-El seguro le pagará todos los desperfectos - Le dijo el inspector.

El inspector llama a Sofía para obtener más información sobre la conexión del caso; el arma encontrada en el piso resulta ser propiedad de un empleado del dueño de la pajarería.

-Vale, voy a volver a hablar ahora con él.

El inspector se comunica nuevamente con el dueño de la pajarería.

-Señor Álvarez, tengo una pregunta para usted. ¿Ha tenido o tiene algún empleado?

-Sí, hace años, lo despedí cuando pude demostrar que me robaba dinero y más cosas de la tienda.

-Vale, ¿y cómo se llama su antiguo empleado?

-Rubén Sancho, por aquí lo conocen como el Pancho.

-Gracias, ha sido de buena ayuda. Que tengas buen día.

Llama a Kevin y le dice que le cuente lo que sabe sobre un tal Pancho.

-Hola jefe. Pues que es un camello de poca monta, no suele meterse mucho en problemas, siempre suele ir a su bola. Conoce a gente bastante peculiar. ¿Qué quieres que haga?

-Habla con él, consigue sacarle algo. Me da a mí que quieren incriminarlo.

Vuelve a llamar a Sofía y le dice que aquí no hay más que rascar, luego se dirige a la comisaría para ver qué conexiones puede encontrar para que el caso sea sólido. Una vez en comisaría, investiga las similitudes entre el de la tienda, el anciano, la pareja y el fallecido.

El inspector llega a la comisaría y se pone a hacer el papeleo. Mientras trabaja, piensa que el dentista es una amenaza latente, recordando sus encuentros anteriores donde la verdad resultó esquiva. Bosteza, se levanta y se dirige a la máquina de café. Mientras esta prepara la bebida, el inspector reflexiona sobre lo malo que es el café, pero decide tomarlo de todos modos.

De vuelta en su mesa, el inspector nota una carpeta que no estaba antes. Mira a su alrededor, se levanta y pregunta:

-¿Hay alguien ahí?
Sin obtener respuesta, regresa a su despacho, abre la carpeta y descubre información comprometedora sobre el comisario y el teniente obteniendo fondos de manera irregular. Incrédulo, se pregunta cómo alguien como el comisario podría estar involucrado en eso.

Mientras revisa los informes, descubre que no solo aceptaron sobornos de personas adineradas, sino que también encubrieron actividades ilegales. Nervioso, se levanta y se va a casa. La corrupción se enreda en la oscuridad de la ciudad, donde las personas influyentes parecen salir impunes de sus acciones ilegales.