𝟛𝟟🎶
Capítulo 37| Un regreso inoportuno, una recaída y una escapada por amor
Mane
Tres días.
Han pasado tres días desde que estuvimos en el despacho de su padre y ellos dos hablaron abiertamente y aunque siempre le repito que yo no hice nada más que enviar una canción a su padre, el Chico Disney sigue agradeciéndome con una sonrisa. Una sonrisa que no dudaría en tatuarme para tenerla siempre conmigo. Estamos volviendo del viaje a Canadá que hicimos juntos. Las ocho horas más largas, pero inolvidables de mi vida; porque si, fuimos en coche por la tranquilidad y libertad de poder ir escuchando música sin molestar a nadie.
—Aún no me creo que lo hayas hecho —No aparta la mirada de la carretera mientras que yo no lo hago de su perfil. Creo que vamos a entrar ya a Nueva york —O sea, has contado algo que te cuesta mucho abrir, solo por ayudarme.
—He soñado mil veces con tener unos padres que me apoyen. Por eso no quiero que nadie pase por lo mismo que yo —confieso, apenada.
Al darse cuenta del cambio en mi voz, Riley suelta el volante con una mano y la deja caer sobre mi mano. La misma corriente eléctrica a la que ya me he acostumbrado, recorre esa zona donde esta su contacto. Nuestras miradas se encuentran un par de segundos porque no puede perder de vista el frente, pero son los mejores segundos porque no hace falta nada más para eliminar cualquier rastro de tristeza en mí. Con él es eso, sentirme cómoda en un silencio que otra persona no aguantaría. Con él todo es mucho mejor, porque eso es el amor, ¿no? Saber lo que la otra persona está pasando sin necesidad de decirlo y decir: «aquí estaré cuando todo se te venga encima o te quieras rendir, porque no te dejaré».
El amor, aunque no sé mucho, pues ya me equivoqué la primera vez con Marco, es mucho más que palabras bonitas y detalles. Amor es... Saber que puedes vivir sin esa persona, pero si la quieres, darás todo lo que haga falta para que no tengas que vivir sin ella; porque no debemos confundir dependencia con querer.
En ese momento, la radio decide poner nuestra canción y en segundos, la primera estrofa de I gotta Feeling de Black eyes peas, empieza a tocar. Me río cuando veo a Riley cantarla a todo pulmón y recordar que la asoció como nuestra, ahora me parece el detalle más perfecto, porque aquella canción no es que sea una romántica como las películas cuando el prota le dedica una melodía lenta y con sentimiento a la chica... No, la nuestra era una canción rápida y con bastante ritmo. Nunca he sido de creer en el destino o el hilo rojo como mi amiga Soph, sin embargo, este chico ha conseguido hasta lo inverosímil. A conseguido convertir el desastre de mi corazón en uno que ahora florece. Las palabras de Noah de la primera vez hacen mella en mi cabeza: «te está haciendo sentir lo que no quieres», y luego sus palabras en el porche de mi casa: «Prometo hacerte latir de nuevo» ... Y lo estaba haciendo. Me esta volviendo a hacer latir.
También me viene a la cabeza el hecho de que mi hermano se esté recuperando poco a poco. Siento que la vida me está sonriendo nuevamente. Es verdad que en un principio me costó irme a Canadá con Riley porque no quería dejar solo a Eliot, pero mi hermano me obligó a irme porque ya se sentía culpable por haberle cuidado por mucho tiempo; volver a mi ciudad natal fue de esas sensaciones tan maravillosas y llenas de recuerdos. ¿Sabéis ese sentimiento de sentir mariposas? Bueno, pues yo lo estaba volviendo a sentir después de mucho tiempo gracias a él y lo que había pasado en Canadá es de esas cosas que se quedan allí y en nuestra memoria.
—¿En que piensas? —su voz me saca de la ficción a la que me había metido —Seguro que, en mí, ¿a que si?
—Creído —ataco.
—No se puede negar lo que es verdad.
—Pienso en Eliot y en lo que se está esforzando. Siempre he soñado este momento, pero lo veía tan lejano...No me creo que esto sea verdad.
—Pues créetelo, amor.
Maldigo cuando empiezo a notar los ojos ahogados en lágrimas, pues es algo que también he perdido: mi capacidad de ocultar mis sentimientos y no llorar en público. Cuán le pido perdón por llorar, este se ríe y rebate:
—Te he dicho que no debes guardarte lo que sientes. Llora si quieres, amor. Llora hasta quedarte vacía —me mira otro par de segundos, estos los he sentido mucho más intensos —Quiero verte feliz y riendo, pero también quiero verte en tu peor versión sabiendo que vendrás a mí cuando no puedas más, porque eso me dará la certeza de que confías lo suficiente en mí como para dejar que te vea. Quiero verte incluso con los ojos hinchados y que me cuentes tus preocupaciones.
Sigo llorando, por todo lo que ha cambiado en mi vida hoy en día y todavía no hemos pasado de año.
—Quiero ver como muestras cada una de las emociones que el ser humano abarca, excepto una —espero que continúe hablando y cuando lo hace, es lo que menos esperaba —La de rendirse. No quiero ver como te rindes sin haberlo intentado antes, pues nada sale nunca a la primera. En esta vida toca arriesgarse sin saber si lo vas a perder todo o acabas ganando.
—Me impresiona como se te ocurren todas esas frases. Pareces Mr. Wonderful.
—¿Se te olvida que yo soy el que escribe las canciones? Algo bueno debo tener, ¿no? — Asiento limpiándome las lágrimas de la mejilla. —Me gustas. Me gustas mucho.
Terminamos el trayecto a mi casa cantando diversas canciones, riendo y en un silencio que lo dice todo.
Que me quiere. Que le quiero... Que nos queremos.
🎧🎧🎧
Entro en casa después de despedirme de mi novio y prometer que le llamaría más tarde.
Mi novio.
Me sigue pareciendo de lo más extraño y aterrador esa simple palabra y más dicha por mí. Recuerdo la primera vez que le vi y lo que le odiaba a partir de ese bochornoso momento y ahora... Ese baterista se ha adueñado de mis pensamientos noche y día. Cuando dejo las llaves en el recibidor, llamo a mi hermano en voz alta, pero no hay respuesta.
—¡Eliot! —grito de nuevo. Me extraña que no esté en casa, pero no quiero pensar en nada negativo. Dejo la bolsa del viaje en el sofá y subo las escaleras con un rancio sentimiento en el pecho —Eliot, he llegado. Espero que no estés dormido porque quiero que cenemos fuera cuando llegue Rosa.
Sigo sin recibir respuesta.
La puerta de su habitación se mantiene abierta lo que me hace suponer que quizá no está ahí y cuando entro, la soledad y la iluminación anaranjada del atardecer que empieza a asomar, me lo confirma. Ahuyento los pensamientos malos que se me amontonan en el centro de la cabeza y voy hacia mi cuarto, si bien sé que no estará ahí.
Exactamente, no está.
Cuando salgo de nuevo, cierro tras de mí y me pongo los brazos en jarras, pensando. Rosa por fin ha vendido su casa de Canadá y regresó ayer muy tarde. Bajo de dos en dos los escalones para ir por un vaso de agua a la cocina. Justo al entrar tropiezo con algo que provoca que casi me caiga. Casi, porque me agarro a un taburete que rodea la isleta de centro. En cuanto veo con lo que he tropezado, —mejor dicho: quien—, todo me comienza a dar vueltas suplicando que sea una broma. Repito varias veces seguidas un «no» de desesperación negando con la cabeza.
«No, no, no», llevo las manos a la boca para no llorar fuerte al ver a la persona tirada en el suelo.
Reacciono tarde y me tiro al lado del cuerpo de mi hermano que yace inconsciente. Permanece inmóvil, con los ojos entreabiertos y varias botellas a su alrededor vacías, menos una que le queda la mitad. Son demasiadas como para llegar a provocarle un coma etílico. Rompo a llorar mientras intento levantarlo; paso un brazo por su nuca y lo pongo encima de mí. Niego. No puede hacerme esto. No otra vez cuando lo estaba intentando.
—Eliot, despierta —suplico, al borde de las lágrimas —Por favor, hermano, abre los ojos. ¿Por qué? Lo estabas consiguiendo, ¿Por qué ahora?
No reacciona.
Toco su cuello para comprobar su pulso y el miedo aumenta cuando apenas lo noto muy débil. Contemplo alrededor buscando respuestas que nunca llegan. Solo un montón de botellas que ha debido de comprar, parecen reírse de mí, entre ellas: Jack Daniel's. Hay tantas que no sabría ni si podría contarlas.
Intento darle la vuelta para que expulse todo el alcohol que sea necesario. Me cuesta, pues pesa un poco, pero lo consigo y mientras lo echa, corro en busca de mi teléfono para en cuanto lo tengo, llamar a alguien.
Riley es quien tengo más a mano y no tarda ni quince segundos cuando lo coge, regreso al lado de mi hermano que va echándolo todo poco a poco. La voz se me rompe completamente cuando hablo:
—¡Riley! Por favor, te necesito... Es Eliot...
Suelto un sollozo que no pasa desapercibido para él y que responde enseguida:
—Enseguida voy, amor —me cuelga sin dudarlo, lo que agradezco porque ahora no me apetece hablar.
Hablo con mi hermano, aunque no vaya a responderme, susurrándole que todo saldrá bien. Le abrazo llorando cuando le oigo por fin decir una simple palabra con la voz muy débil: "frío", es lo que dice. No puedo perderlo. No a él; no a mi hermano y después de que estaba recuperándose. Grito al cielo totalmente rota. Un grito de dolor.
Riley llega tal como lo prometido y en menos de cuatro minutos o así, llama a la puerta a la vez que oigo su voz amortiguada. Cuando le abro, al verme con los ojos hinchados y rojos, me estrecha entre sus brazos. Apenas me aguantan las piernas, pues ahora parecen flanes, pero consigo no caer al suelo. Corremos hacia la cocina y en cuanto lo ve en el suelo, me ayuda a llevarlo a su coche sin más tardar. No hace preguntas. No dice nada ni siquiera cuando montamos en el coche (yo detrás) ni durante el trayecto al hospital más cercano, pues ahora mismo no creo poder decir nada sin acabar derrumbándome.
Siento mi mundo derrumbarse otra vez.
Iba todo genial. Eliot yendo a terapia para volver a ser una familia de nuevo... ¿Por qué había recaído? Observo a mi hermano. Le doy mini caricias en la sien y le compruebo el pulso varias veces seguidas. De vez en cuando, mi mirada se encuentra con la del Chico Disney que me va echando algún ojo por el espejo retrovisor.
Y cuando llegamos al hospital y veo a los enfermeros llevándose a mi hermano en una camilla, es cuando me permito caer al suelo golpeando las rodillas contra el duro asfalto mientras Riley me abraza y yo suelto todo lo que llevo dentro en un segundo grito de puro dolor. Es él quien llama a Rosa minutos después cuando nos metemos a la sala de espera, para contárselo.
🎧🎧🎧
—Mmm.
Levanto la vista cuando escucho el murmullo de alguien. Me pongo de pie enseguida en cuanto veo a Eliot abriendo los ojos con la incertidumbre por saber donde se encuentra.
Me acerco a su cama y le agarro la mano para llamar su atención. Mi hermano escudriña todo a su alrededor con un ojo medio cerrado como si le pesara aquel lado y no pudiera abrirlo. Una sonrisa frágil se forma en mis labios para que sepa que estoy aquí. En ese momento, Rosa entra en la habitación, —ha llegado hace media hora—, y abre los ojos al ver que Eliot por fin ha despertado. Riley entra después de ella, pero este no se acerca para darnos espacio.
—¿Qué...Que hago aquí?
—Te encontré tirado en la cocina, Eliot y yo... —la voz se me corta al tener que recordar todo lo vivido hace menos de una hora, porque no eran ni las diez de la noche. —Eliot, ¿Por qué lo has hecho?
—¿Qué?
—Recaer. ¿Por qué has recaído?
Mi hermano parece avergonzado, pues deja de hacer contacto visual con nosotras y en su lugar, mira la vía que tiene en su brazo. Luego, posa los ojos en la ventana soltando un suspiro que trasmite, sobre todo, culpabilidad. No quiero llorar, sin embargo, mi mente opina lo contrario y las primeras lágrimas caen por las mejillas. Como si estuviese conectado conmigo, no hace falta que me vea cuando, Eliot se gira a mirarme y me agarra la mano para llamar mi atención. Este estira el brazo que no tiene la vía y me seca una lágrima.
Escucho la voz de Rosa a mis espaldas diciéndole algo a Riley y acto seguido, ambos salen de la habitación dejándonos a solas.
Mi hermano rompe de nuevo el silencio que se ha formado:
—Lo siento, Mane... Te he vuelto a fallar.
—Pensé que estabas bien con las terapias, no lo entiendo, Eliot —me cuesta pronunciar cada palabra.
—No lo sé —sisea. Aparta la mirada hacia delante y continúa —En una de las terapias, tuvimos que hablar de nuestro pasado para dejarlo atrás o no sé para qué, y cuando hablé de Roxanne... Todo me volvió a estallar, Mane. La quería, sabes que la quería mucho, ¿verdad?
Asiento; y odio a esa chica por hacerle aquello a mi hermano. Por su culpa, Eliot había recurrido a la bebida y se había olvidado de toda su vida prácticamente. No obstante, no fue solo eso lo que más me jode, es que, Roxanne no tuvo el descaro de romper en persona y hablándolo, sino que, lo hizo por mensaje. Si, le rompió el corazón por mensaje. Para mí es así de fácil: si dejas de querer a una persona, se lo dices a la cara; sin mentiras ni traiciones.
En ese instante, me atrevo a plantarle cara a mi hermano sobre Roxanne y todo lo que siempre he pensado de ella. Le cuento que yo nunca vi nada bueno en esa chica, que si la aguantaba era porque solo era una niña y quería su felicidad, pero que en el fondo no me daba buenas vibras. Confieso todo lo que llevo aguantándome por mucho tiempo, dejando a mi hermano estupefacto al oír todas mis palabras.
Finalmente, acabo disculpándome, pero es que es lo que siempre he necesitado; decirle la verdad.
—¿Ves? Siempre he sabido que eras más lista que yo, Boo. Te diste cuenta antes de lo que pretendía Roxanne, que yo y por mi culpa has tenido que volver a verme en aquel vergonzoso estado...
—No es tú culpa, Eliot —Este niega insistiendo en que si lo es —Yo quiero que vuelvas a intentarlo. Por mí. Por Rosa. Somos las únicas que te tenemos que importar.
—¿Y si te vuelvo a fallar?
—No lo harás —Me mira con cierto temor —Y si sucede, una persona me ha dicho que las cosas no salen a la primera y que hay que arriesgar, aunque pierdas o, aunque ganes. Pero sea cual sea el final... Siempre te ofreceré mi mano para levantarte. Porque yo si te quiero, Eliot y el amor de hermanos debe prevalecer por encima de todo.
—Ven aquí, mi pequeña Boo.
Nos estamos abrazando justo cuando Rosa y Riley vuelven a entrar y nos ven en aquel gesto tan íntimo. Cuando nos separamos, por ves primera veo a Eliot bromeando con el Chico Disney y haciendo de hermano mayor. Una enfermera nos pide que abandonemos la habitación porque tienen que hacerle unas últimas pruebas para saber si el paciente va mejorando.
Quiero que todo vaya bien a partir de ahora. Y, sobre todo, quiero que Eliot consiga salir adelante sin volver a recaer.
🎧🎧🎧
Ver a Eliot intentar hacer vida normal desde que está yendo a terapia y desde que ha salido del hospital, es la mar de gracioso. Si, han pasado dos días desde que le dieron el alta y aunque debe hacer reposo, mi hermano no hace ni caso; algo que no ha cambiado.
Rosa le regaña cuando por casi se le cae la sartén con el aceite hirviendo al suelo y no se libra de la colleja que esta le da. Mi hermano está intentando hacer un huevo frito usando la tapa como escudo y a una distancia prudente para que no le salte. Entretanto yo, disfruto con la divertida escena que cierne ante mis ojos.
—¡Quieres dejar de hacer el tonto! —exclama Rosa, aunque sé que ella también está disfrutando de esos momentos.
—¡¿Desde cuando un huevo salta así?! —gruñe este y yo suelto una carcajada que llamo su atención —Si, tú ríete hermanita, pero este chamuscado va a ser para ti por listilla.
—No pienso comerme eso —aclaro con gesto repulsivo.
Eliot me recuerda ahora mismo a Riley quemando los sándwiches y no puedo soltar una carcajada que ambos me miran como si estuviese loca. Cuando paro de reír, miro la hora en el móvil, pues Eliot debe salir para ir a terapia. Las ocho de la mañana; todavía tenemos tiempo. Desde el día que conversamos en el hospital antes de que le dieran el alta, mi hermano ha vuelto a ir a terapia para cumplir con su promesa de recuperarse y no fallarme.
Sonrío al ver a mi hermano volviendo a iluminarse mientras discute con la sartén. De repente, el sonido del timbre me saca del ensimismamiento. Eliot me suelta que le próximo huevo le saldrá mejor y yo me dirijo hacia la puerta intentando no reírme más, pero no lo consigo cuando desde aquí, oigo que gruñe porque se ha vuelto a quemar. Ruedo los ojos, divertida y por fin, abro la puerta.
Dejo de sonreír y mi rostro muestra una expresión de absoluto desconcierto cuando mi mirada se encuentra con las dos personas (una pareja) frente a mí. La mujer, de cabello rubio caoba, curvas medianamente pronunciadas y unos ojos color marrón clarito. Debo decir que es muy guapa y no debe superar los... ¿treinta y pico de años? El hombre, que parece más serio, es fuerte con un poco de tripa. Los ojos de este también son marrones, pero de un tono más oscuro que los de la mujer. Alguna cana le asoma por el cabello al estilo del último actor que ha interpretado al agente 007, pero le da ese aire atractivo. Una barba arreglada y exuberante.
Ambos se presentan de una guisa muy elegante. Van extremadamente arreglados como si fuesen empresarios. Lo que, si no he dejado de comprobar, es que no me quitan los ojos de encima como si me conocieran. Sin embargo, no les culpo, pues su rostro también me resulta familiar, pero no caigo. No, hasta que la voz de mi hermano a mis espaldas me hace voltearme al oírle decir lo que menos espero:
—Mane... —Su rostro cambia de la alegría a la rabia —¿Qué hacéis vosotros aquí? Largaros por donde habéis venido... padres.
En cuanto escucho la palabra «padres», me volteo hacia la pareja que no dejan de mirar a Eliot. ¡Ya se de que me suenan! Eliot me mostró hace mucho tiempo, de pequeños, fotos de ellos cuando le pregunté por mamá y papá. Rosa aparece segundos después y le pasa lo mismo que a mi hermano, pero sin la rabia en su cara. Esta se paraliza al ver a ¿mis padres? Que raro suena decirlo... y pensarlo.
Eliot vuelve a mandar que se marchen, sin embargo, la mujer es quien rompe el silencio dirigiéndose más a mí que a los demás:
—Mane, soy mamá —La risa de fondo de mi hermano hace que le mire un segundo —¿No quieres que pase?
Y como si me hubieran echado un hechizo, le pido con una mirada a Eliot que me dejé darles paso y aunque no parece muy a favor, asiente. Este pasa primera al salón, seguido de nuestras...Padres.
Eliot se cruza de brazos con una mirada que lo dice todo hacia ellos.
—¿Por qué habéis vuelto? Que pasa, ¿habéis dejado de jugar a los ricos y queréis ser padres ahora?
—Eliot hijo, no...
Mi hermano interrumpe a la mujer. No se que decir:
—No, Kristin, hace mucho que perdiste el derecho de llamarme hijo —Daba a entender que esta enfadado, pero sé que en el fondo ahora mismo es dolor lo que siente —Tendré tú sangre y todo lo que quieras, pero ni tú eres mi madre ni yo tu hijo desde el momento en que os largasteis porque teníais complejo de vida de ricos —¿Así que por eso nos dejaron? ¿Por qué querían ser ricos? Todo esto me abruma demasiado —Así que, por mucho que os hayamos dejado entrar, no os hagáis esperanzas de que jugaremos a ser una familia feliz, porque no lo somos. Nunca lo hemos sido.
Ahora es el hombre quien pronuncia palabras:
—Eso tendrá que decidirlo ella, hijo.
Los cuatro posan su atención en mí, agobiándome cada vez más. Todo me da vueltas y no aguanto ni un minuto más ahí, así que pido permiso para ausentarme unos minutos y salgo sin decir nada a que me dé el aire.
Una vez en el porche donde estuve hablando con Riley hace noches atrás, me apoyo en una de las barandas de los escalones y suelto todo el aire contenido. Cierro los ojos y las primeras lágrimas afloran de estos sintiendo todo y nada a la vez. Cojo el móvil del bolsillo y cuando quiero darme cuenta, le estoy llamando. Limpio mi nariz con la manga y su voz al otro lado consigue calmarme.
Me llevo la mano cerrada en un puño a la cabeza, camino de un lado a otro y me luego me tapo la boca intentando que no oiga que estoy llorando, pero no sirve de nada, cuando inicia la conversación.
—Sirenita, ¿Estas llorando? Espera que salgo fuera.
El ruido de fondo que había antes, ya no se oye, por lo que si ha salido de donde estuviese. Me vuelve a preguntar y respondo con el tono de voz quebrado.
—Mis padres...Están aquí. Riley, mis padres han aparecido y no se que hacer... y yo te estoy molestando... y lo siento, pero eres el único que consigue relajarme.
—Nunca me molestas, sirenita —responde, sincero —Puedes llamarme incluso a las tres de la mañana.
—¿Qué haces? Solo necesito oírte.
—Anthony nos ha organizado un pequeño concierto en un club para seguir creciendo, pero, dime: ¿Qué es eso de que tus padres están ahí?
—Al principio no sabía quienes eran, pero Eliot me lo ha dicho y yo no sé que decir. Mi hermano ya le cantado de todo, pero ahora están esperando que yo decida y me he abrumado... y te he llamado sin tener en cuenta que tú tienes una vida...
—Si, tengo una vida —dice, y me siento culpable, pero Riley prosigue —Pero tú estás en ella, sirenita. ¿Quieres que vaya?
Una parte de mí quiere decirle que sí, que lo necesito ahora mismo conmigo en este momento, sin embargo, no puedo dejar que abandone ese concierto y sin poder evitarlo, comienzo a disculparme por sacarle de algo tan importante y niego en que no hace falta que venga, pues ya estoy mejor. Miento, en realidad no lo estoy, pero no puedo hacerle eso. Intento que mi voz suene normal, —un poco imposible—, para que se crea que estoy mejor y que solo necesitaba oírle.
Antes de que le de tiempo a decir nada más, le deseo suerte con lo que estaba haciendo y cuelgo de inmediato.
No puedo meterle siempre en mis mierdas...
"Bonita, Riley nos quiere incluso con nuestras mierdas".
Ahora no, por favor.
Cuando estoy un poco más preparada para afrontar lo que he dejado ahí dentro, —aunque creo que no lo estoy—, me limpio las mejillas y todos se vuelven a mirarme en cuanto me ven pasar al salón.
Eliot viene a mi encuentro sin quitarle los ojos a nuestros padres. Michel y Kristin, ahora sé que así se llaman, se explican porque yo les pido que lo hagan, del motivo por el que han regresado que es, básicamente, porque se han dado cuenta de que ni el dinero puede compensar su falta en nuestras vidas y que durante mucho tiempo no han dejado de pensar en nosotros, cosa que ha sacado más de una risa seca a mi hermano.
Y aunque mi hermano quiere echarles de casa, yo quiero que sigan hablando.
🎧🎧🎧
Michel y Kristin terminan de hablar a la par que el timbre suena. Eliot y yo nos miramos sin entender quien es ahora y justo cuando voy a abrir, este me interrumpe para ir él porque no aguanta a solas con nuestros padres.
Un silencio incomodo se torna entre nosotros y me alegro cuando Eliot vuelve a la sala, pero no entra del todo y desde una esquina de la puerta, me pide que vaya. Voy, disculpándome con ellos y Rosa, y en cuanto salgo al recibidor, me detengo al ver a la persona que se encuentra ahí. Corro hacia él y casi salto encima, pero Riley me agarra la cintura y me besa. Mi hermano a desaparecido.
Cuando le pregunto que hace aquí y con el concierto donde estaba hace unos minutos, se ríe en bajito y me dice que se ha escapado del club para venir corriendo hacia aquí.
Le digo que está loco y después de besarme de nuevo, refuta:
—No voy a dejarte pasar por esto sola, sirenita —ruedo los ojos, pues es inútil recordarle que no necesito ayuda de nadie, además que ahora no me lo creería ni yo misma —Además, te dije que si tu vida era patética, yo quería formar parte de ella; porque te quiero con tus virtudes y defectos. Con tus mierdas...Porque todos las tenemos.
Ahora soy yo quien le beso, pero no duda mucho cuando mi hermano asoma la cabeza por la puerta y nos obliga a entrar para no dejarles solos a Rosa y a él.
Antes de entrar, le susurro:
—Te quiero.
Riley ve a mis padres por primera vez y se queda con la misma expresión de Eliot, que implica la rabia.
En cuanto Eliot tiene intención de echarles, sin saber porque lo hago, le detengo del brazo y niego, dejando sorprendido a mi hermano.
Es como si siguiera hipnotizada por aquella pareja y quisiera seguir escuchándolos. O tal vez, porque de pequeña siempre soñaba con tener unos padres y, ahora que están aquí, no quiero que se vayan todavía; puedo parecer tonta, sin embargo, algo en mi mente me decía que siguiera escuchándolos.
Buenas noches, Lovers! Hoy os traigo cuatro nuevas actualizaciones con mucho amor. Espero que las disfrutéis y no olvidéis votar, comentar y compartir para ayudarme a crecer en la plataforma naranja. Solo quiero decir, que con estos capítulos, cada vez nos acercamos más al final de Riley y Mane, ¿estáis ilusionadxs por ver como acaban? Yo sí, y espero que vosotros y vosotras también.
Como siempre digo, tenemos dos grupos tanto de wasap como telegram donde voy subiendo avances y fangirlear con mis historias por si os interesa uniros. Podéis conseguir los links en mi perfil o pedírmelos al privado.
Instagram: carlusky_01 (personal) y Sagaalover (wattpad)
Preguntas: ¿Qué opináis de los padres de Mane y Eliot? ¿Creéis que Mane los aceptara en su vida? Qué os esperáis para que va a pasar al final.
DEDICATORIAS:
Itsmariabox, AndreaSmithh, BURGUI92, itxmaikai, cristinazg_, Titania2408, NaykarenCorreaRodrg2, HouSara, Poisha_, WattpadEspanol, WattpadRomanceES, AdictaAlChicoDelPan, LibrosAdicta, Paattri20
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro