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Capitulo 15: Sentimientos


-¿Como te sientes? -Niara miro a Helen con una sonrisa -¿Mareos, fatiga?


-Hambre -y ella tomo un panecillo y lo mordió -Mucha hambre.


Todos rieron, entonces un guerrero de Eder entro en la sala corriendo.


-¡Caballos señor! -y todo paso demasiado rápido.


Ewan y Niaj guiaron a Jannet, Helen, Ayla y los niños a una de las habitaciones, mientras Niara tomaba su espada y Freya la suya.


-¡¿Que haces?! -Alexander quito el arco a su esposa -Sube con ellas.


-No -y ella le quito el arco, recuperándolo -Os cubriré.


-Maldita sea -el apretó la mandíbula -¡Sube a la habitación!


-¡He dicho que no! -y ella lo miro furiosa.


-¿No lo entiendes? -el la miro desesperado -No puedo, no puedo concentrarme si estas expuesta.


-¿Por que no nos cubres desde la habitación? -Y Niaj la miro suspirando -Estoy seguro de que tu puntería es capaz de alcanzar desde alli.


-Está bien -ella asintió, se giro para marcharse, pero su esposo la agarro del brazo, tiro de ella dándole un beso y después salió de la sala -Hombres -rodo los ojos y se dirigió a la habitación con su arco y las flechas listas.


El patio era un caos, los guerreros corrían de un lado para otro, organizándose para una batalla. Eder, con la espada sujeta en su mano y acompañado por sus aliados, estaba en los escalones del castillo. Cuando los caballos se adentraron en el patio y todo quedo en silencio.


-¡Veo que estáis mas que dispuestos a la batalla! -Dalias MacLairs les miro con una ceja alzada.


-¡Dalias! -Eder bajo su espada y se acerco a él -¿A que debo tu visita? -miro los guerreros que le acompañaban.


-He oído que os preparáis para una batalla -bajo de su caballo -¿No pensareis dejarme fuera de la diversión?


-Eres bienvenido -y Eder estrecho su brazo -Gracias.


-¡Sera un placer volver a pelear a tu lado! -Niara bajo las escaleras y se acerco a él, para abrazarle.


-Ah, mi preciosa Guerrera -el la miro con cariño -Los años te hacen más hermosa.


-Y a ti mas galante -ella le sonrió.


-Ya soy un viejo -hizo una mueca -Pronto tendré que dejar el clan en mejores manos.


-Aun te queda mucha vida Dalias -Duncan le palmeo la espalda


-¡Organizad todo para que los MacLairs tengan un lugar donde descansar! -Eder dio la orden y después camino junto a los demás al interior de la casa.


-Debe ser una mujer increíble -Dalias miro a Eder -Me alegra que lograras encontrarla.


-Gracias a ti -lo miro a los ojos -Y lo son, son fantásticas.


-¿Son? -el frunció el ceño.


-¡Dalias! -Ayla bajo las escaleras de la casa y abrazo al anciano -Nos has dado un susto de muerte.


-Dalias, permite que te presente a mi esposa, Jannet MacPearson -Eder tomo la mano de ella, que bajaba el ultimo escalón y después paso el brazo por los hombros de la niña -Y mi hija Isobel MacPearson.


-Vaya, que mujeres tan hermosas -y tan galante como de costumbre, el se acerco y tomo la mano de la niña besándola -Señorita -después miro a Jannet y le sonrió -Bienvenida a los clanes, os ha buscado por mucho tiempo.


-Lo sé -ella miro a Eder y apoyo la cabeza en su hombro.





Cuando la noche se cernió sobre ellos, decidieron organizar una fogata en el patio y como hacía años, celebrar la unión de los clanes, juntos. Los niños bailaban en torno a la fogata riendo.


-¡¡Papa!! -Moira agarro al Diablo de un brazo -¡Vamos!


-¿Que? -El miro a Niara en busca de ayuda y ella sonrió.


-¡Baila con nosotras! -y Marga agarro a su padre del otro brazo.


-Mira el corderito asustado -Ewan rio divertido.


-No seas malo -Helen dio un codazo a su marido.


Isobel observo sonriendo como las gemelas bailaban con su padre, entonces sintió una mano en su hombro, giro el rostro y lo alzo, para encontrarse con la mirada de Eder.


-¿Tu no quieres bailar conmigo? -le tendió la mano, sonriendo.


-¿Estas seguro? -ella alzo una ceja, tomo su mano y juntos se unieron al resto.


Jannet sentada junto a Niara miro a su marido, bailando con su hija y sonrió, pensado en todo lo que finalmente la vida le había dado. Y pidiendo, pidiendo que no se lo arrebatara.



Un revuelo llamo la atención de todos, los hombres se pusieron en guardia, llevando las manos a sus armas. El rumor recorrió el patio "un intruso" y los nervios inundaron el lugar. En plena oscuridad de la noche, todos miraban a todos lados, hasta que el hombre apareció de la nada, caminando hacia ellos. Eder, junto a Mail llevaron las manos a sus armas y avanzaron hacia él.


-Por todos los Santos -Alexander abrió los ojos sorprendidos.


-¡Que se hiele el infierno! -Ewan miro rápidamente a su esposa.


-¡¡Robert!! -Eara llevo las manos a su boca sorprendida.


-¡Primo! -Helen dejo caer su copa.


Y Jannet como si hubiera visto un rayo de luz, se incorporo rápidamente y se lanzo a sus brazos, abrazándole.


Eder frunció el ceño, mirando a su esposa en brazos de ese hombre.


-¿Quien demonios es ese? -Apretó el arma en su mano.


-Ese, es el hermano de Eara -Alexander miro a su esposa -El futuro rey.


-¡¡Robert!! -Isobel corrió hacia él y rápidamente, su madre se aparto y el abrazo a la niña.


Jannet sonreía, feliz de verle.


-¿Pero que estas haciendo aquí? -Eara se acerco a el mirándole sorprendida.


-Soy los refuerzos -el la miro y sonrió.


-¿Y donde están tus guerreros? -Eder lo atravesó con la mirada.


-No traigo ningún guerrero -el lo miro fijamente -Sino la orden del rey de que Wert se aleje de vuestras tierras y no se vuelva a acercar a Jannet...


-A mi esposa -Eder le corrigió


-A tu esposa -y el sonrió -Y a ...tu hija.


-¿Y sabe el rey sobre esa orden? -Helen alzo una ceja, cruzándose de brazos. El la miro y se encogió de hombros, entonces ella le abrazo -Me alegra tenerte de nuestro lado -hizo una mueca -¿A que hueles?


-He atravesado medio país vestido como un mendigo -el la miro con el ceño fruncido -¿Que esperas?


-Sera mejor que te des un baño -Jannet coloco la mano en su brazo -Ven, ordenare que te preparen la bañera, algo de comer y agradecerás descansar en una cama.






Jannet entro en su habitación y se sentó en la cama, suspiro, quitándose los zapatos y se sobresalto al oír el portazo. Miro a su marido.


-¿Que ocurre? -lo miro preocupada.

-¿Que hace aquí? -el se acerco a ella, parecía furioso.


-¿No has oído lo que ha dicho? -ella frunció el ceño -Ha venido a ayudarnos.


-¡Ya! ¡Su magnifica majestad ha venido a ayudarnos! -el entrecerró los ojos -¡¿De que le conoces?!


-¿Eder? Estas siendo irracional -ella le miro como si estuviera loco -Escúchame.


-¡¿Irracional?! -el se quito la funda de la espada y la lanzo al otro lado de la habitación, golpeando un jarrón. -¡El señor llega aquí y tu te lanzas a sus brazos!


-Eder -ella hablo con calma mirándole -¿Estas celoso? -y el se quedo en silencio, mirándola. Suspiro -Cuando Helen me saco de, de las tierras de Wert. Yo... no hablaba, comía, ni siquiera salía al exterior. Cuando supo que el me estaba buscando, le pidió ayuda a Robert. -sonrió con tristeza -Estuve viviendo en palacio por mucho tiempo, en el ala de el. Yo estaba tan asustada, no le permitía acercarse, ni hablarme. Un día apareció en la sala donde yo pasaba días enteros, con una rosa, otro con un libro, un perfume. No me hablaba, no se acercaba, simplemente lo dejaba sobre una de las mesas. El día que le di las gracias, me respondió y con una sonrisa se marcho. Entonces empezó a venir y se sentaba a oírme leer, después paso a hablarme y yo le respondía. Poco a poco se acerco a mí. -miro sus manos y cerró los ojos con fuerza -Entonces un día, entro en la sala y yo no estaba. Me busco en mi habitación y me encontró, escondida en un rincón, llorando. Acababa de saber que estaba embarazada. Me abrazo, me abrazo y yo lo golpee, lo empuje, llore y grite. Y el siguió abrazándome hasta que simplemente llore, en sus brazos. -alzo el rostro y le miro -Al día siguiente vino a la sala a buscarme y me dijo que yo no estaba sola, me pidió que le aceptara como hermano y coloco una espada en mis manos. Estuve en palacio hasta que mi hija nació y el me enseño parte de lo que se. -una lagrima resbalo por su mejilla -Pero me enseño algo mucho más profundo, me enseño a no tener miedo a los hombres, a no estar asustada. Cuando Isobel tenía dos meses regresamos a las tierras del Ducado de Bedford, pero el nos visitaba a menudo. Se convirtió en el hermano que yo necesitaba.


Eder la miro, con las lagrimas anegando sus ojos, se arrodillo en la alfombra, con la cabeza gacha. Jannet se arrodillo ante el y alargo la mano para tocar su mejilla y obligarle a mirarla.


-Ningún hombre ha conseguido que volviera a desear, a sentir, ninguno salvo tu -lo miro a los ojos -Te amo Eder y solo quiero estar aquí a tu lado, quiero dejar todo atrás y olvidar el pudo ser y no fue. Solo esto, nosotros, nuestra familia.


-Debí tenerte a mi lado -la abrazo, llorando -Nunca debí alejarte de mí. Yo soy el culpable de tu sufrimiento. 



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