Capitulo 13: Soy tuyo
-¿Estas bien? -Niara pregunto en voz baja, mirándola de reojo.
-Si -pero su respuesta fue apenas un susurro.
-Estaremos contigo. -Freya cerró el puño en torno a su espada.
-Llego el momento -Eder se paro ante ella, pero desvió la vista evitando mirarla.
Niara suspiro, entonces apoyo la mano en el brazo de Jannet y le sonrió levemente, asintiendo. Subieron a sus caballos y partieron.
Ayla desde la puerta del castillo en el que habÃa crecido, les observo, observo a aquel ejercito alejarse, al encuentro del principio de la guerra. Porque sabÃa que no habÃa otra manera de terminar con esto.
Eder iba al frente, con Mail y Duncan a ambos lados, Aclair junto al Diablo y Niaj al lado de su primo. El seguita de guerreros rodeaba a las mujeres. Jannet en el centro, sumida en sus propios pensamientos, con Niara y Freya a ambos lados, las dos conscientes de cada movimiento de ella.
Cuando las bandera hondeando en el aire, se vislumbro, Jannet apretó las riendas en sus manos y cerró los ojos con fuerza. Vieron el ejercito acampado a una distancia considerable. Avanzaron despacio, hasta parar a varios kilómetros, sobre la colina.
En ningún momento fue consciente de que los demás hablaban a su alrededor, tampoco, de que habÃan desmontado de sus caballos. Ella seguÃa alli, de pie, mirando aquella bandera.
-Jannet -cuando escucho la voz de Eder, giro el rostro y le vio a su lado. El la miraba con el dolor reflejado en sus ojos, alzo los brazos y la bajo del caballo, estrechándola contra su cuerpo -Siento hacerte pasar por esto.
-No permitas que se acerque...-ella se aparto unos centÃmetros, con la mano apoyada en su pecho, le miro a los ojos -a nuestra hija.
Eder la miro, con el brillo de la posesión en sus ojos, bajo su rostro y rozo sus labios, en un beso tierno.
-Con gusto abrirÃa en canal a esa bestia y .... -Freya hablo mirando fijamente al frente.
-¿Sabes que me enciendes cuando te pones sanguinaria? -Aclair le hablo al oÃdo, colocando las manos en sus caderas y tirando de ella, hasta que su espalda choco con el pecho de él.
-Jannet se merece ser feliz -Niara miraba a la pareja.
- Y lo será -el Diablo paso el brazo por la cintura de su mujer -Cuando atravesemos a ese desgraciado con una espada.
Dos horas, dos interminables horas, fue el tiempo que un pequeño grupo de soldados, guiados por Wert y con la bandera ondeando en alto, se acercaron a la colina. Jannet sintió la mano de su esposo, enlazándose con la suya y sintió que por primera vez en mucho tiempo estaba protegida.
-¡El Diablo! ¡La Guerrera! ¡Bukchaman! -miro a Eder y sus ojos se entrecerraron, observando la mano de el sujetando la de Jannet -¡¿Y tú eres?!
-¡El Laird Eder MacPearson! -Eder lo miro con la furia ardiendo en sus ojos -¡Esposo de Jannet y padre de Isobel!
-¡¿Ah sÃ?! -el sonrió cÃnicamente y miro a Jannet -¡Estáis realmente hermosa querida!
-¡No te dirijas a ella! -Eder soltó la mano de Jannet y dio un paso adelante, con la mano sobre el mango de su espada.
En ese instante, una daga paso junto al rostro de Wert, cortando un mecho de su pelo, sus hombres desenvainaron sus armas.
-¡Si vuelvo a ver vuestra lengua dirigiéndose a ella, mi daga será un bonito accesorio en vuestra boca! -Freya lo miraba fijamente, con otra daga en su mano
-¡¿Y vos sois?! -el la miro divertido.
-¡Freya MacCarty. La señora del Clan del Hielo! -y cuando ella hablo, El Invencible dio un paso, situándose a su lado, sin hablar, pero mirando al Lord fijamente. Todos vieron como Wert miraba a Aclair y tragaba saliva. Miro entonces a Eder.
-¡Me gustarÃa ver a mi hija! -hablo mirando de reojo a Jannet.
-¡No tenéis nada que hacer aquà Wert! ¡Si te acercas a mis tierras o a mi familia, te descuartizare lentamente y hare que tus gritos recorran cada lugar de estas tierras para que todos recuerden que nadie amenaza a los mÃos! -Eder hablo con rabia.
-¡¿A los vuestros?! -y el se carcajeo. -¡Esa niña no es vuestra MacPearson, por mucho que lo proclamáis!
-¡Isobel es una MacPearson! -Niara apretó la espada en su mano -¡Y si te acercas a ella, acabaras muerto!
-¡La Guerrera! ¡El Diablo! ¡El Invencible! -Wert alzo una ceja divertido, fijo la vista en Eder y sonrió -¡Estáis reclutando a muchos para proclamar ser dueño de una mujer y una niña! ¡Pero por más que lo gritéis a los cuatro vientos, sabes que no puedes cambiar nada! ¡La niña es mÃa y su madre también! ¡Jannet fue mÃa y eso no lo puedes cambiar!
Jannet sintió como sus palabras se le clavaban en el corazón y las lagrimas acudieron a sus ojos.
-¡¡¡Te matare!!! -Eder avanzo hacia él, lleno de rabia, mientras, Niaj y Mail le sujetaban impidiéndole acercarse. -¡¡No puedes esconderte de mÃ!!
-¡¡Volveré por mi hija MacPearson!! -el miro a Jannet y sonrió -¡Y a por mi mujer!
-¡¡Te arrancare el corazón y se lo daré de comer a los buitres!! -Eder se retorcÃa peleando contra los hombres que le sujetaban -¡¡Estas muerto Wert!! ¡¡MuertooooO!!
Jannet solo podÃa mirar, ver la rabia y el dolor de Eder, verle impotente, retorciéndose y luchando por llegar al hombre que habÃa destruido su vida.
-¡Eder! -Niara se acerco gritándole
Entonces El Diablo le dio un puñetazo, consiguiendo que se calamara. Ambos hombres se miraron, Mail y Niaj le soltaron y como un animal enjaulado que acababa de liberarse, el salió corriendo hacia su caballo, monto y desapareció al galope.
-Jannet -Niara se acerco a ella y la abrazo con fuerza -Tranquila.
Ella fue consciente, de como todos trataban de darle la privacidad que necesitaba, pero sabÃa que conocÃan su historia y que la lastima estaba inmersa en sus pensamientos, cuando pensaban en ella.
HabÃa oscurecido cuando Eder regreso al castillo, bajo de su caballo y lo dejo en el establo. Estaba empapado, a causa de la lluvia. El dÃa se habÃa vuelto triste y gris, las gotas caÃan desde las nubes, como si estuvieran llorando. Se paro en el centro del patio y alzo el rostro, vio la ventana de la habitación de el, la que era de él y su esposa ahora. En la que ansiaba entrar cada noche. Desvió la vista y apretó los ojos con fuerza, las lagrimas se mezclaron con las gotas de la lluvia.
Rodeo el castillo y se paro en la parte trasera, se sentó en uno de los escalones y dejo pasar el tiempo. Solo, el, la lluvia y la oscuridad de la noche.
O no tan solo como pensaba.
-¿No vas a entrar? -Isobel estaba parada tras él, mirándole.
-Isobel -el giro el rostro, limpiándoselo -¿Que haces aquà fuera?
-Te vi -se encogió de hombros, se acerco a él y se sentó a su lado.
-Te resfriaras -Eder levanto el brazo para pasarlo por sus hombros, pero tras dudar, lo bajo.
-Te imaginaba asà -ella hablo, mirando al frente.
-¿Qué? -El frunció el ceño.
-Mama me hablaba de ti -se giro hacia él y le miro con una sonrisa -Me decÃa que era un guerrero fuerte y valiente, que empuñaba su espada con valor y cabalgaba contra el viento. Me describÃa a mi padre, como si fueras tu.
-Yo..-el la miro con ternura.
-Se que tú no eres mi padre -ella le sonrió, entonces tomo su brazo y lo levanto, refugiándose bajo el y apoyándose contra su cuerpo -Pero me gusta pensar que lo eres.
-Y a mà me gusta que seas mi hija -y la estrecho contra él, apoyando los labios en su cabeza y cerrando los ojos. -Eres maravillosa Isobel.
-Quizás algún dÃa pueda llamarte papa -Ella hablo, pensativa.
-Ojala ese dÃa llegue pronto -y el inclino el rostro para mirarla. Se incorporo, tirando de ella -Entremos, si te resfrÃas por mi culpa, puede que tu madre me mate.
-Mama nunca harÃa eso -ella camino a su lado -Te ama.
Camino descalza por la habitación, se paró de nuevo ante la ventana y miro la lluvia. Se mordió el labio indecisa. Y finalmente atravesó la habitación, abrió la puerta y salió de ella. Camino por el pasillo, en silencio, decidida. Sabia cual era la habitación que su esposo estaba utilizando.
Con la incertidumbre instalada en su pecho, pregunto a una de las sirvientas si Eder salÃa del castillo de noche. La chica le sonrió y le dijo que no. Entonces le dijo que el seño se encerraba en una de las habitaciones de invitados. El alivio la habÃa recorrido en aquel instante, sabiendo que él no buscaba fuera de su hogar, lo que no buscaba en su cama. ¿Pero y si no lo necesitaba? ¿Y si una de las mujeres del servicio dormÃa con él?
Hoy habÃa visto la rabia que lo que le hicieron, causaba en el. Y no podÃa evitar preguntarse, si no querÃa tocarla, porque aquel hombre lo habÃa hecho.
Se paro ante la puerta y reuniendo todo su valor, la empujo. Solo una vela iluminaba la estancia, entro sintiendo el tejido de la alfombra bajo sus pies, cerró la puerta y frunció el ceño, acostumbrándose a la tenue luz.
Le vio, el estaba parado junto a la cama, mirándola en silencio.
-Jannet -susurro su nombre.
Ella miro la habitación y camino hacia el.
-No quiero ser suya -lo miraba a los ojos, mostrando su debilidad, su miedo.
-No lo eres -el apretó la mandÃbula -Eres mÃa, eres mi esposa.
-Entonces hazme tuya Eder -alargo el brazo, dejando su mano sobre su vientre descubierto, sintiendo como él se tensaba bajo su tacto. Subió la mano por su pecho y lo miro a los ojos -Quiero ser tu mujer, tuya.
-Dios mÃo -y él, la estrecho entre sus brazos, cerrando los ojos con fuerza -Llevo años soñando con tenerte a mi lado y ahora no ... no me veo merecedor de tenerte.
-Dejemos el pasado atrás -ella le miro a los ojos, llevando la mano a su mejilla -Quiero un futuro, a tu lado.
-Y yo, a vuestro lado -y para ella no paso desapercibido que incluyo a Isobel en esa declaración.
Dando un paso atrás, Jannet llevo las manos a su bata y la empujo, dejándola caer al suelo. Después deshizo el nudo de la camisola y alzando la barbilla, dejo que esta callera al suelo. Eder la miro, sus ojos brillaron. Ella camino hacia el, parándose muy cerca, sus manos se acercaron a sus calzones y Eder bajo una mano hasta las suyas, para deshacer el nudo, la prenda se deslizo por sus rodillas, dejándole tan expuesto como ella.
Jannet le miro, su mirada recorrió su cuerpo, hasta subir a su rostro, miro sus ojos y vio cierto miedo en ellos. ¿TemÃa asustarla? Sonrió levemente y Eder la rodeo con sus brazos y la acerco a su cuerpo. El roce de su piel hizo que se estremeciera, mientras los labios de él se apoderaban de los suyos y su lengua se adentraba en su boca.
Sintió sus manos recorriéndola y se sujeto a sus hombros, consciente de que sus piernas apenas podÃan sostenerla. La virilidad de él, se presionaba contra su vientre, mostrándole cuanto la deseaba.
Contuvo un jadeo cuando él la cargo en sus brazos y la deposito sobre la cama, tumbándose a su lado.
-Voy a hacerte el amor esposa -beso sus labios -Muy despacio -y bajo dejando un rastro de besos en su barbilla, su cuello. Bajo a sus pechos y los beso con devoción, el gemido de ella recorrió la habitación cuando lamio su pezón y se revolvió contra él. La mano de Eder descanso en su vientre, sujetándola contra la cama, mientras seguÃa deslizando su lengua, por su cuerpo. Lamio su ombligo y sonrió al escuchar como ella jadeaba. Entonces siguió hasta sus muslos, beso ambos y cerró los ojos.
Jannet grito cuando una corriente de placer recorrió su cuerpo, se removió en la cama y sintió las manos de él, sujetando sus caderas, alzo los brazos y agarro las sabanas con fuerza. Sintió todo su cuerpo romperse en pedazos y se mordió el labio, gimiendo. Sintió el cuerpo de su marido arrastrándose sobre el de ella, hasta que su rostro apareció ante ella. Le sonrió, con total confianza.
Eder acuno su rostro en sus manos, mirándola con devoción. Beso sus labios y se posiciono entre sus piernas.
-Te amo Jannet -se deslizo suavemente en su interior, sintiendo su estrechez. Volvió a besarla cuando vio como el rostro de ella se contraÃa levemente y se adentro completamente en su interior. Cuando aparto sus labios de ella, la miro a los ojos -Eres mÃa y yo soy tuyo.Â
AHORA SI, JANNET ES SU MUJER.Â
E ISOBEL PARECE HABER DECIDIDO QUE EL ES SU PADRE.Â
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