Capitulo 10: Un deseo
-Mama -Isobel se acerco a su madre y deposito algo en sus manos -Creo que deberías llevarlo.
Jannet bajo la vista y observo el colgante en sus manos. La concha, una concha de la playa, el único recuerdo que había llevado consigo cuando se marcho de aquí. Una concha que encontró el día que Eder le dio su primer beso, su primer beso en aquellos acantilados. La guardo siempre como un tesoro y cuando su niña fue creciendo y preguntando sobre su pasado. Le entrego ese colgante, diciéndole que algún día le enseñaría la playa en la que lo había encontrado.
Las lagrimas acudieron a sus ojos y la miro.
Era hermosa, muy hermosa. Y nadie nunca podría decir que no era querida. La amaba con toda su alma, lo hizo desde el primer instante que supo que estaba en su interior. Ella fue el motivo de que se levantara, de que luchara por volver a sonreír. Por ella seguía viva.
-Gracias mi amor -la abrazo, apretándola contra ella. Nadie se la quitaría, jamás. Era su niña. Suya.
-Deberíamos dejar que tu madre termine de arreglarse -Ayla las miro limpiando las lagrimas en sus mejillas -Mi hermano podría impacientarse y venir a buscarte.
-Tiene razón, vamos -Niara abrió la puerta y espero a que Ayla e Isobel salieran por ella, miro a Jannet y asintió, saliendo después.
Cerro el puño, apretando en su mano el colgante. Camino hacia el espejo y se paro ante él, se lo coloco y se observo. Mirando su reflejo, los recuerdos del día anterior llegaron a ella, cuando hablo con Eder.
" -¿Que estás haciendo? -se acerco a él, consciente de que todos se marcharon dejándoles a solas.
-Ahora nadie podrá reclamar a Isobel -el la miro a la cara con tristeza -Es mi hija, nuestra hija.
-No tienes que hacer esto -ella hablo conteniendo las lagrimas -No necesito tu lastima.
-Pero yo si necesito la tuya -se acerco a ella -No puedo borrar lo que paso, no puedo cambiar lo que hice pero si puedo decidir el futuro. Y quiero que vosotras estéis en ese futuro. Se mi esposa Jannet.-y entonces la sorprendió, se arrodillo ante ella y la abrazo por la cintura, escondiendo el rostro en su vientre y...llorando. -Perdóname.
Se quedo alli, de pie, sintiendo los sollozos de él contra su vientre, su fuerte agarre en la cintura. Cerró los ojos con fuerza sintiendo las lagrimas caer de ellos, y sus manos se movieron solas, hasta su cabeza.
Y juntos lloraron. "
-Vaya, estoy pensando raptarte -Niaj sonrió observándola desde la puerta.
-¿Y entonces por qué pusiste la idea de una boda en su cabeza? -se giro hacia él y alzo ambas cejas.
-¿Yo? -puso cara de inocencia y después sonrió. -Vale -alzo las manos caminando por la habitación, hacia ella -Yo no puse ninguna idea en su cabeza, solo le dije que había pensado en reclamaros, para que el no pudiera acercarse. Entonces seriáis Bukchaman. -se paro cerca y alzo la mano, acariciando su mejilla -Te quiere. Y os merecéis esto, te mereces la oportunidad de ser feliz y tu hija se merece tener un padre, uno como el que llevas años describiéndole.
-Cuando te conocí solo tenía ganas de ensartarte con una espada -ella limpio las lagrimas que caían por sus mejillas.
-Suelo causar ese efecto -el se encogió de hombros, sonriendo y la abrazo. Después se aparto y le tendió el brazo -Vamos, tu esposo te espera.
Salieron de la habitación y recorrieron los pasillos. Jannet observo aquel castillo, durante el que tanto tiempo había recorrido cada rincón, junto a Eder, o buscándole a él. Siempre había imaginado sintiéndolo su casa, su hogar, porque su marido estaba alli. Y ahora estaba alli. Cuando bajaban las escaleras principales, ella vio a Angust Bukchaman, esperando.
-¿Me permites preciosa, entregaros a vuestro esposo? -El la miro sonriendo.
-Sera un honor -Jannet tomo su brazo.
-¿Nervioso? -Mail lo miro de reojo sonriendo. Entonces frunció el ceño y siguió su vista. Viendo a Isobel sentada junto a Javrik y este, hablándole mientras le entregaba una rosa roja. -Oh por favor no llevas ni un día como padre y ya eres igual que el Diablo.
-Es muy joven -Eder les seguía mirando fijamente.
-Ah, una preguntita -Mail tosió levemente aguantando la risa -¿Desde qué edad cortejabas a Jannet?
-Yo....no es lo mismo -el lo miro molesto -Nos conocíamos desde pequeños.
-Ya -Mail rodo los ojos, entonces vio a su padre llegando con la novia -Mira, tu esposa.
Y todo lo demás dejo de existir para Eder.
La miro, la mujer que ocupaba sus sueños, la que pensó que jamás podría volver a tener a su lado. Observo como caminaba hacia él, tomada del brazo de Angust Bukchaman.
Entonces fue consciente, de que lo hubiera decidido o no, tenía una familia y no hablaba de Jannet y su hija, sino de todos los demás. Los MacClain y Los Bukchaman se habían convertido en su familia, desde el momento en que su hermana se caso con Mail Bukchaman.
Miro a Isobel su sonrisa, su alegría y sintió que algo se movía dentro de el, una necesidad de protegerla, de conseguir que fuera feliz. Volvió a mirar a la madre y fijo la vista en sus ojos, prometiéndole, prometiéndole a ella y a sí mismo, que jamás la dejaría, que nunca volvería a estar sola. Hoy se convertiría en su mujer, como debió ocurrir hace años, un error que el cometió y que ella pago caro. Y él se lo cobraría, esperaría a que ese hombre estuviera lo bastante cerca y haría que sus gritos recorrieran cada rincón de las Highlands.
-Te la estoy entregando Eder MacPearson -Angus se paro ante él, mirándolo fijamente -Considera que desde este momento, estas mas unido a nosotros, como yo considero a esta mujer una hija mas para mí.
Jannet le miro, con lagrimas en los ojos y recibió el abrazo que el hombre le daba. Después coloco la mano sobre Eder y alzo los ojos a él, se miraron unos segundos y entonces el volvió a mirar al Laird Bukchaman.
-Aquí ante todos os juro que la protegeré con mi vida -lo miraba fijamente -Y si en algún momento le fallo, podéis empuñar vuestra espada contra mí, que tomare mi castigo.
-Oh, yo me encargare de ello, no te preocupes -Niara hablo en voz baja y el Diablo la miro sonriendo, tomo su mano y la llevo a los labios para besarla.
Bajo la mirada de todos, Eder y Jannet unieron sus manos con el hilo dorado, sujetándolas ante la pila de agua con pétalos de flores.
-Yo Eder MacPearson te tomo aquí ante todos como mi esposa, reclamo tu cuerpo y tu alma y te entrego mi vida. -el hablo mirándola a los ojos.
-Yo Jannet O'Neill te tomo aquí ante todos como mi esposo, reclamo tu cuerpo y tu alma y te entrego mi vida. -ella hablo conteniendo las lagrimas, su mano temblaba sobre la de él. Se dispuso a sumergirla en el agua, pero él la detuvo. Lo observo sorprendida cuando Eder alargo el brazo, en dirección a Isobel. La niña se levanto de su lugar y se acerco, el tomo su mano y la coloco sobre la de ellos.
-Yo Eder MacPearson te tomo aquí ante todos como mi hija, cuidare de ti y te protegeré con mi vida -hablo mirando a la niña y el sonrió.
-Yo Isobel MacPearson -ella dijo el apellido de él y miro a su madre, de nuevo al Laird -Te acepto aquí ante todos como mi padre y prometo no darte muchos problemas -todos rieron, incluido Eder.
La realidad de lo que estaba pasando embargo a Jannet, su hija y Eder había hablado antes de esto. Ellos había acordado realizar esta ceremonia, para aceptarse como padre e hija. Para aceptarse como familia.
La mano de su hija descansaba sobre la de ellos, unidas por el hilo dorado. La sumergieron en el agua y los vítores y aplausos inundaron el lugar.
Isobel se aparto y se giro hacia todos sonriendo, Eder con su mano aun enlazada a la de ella, se aparto de la pila de agua y guio a Jannet hasta parase frente a todos, tras la niña. Se pararon el uno junto al otro, con su hija delante. Y miles de pétalos de flores les fueron lanzados, celebrando la unión.
-¡Ahora eres una MacPearson! -Moira abrazo a Isobel.
-¡Pero aunque te mudes, seguiremos entrenando con las espadas! -Marga fue la siguiente en abrazarla.
-Felicidades -Thalia estrecho a Jannet entre sus brazos.
-Ahora tienes esposa e hija -Ayla miro a su hermano, con lagrimas descendiendo de sus ojos, le abrazo -Cuídalas Eder.
-Lo hare hermana -el paso los brazos por la cintura de su hermana, estrujándola, pero con la mirada fija en Jannet que hablaba con Niaj y sonreía. -Es lo único que anhelo.
-Debería felicitarte -El Diablo se paro junto a Eder y dudando unos segundos, le dio una palmada en la espalda -Me alegro de que el fin dejes de perseguir a mi esposa.
-¿Sabes? -Eder lo miro sonriendo -Si nos hubiéramos conocido antes, quizás me hubieras caído bien.
-Si nos hubiéramos conocido antes, quizás...-hizo una mueca -No, nunca me habrías caído bien.
Todos rieron al oírles.
-Esposa -Eder se acerco a Jannet y le tendió el brazo, ella lo tomo sonrojándose, después tendió el otro brazo a Isobel -Hija -y cuando ella tomo su otro brazo, caminaron hacia el patio donde todo estaba dispuesto para celebrar.
Entre comida, bebida, música y risas, la noche se fue acercando y las antorchas y fogatas se encendieron, para iluminar la celebración.
-¿Estas bien? -Ayla se sentó junto a Jannet, mirándola de reojo.
-Si -ella respondió retorciendo las manos en su regazo.
-Jannet -Ayla tomo sus manos -Solo tienes que decírselo, dile que no estás preparada, el lo respetara.
Ella frunció el ceño, mirando a su marido hablar con Mail y Niaj. Después miro a su hija, bailando de la mano de Javrik alrededor de la hoguera.
La música paro y Javrik dejo de bailar, riendo y respirando agitado.
-¿Cuando te vas? -Isobel lo miro a los ojos.
-Mañana -el desvió la vista, incomodo.
-¿Volverás? -ella miro sus manos, aun unidas.
-Si -el la miro entonces y miro sus manos, soltó suavemente su mano -Vendré a menudo. -entonces el alzo la vista al cielo -¡Una estrella fugaz! ¡Pide un deseo!
-¿Un deseo? -Janet se giro, alzando la vista al cielo y la vio, cerró los ojos con fuerza y pidió su deseo.
En la habitación principal del castillo, asomada a la ventana, Jannet también vio la estrella cruzar el cielo. Y pidió su deseo.
Sujetando la bata sobre su camisola, paseo por la habitación, hasta llegar a la cama, subió a ella y cerró los ojos, tratando de calmar su respiración.
No sería hasta la mañana siguiente, que comprendiera que su deseo no se había cumplido.
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