Llegue a visitarte a tu casa, emocionada porque habían pasado varios días desde la última vez que te vi.

Oh Charlie, te había extrañado tanto como si no te hubiera visto en meses. Estrujé tu cuerpo con mis brazos mientras inhalaba tu fresco y dulce aroma.

Me sonreíste y te sonreí, pero eso pronto cambiaría cuando tu rostro se volvió tenso y tu mandíbula se aferraba a permanecer cerrada.

De pronto, volviste a rodearme con tus musculoso brazos, pero yo no creí que ese abrazo significara algo bueno.

Luego te acercaste a mi oído susurrando mi nombre con un tono de voz nervioso, uno que amenazaba con decir algo que me destruiría: «Lidia, necesito un tiempo. No estoy terminando contigo, pero necesitamos distanciarnos un poco»

Estaba confundida, ¿un tiempo? ¿Qué significaba eso? Para mi pedir un tiempo no significaba otra cosa que tenías a alguien más.

«Últimamente me llevo muy bien con esa persona» respondiste cuando te pregunté.

Se me partió el corazón. Te dejé claro que no confiaba en eso de dar tiempo y que lo mejor es que simplemente todo terminara, así que entre lágrimas me fui de tu casa completamente destrozada y dolida.

No Charlie, jamás imagine que harías algo así, pero lo acepté. ¿Qué más podía hacer?