Capítulo Treinta y uno.
Ambos tratábamos de evadir el tema de nuestra relación, a pesar de que tú ya te estabas encaminado hacia tu nueva vida.
Te daba ánimos. Te decía que todo estaría bien, que el mudarte de ciudad sería difícil pero no imposible. Que triunfarías.
Te animaba aunque yo por dentro me desmoronaba, y aunque hubo varios ocasiones en las que estuve a punto de tocar el tema de nuestra relación, siempre me acobardaba en el último momento.
Estaba aterrada. No quería perderte pero tampoco quería pedirte que no te fueras, así que cada vez que sentía ese estupido impulso, me mordía la lengua.
¿Quién era yo para obstaculizar tus metas? Nadie, absolutamente nadie.
Ahora más que nunca tenía que demostrarte cuanto te amaba, dándote tu espacio para avanzar, crecer y madurar. Aunque yo ya no estuviera incluida en tu trayecto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro