Capítulo Cuarenta y uno.
Venias más a menudo a la ciudad, y cada vez que lo hacías acordábamos vernos.
Parecía como si las cosas se estuvieran dando por sí solas otra vez.
No dejaba de pensar que era el destino quien se empeñaba en mantenernos juntos. Quizá sí era nuestro destino, solo que no nuestro tiempo.
Estaba dispuesta a esperar lo que fuera necesario porque te amaba, y valía la pena el intento.
Durante ese tiempo, me tratabas con tanto cariño y ternura, como lo solías hacer. Me amabas y yo podía sentirlo.
Debía ser paciente, no quería interferir con tus metas ni causarte conflictos. El volver a mantener una relación a distancia sería casi imposible.
No debíamos tomar decisiones ni acciones apresuradas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro