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~|CAPÍTULO 24|~

  CAPÍTULO 24

Antonella.

Al final de la fiesta nos marchamos de nuevo a Mordark. Nuestro carruaje estaba custodiado por más de cincuenta hombres , viendo que nadie los siguiera. Por si acaso. Guillermo sostiene mi mano con fuerza sobre su rodilla. Desde que habló con su padre tiene rastros de una sonrisa en sus comisuras. Quiero preguntar, pero prefiero esperar a mañana , para no arruinar su buen humor.

—¿Has hablado con la niñera?—le pregunto, recostando mi cabeza en su hombro.

Él asiente.

—Sí, ya se han dormido.

Suspiro.

El viaje a casa es silencioso. Ambos estamos pensando en muchísimas cosas. Lo siento así , siento ese deje de miradas fijas que uno da cuando está ahí pero su cabeza está en otro sitio.

Al llegar a casa le doy un beso en la frente a ambos bebés que duermen tranquilamente, ajenos al caos que rodea a sus padres. Guillermo me mira desde la puerta.

—¿Te asegurarás de que no les suceda nada a ellos, verdad, Guillermo?¿Lo prometes?—lo susurro tan bajo que por un segundo creo que no me ha escuchado, pero de repente lo siento caminando hacia mí , recuesta su mentón en mi hombro y me responde con la vista fija en los dos bebés en la cuna.

—Lo prometo, princesa. Tanto ellos como tú están a salvo, de todo y de todos.

Guillermo.

Cuando me levanto, Antonella duerme a mi lado. Lleva el cabello suelto y las largas hebras negras se dispersan por toda la almohada. Es tan jodidamente hermosa que duele. Lleva un pijama de seda, largo y de tirantes. La sábana la cubre hasta un poco más arriba del abdomen y tiene rostro de paz absoluta. Quiero que sus facciones se mantengan así de relajadas, pero me cuesta imaginarme cuál será su reacción cuando se desate la Guerra Oscura.

Recibo un mensaje de la junta real.

Príncipe Guillermo :

La junta ha decretado con la presencia del rey que la coronación se realizará el día 16 de julio a las 15 : 00 horas en el Palacio de los Escudos Armados. ( palacio de Mordark) . Se solicita su autorización para dicha fecha. Envíe un correo de vuelta con su carta de confirmación.

Junta Real / Rey de Mordark / Consejeros Reales.

Dejo de leer los presentes en la reunión porque me dan igual.

La coronación será en dos días. Me cuesta tanto creerlo que mi corazón se ha acelerado a un nivel sobrehumano. A penas acaba de salir el sol , pero yo ya estoy vestido y sentado en el balcón con una tasa de café observando las vistas del que será mi reino para pasado mañana.

Joder, ha sido tan ... fácil.

Investigar las fechorías de mi padre y descubrir su rollo con el guardia era todo lo que necesitaba. Una vez tenga la corona de Mordark el ejército militar (que es el más grande de los cinco reinos) responderá a mis órdenes y la Guerra Oscura empezará.

Empezará aquello que llevo años planeando.

Uniré los cinco reinos (como hace siglos) creando a una nación completamente letal.

Sonrío, totalmente extasiado con la idea.

Siento unas manos delicadas acariciarme los hombros y volteo para darme de lleno con unos bellos ojos azules.

—¿Qué haces despierto tan temprano?—murmura dándome un beso en los labios.

Me encojo de hombros.

—Nada, solo tomaba el calor de los primeros rayos de sol.

Ella asiente.

—Los niños deben estar al despertar, he dicho a la niñera que les prepara algo de comer y ...

—Princesa—le digo, mirándola a los ojos — , han adelantado la coronación.

Ella abre los ojos.

—Pero.... Francisco....

—Francisco no será rey, Antonella, yo lo seré. No importa lo que haga o deje de hacer. Pase lo que pase seré rey, nos casaremos y serás mi reina y nuestros hijos estarán a salvo.

Ella traga saliva.

—¿Por qué tengo la impresión de que estás a punto de hacer algo muy malo?—susurra.

—Porque lo estoy. —respondo — Pero confórmate con saber que no afectará a nuestra familia.

Ella tuerce el gesto.

—Guillermo, tú y los niños no son mi única familia, ¿Sabes? Mi primo y Darikson, ellos....

—Ellos sabrán defenderse de lo que viene, princesa, no te preocupes.

—Guillermo...—la interrumpo besándola. Cuando me separo se ve cabreada.

—Debatimos esto en la tarde, tengo cosas que preparar para la coronación.

Ella me sigue a paso apresurado cuando bajo las escaleras.

—¿Y cuándo será?—pregunta, agitada.

Me detengo en el umbral de la puerta y la miro por encima del hombro .

—En dos días , prepara tu mejor vestido, para que estés tan hermosa como siempre cuando te conviertas en la reina de Mordark.

Y no me detengo a ver si expresión, solo me marcho.

Francisco.

Me llegó la carta esta mañana. La coronación será en dos días y no puedo esperar si quiera a que llegue el momento. Lo he derrotado, seré el rey y Guillermo no. Esto es algo tan increíble que cuando lo pienso me cuesta respirar. Años vanagloriándose de que él era el indicado para ser rey y aún así nuestro padre me ha elegido a mí.

Me acomodo frente al espejo con una sonrisa. Carmina , una de las criadas más jóvenes y uno de mis rollos de los últimos días , ha venido a traerme unas cosas limpias. Al verla sonrío y ella me devuelve la sonrisa.

—Su ropa limpia, alteza.

Es delgada , pero tiene unos pechos perfectos. Tiene el cabello rubio y recogido en una cebolla apretada. La observo con una sonrisa pícara cuando le pregunto:

—¿Quieres ayudarme a ensuciar la que traigo puesta?

Ella me observa, sonriente. Debe tener unos dieciocho años, mínimo. Tiene labios carnosos y gestos con gracia. Si le pusiera una corona pasaría con facilidad por alguien de la realeza.

—Si así lo desea usted, alteza.

Ella avanza a paso lento hacia mí , sumisa. Me tomo el tiempo de observarla. Me tomo el tiempo de planear cómo quiero que se desarrolle.

—Quítate el vestido. Ya.

Ella obedece, baja las tiras gruesas por sus hombros y quita los nudos del corsé, dejando su pecho desnudo y luego sus piernas, quedando solo en unas pequeñas bragas. Respiro, observándola. El recuerdo de Amber me atropella cada vez que estoy con Carmina, pero no soy imbécil y sé que lo que pasó entre la rubia y yo solo fue cosa de una vez, y quizás si yo no hubiera entrado allí interrumpiendo a Leila y ella no hubiera pasado. Lo de ellas dos me sorprendió, pero lo que me dejó en shock fue lo delicioso que fue penetrar a esa rubia y su interior estrecho, húmedo y caliente. Con los recuerdos endureciendo mi polla me acerco a la chica frente a mí. Tomo sus pechos en mis manos y los aprieto , brusco. Ella jadea cuando meto uno de ellos en mi boca y muerdo el pezón, sin cuidado.

Me deshago de sus bragas y acaricio su entrepierna, pequeña y virginal de no ser por mí y las noches que le he quitado en la última semana desde que la encontré oliendo mi ropa interior y supe de su pequeña —no tan pequeña— fantasía conmigo. Ella gime cuando trazo círculos con el dedo sobre su clítoris. Suspiro. Dejo que los sonidos de placer que produce su boca me endurezcan. Me imagino penetrando a la rubia en aquel salón , y me jode no haberme fijado en ella antes en lugar de Antonella...Me hubiera ahorrado tantos problemas....

Al cabo de unos minutos , ella se deja ir en mi mano. Su líquido baña su coño, mi mano y parte de sus muslos y la recuesto de espaldas al escritorio que tengo en mi cuarto.

—¿Qué quiere que haga, alteza?—pregunta, sumisa.

Nunca lo admitiría en voz alta, pero este rollo me prende.

—Déjame follarte a mi antojo.

Casi me vengo cuando ella echa el trasero hacia atrás gozándolo con descaro contra mi pantalón abultado.

—Soy toda suya , majestad.

Me deshago de la ropa con una velocidad de otro planeta y la sujeto de las caderas , penetrando en ella de golpe. Ella gime , y yo suelto un gruñido ante su estrechez y la facilidad con la que me abro paso en su interior. Pongo una mano en uno de sus pechos , sosteniéndolo y acariciándolo con brusquedad. Ella solo se dedica a gemir y a recordarme que es mía. Muevo las caderas con fuerza, saco cada frustración con la que cargo recordando que en dos días seré rey y habré vencido a mi hermano el gilipollas.

Con esa idea en la cabeza , sigo. Después de un par de estocadas más, ella se va y la sigo un par de minutos después. Ella se recuesta, tomando aire, cierra los ojos un segundo. Esta clase de escenas se ha vuelto común entre nosotros. Me parece raro que jamás me haya fijado en ella de esa forma mientras ella estaba obsesionada conmigo.

Supongo que estaba demasiado enfocado en Antonella.

Aprieto los labios recordando a la pelinegra y todas las veces que la hice mía. Amber me gustó, Carmina me gusta y las otras chicas a las que me he follado también. Pero como me sentía con Antonella....Joder. Eso es otro nivel. Y eso que la desvirgué , osea que era totalmente inexperta en esa área y aún así movía las caderas como una diosa cuando...

Sacudo la cabeza cuando una punzada de dolor me recorre la entrepierna.

Carmina me mira con una sonrisilla.

—¿Tan rápido está reactivado, alteza?—me obligo a mirar hacia abajo, sí , estoy duro de nuevo.

Mierda.

—Tengo una mente que no se aburre—me excuso. Comienzo a vestirme. Me estoy arriesgando bastante follándome a la empleada como para alargar la partida.

Ella se levanta y camina desnuda a mi alrededor.

—¿No me dejará bajarle eso?—pregunta con la  inocencia de una niña. Eso me hace preguntar :

—¿Cuántos años tienes realmente, Carmina? No me creí lo de los dieciocho, sin importar lo buena que seas en la cama.

Ella hace una mueca.

—Tengo dieciséis.

Si hubiera estado bebiendo algo lo hubiera escupido seguro.

—¿Qué?

—Ay, por favor, alteza. No tengo doce, sé lo que hago.

—Podría ir a la horca por esto. Solo puedo follarme a las mujeres por encima de los diecisiete, joder.

Ella se inclina hacia adelante y trago saliva.

—A usted le da igual.

—¿De qué hablas?

—De la ley, alteza. Le da igual. Por el sexo deja todo de lado. Porque sabe que nadie le va a dar lo que le doy yo.

Frunzo el ceño .

—Cualquier mujer puede darme un polvo , Carmina.

Ella sonríe.

—Un polvo, sí. Pero sumisión total no.

Trago saliva.

—¿A qué te refieres con sumisión total ?

Viendo que ha creado algún efecto en mí, sonríe.

—A que si usted lo desea puedo comerme su polla como si fuera un caramelo, no le pondría objeción alguna. Se me da bien hacerle mamadas a mi príncipe favorito.

Tenso la mandíbula cuando se acerca a mi polla desnuda y dura y la sujeta entre sus manos. Y sin más, se la mete en la boca. Suspiro, preso del placer. Sus labios se cierran en ella y su lengua la acaricia. Su garganta la recibe , gustosa. No hace una maldita arcada y me cuesta creer que no haya hecho esto antes.

La detengo y ella no para , solo levanta la mirada.

—Quiero bañarte las tetas con mis fluidos.

Ella asiente y saca el miembro de su boca solo para decir :

—Sus deseos son órdenes, majestad —y sin más, vuelve a chuparlo llevándome a la locura.

Cuando siento el orgasmo me aparto de ella lo suficiente para que mis fluidos bañen sus pechos . Ella se acaricia la zona y luego pasa la lengua por sus manos, bebiéndome. Nadie había hecho eso antes frente a mí, de manera tan sexy.

—¿Volverás?—le pregunto cuando se viste y se  acerca a la puerta. Baja la vista a mi polla y se muerde el labio .

—Cuando usted me solicite, alteza.

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