~|CAPÍTULO 20|~
CAPÍTULO 20
Antonella.
—¿En serio estuvo aquí?
—Así es , Lessa. — miré a los lados , secándome las lágrimas de felicidad — Le he contado de nuestros hijos.
—¡Oh! ¿Y qué ha dicho?
—Se ha encantado con la idea...Estoy muy contenta, me alegra mucho que se lo tome bien.
—Menos mal, Anto . ¿Y qué han hablado?¿Han planeado algo?
—Él quiere que los niños y yo huyamos con él , a Mordark.
—¡Pero las reglas prohiben ese tipo de relación entre Glosardianos y Mordarkíes!
—Lo sé, pero quiero pensar que una vez me vaya podré estar con mis hijos y con el hombre que amo, Lessa. No soporto más estar lejos de ellos.
—Y lo entiendo , chica, pero debes tener cuidado.
—Sabes que soy muy cuidadosa.
—Tienes dos hijos y no has cumplido ni los veinticinco.
—¡Sabes que quedé embarazada por accidente!
—Si hasta me has dicho que tú y Guillermo no se cuidan.
—Nos cuidábamos al principio. Luego una vez se nos fue y la sensación fue tan buena que...
—¡Iugh! Demasiados detalles.
—Vaaaale, pero necesito irme.
—Y como la buena amiga que soy, voy a ayudarte. Iré viendo como puedo sacar a los niños del orfanato sin hacer un escándalo con las monjas.
—Sí, buen plan. Pero tengo tanto miedo...
—Todo saldrá bien.
—Eso espero...
Sentimos unos toques en la puerta y me apresuro a abrir. Al instante veo a Herns , uno de los hombres de mi padre.
—Su padre desea hablar con usted. Ahora.
—¿En dónde está?
—La biblioteca.
—Gracias.
—No hay de qué , alteza.
Cierro la puerta y me paso las manos por la cara.
—Debo ir a hablar con mi padre, no hemos compartido palabras desde que llegamos de Lonkred.
—Habla con él. Pídele que te deje volver a Lonkred , desde allí es más fácil escaparse que del castillo.
—Pero...
—Habla con él. Pensaremos en que hacer luego.
Salgo y bajo todos los escalones. En la biblioteca está mi padre , sentado en un sofá que usa para leer. Tiene el cabello negro con canas y sus ojos café determinantes. Lleva unos lentes mientras lee un libro de historia de Glosard. La enorme y brillante corona descansa sobre su cabeza.
—Antonella...
—Padre , ¿me llamabas?
—Así es. Siéntate —señala una silla que hay frente a él.
Aliso el vestido y tomo asiento.
—Aquí estoy.
—Antonella...¿Recuerdas lo que te dije el día que diste a luz?
Me tenso.
—Que mis hijos eran un error—digo, odiando mis palabras — , que era una persona importante que no podía fallar, que si volvía a fallar pagaría las consecuencias.
—Y has fallado, con creces. Dime, Antonella. Por el amor de tu madre que en paz descanse dime que ese príncipe misógino no es el padre de tus críos.
Bajo la mirada.
—¡Por el amor de Dios!—grita dando un golpe en la mesa de descanso con el libro cerrado— ¡Es un clon del animal de su padre!
—Guillermo no se parece a su padre.
—No los conoces tanto como yo. — suspira — Ya es suficiente de todo esto, solo quiero que sepas que no voy a permitir que vuelvas a la cama de ese imbécil. Eres mi hija , mi única hija. Eres la heredera de todo esto que poseo. Eres la esperanza del pueblo. Eres...¡Solamente debes respetarte! ¿Cómo se te ocurre revolcarte desde tan joven con un mujeriego como ese? ¡Y encima salir preñada!
—Papá, basta.
—¡Estoy harto! ¿Crees que tu madre gustaría de verte así, eh? ¿De que su hija haya salido preñada desde antes de los veinticinco y ni siquiera se haya casado?
—Está siendo cruel, padre.
—Soy demasiado condescendiente contigo. Creí que te casarías con el príncipe Marcos. Dios, tenía tantas esperanzas en ustedes que...Cuando terminasteis creía que...
—Marcos y yo no estábamos hechos el uno para el otro.
—¡Patrañas!
—Padre...
—¡Cuando los monarcas se unen por el bien del reino están hechos el uno para el otro!
—¡No es verdad!
—Antonella...
—¿Qué parte de que amo a Guillermo no entiendes? Tú que amabas a mamá... ¿Cómo es que no puedes entenderlo?
—Hija, no se trata de eso. Es cuestión de honor. —suspira — Mira, no quería ser crudo contigo, pero debo ser lo o veo que no me entenderás. Ningún hombre quiere a una mujer que no sea virgen para casarse y mucho menos a una que haya dado a luz. Debes buscar a alguien que ya te conozca y Marcos...
—Marcos tiene pareja.
—Fuentes confiables me informan que eso terminará pronto...
—¡No quiero nada con Marcos! —grito— ¡Lo intentamos y no funcionó!
—¡Pues lo intentarás de nuevo! —gruñó— Traté de darte libertad , de ser condescendiente , pero te lo has buscado. Haz lo que sea...solo quiero ver que tú te cases con un Diangell.
—No quiero...
—¡Antes me preocupaba por lo que querías y me dabas dolores de cabeza! ¡Se ha acabado!
—Padre...
—No se hable más del tema.
Y vuelve a abrir su libro dejándome con los ojos inundados en lágrimas y los labios apretados. Salgo corriendo y me decido.
Todo me da igual.
Quiero huir con Guillermo.
Darikson.
En clase de Historia observo a todos desde el último asiento del salón. Marcos juguetea con un lápiz mientras acaricia la espalda de Leila, quien está a su lado. Amber está sentada sola mientras observa de reojo a Francisco al otro lado del aula y frunso el ceño al ver que aparta la mirada , sonrojada. Francisco baja los ojos hacia su libro, tranquilo. Siento los ojos de Damon sobre mí y trato de no voltearme.
—...por eso el rey Domicus III pactó con su enemigo esa tregua que hizo que ambos reinos estuvieran en paz. ¿Alguna pregunta?
Noto que alguien a unas mesas de mí, levanta la mano y el profesor lo señala.
—Adelante, señor Subak.
Me tenso.
—¿Cuál fue el motivo que los llevó a la guerra en primer lugar?
El profesor se acomoda sus lentes.
—Bueno...los libros de historia dicen algo, pero según mis conocimientos , lo que sucedió fue que el rey Andrus II robó a una de las cortesanas del rey Domicus III y este en venganza comenzó la guerra.
—Vale.
—¿Alguna otra pregunta?
Ante el silencio él asiente y se sienta en su escritorio.
—Psss.
Volteo. Damon me está llamando desde su mesa. Articulo un "déjame en paz" con los labios. Sigo en lo mío, pero unos segundos después vuelvo a sentirlo.
—Psssssss.
—¿Qué coño quieres?—pregunto , en un susurro.
Él levanta las cejas ante mi tono y desvía la vista para escribir algo en su móvil.
Me giro de nuevo hacia delante.
Entonces , segundos después, siento una respiración en mi cuello.
—Darikson.
Ante sus voz me quedo de piedra. Había olvidado todos los efectos que Damon tiene en mí y la facilidad con la que mi cuerpo se volvía loco con su presencia.
—¿Mhm?
—¿Hasta cuándo vas a seguir ignorándome?
—Hasta que el sol salga de noche.
—Oye...
—No quiero hablar contigo.
—¿Qué se supone que hice? No entiendo nada...
—Te comportas como un imbécil a cada nada.
—¡No es verdad!—susurra un poco más alto.
—Sabes que sí. He sido partícipe de cada una de las veces que tu idiota interior ha echo de las suyas.
—Darikson...
—¿Y por qué debería escucharte?—me giro hacia él , estoy en el fondo del aula y él está en la mesa contínua, pegado a mi silla. Doy de lleno con sus ojos. —No has hecho más que hacerme daño en lo que llevamos conociéndonos. Sabías que me gustabas y no desperdiciaste una sola oportunidad para hacerme daño.
—¿Podrías dejarme hablar ?
—No. Damon. Porque abres la boca y dices unas palabras seductoras que me hacen quedar a tus pies de nuevo y cuando venimos a ver ...simplemente , me destrozas.
—Lo que tengo que decirte...
—No quiero escucharte—interrumpo — No quiero que vengas de nuevo con esa labia barata que...
Pero su voz me interrumpe cuando susurra:
—Me gustas.
Dejo de respirar.
Me quedo observando su rostro con perplejidad. ¿He oído mal? ¿He malentendido todo? ¿A caso mi crush de años acaba de decirme que le gusto?
—¿No vas a decir nada?
Los demás siguen ajenos, enfrascados en sus notas y apuntes mientras nos separan diez mesas de diferencia de Damon y yo.
—¿Qué quieres que te diga?—pregunto.
—No sé...que...sientes lo mismo o...
—Mira..., Damon. No sé que te enseñaron pero de donde yo vengo las cosas se ganan. Si quieres que yo admita que me gustas abiertamente deberías ganártelo al menos.
—Haré lo que quieras.
Quiero de todo contigo...
—¿Qué crees que quiero?
—Ahora mismo, creo que quieres que te bese.
—No serías capaz de besarme en medio del salón, eso sería salir del closet. Cosa que no quieres hacer...
—No vayamos por ahí..
—¿Ves? No quiero que me beses, Damon . Quiero que tengas pantalones de decirle a la gente que te gusta un chico sin sentirte presionado. —intenta hablar , pero lo interrumpo— He hablado con Antonella , me ha ayudado a entender muchas cosas con respecto a ti y por ella no voy a presionarte, pero espero de verdad que recapacites. Lo mereces.
—Pero...
La campana lo interrumpe y salgo de allí a toda velocidad.
(...)
Antonella.
Quiero apresurar esto.
Así es , estoy huyendo. Pero ha sido un proceso complicado. Lessa tiene a mis hijos en una parte del pueblo que queda en el camino correspondiente a la frontera. Allá se reunirá con Guillermo y me esperarán. Espero que logre llegar.
—Alteza...
Me giro al guardia.
—¿Diga?
—Su padre le ha prohibido salir del palacio.
Mierda , uno de los guardias que mi padre puso para mí.
—Sí...pero....he ... He quedado con unas amistades de mi padre. Sabes, para resolver temas de ...negocios y eso.
—Ya.
—Mhm.
—Alteza, no se moleste , pero debo llamar a su padre para asegurarme.
Mierda.
—No hay problema.
Él se gira para marcar al teléfono y tomo una de las masetas que hay vacías y se la lanzo a la cabeza, dejándolo inconsciente al instante.
Ups.
Me sacudo las manos , corriendo sujetando el vestido , salgo de allí. Llego al punto acordado. Lessa tiene un coche donde están Evelyn y Rodrigo. Los lleno de besos y abrazos a penas los veo.
—¿Dónde está él?
—No ha llegado...
Me paso las manos por la cara, nerviosa.
Entonces lo veo. Guillermo viene en un caballo negro hacia nosotras. Se detiene frente a nosotros y sus ojos se posan en el coche al instante. Los niños también lo miran con curiosidad. La escena me parte el corazón. Me subo al caballo acomodando la bolsa que traigo en la espalda y Lessa me ayuda a subir a los niños en mi regazo. Los sujeto con retazos de tela a mi torso para evitar accidentes.
Entonces lo escucho.
Las sirenas de la guardia real.
Veo a lo lejos el coche de mi padre. Guillermo no lo piensa, jala las riendas y me sujeto de su abdomen sujetando a los niños cuando el caballo agarra máxima velocidad. Lessa se esconde para que mi padre no la asocie con el escape.
Huimos a toda velocidad y para cuando me quiero dar cuenta estamos en los muros fortificados que rodean Mordark.
Soy libre.
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