El molesto sonido de la alarma me despertó.

—Agh—me quejé.

Me levanté y salí de mi habitación directo al baño con la lampara de mi celular como única luz, ya que a las 5:00 a.m. no ha salido el sol y mamá debe seguir dormida.

Después de bañarme, procedí a ponerme un pantalón negro de mezclilla rasgado, una blusa blanca y mis zapatos negros.

Cuando baje, me dirigí a la cocina y preparé un burrito de huevo con salchicha y frijoles; hice uno para mí mamá también y lo guardé en el horno. Salí de casa no sin antes dejar una nota en el refrigerador que decía que su burrito estaba en el horno y que ya me había ido a la escuela.

——‡★‡——

Iba en dirección a mi casa por las calles de Los Ángeles. Mamá no podía venir por mí, así que la madre de Danna me llevaba a casa.

—¿Y qué hicieron en la escuela?—preguntó la más grande.

—Pues...nada interesante—le respondió mi amiga.

Llegamos a mi casa, le dí las gracias a la señora Wilson y me apresuré a entrar.

Cuando lo hice, me sorprendí la ver a mi madre sentada de espaldas a mí en el sofá de la sala. Mi casa no era muy grande pero era suficiente para 2 personas. Al escuchar la puerta abriéndose, se giró a verme.

—Cariño—me llamó—Ven a sentarte—palmeó un lugar junto al suyo y yo obedecí.

—¿Qué pasa, mamá?—pregunté.

—Bueno, sé que has echo mucho buenos amigos en éste lugar, y que no te gustaría irte...

—Mamá—interrumpí—¿Qué pasa?

—... me ofrecieron un trabajo en otra ciudad y... quería saber que piensas—soltó.

—Por mi esta bien mamá—dije—Realmente no me importa mucho, mientras no batallemos en esta vida, por mí está bien.

—¿De verdad?—asentí sonriendo—Gracias, hija—se paró de golpe y me abrazó con amor.

—Esta... bien... mamá, pero... estás ahor...candome—exclamé sin aire.

—Oh, lo siento—se separó de mí—Nos iremos en unos días—escuché un ladrido y me di cuenta que Corgy, mi perro, estaba a nuestros pies, así que lo cargué y lo puse en mi regazo.

—Alguien también está emocionado—mi mamá rió.

—Supongo—hablé y Corgy siguió ladrando feliz.