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No he visto a Mina hoy.

Estoy preocupada porque siempre me encuentro con ella, creo que me he acostumbrado a verla cada mañana y durante todo el día.

¡La idiota tiene mi número de teléfono y no me llama!

Tan pronto como el timbre sonó ya estaba en la guarida; la habitación se encontraba vacía. Ahora realmente estoy preocupada, su madre es la única persona que debe saber dónde está.

Al llegar a la oficina de la directora, toqué educadamente la puerta, al escuchar su afirmación me adentré a su oficina y le pregunté por Mina.

— Lo siento mucho Chaeyoung, pensé que ella te había llamado. Mina está enferma, un fuerte resfriado.

— Oh, está bien. Uh, ¿Puede decirle que espero que se sienta mejor?

— En realidad —ella abrió un cajón de su escritorio y sacó algo de dinero—, ¿Puedo pedirte un favor, Chaeyoung?

— Claro.

— Tengo una reunión con los profesores. Si te doy el permiso, ¿Puedes ir a la farmacia y comprarle los medicamentos?

— Sí —sonreí amablemente, ni quería hacerlo. Que sufra por el susto que me hizo pasar.

— Muchas gracias —ella tomó un lápiz y escribió en un papel—. Ésta es la medicina, y también puedes comprar una sopa instantánea.

— No hay problema.

Mejor que coma comida de perro.

— No puedo decir lo mucho que aprecio esto. Dile que estaré en casa pronto.

— Lo haré —me despedí y luego mostré mi pase para que me dejaran salir.

De camino a casa de Mina había una farmacia de dónde compré los medicamentos. Y luego entré una tienda para comprar la comida, dudé en sí comprar la sopa. Fui en dirección opuesta y compre zanahorias, apio y cebollas. Una sopa casera quizá sea lo mejor.

Llegué a su casa y golpeé la puerta, cuando ésta se abrió la vista ante mí era ridículamente adorable. Mina llevaba pantalones anchos y un suéter andrajoso de un tamaño demasiado grande, y sus gafas estaban torcidas.

— ¿Tú qué haces...?

La ignoré y de inmediato entré a su casa— Está bien este es el trato. Me han pedido que te dé esto —metí las bolsas de medicamento en sus brazos—, tómalos ahora. Espero que tengas hambre. Ni se te ocurra toser, estornudar o cualquier cosa que transmita gérmenes, ¿Entendiste?

— Chaeyoung... —su voz era más profunda por el estado de su garganta.

— ¿Por qué no me dijiste que estabas enferma, Mina?

— No sabía que eras mi guardiana.

— No lo soy, sólo, creo que debiste decirme y no preocuparme.

— ¿Preocupada?

— Sí, estaba preocupada, ¿Bien? Ahora has como que nunca tuvimos esta conversación.

— Lo siento —dijo en un tono bajo sonriendo dulcemente—, sólo pensé que no era la gran cosa. Todos nos enfermamos. Puedes irte si quieres.

— Tu madre me pidió que viniera, ella me dijo que te dijera que estará aquí pronto.

— ¿Ella también te pidió que cocinarás para mí?

— No —admití—, a veces tengo mis momentos.

Ella abrió la bolsa de medicamentos—¿Tantos? —señaló arrugando la nariz.

— Sólo son cuatro. No seas una bebé.

Mina se cruzó de brazos y subió a su habitación.

— Bien, entonces —murmuré—, bebé.

Minutos más tarde la sopa ya estaba para cocer a fuego lento durante un rato.

Justo ahora estoy frente a la habitación de Mina dando unos golpecitos a la puerta.

— Hey, Minari, ¿Me prestas un libro?

Al entrar a la habitación y verla profundamente dormida, con cuidado fuí y un tomé un libro de química dejándola dormir.

Cuando la sopa estuvo lista, le serví un poco. Mina aún se encontraba dormida así que le di un codazo.

— ¡La comida está lista! — grité en su oído.

Mina gimió y se dio la vuelta enterrando la cabeza en la almohada. La empujé hasta que levantó la cabeza para mirarme sin sus gafas.

— Esa es una terrible manera de despertar a alguien que está enferma

— Cociné para ti, no te quejes —dejé el tazón caliente en su regazo con cuidado de no derramarlo sobre ella, incluso si quisiera—. ¿Y, por qué estás enferma?

Con cautela olió la sopa humeando— Esto no está envenenado, ¿Verdad?

— Lo estará si sigues molestando. Gracias a ti, sé unas trece cosas diferentes que podría usar para envenenarte. Si fuera tú mostraría un poco de respeto.

— Eres un poco linda cuando te enojas.

Toqué su frente, tenía un poco de fiebre, debe está delirando— Son los medicamentos —razoné.

— No, lo digo en serio, ¿Por qué crees que me burlo de ti?

Ignoré su pregunta— Respóndeme primero.

Suspiró lo que hizo que tuviera un ataque de tos— Mi padre —murmuró.

— ¿Qué sucede con él?

— Llegó ayer por la mañana, almorzamos juntos y mi maravilloso padre se estaba recuperando de un resfriado.

— ¿Por qué hablas con tanta amargura?

— No todo es sobre él —sorbió la nariz—. Cuando tenía siete años mi madre dejó a mi padre porque le importaba más el trabajo que su familia. Nunca culpé a ninguno de los dos, no culpo a nadie. Mi papá es un químico, todo lo que sé de química y física lo aprendí de él. No nos hemos visto hace mucho y cuando me invitó a almorzar todo lo que hizo fue hablar de química, trabajo o hablar por teléfono. Por primera vez en mi vida me di cuenta en lo que me estaba convirtiendo y lo odio.

No tenía idea de qué es lo que pasaba por su mente. Su padre y ella no se llevaban bien; también explica su amor hacia la química— Lo siento, Mina.

Tomó mi mano— No lo sientas. Desde que empezamos las tutorías mi vida cambió. La vida no es solo ciencia y química. Tú me hiciste ver eso, Chaeyoung.

Mina ligeramente tiró mi mano, me incliné lentamente. Su mirada iba directo a mis labios.

Entonces la puerta se cerró de golpe.

Ambas saltamos arruinando nuestro momento— Mi madre ya llegó, por lo tanto quedas libre enfermera —me guiño un ojo.

— Cuando estés mejor vas a necesitar más que una enfermera — murmuré levantándome de la cama.

— Chaeyoung—me detuvo—, gracias por la sopa.

— No hay problema, Minari. Mejórate.

Fuí a la cocina a buscar mi mochila y saludar a la madre de Mina.

— ¿Tú has hecho la sopa?

— Sí, de esa manera tendrá suficiente para usted también.

— Gracias, Chaeyoung—me abrazó.

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Al volver de clases tenía un dolor de garganta y de repente tuve un mal presentimiento.

— ¡Achu! —enterré mi cabeza en la almohada, eso hizo que mi garganta doliera más. Cada vez que toso o estornudo siento como que una motosierra raspa mi garganta. Mi nariz está totalmente tapada igual que mis oídos— ¡Te odio Mina! ¡Esto es tu culpa!

— Miel —mi madre entró a mí cuarto—, hará que calme el dolor de garganta —ella comprobó mi temperatura, una vez que salió por un poco de medicina tomé mi teléfono.

19:37
Voy a matarte idiota, por tu culpa estoy enferma

Arrojé mi teléfono pero cayó al suelo— Bien quédate allí abajo —murmuré y cerré los ojos. Me quedé dormida, porque cuando abrí los ojos estaba en una pesadilla.

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— ¡Hola!

Grité haciendo una mueca de dolor— ¡Tú!

— ¡Yo! —dijo Mina alegremente—, pensé que como las dos estamos enfermas, podemos estar enfermas juntas.

— Sí, bueno, yo no quiero tu compañía.

— Eres mala, pero me voy a quedar de todos modos —Mina me entregó unas pastillas—. Tu madre dijo que las tomes.

— Te odio —tomé las pastillas con un poco de agua.

— Lo sé —Mina saltó a mi cama, todo para molestarme.

Me pase la mayor parte del día durmiendo o viendo un maratón de películas que Mina eligió; debo admitir que tiene un gusto decente. La mayoría eran de comedia. Me acurruque a su lado, antes hubiera sido incómodo.

Mis mejillas seguían de un color rojo brillante, Mina parecía haberse dado cuenta y se levantó sin decir nada; segundos más tarde regresó con un paño frío, y lo coloco en mi frente— Eres tan dulce Minari.

— Duerme un poco, Chae.

Apenas podía entender lo que decía ella o yo— Me gustas, Mina

Dormí durante horas cuando desperté estaba sudando, pero Mina ya no estaba, se fue sin despedirse.

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Dos días después por fin me sentí un poco mejor para volver a la escuela. Momo me llamó ayer para saber cómo estaba e insinuó formas de cómo Mina me pudo haber contagiado. Mientras Sana me dijo que debía aprovechar mi estado y besarla.

Lo que no saben es que casi la besé.

— Buenos días, Sr. Wang —entré al salón de clases temprano. Habían unos estudiantes en el fondo con sus auriculares esperando el comienzo de la clase que menos les gusta. A mí sin embargo, me empieza a gustar química.

— Son, estoy feliz de verte, ¿Te sientes mejor?

— Mucho mejor.

— Estoy seguro que aliviada también.

— ¿Aliviada? ¿Por qué?

— ¿No lo sabes? —negué— Myoui vino a hablar conmigo ayer y me pidió más tiempo, ella me explicó que no estás preparada y que ella también tuvo la culpa por cancelar algunas tutorías.

¡Esa maldita imbécil!

¿Cómo iba a decir eso de mí?

Pensaba que estaba bien en química. No puedo esperar la hora de almuerzo para tener una pequeña charla con ella.

— ¿Por qué pospusiste la prueba?

— Veo que es un hábito tuyo interrumpir y gritar —fui pisando fuerte hacia ella, cuando estábamos cara a cara respondió—. Porque pensé que te gustaría tener más tiempo, no sabía cuándo te sentirías mejor.

— No tenías que decir que aún no estoy lista

— No lo tomes como algo personal, Chaeyoung. Estas haciendo un buen trabajo.

— Lo siento.

Mina se acercó y acarició mi mejilla— No te preocupes, ya te he dicho que eres linda cuando te enojas —sonrió y volvió a su trabajo. Me miró por un momento, hubo una chispa de emoción.

Una vez más, actúa diferente.

Me estoy enamorando de Mina, aunque ya lo sabía desde antes.

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