𓏲 Capítulo 12
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— Potasio —repitió Mina
— Uhhh... ¿Qué hay de nuevo en el potasio?
— Los plátanos tienen potasio.
— Ya veo.
Hoy es martes, después de la escuela y Mina me invitó a su casa otra vez. Después de salir juntas parece que somos más cercanas; ahora estamos sentadas en taburetes con múltiples libros de química alrededor.
— Bueno — Mina cerró el libro que estaba leyendo—, tiempo de prueba. ¿Cuáles son los elementos del halógeno en la Tabla Periódica?
— Uh, cloro, yodo... ¿Flúor?
— Dos más.
— ¿Me das una pista?
— No.
La miré con un pequeño puchero— Por favor.
— ¿Qué es Momo para ti?
— ¿Mi amiga?... —Mina frunció el ceño, entonces capté— ¡Bromo! Astato y Unumseptio —recordé una conversación que tuve con Mina donde discutíamos las características del bromo y cada una me recordaba a Momo.
— Bueno, lo siguiente es... ¿Cuál es la última sílaba del nombre de tu hermano?
— ¿Ho? ¿No se supone que es química y no leng... —me detuve— Holmio.
— En 1878 Marc Delafontaine y Jacques Louis Sort observaron inusuales bandas de absorción espectrográficas, pero luego Tzintzuni Cleve ha...
— Necesito un descanso, jefa. Hemos estudiado durante tres horas y tengo hambre.
— Está bien, podemos buscar algo de comida.
— ¿He oído comida? —la madre de Mina entró a la sala. Ella llegó hace un rato, nos saludó y nos dejó estudiar—. ¿Te gustaría quedarte a cenar, Chaeyoung? Estaba pensando en comida ramen.
Miré a Mina en silencio preguntándole si estaba bien, ella sonrió y asintió— Me encantaría.
— ¡Maravilloso!
Después de pedir la comida, la madre de Mina nos dejó solas una vez más para seguir estudiando.
Otra media hora y siento que mi cerebro va a explotar.
— Parece estar contenta —le digo con la esperanza de distraerla
— No tenemos muchos invitados —Mina volvió a abrir uno de sus libros— Sólo esperó que no me avergüence.
—¿Tú? ¿Avergonzada? Eso es difícil de imaginar, Myoui.
— Ese es el punto Son.
— Vamos, todos tenemos momentos vergonzosos. Además, me gustaría ver fotos tuyas de bebé.
Mina se volvió hacia mí con una sonrisa traviesa— ¿Y por qué te gustaría ver eso?
— Uh, simple curiosidad.
Incluso con sus gafas puestas podía ver el rubor en sus mejillas. Por un momento tenía su mirada fija en mis labios, y se acercó un poco más hasta casi rozar nuestras narices.
— Chaeyoung... —susurró—, tiempo de prueba.
Allí me quedé con la boca abierta, ¿Cómo se atreve a jugar de esa manera? Yo era la que estaba enamorada de ella, sin embargo, ¡No! ¡Ella ni siquiera puede gustarme! Sólo era mi imaginación.
— Nombra los gases nobles.
Me tomó un tiempo volver a tierra, así que cerré los ojos y traté de recordar— Helio... Argón, Neón, Xenón... ¿Radón?
— Uno más.
— ¡Kriptón!... Minari, ¿Quieres oír un chiste?
— No.
— Igual lo vas a escuchar —sonreí con malicia— ¿Por qué el Azufre, Tungsteno y Plata son los elementos más frescos? Porque ellos tienen Swag.
— Detente, Chaeyoung.
— Así que cuando oí que Oxigeno y Magnesio fueron a una cita yo estaba como: Oh Dios mío.
— ¡Para!
— Está bien, pero tengo una pregunta.
— ¿Cuál?
—¿Por qué ninguno de mis chistes tiene una reacción?
Pareciera como si estuviese luchando consigo misma entre estrangularme o no. Afortunadamente eligió la segunda.
— Tus chistes no tienen una lógica.
Cuando la comida estaba en nuestros platos, tuve una gran batalla para poder agarrar el arroz con los palillos, era vergonzoso. Mins reprimió una risa cuando vio lo que paso.
— ¿Podría sólo usar tenedor? —le dije a la madre de Mina sintiendo vergüenza.
— ¿Por qué? —preguntó Mina.
— Me incomoda que los fideos se vayan resbalando de los palillos.
Mina recogió una buena porción de fideos con los palillos y se los comió demostrando su punto. Si sólo no estuviera sentada frente a mí. Le sonreí dulcemente.
Ninguna de nosotras dos notó que ella nos miraba— No quiero entrometerme pero, ¿Ustedes dos...? —ella dejó la pregunta abierta sabiendo que ya entendimos.
— ¡No! —Mina y yo hablamos al mismo tiempo. Ella nos miró dudosamente.
— Sólo somos amigas, mamá.
Me sorprendí tanto como su madre. Ella nunca se refería a mí como una amiga; estoy feliz por eso, pero no puedo evitar sentirme un poco decepcionada.
Su madre se aclaró la garganta y cambió de tema.
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— Y luego tomó esa cosa y toda su cara regordeta se volvió del color más rojo que nunca había visto —ella estaba contándome una historia de Mina cuando era bebé, ya habíamos terminado de comer— Se lo advertí pero insistía que era para un experimento, ella sólo quería demostrar su teoría.
— ¿Y por qué hizo eso? —me incliné sobre la mesa con anticipación, respirando con dificultad por mis ataques de risa.
— Ella... Ella vio en unas caricaturas donde los monitos toman pimienta y la cabeza les explota. Ella quería demostrar que la cabeza no explota por comer picante, incluso le salía vapor por sus oídos.
— ¿Todo pasó por una caricatura?
— Sí —ella se unió a mí mientras Mina se ponía de pie.
— Se está haciendo tarde, Chaeyoung tiene que irse. No quieres dejar a tu ama de casa esperando, ¿Cierto, Chaeyoung?
— Oh, muchas gracias por cenar con nosotras Chaeyoung—ella me dio un abrazo.
— Gracias, encantada de volver a repetirlo.
— Cuando quieras —sonrió. Ella recogió los platos mientras Mina me acompañó a la puerta.
— Tu madre es muy dulce, antes pensaba que era rara porque es la directora.
— La mayoría de las personas reaccionan de la misma manera. Ellos sólo se asustan o lo usan para su propio beneficio.
— Nunca lo había pensado.
Mina se encogió de hombros como si no fuese la gran cosa— No me importa.
— ¿Es por eso que no hablas con mucha gente en la escuela?
— Una de las razones, supongo.
— Lo siento —dije de inmediato—, a veces soy demasiado curiosa, no sé por qué aún no he recibido un buen golpe en la nariz. ¡Y no se te ocurra! Tengo una linda nariz.
— Eres una psicótica.
— Prefiero el término "colorida" Como los Skittles. Apuesto que mi sabor es el del arcoíris —me sonrojé en el procesamiento de mis palabras.
Mina sonrió y susurró en mi oído— ¿Podría tener una oportunidad de probar eso?
Escalofríos recorrieron mi cuerpo— Uh, ¿Me llevas a casa? Es muy tarde.
— Puedes irte tú misma, Skitt. Para eso tienes pies.
— No me llames Skitt.
— Te gustan los Skittles, como tú me dices Minari, yo te diré Skitt.
Sonreí en respuesta— Por favor, Minari. Llévame a casa.
— Hasta mañana Skitt —y me cerró la puerta.
Otra vez tengo la sensación de darle un golpe en la tripa.
— ¡Ya vas a ver Minari! ¡La venganza es dulce!
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