4. Especial navideño
Advertencia. Por ser fechas de regalos, preparé este episodio. Leer con discreción, favor de dejar muchos comentarios. Sexo, héroes, auto.
***
El viaje en el auto es largo. Kirishima no para de parlotear, pero al menos no puede quedarse dormido gracias a sus palabras. No puede aburrirse gracias a él, tanto que lo hace sonreír. Después de dejar a Mina, Kaminari y Sero en casa, es momento de regresar al departamento que tienen juntos. No es que sean algo más que amigos, pero tampoco es que sean desconocidos. Simplemente se complementan bien, tienen eso a su favor, de poder conocerse desde hace tiempo para poder compartirlo juntos. Cuando es hora de trabajar, él lo acerca a su agencia, no es una molestia, en realidad Kirishima es bueno hablando y eso hace que pueda llegar bastante despierto a la suya, dispuesto a regañar a los inútiles nuevos que no pueden trabajar de manera correcta. Entonces, al aparcar, Kirishima se quita el cinturón mientras sigue con esa plática acalorada que lo sacó de sus pensamientos, al menos hasta que cierra la boca y deja caer la frente en el volante.
—Ah... —suspira—. Esto es una puta mierda.
—¿Pasa algo...? Estás algo extraño desde lo de Midoriya —comenta Kirishima, pasando una mano por su cabello, acariciando con una ternura tan atípica que lo hace mirarlo. No puede evitarlo, sus mejillas toman color debido a ello, es la sorpresa, también que él lo esté viendo tan fijamente al grado de acercar sus rostro y...
Una maldita señal de crimen azota sus oídos, haciéndolos paralizarse a escazos centímetros de sus labios, un evento que termina por ruborizarlos.
No dice nada, decide ignorar lo que acaba de ocurrir para arrancar, manejando a toda prisa al lugar dictaminado mientras Kirishima se viste por detrás. No suele hacerlo, en realidad jamás había sentido curiosidad, pero sus ojos van al retrovisor, queriendo ver un poco de la piel morena de su compañero de trabajo, de su mejor amigo desde la universidad. Carajo. ¿Qué fue eso hace un momento? Eso pudo ser un beso, definitivamente lo iba a hacer, los labios de Kirishima estaban demasiado cerca de los suyos, queriendo al menos rozarlos para obtener un beso. ¿Un beso?
Después de haber atrapado al villano como era de costumbre, es hora de volver a casa.
Está manchado de sangre, su idea de manchar los asientos de la porquería de un criminal en definitiva no le hace gracia. Tiene que hacerlo afuera, por suerte el auto lo ha dejado lejos de la zona del crimen, en un sitio abierto donde poca gente transita para poder vestirse sin problema en la vía pública. Es un delito estar desnudo, pero lo piensa como un mal menor considerando que debe de luchar contra el crimen e ir vestido siempre como Dynamight no es una opción. Simplemente no.
—Viejo, ¿por qué no nos bañamos en un sitio público? —pregunta toda estúpida del pelirrojo.
—Si quieres voy gritando mi identidad.
—No es como que no existió el festival deportivo.
—Hace años, tonto, no es como que la gente olvide esas cosas.
—Hombre, yo aún no supero tu cara de extrema alegría al ganarle a Todoroki.
Lo empuja, no es algo que hace de mala manera, sólo ríe como pocas veces lo hace. Kirishima lo molesta, es el único que puede hacer eso porque no tiene opción, él solamente fue haciéndose paso en su vida al grado de no poder dar marcha atrás.
—Cállate, bobo. —Gira los ojos, aunque su buen humor es notable.
A pesar de estar en un terreno lejos de la ciudad, no puede negar que el silencio es reconfortante. Es mucho mejor a una calle vacía, hasta podría decir que ve estrellas. Bueno, si achica los ojos y trata de ver más allá del cielo, podría, quizá... Tontamente se ha quedado observando el cielo, deja los guanteletes caer al suelo con cuidado mientras avanza al auto, recargándose en el capot, pegando el pecho mientras observa el firmamento, incapaz de ver algo gracias a la contaminación lumínica.
Kirishima lo copia, posicionándose a un lado mientras se recarga en su hombro.
—Necesitamos vacaciones.
—¿Tú crees? Cuando puedan estar en paz una hora completa lo consideraré. —Aquel comentario hace reír al pelirrojo, quien empuja suave su hombro.
—Está bien así, me sentiría fatal de no sentirme útil. —Eso lo hace reír.
—Hombre, sólo relájate para que pueda avanzar rápido y recuperar mi puesto, eh. Suficiente tengo con que el tonto mitades esté en segundo lugar. —Aun si lo dice con un tono malhumorado, la verdad es que está orgulloso de él.
El pelirrojo gira el rostro, algo que lo hace mirarlo—. Bakugō... hace rato estabas decepcionado por lo de Midoriya y ahora estás hablando de Todoroki como si nada, incluso podría asegurar de que te hace feliz verlo progresar.
Arquea una ceja—. ¿A qué quieres llegar con eso?
Vuelve a girarse, encarándolo, atontándolo con sus ojos resplandecientes gracias a la luz de la ciudad.
Ahora lo entiende, no hay estrellas en el cielo porque todas las tiene Kirishima en su mirada, aquella que lo apasiona con cada pestañeo.
Maldición, ¿en qué momento empezó a sentirse así de bien con solo estar a su lado? ¿es normal que le arrebate el aliento y no sentirse con miedo? Quizá es porque le gana la curiosidad, inquieto de tenerlo tan cerca y querer acercarse, sin saber por qué tiene que frenarse.
—Tú me haces sentir poco varonil porque siento envidia de que los quieras tanto... Siento celos, Katsuki.
No debería.
Sus manos se dirigen a sus mejillas, acerca su rostro lento, algo que le da tiempo a Kirishima para sostener su cintura, de que sus labios tiemblen y pronto, estamparse los unos con los otros de manera torpe, haciendo picos con cada roce mientras buscan la manera ideal de poder besarse. Es nuevo, tanto que le parece más fácil arreglar su guantelete que permanecer inmóvil mientras comparte besos con el pelirrojo. No puede creerlo, ¿ambos se sienten igual? ¿qué es este nuevo sentimiento? ¿puede llamarlo nuevo? No se siente así. No es como si algo hubiera aparacido de pronto, es, más bien, como cosechar tras una larga espera y comer de la fruta que el árbol le propina, encontrándose con el jugo más dulce y la carne firme. Se siente bien.
Los besos tímidos van haciéndose más largos, más firmes, atentos, experimentales. Los labios se entreabren y dejan el paso a la lengua para reconocerse con el tacto, porque a palabras ya han hablado suficiente. Es momento de callar y disfrutar, de acariciarse como nunca lo han hecho.
Respira agitado, es tonto porque no está corriendo, no tendría que estar tan ansioso, pero cada caricia de Kirishima logra agitarlo de manera dulce. Tras separarse para recuperar algo de aliento, sabe que Kirishima ha susurrado algo, pero no lo escucha, sólo puede sentir que lo eleva para sentarlo en el capot y volverlo a besar, está vez con más ánimo, glorioso de poder abrazar con fuerza su cuello para que no escape, incluso sus piernas se enredan en su cadera. Duda que alguien los vea así, sería un escándalo si se supiera que Dynamight y Red Riot están juntos, más que juntos, muy...
—Es... espera —susurra, haciendo el cuerpo un poco hacia atrás al sentir sus manos en la cadera, tratando de arrebatarle el pantalón. Están en un lugar público, no pueden hacer algo de eso, pero al ver su mirada repleta de deseo, esa petición de detenerse se ahoga en su garganta y vuelve a besarlo.
Está bien porque se trata de Kirishima, está genial... porque es él. Sólo a él puede dejarlo acercarse tanto.
Está duro, propio de su don que pueda sentirlo a través de la ropa, frotándose haciéndolo jadear contra su boca que acapara cada uno de sus sonidos para comérselos. No le importa si le toca recibir, no es como que no sepa cómo lo hacen los gays, sería muy tonto no saberlo, puede con esto porque puede con todo, puede hacerlo.
Abandona su boca para bajar por su pecho, algo que lo hace suspirar, sus manos dejan de apretar su cadera para ahora dirigirse a esa misma zona, para apretarlos, algo que lo confunde.
—Perdóname... desde que nos mudamos juntos, he tenido ganas de hacer esto. —Aparta la tela, tratando de descubrir su pecho con tal de seguirlo besando. Deja de abrazarlo para poner la manos detrás con tal de tener algo de donde apoyarse.
Sigue bajando, aunque sus manos se quedan en su sitio que intuye que es su favorito, tirando de sus pezones haciéndolo arrugar el entrecejo. No duda que le debe de hacer ilusión, así que jadea para hacerlo sentir bien. Quizá, con el tiempo, se sienta bien, por ahora es extraño porque es su primera vez.
Su primera vez... y la boca de Kirishima está tan entretenida en su genital que lo hace ahogarse en gemidos. Diablos, se siente bien, aun si es sobre la ropa, no puede evitar estar erecto, es algo natural, son reacciones sobre estímulos. Es... bueno. Pronto sus bóxers son bajados y su miembro deja de ser lamido por el dueño de dientes filosos. Agradece que no lo metiera en su boca, pero no puede decir lo mismo cuando baja hasta su trasero para lamerlo.
—Ki... Kirishima... ahí no... —Rápido se lleva la diestra a la boca, trata de callarse porque esa lengua está moviéndose en su culo.
Se siente extraño, muchísimo, es húmedo, delgado y corto. No sabe cómo debe de sentirse, está apenado porque no se ha bañado desde la mañana, pero no lo suficiente como para apartarlo. Kirishima parece disfrutarlo, está ansioso comiéndole el trasero, jugando con sus pezones mientras tanto. Es hasta después de un pequeño lapso que lo ve erguirse de nuevo, de bajarse los pantalones y mostrar su... su cosa, porque no puede llamarle pene con ese tamaño. Va a doler.
Abre las piernas, tanto como los pantalones bajados le permiten, Kirishima lo apega a él y tiene que abrazarse a su cuello para no caerse. Es raro. Jamás imaginó que estaría haciendole eso a su bonito auto, pero ahora no puede pensar que Kirishima es demasiado especial como para hacerlo ahí. Está listo, se lo hace saber con besos, ansioso de que entre aun si aquello será duro.
Presiona con la punta, seguido la ingresa y se detiene. Jadea ruidosamente, no sabe si va a poder aguantarlo todo, pero si puede derrotar a cualquier villano que se le ponga delante, claro que puede ante un pito. Sí puede, es un pene, tiene principio y final, puede con su... con su exten... con su enorme extensión.
—A-agh... Katsuki... es increíble estar dentro de ti.
Kirishima lo aplasta con su cuerpo, lo ahoga con sus grandes brazos y el calor de su cuerpo igual lo abochorna. Es más ruidoso con él, al menos es honesto con sus sentimientos y eso lo gratifica. Saber que se siente bien con estar dentro suyo lo hace feliz.
—Kiri... Kirishima... no te muevas... —jadea, anclando las uñas en sus hombros para poder soportar su inmensidad. Duele mucho, pero puede hacerlo, lo jala hacia a él para quedar acostado en el capot, haciendo que Kirishima pierda un poco el equilibrio y lo hace embestirlo con fuerza—. ¡Aah... espera!
Un breve silencio esparcido en segundos lentos—. Ya no puedo esperar.
No le da tiempo para responder, pronto su interior está siendo golpeado con brusquedad, dándole poco tiempo para poder ver qué morder, teniendo que recurrir a sus labios con tal de evitar gemir tan ruidoso. Las manos de Kirishima viajan su cadera, sosteniendo su travesura de estarlo follando a su antojo. Está siendo maltratado por el pene arrogante de su compañero. Da igual si ahora mismo no se han dictaminado como novios, no es como que sea cortito de mente y no entienda que para Kirishima es igual de especial como lo es para él. Es muy obvio, tanto que lo hace enojar no haberse dado cuenta antes, de no haberse atrevido de algo hasta hace nada.
El dolor se mezcla con el placer y se siente tonto porque eso lo hace ver masoquista. Tonto, mil veces tonto, deja de mordisquear sus labios para casi gritar por el gozo de estar siendo follado como animal en un espacio abierto.
—¡A-adentro no... no te corras dentro! —ordena, sintiendo cómo se ensancha desde su interior. Kirishima jadea en un tono ronco, sacándolo de su interior de golpe.
Respira agitado, pero no es suficiente, aún no ha llegado al orgasmo y... Nuevamente es jalado, Kirishima se toma demasiados atrevimientos, primero lo besa, luego lo folla, ahora lo acomoda para meterle en la boca su pene gordo mientras va tomando su cadera para básicamente cargarlo mientras lo hace recargarse en el auto con tal de hacer un maldito sesenta y nueve de pie. Es un puto imbécil... un puto imbécil caliente que hará que se corra en su boca con tal de joderlo.
Succiona con fuerza, no sabe bien cómo es el asunto de una mamada, pero no debe de tener mucha ciencia, sólo es evitar los dientes, lamerla y sorber sus fluidos. Kirishima, mientras tanto, está lamiendo su falo, seguro tiene miedo de lastimarlo por su dentadura, lo sostiene bien con un brazo mientras con su mano libre lo está masturbando a través de su ano. Está siendo doblemente estimulado, tanto que es normal acabar primero, ni tiempo le ha dado de avisar. Tuvo que sacarla de su boca porque pensó que se ahogaría, está bastante agitado luego de ello, la sangre la tiene en la cabeza y tiene que darle unos golpecitos en la cadera para que lo vuelva a girar, algo que el pelirrojo entiende, sentándolo en el capó, sintiendo el frío del material contra su culo. Bastaron unos minutos para que perdiera la calidez, increíble.
Respira con la boca abierta, enseñando la lengua que reposa en sus dientes. Kirishima lo observa atento, él sigue duro y eso es algo que...
Baja la mirada a sus piernas, trata de subir una y nota como algo blanquecino desciende. ¿Qué? ¿Cuándo?
—Me corrí al principio..., pero se sentía tan bien que sólo continué —confiesa Kirishima con vergüenza, como si no lo estuviera apuntando con su arma.
Lo observa perplejo, pero luego se burla en su cara—. Idiota de un minuto, ja, eres un precoz.
Es un alivio no haberse corrido primero.
Kirishima enrojece, parece querer ocultar su erección, pero es su deber tener que aliviarlo, es un héroe, así que se baja del auto para acomodarlo en el capot, sólo para arrodillarse delante de él para besarle la punta, observando fijamente sus reacciones.
—Eres un tramposo, tú puedes endurecerte cuando quieras, Red Riot.
Explota. Toda su cara es bañada en semen, apenas tuvo tiempo de cerrar los ojos porque se ha corrido en su cara. Es increíble.
—¡Lo-lo siento, Bakugō, es que eres muy sexy!
—Idiota de un minuto...
***
¡Felices fiestas!
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