5 Lápiz y papel
Pasan un par de semanas, y la fama de matón de Noah no ha hecho más que crecer. Cosa que el usa a su favor, trayendo a las chicas y repeliendo a los idiotas como Lucas. Silvia y yo, casi no hemos vuelto a dirigirnos la palabra desde aquel día. Cada vez más estúpida y creída, como si el imbécil de su novio le hubiera contagiado la tontería. Ahora es lo que se suele llamar "popular", y se contonea por los pasillos como una reina entre los plebeyos.
Yo me he acostumbrado a estar sola, no se puede decir que disfrute siempre de ello, pero he llegado a encontrarle el encanto y lo que tengo más claro aún, es mejor estar sola que mal acompañada, con gente tan falsa e hipócrita como ella. He cambiado su egocéntrica conversación por la música en mis airpods, las novelas románticas, y mi afán por desgastar las suelas de mis zapatillas. Puede ser un poco patética tanta soledad y quizá debería buscar amigos nuevos, pero sinceramente, creo que he salido ganando.
Mi rutina diaria es la misma día tras día. Como en un eterno día de "la marmota' Llegar a clase adormilada, desplomarme en mi asiento, aislarme de todo ignorar los comentarios y esperar como siempre, que la mañana pase rápido, para volver a casa, hacer los deberes y esperar al siguiente dia. Me pregunto si como en las películas habrá algun hechizo que lo rompa.
El tiempo pasa despacio, demasiado despacio. Como una película lenta y aburrida, en la que nunca pasa nada. De vez en cuando Noah entra en clase, con claros signos de haber pasado la noche fumando algo, quita esa cara de killer y
se pone en plan bromista. Y aunque no me gusta nada verlo así, tengo que admitir que me hace reir.
Hoy es una fría mañana casi invernal, y al despertar puedo sentir los primeros indicios de una tormenta que se avecina. El cielo gris plomizo y la humedad en el aire son claros signos de que la lluvia estará presente en poco tiempo. Sin embargo, tengo prisa y decido salir sin un paraguas, confiando en que pueda llegar antes de que la tormenta comience.
Las nubes se ciernen sobre mí, amenazantes y el viento sopla suavemente, trayendo consigo el aroma de la lluvia inminente.
Las calles están prácticamente vacías, solo algunas personas abriendo sus paraguas, con la caída de las primeras gotas de lluvia fría que resbalan sobre mi rostro. Subo la gruesa capucha en un intento desesperado por mantenerme seca.
A medida que avanzo corriendo, las gotas se intensifican y se vuelven más persistentes. Mis pies resbalan un poco en las aceras mojadas, pero continúo mi carrera con determinación, hasta que al fin llego a mi destino, jadeando y con la ropa un tanto mojada.
Tomo asiento, y a través del cristal de la ventana, veo que pequeñas gotas de lluvia lo golpean suavemente, creando
una sinfonía rítmica y melodiosa en mis oídos, que se funde con la música de mis auriculares y me traslada lejos de allí. A otro lugar, lejos de estos pupitres, donde la gente baila por la calle bajo la lluvia y la vida es una fiesta.
Los truenos retumban en la distancia, rompiendo el silencio y los relámpagos iluminan brevemente el cielo gris, revelando la ciudad envuelta en un manto de lluvia.
Poco después, Noah cruza el salón despacio, dejando sus botas un fino reguero agua en su camino. Me saluda con una sonrisa a lo que contesto con un ligero movimiento de cabeza, y sigo observando las gotas resbalando por el empañado cristal de la ventana.
- Tengo algo para ti -. dice, apartando uno de mis cascos, estropeandome el estribillo del último éxito de Harry Styles.
Le miro sorprendida, y él, sintiendose importante, apoya su trasero en mi mesa y abre la mochila, y saca una carpeta, abriéndola despacio ante mi mirada expectante, haciéndose de rogar.
—Toma, para que veas de lo que soy capaz de hacer con un lapiz. — dice con sonrisa socarrona entregándome un folio del revés.
Le miro curiosa, preguntándome que es aquello de lo que me hace entrega. Bajo la cabeza y lo volteo, quedándome fascinada ante el pedazo de papel que descansa en mi pupitre. Intento decir algo, pero las palabras se quedan atascadas en la garganta.
—¡Wow! Esto es ... — solo un hilo de voz sale de mi garganta. — ¿Es para mí?.
El sonríe, satisfecho ante su obra.
— Si no lo quieres me lo guardo. - Dice agarrándolo, sabiendo a ciencia cierta que no se lo permitiré.
— ¡No, no! Si, si lo quiero. —digo tajante arrancándoselo de las manos, sintiendo que mis mejillas empiezan a arder.
— Espero que no te haya molestado que ...-.
— ¿Que? No... Para nada. Todo lo contrario. Esto es...¡WoW! Es precioso. ¡Joder! Pues va resultar que si sabías coger un lapiz.
Me quedo callada por un momento, observando cada detalle del retrato que descansa sobre mi escritorio.
—Gracias.— consigo decir al fin — No se que decir, en serio. Es increíble, ¿Esta... soy yo? — Pregunto incrédula, al ver mi imagen mejorara plasmada a carboncillo.
Las palabras salen disparadas, sin orden ni sentido. Recibir ese detalle es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo y él lo sabe.
— De nada. Entonces...¿Te gusta?
Sigo admirándo unos segundos mas, sin poderlo creer. «En que momento lo ha hecho? Pero ¿Por qué? » Estoy realmente impresionada. Me pierdo unos instantes contemplando el sencillo pero perfecto retrato que me ha hecho. Por una parte realista, con mi mirada perdida a través en la ventana como cada mañana y con el cabello desordenado, pero que de alguna manera se ve perfecto. Como si hubiera plasmado todos mis defectos pero los hubiera convertido en algo hermoso. Y debajo de ello, su firma.
— ¿Como no me va a gustar? ¡Estoy mucho mas guapa que en la realidad!. Has... Has conseguido que se vean bonitos todos mis defectos.
Mi sonrisa se vuelve amplia, y mis mejillas arden. Creo que esta es la conversación más larga que hemos tenido en lo que llevamos de curso.
El niega con la cabeza.
— No, no creo. Es solo un boceto pero soy bastante realista cuando dibujo - Dice quitándose importancia.
— Pues te aseguro que mi espejo no opina lo mismo. - contesto con una carcajada, recordando la chica ojerosa del espejo de esa misma mañana.
- Bueno... Entonces, tu espejo es el problema. Estará estropeado-. Afirma coqueteando, como si eso pudiera ser posible. — Deberías comprar otro.
Mi cara vuelve a arder, y una sonrisa tonta se dibuja en mi cara.
- Y... ¿Por qué... Lo has hecho? - no entiendo por que se ha tomado la molestia, ni siquiera somos amigos, aunque me encanta verle aparecer cada mañana.
Se encoge de hombros
— Tenía que demostrarte lo que podía hacer con un lápiz y... En realidad ni siquiera intentaba dibujarte al ti en un principio, solo hice unos trazos y ... Bueno, supongo que esos trazos se perecían demasiado a ti. — admite casi avergonzado y agacha la cabeza.
Trato de disimular la sonrisa, mordiéndome los labios. No se que mas decirle aparte de gracias.
- No sabía que dibujadas.
- A lo mejor es que no sabes mucho de mi. ¿No crees?- dice como invitándome a hacerlo.
Y tiene razón. Apenas se su nombre.
Entonces me doy cuenta de la presencia del odioso. Que fija su mirada en nosotros, sin poder contener el coraje que le produce verme sonreír un solo momento. Amargarme la vida parece ser su único propósito y siente la necesidad de estropearlo todo. Él y su absurda sonrisa burlona. No puedo evitarlo, pero cada vez que lo hace, me dan ganas de levantarme y darle un bofetón. No se como como pude estar tan coladita por él, si ahora sólo el hecho de saber que existe me provoca náuseas.
Entra Juan en la clase y Noah se levanta de mi mesa y toma asiento con la frente bien alta, consciente de la mirada de odio que le dedica Lucas desde su mesa.
La clase de filosofía es una de mis preferidas, no sólo por qué Juan este cañón, si no por qué consigue que me imagine a todos esos filósofos exponiendo sus extrañas pero lógicas teorías, como locos con demasiada razón.
- Sócrates, fue uno de los primeros pensadores en afirmar que la ignorancia era la causa de los males y los vicios en las personas. - apunta, y yo me imagino a Sócrates haciendo esa afirmación al conocer al indeseable que se sienta en la primera fila, lo que me hace soltar una pequeña risa, solo audible por Noah, que me mira interrogativo. Yo le sonrío cómplice, quitándole importancia.
El día estaba siendo demasiado bueno, y por supuesto, ese grupito de odiosos no podía permitírmelo. Así que, que mejor manera de arruinarmelo, que mandarme una de esas notitas, que tanto tiempo hacia que no recibia. ERES UNA ZORRA.
La leo, tomo aire y la vuelvo a doblar, tratando de mantenerme inalterable, como si este intento de amargarme el día fuera en vano, pero Noah me mira y extiende la mano para que se la entregué. Me niego, no es asunto suyo, no quiero que lo sea. Bastantes problemas le he causado ya solo por el hecho de estar sentado a mi lado. Ante mí negativa, agarra mi mano y me obliga a soltarla sin mucho esfuerzo.
Noah la lee despacio y resopla.
-¿Es del enano ese? - me pregunta refiriéndose a Lucas
- No lo sé. No es su letra. - contesto sin querer mirarle, quitándole hierro al asunto, como si no me importará.
Su expresión se vuelve fría. Se queda pensativo. Al momento vuelve a mirarme, compadeciéndose mi.
- No les hagas caso.
Paso mi mirada de Lucas a Oliver, que se ríen como críos haciendo una travesura, viendo cómo Noah también la ha leído. Después Silvia se da la vuelta y le dice algo a Diego, que se sienta justo detrás, me mira un instante y rápidamente aparta la mirada.
Momentos más tarde me hacen llegar otra nota: ¿K TAL BESA EL KILLER? ¿TE HAS TIRADO YA A ESE MARICÓN?
Me quedo blanca, ¿eso es lo que planeaba Silvia? Esa es su forma de hablar, eso ha sido un golpe bajo ¡Que hija de... !
Mi corazón palpita con fuerza, como si luchará por salir. Escondo la nota en el puño, arrugándola con fuerza, como si así consiguiera que ésta desapareciera como en un truco de magia. Noah me mira de soslayo, y mirando al frente para no llamar la atención del profesor, estira la mano hacia mi mesa para que se le entregué. Yo me niego, otra vez. Decepcionado, por no conseguirlo por las buenas, coge mi mano y me obliga de nuevo a entregársela por las malas. No quiero dársela, y aprieto el puño con todas mis fuerzas, pero estoy segura que eso lo han escrito con toda la intención de que él también la lea como la anterior, y de una manera u otra, harán que se entere del mote, que yo misma le puse, así que finalmente se la entrego avergonzada. «tierra tragame»
Lo lee por demasiado tiempo, tratando de entender que quiere decir eso de killer.
-¿Killer?¿ Quién es el killer? - Pregunta sorprendido, casi como si le hiciera gracia.
— Eh... Nadie. Olvídalo.
— Ya... Nadie. — repite estando casi seguro de que se trata de él. — Ese tal killer no será un chico alto, moreno y bastante guapete.
Sopeso la idea de mentirle, pero me doy cuenta de que es absurdo.
— Si, es tan alto como grande su ego. — digo bromeando. — Lo... Lo siento. Fui yo quien...te puso ese mote. — digo sincerándome. — Me mirabas así y... — Intento justificarme. Mientras él frunce el ceño en un gesto de desaprobación.
Después, esboza una sonrisa se vuelve una carcajada ahogada, que disimula tosiendo, al mirarle el profesor.
- ¡No le veo la gracia! ¿No estás enfadado? - cuestiono desconcertada, casi molesta de que no lo esté.
- Pues ... no. La verdad es que es bastante gracioso - Me dice tapándose la boca.
«No debería taparse la boca, tiene una sonrisa muy bonita»
- ¿Y que es lo que tiene tanta gracia? Por qué no lo pillo. - pregunto poniéndome a la defensiva.
Me escondo de la mirada del profesor, imaginando que se ríe de mí, por qué en la vida, tendría nada conmigo, o con una chica como yo.
El se pone colorado de aguantar la risa, pareciendo que no pudiera más y fuera a explotar.
- shhh ¡Un poquito de silencio esos dos del fondo! -Nos increpa Juan, y Noah baja la voz.
- Es que... Ese imbécil cada vez es más ridículo, me hace gracia sus patéticos intentos de joder.
- Si bueno... creo que se pasa las noches buscando la manera de molestarme.
- Pues no sé, quizá debería besarte luego, cuando celebre nuestra victoria, cuando os metamos otra paliza al baloncesto. Así le podrías contestar a ese gilipollas. La segunda parte... podríamos negociarlo despues.- responde entre risitas, mirando al imbécil de Lucas que quita su estúpida sonrisa, y se voltea hacia la pizarra.
Ahora soy yo la que estoy colorada, y no precisamente de aguantar la risa, que se me escapa tontamente, haciendo que me llamen de nuevo la atención.
— ¡Ni lo sueñes! — le contesto en cuanto el profesor deja de mirarme— ¡Ni primera, ni segunda parte!
Lucas vuelve mirarme, verme reír así, no era lo que esperaba.
- ¿Ves? Ese tío esta celoso.
"¿Celoso?" repito en mi mente. Niego la cabeza. "Me odia, le doy...asco, pero ¿celos? Eso no tiene ningún sentido"
El anuncio del descanso, suena en todo el centro. Me pone nerviosa salir ahí y encontrarme con más ataques de estos desgraciados. Recojo mis cosas dispuesta a marcharme y preparada para recibir insultos, cuando Noah se para frente a mi.
- Sonríe y ven conmigo - Pide a mi oído, sujetandome de la cintura, tonteando. Cosa que me pone nerviosa, está tramando algo pero no me da ninguna explicación. No se qué es, pero creo que puedo confiar en él.
- ¿Que tramas? No quiero meterte en problemas. - le digo.
- No me meterás en ningún lío, te lo aseguro.- dice empujándome suavemente por la cintura animándome a salir, sin darme más esplicaciones.
Un escalofrío recorre mi espalda. Llevo tanto tiempo sintiéndome invisible, queriendo ser solo una sombra, que no se muy bien como actuar cuando se me me acerca un chico. Aunque ese chico sea Noah, solo haya sido un roce en la cintura. O quizá es eso... Que ese chico es Noah.
-¿No piensas decirme que planeas? - pregunto temiendo cualquier cosa.
-Nada, solo que anoche no dormí, hace frio, me apetece un café y no me apetece tomarlo solo.
Hago una mueca de aprobación.
— ¿Entonces piensas invitarme a uno? ¿ O tendré que quedarme mirando? - bromeo aceptando acompañarle.
- Tenía la esperanza de que me invitarás tu como pago por el retrato, pero si tengo invitar yo ... Pues ya me lo cobraré otro día. - se burla siguiendo el camino hasta la cafetería.
- Y yo que pensaba que esta vez ibas a ser tu, el que me amargada el curso... Y consigo un retrato y un café en el mismo día - declaro por haber conseguido un triunfo con una sonrisa cómplice.
El se ríe.
- Si... Reconócelo consigo que te rías hasta siendo un killer, un psicópata egocéntrico, un imbécil y ... no sé cuántas cosas más que me hayas llamado, que no sé si quiero saberlas - añade sacándome la lengua y yo sonrío avergonzada de mis palabras.
Trago saliva, incomoda, al llegar a la puerta de la cafetería. Está más llena de lo que podía imaginar, más de lo habitual a causa de la lluvia. Odio los sitios cerrados tan aglomerados, y más cuando los idiotas también están dentro.
Nos dirigimos a la fila para pedir que llega casi hasta la puerta, y apenas queda sitio donde apoyarse.
- ¿Quieres que nos marchemos? - pregunta al sentirme agarrotada. Niego con la cabeza, aunque en realidad si deseo salir corriendo de allí.
- Riamonos un poco. - propone acercando sus labios a mi oído, mientras que con un abrazo rodea mis hombros, mientras pasamos por delante de ellos y pedimos dos cafés.
No hay mesas vacías, y la barra también está llena. Noah mira a su alrededor, sujetando los dos cafés, hasta que encuentra sitio al lado de los ventanales y apoya los vasos de papel en la repisa. De pie callados, sin saber de qué hablar, le doy vueltas a mi café, como si el remolino que forma la cucharilla fuera de lo mas interesante del mundo. Las gotas de lluvia chocan fuertemente contra la ventana, y los truenos aún lejanos suenas bastante intensos.
- ¿Pasó algo con el enano ese? Digo, no se. ¿Por qué te tiene tanta manía? - pregunta sacándome de mis pensamientos.
- Eh... — titubeo por un momento, sopesando si debo contárselo o no. A fin de cuentas, practicamente es el primer día que hablamos sin insultarnos. —Déjalo, es una larga historia- termino diciendo al fin. -No creo que de verdad le interese.
- ¿Una larga historia? Pues acortarla, por qué nos quedan exactamente doce minutos.- Me quedo callada, decidiendo si contarle o no. - Once. - rectifica después, animándome a empezar.
- Ok. El año pasado, Lucas... No te rías, - le aviso, sabiendo que igualmente lo hará - Bueno me gustaba.
Noah levanta una ceja alucinando, como si no pudiera creer que eso pudiera ser cierto.
- ¿Que el enano te gustaba?¿Te drogabas o algo? - interroga con ironía, intentando encontrar una explicación lógica.
- ¡Te he dicho que no te rías! - pero no puedo evitar reírme yo . - Comparado contigo... Todo el mundo es enano - . le digo entre risas - pero si, me gustaba, yo tampoco lo entiendo ahora pero...
- Vale, vale... Te gustaba. ok. - dice aceptándolo, haciendo un gesto con su mano, como si echara la cremallera en sus labios. - ¿Y?
- Pues... un sábado quedamos unos cuantos de la clase y ... ¡Es que te vas a burlar de mi!
- ¡Que no! Sigue.
- Te lo cuento, pero se queda entre nosotros ¿Vale?
El mueve la cabeza afirmando
— !No tengo amigos! ¿A quien se lo voy a contar?
- Pues nos enrollamos. El intento ir más allá de solo besos, pero yo no queria y...
- ¿Eres virgen?
-¿Eh? ¿que tiene eso que ver?
- Nada, mera curiosidad. ¿Lo eres o no?
Empiezo a sentir que mis mejillas arden. Nunca he pasado de los besos, supongo que a mi edad eso es raro, pero... Joder ¿tanto se me nota?
- Si, lo soy. Bueno... ¿Que mas da?
— Ok. Eres virgen. sigue.
Suspiro, arrepintiéndome de haber empezado a contarle nada.
— pues ... Parece que no lo acepto muy bien y empezó a correr rumores de lo que supuestamente habíamos hecho ... no sé si lo hizo por hacerse el "machote" o simplemente se le fue de las manos pero ... Supongo que después tampoco le interesó desmentirlo - Me empiezo a agobiar al recordarlo... - Y cuando fui a reclamarle, pues la cosa empeoró más aún, que si yo le acosaba, que si era una calentona y... Aprieto mis labios y agachó la cabeza avergonzada.
El me mira como si no pudiera creerme. Está serio, molesto o asqueado.
— ¡Menudo imbécil¡ seguro que desde entonces se pajea pensando en ti cada noche.
Mi confidente echa una mirada asesina a Lucas, que esta riéndose al otro lado de la sala.
Ese comentario, resulta bastante gracioso, viniendo de un chico con el que apenas he hablado. Levanto la cabeza e intento sonreír. Noah me mira, su mirada ahora es dulce y limpia, me acerca a él por la cintura y sin pensarlo dos veces, me da un suave beso en los labios.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro