Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

19

- ¿Te apetece correr esta tarde? - pregunta temeross Dina, acercándose a mi mesa, justo antes de salir al recreo.

No entraba eso en mis planes, pero haría cualquier cosa antes de quedar hoy con Noah.

- Claro, estupendo. ¿A las cinco donde ayer?- Dina asiente y sonríe.

- ¡Estupendo! A las cinco entonces.

Noah, nos mira la una a la otra como en un partido de tenis. Ella, le mira, y rápidamente se da cuenta, que por parte de Noah no es bienvenida y despidiéndose de mi, decide dar la vuelta a marcharse.

-¿Desde cuándo sois amigas? - su voz es una mezcla entre molestia e incredulidad.

Me encojo de hombros, sin querer contestar a eso.

- ¿y piensas quedar conmigo hoy, o estarás demasiado ocupada con la gorda esa?

- ¿Como puedes ser tan imbécil? - pregunto ofendida mientras el frunce el ceño, intentando entender mi enfado.

- ¿Y que he hecho ahora?

- Pues ... No sé. Escríbeme y ya veremos si te contesto o te dejo en visto.

- ¿Así que es eso? Ok lo siento. No sabía que ahora te daba esplicaciones.

- No, mejor no me las des. Creo que prefiero no saber en qué asuntos te metes.

- ¡Joder! No necesito otra madre ¡vale!- aparta su mirada bruscamente, golpea la mesa y sale del aula sin esperarme.

No iré detrás de él, ni pienso esconderme en el baño. Aprieto mis puños con frustración, tiene razón, ni soy su madre, ni el es un bebé al que haya que vigilar. Me mantengo en mi sitio, sentada, saco el libro de literatura para dar el último vistazo, pero es solo una perdida de tiempo. Asi que, dándome por vencida, saco mi móvil y me centro en mirar tic tocs. Paso la siguiente media hora, viendo cómo varias chicas hacen la coreografía de moda, y el mismo audio tonto, usado mil veces en videos cortos, que deja de ser gracioso la tercera vez que lo escuchas. Poco a poco todos vuelven a clase, todos menos Noah, que a debido decidir saltarse el examen de literatura, para el que obviamente no había estudiado.

Durante los siguientes cincuenta minutos, escribo todos los datos, que he conseguido retener. La absurda conversación con Noah sobre las formas de morir, parecen haberme ayudado a retenerlo. Desgraciadamente, no se encuentra a mi lado, y hace que me desconcentre constantemente. Pasan los minutos, mis compañeros comienzan a levantarse y a entregar sus exámenes, a la que yo, cada vez más estresada siento que no lo terminaré a tiempo.

Levanto la cabeza, para comprobar los minutos que me quedan para terminar. Aún me quedan cinco minutos, cinco minutos que tendrán que ser suficiente para explicar los rasgos literarios de las obras de José Cadalso.

- ¿Se te perdió el guardaespalda? - pregunta Lucas con voz socarrona al pasar por mi lado antes de salir por la puerta de atrás.

Un sudor frío recorre mi espalda, y bufo ante las ganas de gritarle que me arden en el pecho, volviendo la mirada a la hoja.

Las siguientes dos horas, me sorprendo a mi misma mirando la silla vacía que ha dejado Noah. Decido escribirle para asegurarme que está bien, miro su wassap, con intención de una vez más caer rendida si hace falta, y disculparme por mi escena de celos, pero le veo en línea, y no es conmigo. Puede ser con cualquiera, me digo, pero obviamente está bien, así que tomo la decisión más acertada y apagó el móvil. Tratando en vano de concentrarme en las clases de matemáticas e informática.

Terminan las clases y enciendo el móvil teniendo alguna esperanza de ver algún mensaje suyo, pero no. Miro su chat y sigue en línea. Seguramente estará por ahí, fumando de nuevo. Dina vuelve a acercarse a mi, cuando ve que ya todo el grupo de imbéciles se ha marchado, intentando evitar que estos la vean hablando conmigo.

- ¿Se ha enfadado Noah contigo por mi culpa?-Pregunta sintiéndose claramente culpable.

- No, no te preocupes, ya venía el enfado de antes. Ya sabes cómo es Noah. - contesto abochornada, sin saber que escusa poner esta vez ante su comportamiento absurdo.

- Ok... Si quieres lo dejamos para otro día.

- No... Hoy está bien. Después si te apetece podemos tomarnos un zumo en el paseo y reponer fuerzas.

Sinceramente, el plan no me apetece lo más mínimo, y me siento un poco mal por aprovecharme de ella, pero sé que si me quedo sola en casa, terminaré flaqueando y siendo yo la que me disculpe.

Comienzo corriendo sola, un kilómetro hasta la playa, y otros dos por el paseo antes de reunirme con Dina. Mi cabeza se llena de todo tipo de pensamientos absurdos, imaginándome disculpas que no llegarán. Deseo ver a Noah, colgarme de su cuello y volver a sentir su cuerpo pegado al mio, aunque también deseo soltarle un bofetón por ser tan estúpido. Eli, vuelve a mi mente, recomponer de nuevo nuestra amistad no parece ser tan fácil esta vez, no tiene derecho a enfadarse por qué este con alguien que odia, pero tampoco puedo escribirle ahora que estoy enfadada con Noah y esperar que me acoja de nuevo. Aunque de verdad necesito a Eli en mi vida. Se está tan bien, cuando lo siento cerca de mi... Sentir esa paz, esa seguridad que siempre me trasmite; Como nadar en aguas serenas ytrasparentes, Noah es todo lo contrario, como una tormenta maritima, azotando a un pequeño pesquero en medio del océano, que por mucho que luche por seguir a flote, el amenaza con hundirle y destruirle.

Dina llega un poco sofocada, como si hubiera hecho corriendo el camino desde su casa al punto donde hemos quedado.

Tiene una linda sonrisa, y detrás de esas enormes gafas, se esconden unos preciosos ojos entre gris y verdes, que siempre me fascinaron. Su cuerpo, quizá no es todo lo perfecto que cualquier chica de nuestra edad desearía, pero creo que ella se ve aún peor de lo que es. Siempre encorvada, como queriendo ocultar su pecho, queriéndose esconder de todos, sintiéndose culpable por el simple hecho de existir.

Lo que me llama la atención, es que el idiota de Lucas, nunca la ha aceptado como una mas, entre su grupito de "elite" pero tampoco la ha dejado nunca de lado, ni se ha reído de ella. Cómo si fuera su protegida,...o algo asi. Es más, creo que si no fuera por Lucas, ella estaría aún más sola que yo.

La sonrio a modo de saludo y la ánimo a empezar sin pronunciar una palabra.

Casi dos kilómetros, llevamos recorridos totalmente en silencio. Su fuerza de voluntad parece más fuertes que su cuerpo, que parece apunto de desfallecer.

- ¿Descansamos? - mis largas zancadas de antes van decelerando poco a poco hasta convertirlos en pasos lentos. Ella para, mirándome de reojo, y resopla.

- Te estoy frenando ¿verdad?

- No, no te preocupes, creo que para mí también es suficiente por hoy. ¿Te apetece tomar algo, y recuperar fuerzas? - cualquier cosa es mejor que volver a casa.

Niega con la cabeza -Es que ... Creo que no debería tomar nada. Si no, no adelgazaré nunca.

- ¿Estás siguiendo alguna dieta o algo así?

- Algo así. - baja la mirada, de una manera tan extraña que creo que algo se me escapa.

- Es que no me apetece subir todavía a casa. Estar sola en casa ahora mismo... Es lo último que me quiero hacer. - confesarme con Dina, tampoco entraba en mi plan, pero creo que ahora mismo, estamos las dos igual de vulnerables.

- Bueno...Supongo que un te sin azúcar, no me hará mal. - oír eso es lo mejor que podía esperar esta tarde.

Al abrir la puerta de la cafetería, solo se escucha música Soul de los 60, nunca escucharía este estilo de música en mi casa, pero entrar allí, cuando está casi vacía, hace que sea el sitio perfecto para relajarse. Nos dirigimos a la mesa del fondo, donde un póster de Aretha Franklin, decora la pared.

Me permito mirar a mi acompañante durante unos instantes, no sé si es su piel, que parece más apagada, o que sea, pero eso, junto a su comentario, me hace sospechar que algo no anda bien.

- Y ... Dime, ¿ Que dieta estás haciendo? - pregunto intentando indagar.

Se pone colorada, no queriendo contestar a eso. - bueno es... No es una dieta, solo que ...no como dulces y eso. - su voz temblorosa me dice que miente, pero no quiero seguir con el tema si la hace sentir incómoda, quizá en otro momento decida contarme ella.

-¿Que te ha pasado con Noah? - mi voz es ahora la que tiembla, pero si quiero que ella se abra conmigo supongo que yo debería hacer lo mismo.

- Nada, solo que ... - no quiero contarla demasiado, no sé si lo que podamos hablar hoy, aquí, pueda terminar a oídos del odioso de Lucas. - Noah ayer no estudio y me enfade con el. - Esto último no tiene nada que ver con la discusión, pero contarla que ayer me ignoro por pasarse la tarde fumando, puede ser un arma arrojadiza.

-¿Te puedo hacer una pregunta? - Ella asiente. - ¿Sabe Lucas que has quedado conmigo? - Dina pone una mueca, y se muerde el labio, sin saber que responder a eso.- Sabes que el y yo ... No nos podemos ni ver y tú eres su amiga... ¿No se meterá contigo si se entera?

Dina mueve la cabeza negándolo. - Lucas me soporta... no somos amigos. Su madre y la mía son amigas desde pequeñas, y nosotros hemos crecido juntos, así que supongo que no le queda otra opción. Aunque en sus planes fuera de clase no sueño entrar yo, así que no tienes nada que temer, lo que puedas contarme te aseguro que queda entre nosotras. Sonrío aliviada, no es que vaya a contarle nada, pero tomarme un café con ella, se vuelve en algo más relajado.

Pasamos más de una hora hablando. Tenemos más cosas en común de las que pensaba. Aunque ella parece más asustada que yo de enfrentarse al mundo.

Son poco más de las 6 y media, pero afuera ya está todo oscuro. Solo las luces de las farolas, y los escaparates iluminan las calles. Es hora de regresar.

Me dirijo a casa a paso ligero. Hace ya demasiado frío para aguantarlo solo con la sudadera. Enredo mis brazos al rededor de mi cuerpo intentando darme calor, pero mis manos duelen debido al frío y mis dientes no dejan de castañera.

Por fin estoy a unos metros del portal, cuando noto la mirada de alguien, clavándose en mi espalda. La piel se me eriza, y se me corta la respiración.

- ¿Podemos hablar? - La voz de Noah, parece calmada. Dispuesto a darme alguna esplicacion, y yo como costumbre bajo la guardia, y doy media vuelta sobre mis talones.

- Hace frío, así que dime lo que quieras rápido. - apremio para no derretirme ante el.

Se quita la chaqueta de cuero y la coloca sobre mis hombros, quedandose el solo con una sudadera. Coje mis manos entre las suyas y las empieza a calentar.

- Siento lo de ayer, y lo de esta mañana. De verdad que subí a casa con intención de estudiar pero... Hay unos chicos en el barrio, se que no debería juntarme con ellos pero ... - acerca su cuerpo a mi y acaricia mi cara con la yema de sus dedos. -Está mañana muy fui enfadado, pero no contigo. Me enfadé conmigo, por qué se que te decepiono continuamente. Llegue a casa y quise escribirte, pero no sabía que decirte, así que lo mejor era dormir, y despejar la mente.

- ¡Estuviste en línea toda la mañana!- ataco, queriendo que no me tomé por tonta.

- ¿miraste mi wassap y no me escribiste? si, me quedé dormido con tu wassap abierto pensando que decirte. Si me hubieras escrito habrías visto, que no estaba en línea con nadie, directamente te habría salido el doble check.

Suspiro, cogiendo más aire del que entra en mis pulmones. Sin saber si creerle o no.-¿así que soy yo, la que nuevamente te juzgo sin razón?.- Mueve la cabeza afirmando, con sonrisa de resignación y con mi guardia baja, me abraza.

-Eres un idiota ¿Lo sabes?- digo a su cuello besándolo, sintiendo como el bello de sus brazos se pone de punta.

- ¿Tienes que subir ya? - muerde mi labio, provocándome. Niego con la cabeza, pero quedarme en el portal a la vista de los vecinos no parece una buena opción.

-podemos subir a mi casa, todavía queda un rato hasta que llegue mi madre. - ofrezco, a lo que el acepta de buen agrado.

Subimos las estrechas escaleras del portal, las cuales conoce más que de sobra. Llevarle a mi cuarto es más que tentador, poder dejar su aroma en mi almohada seria todo un sueño.

Empiezo a sentirme nerviosa, por lo que pueda estar pensando de mi, deseo que me bese, y sentir de nuevo su roze, pero no sé si puedo resistirme a el.

- ¿Tienes algo de beber? - pregunta calmado, supongo que para el, no tiene nada de raro estar en casa de una chica.

Entro en la cocina, y le ofrezco lo poco que tengo en la nevera. - Refresco de cola o de limón. Las cervezas ni mirarlas o mi padre me matará si se da cuenta que falta una.

Coge entre sus manos una de las latas y le da un largo trago.

Mira a su alrededor, y con todo el descaro que le caracteriza, empieza ha abrir las habitaciones hasta que por fin da con la mía.

- Así que aquí es donde duermes-. Dice tumbandose en mi cama, me quedo parada enfrente de el, colocando tras de la oreja, el mechón del flequillo, que se escapó de mi coleta.

- Pues si, esta es -afirmó avergonzada, al darme cuenta, de que está hecha un desastre, y que sobre la silla, aún está el sujetador negro, que me quite antes de salir a correr. Lo coge con dos dedos, y empieza a examinarlo.

- talla 95C... No esperaba menos.- mi cara empieza a arder. Quiero quitárselo de las manos, pero alega su brazo, y con su altura es imposible alcanzarlo a no ser que diera un salto. Finalmente, decide devolvermelo, pero a cambio agarra mi cintura y me atrae a el. Soy demasiado débil, lo se pero no puedo evitar caer en sus redes.

Sus labios rozan los míos, haciendo como siempre que desespere. Abre sus labios, dejando escapar su lengua que se cuela en mi boca. Me quita su chaqueta despacio, perdiendo la paciencia con la sudadera y la camiseta que están debajo.

Dejándome solo con los leggins y un sujetador deportivos. Sus ojos recorren mi cuerpo con deseo, haciendome sentir poderosa, dueña del suyo teniéndole a mi merced. Me deshago también de la ropa que cubre su cuerpo, y veo en el costado un moratón demasiado reciente. Me paro en seco, intentando averiguar que es lo que a pasado, y le miro asustada. El nota mi ansiedad, y me calma con un beso.

-No es nada, de verdad. Olvidalo. - Siento mis ojos aguados, con mil lágrimas deseando salir.- Olvidalo, por favor, vuelve a repetir. Esta todo bien. No dejes de besarme. Lo necesito.

Siento la necesidad de sus palabras, no solo es sexo lo que necesita, es cariño, y es la protección de mi pecho lo que busca ahora. Así que no pregunto, solo vuelvo a besarle, acariciando su cuello, y enredando mis dedos en su cabello. El se pega cada vez más a mi, empujándome despacio hasta hacerme caer en mi cama, y montarse sobre mi. Quita mi top, dejando al descubierto mis pechos. Mi cuerpo arde, y no sé cómo reaccionar, más que dejándome llevar.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro