- ¿Por que le pegaste?... A tu hermano. - Aclaro viendo su cara de confusión. - ¿que te hizo?

- Así que ya te lo han contado. ¿Elías no?Le ha faltado tiempo. - sonríe con manifiesto sarcasmo.

Muevo la cabeza afirmándoselo, sintiéndome una bocazas, que se ha metido en la boca del lobo.

- No es asunto mío. Lo siento.

Agacho la cabeza. Y no sé si irme o esperar si quiere hablar de ello.

- Da igual. También te diría que el fue el héroe que le salvó la vida, que yo estoy loco y que le pegué sin razón - su estúpida sonrisa había desaparecido por completo de su rostro. Ahora solo se podía sentir una mirada llena de rencor y dolor.

Le miro directa, me gustaría conocer su versión. Aunque Noah es odioso algo me dice que si eso es cierto, algún motivo tendría que tener. O eso me gustaría pensar.

- No es que este orgulloso de eso, pero... Tienes razón no es asunto tuyo y ya pagué por eso, así que no te metas en mis asuntos.

- Muy bien- consigo decir al fin. - Hagamos un trato, no me meto en tus asuntos, pero tú tampoco te metas en los mios.

Sacudo la cabeza, subir aqui ha sido una perdida de tiempo. Realmente no sé qué es lo que esperaba que sucediera.

- No soy un mostruo ¿Sabes? Pero piensa eso si quieres. - Se aparta de mi, sentándose en la cama enciende de nuevo el cigarro, y agacha la cabeza, dejando el paso libre para que me marche.

- No creo que lo seas. Pero lo que yo opine da igual ¿No?

Me doy la vuelta y abro la puerta para marcharme.

- Tú tienes un padre, una madre y una hermana ¿Verdad? - dice captando mi atención.

Me doy la vuelta, aún sujetando el pomo de la puerta. Y afirmo con la cabeza sin entender por qué lo pregunta.

- Y... ¿que pasaría si te enteras de que eres una puta bastarda, que ni tú verdadera madre te quiso y te abandonó al poco de nacer, y que todos en la familia lo saben menos tú? Pues déjame que te lo explique, es una putada.

Su mirada se vuelve fría y dura. Y sus palabras se clavan en mi mente como cuchillos.

-¿Fue eso lo que pasó? - pregunto siendo obvia la respuesta.

Noah sonríe con tristeza ante mi estúpida pregunta.

-¿Sabes? Es difícil controlar el mal humor, cuando te das cuenta de que todo en tu vida es una mentira. Así que sí, lo reconozco, "mi hermanito" el simpático se chivó de que me había pillado fumando hierba y... Va da igual.

-¿ y que? - pregunto volviendo a cerrar la puerta.

- Una cosa llevo a la otra y ya sabes el final.

- No creo que le pegaras de esa manera solo por qué se chivara. ¿Que más pasó?

Tuerce la sonrisa y continúa hablando perdiendo la mirada más allá de donde yo me encuentro.

- Ya conoces a Dani, nunca ha sabido medir sus palabras. Eso no me da derecho pero...

No quiero insistir en lo que le dijo. Posiblemente aún le duelan esas palabras al recordarlo. Sus ojos rojos ahora vidriosos, no son capaces de soportar mi mirada y baja la cabeza.

- Lo siento. Yo... - no se qué decirle. - y ¿que pasó con Eli? El era tu amigo ¿No?

-¿Eli? Eli se puso de su lado. Supongo que esperaba que se pusiera de mi parte pero no fue así.

Mis palabras se pierden en la garganta. Nunca habría esperado tal confesión. Deduzco que el rencor y la mariguana, son la causa de tanta sinceridad.

Su risa socarrona y ese papel de chico duro han desaparecido. Solo veo un chico dolido y solo. Después sonríe avergonzado.

- ¿Contenta o te quedan más preguntas? - contesta tratando de parecer el chico duro de nuevo.

- Contenta... Supongo. - Sonrío, intentando mostrar un poco de empatía.

- Siento haberte tratado así, al principio. Apenas llevaba un dos semanas libre y a la última persona que me apetecía ver allí era a alguien que tuviera que ver con Elías - Confiesa.

Me quito la coraza y me acerco a él desarmada, como a un animal herido al que pretendes quitar algo de su dolor.

- Pues siento que tuvieras que verme.

Me acerco a él lentamente. Reconozco que la idea de abrazarle y besarle, demostrarle que me importa y que no está tan solo, se me cruza por la mente, pero solo me siento a su lado en la cama.

- Podemos olvidarlo todo... y ser amigos. - propongo, teniendo claro que el necesita a alguien tanto como yo.

Apoya su cabeza en mi hombro, y besa mi cuello, después pasa una mano por mi cintura y acaricia mi cara con la otra, acercándose con sus labios, peligrosamente a mi boca. Aparto la cara e interponiendo las manos en su pecho, mantengo la distancia, sin perder la sonrisa.

- He dicho amigos. Así que ni lo intentes, estás fumado.

Trato de imponerle, pero mi voz suena demasiado suave para ser convincente.

- Puede que esté fumado. Pero si no lo estuviera también querría besarte.

- Pues... yo no quiero que lo hagas. - Miento apartándome.

- No te creo.

- Deberías. - mis defensas están tan bajas en este momento, que ni yo misma confío en mi.

- Mientes fatal

- Lo se, pero no lo hagas. - Admito sin poder aguantar la risa. Todavía estoy enfadada por amenazar a Dani para que me trajera.

- ¿No que lo íbamos a olvidar todo y ser amigos? - pregunta volviéndose a acercar a mi.

- Ok. Amigos. Olvidado. Pero no lo intentes. - repito deseando lo contrario.

El sigue rozando su nariz en mi cuello, casi ronroneando, como un gatito pidiendo atención.

- Se que no fue la manera, pero quería verte fuera del instituto, no pretendía humillarte. Pero no querías venir conmigo y... algo tenía que hacer- Confiesa aproximándose de nuevo.

Es absurdo intentar resistirse, cuando mi corazón late desbocado en mi pecho y deseo con todas mis fuerzas que me bese, aunque temo un nuevo cambio en su humor.

A medida que nuestras caras se acercan, puedo sentir la electricidad cargando el ambiente.

El tiempo parecía detenerse, dejando solo espacio para la promesa de un beso apasionado.

Justo en el momento, en el que sus labios estan a punto de tocarse, la puerta de la habitación se abre de golpe.

Aparto mi cara, quedándome de piedra al ver a Eli y a Dani al otro lado de la puerta.

Eli me mira con los ojos abiertos de par en par y una mirada de asombro que se transforma rápidamente en una mezcla de decepción y furia

Su cara que en un principio mostraba preocupación, cambia repentinamente, siendo ahora una mezcla de sorpresa, frustración y asco.

Me aparto rápidamente de Noah, intentando ocultar por instinto lo que estaba apunto de suceder entre nosotros.

Dani permanece detrás, callado, blanco como si se le hubiera comido la lengua un gato. Esperaba vernos discutir, quizá hasta temió por mi y salió a buscarme con Eli, por si había problemas. Supongo que vernos a punto de besarnos no entraba en su ecuación.

- ¿Te has acostado con este? - Pregunta intentando procesar lo que ven sus ojos.

Eli pasa la mirada de la cama deshecha a su torso desnudo, como si esa pudiera ser la única explicación posible.

Dani, solo mira. Sus ojos saliéndose de sus orbitas. Es raro en el, pero no dice nada.

- ¿Y vosotros que cojones hacéis aquí? ¡Fuera de mi cuarto! - Grita Noah, poniéndose de pie delante de mi.

Eli me mira interrogante y niega asqueado. Como si no pudiera creerse lo que ve y se marcha y Dani detrás.

- Eli, ¡espera! - grito intentando alcanzarle.

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Situación un tanto incómoda ¿No crees? ¿Tú qué harías? ¿Irías tras de Eli o te quedarías con Noah? Espero tu comentario. Te leo 😘