31. Para Midoriya.
Factura. Factura. Factura. Panfleto religioso. Factura. Factura. Revista porno. Factura. Factura. Carta. Factura. Factura.
Momento.
Regresa al antepenúltimo sobre.
Una carta.
"Para Midoriya".
Vaya, qué explícito. Suspira. Seguramente se trata de algún noviecillo de alguna de sus hijas porque así como tiene la revista para adultos de alguno de sus hijos adolescentes -y al que regañaría por ello-, no comprende cómo ha llegado eso a su buzón. Lo cierra y entra de nuevo a la casa, extrañado.
—¡Niños, bajen, hay algo de lo que debemos de hablar! —deja el panfleto en el cesto de las sombrillas confundiéndolo de nuevo con el de la basura, pero sigue preguntándose cómo se le ha ocurrido remodelar la cocina justo en días rojos.
—¡Ya vamos! —la confirmación por una de sus hijas lo deja satisfecho.
Llega a su despacho, el cual está al lado de la sala. Deja las facturas donde siempre y toma los dos artículos con los que va a preguntar a diestra y siniestra a sus bodoques.
La primera en bajar es Hana, la más pequeña de las niñas. Su cabello alborotado castaño le hace saber que es un terrible padre que no sabe hacer una triste trenza con lo mucho que le fascina a hija.
—Esta es una plática más para..., no, sí, mejor quédate, ya eres lo suficientemente mayor como para saberlo —palmea su cabeza, la pequeña hace un puchero.
—Tengo diez, papá, obviamente soy muy madura —se cruza de brazos inflando sus cachetitos rosa mientras le mira con sus preciosos ojos verdes. Pellizca su mejilla izquierda ocasionando un quejido de la niña, pero pronto la deja.
—Sigues siendo mi princesa.
—Iré a la universidad porque soy más inteligente que Kaito.
—¿De nuevo está presumiendo que sacó diez en matemáticas? —el aludido aparece bajando por las escaleras y el principal sospechoso de la revista porno. El cabello pintado de azul es el distintivo físico de su hijo. Si tuviera que buscarlo entre sus hijos mirando únicamente sus cabelleras, fácilmente le reconocería por su cabello azul así como a Misa con su cabellera rubia.
—Sabes que no hay otra cosa de lo que habla —y la joven de ojos café como los de su hermano mayor hace aparición. Ella no se queda en la escalera como él, sino que se sienta en el sofá que ha proclamado como suyo.
—¡Papá, Ryūsei me robó a Mazinger Z! —el pequeño Yuuri, identico a su padre y al hijo nombrado por ser su gemelo, baja corriendo por las escaleras entre lágrimas.
—¿Otra vez? —lo carga porque es lo único que lo tranquiliza.
—¡Síii, es muy malo! —chilla mientras lo abraza con fuerza.
—¡Papá, Sakura utilizó de nuevo mis brochas! —la hija mayor hace aparición, como siempre, presumiendo su cabellera oscura verde y sus ojos café.
—Di que ella las agarró, estuve a nada de tirarlas, de verdad eres muy molesta, Rin —rueda los ojos Kaito.
—¡Y yo! —reclama el segundo hijo mayor. Makoto es castaño y de ojos verdes, se sienta sobre el de cabellos azules sacándole el aire.
—¡Oye! Eres un idiota.
—Lenguaje, Kai —rueda los ojos.
—Papá, ¿no piensas regañar al mastodonte este? —señala a Makoto, pero pronto la joven Sakura aparece corriendo por las escaleras.
—Papi, si me compraras mi maquillaje no estaría usando el de nee-chan.
—¡Es cierto! Cómprale sus baratijas.
—¡Que me guste ahorrar no significa que sean baratijas!
—¡No sabrías reconocer una buena base aunque la tuvieras en frente!
—¡Ya basta! —Hana se pone de pie en el sofá.
—Hanaaa —suplica el padre del hogar—, sabes bien que no me gusta limpiarlo y me lo ensucias.
—Hana ya empezó con sus aires de superioridad.
—¡Al menos yo sí aprobé matemáticas!
—¡Hana! —reclama entre dientes Kaito ruborizado hasta la raíz del pelo.
—¿Para qué nos necesitas, papá? —pregunta Misa cruzada de brazos. Pronto el gemelo faltante, Ryūsei aparece con su carita que no ha roto ni un plato.
Y, por si no ha quedado claro, este es un resumen con un poquitín de rima:
La hija mayor llamada Rin, de veinte años, caprichosa e infantil, tiene un tatuaje en el pie -algo que desconoce completamente su padre-. Sus ojos son café, su cabello es similar al de él, alta y esbelta, la envidia de su clase.
El segundo es Makoto de diecinueve años, contento de ser igual a su personaje favorito de Free!, hacer enojar a Kaito es su pasión, el número uno en natación.
Sakura es la media, por poco y no la cuenta, es similar a su querida madre. De seis y siete son sus calificaciones habituales, pero toda una experta en artes, aunque no se le da recortar, y eso que los dieciocho ya los tiene. Es castaña y de ojo verde, se re pinta los mofletes, cree que Santa es un viejo rabo verde y se exfolia el rostro cada viernes.
Kaito es el barbaján, queriendo hacer lo mismo que su hermano mayor se pinta el cabello a diestra y siniestra con el tinte más barato que encontró en el supermercado, qué horror. Diecisiete, intolerante a la lactosa -siendo burlado por su hermano porque adora comer helado-, desea tener los ojos de otro color, aunque no le molesta su mirada esmeralda.
Misa también copió a su hermano -cosa que no le agradó al ingrato, ya que ella pagó todo-, sus ojos son castaños, aunque le gustaría que fueran dorados, pero ya qué. A veces quisiera ser mayor porque los vestidos de Rin no le quedan a la perfección. Ah, y tiene quince.
Hana es la que sigue, por cualquier cosa hace berrinche, pero algo de verdad dice porque el diez en las matemáticas nunca falta y eso a Kaito le harta, porque ella es más lista que él -según Makoto-. A sus diez años ya sabe comprar en línea con la tarjeta de su papá a escondidas, no por nada hay facturas que pagar. Que no te engañe con sus ojos verdes, su revoltoso cabello verde y sus cachetes rosados apachurrables.
Y cuando pensó que la fabrica de bebés estaba cerrada, un dúo apareció de la nada, qué barbaridad. Ryūsei y Yuuri, los gemelos calamidad, un plato roto siempre hay. Seis años, el primero tiende a culpar y el segundo se echa a llorar, nunca hay un parar. Similares al papá.
Dicho esto, hay que continuar.
—Llegó esta carta y también, ejem, una de esas revistas que no son aptas para verse en casa.
Por obvias razones no muestra lo último, pero las hijas mayores y Makoto ríen tapándose la boca.
—¡Oh, Dios! —Kaito se cubre el rostro todavía más rojo.
¡Lo sabía!
—Después hablaremos de esto, eh —señala a su hijo, Kaito desvía la mirada.
—¿Para quién es la carta?
—Pues dice para Midoriya, así que diganme quién de ustedes tiene novio —señala ahora a sus hijas mayores. Mira a Rin, seguramente es ella.
Misa es la única en ponerse roja—. Papá, puedo explicarlo.
Oh.
. . . .
—¿Papá? —Misa se asoma por la puerta del despacho. Deja de revisar las facturas y las guarda en el cajón del escritorio.
—¿Qué pasa hija?
—Creo que no es para mi... —susurra—, acabo de leerla y no es mía definitivamente.
—Entonces es para una de tus hermanas.
—Ellas estuvieron cuando la leí y ninguna está de acuerdo porque era más para un chico.
Bueno, nunca consideró que alguna chica estuviera interesada en sus hijos. No es como que sean feos o poco agradables, simplemente vio más comprensible que un chico tímido le haya escrito algo a la chica que le gusta mediante una nota.
—Entonces es para Makoto o... —Misa niega con la cabeza entre risas—, ¿entonces?
—Creo que deberías leerla.
Le extiende el sobre, se accomoda los lentes y procede a leer.
"Para Midoriya".
Una frase tan corta en el papel amarillo cenizo. Saca con facilidad el contenido, ya que antes ha sido abierto, desbobla lo oculto y procede a leer para él.
"Querido Deku:
Esta es la primera vez que escribo una carta y no sé qué escribir.
Me gustas.
BK".
—¿Deku? —susurra sin entender qué ha sido eso. Su hija le mira tratando de reprimir las risas.
—Es obvio que no se trata de mi, ni de mis hermanos.
—Vaya, me siento halagado —ríe nervioso mientras vuelve a meter el papel dentro del sobre.
Entonces el protagonista de aquel romance no se trata de ninguno de sus hijos, sino de él. Izuku Midoriya de nuevo ha entrado en el mundo del amor y de las citas sin tener la menor idea de qué le depara el futuro.
. . . .
Abre el buzón. Factura. Factura. Panfleto religioso. Factura. Factura. Cupones. Factura. Revista de moda. Factura. Paquete miniatura. Factura. Carta. Factura. Recibo de la luz. Factura.
Momento.
Vuelve a tomar la carta.
"Para Midoriya".
¿Debería asumir que es para él? Supone que sí.
Cierra el buzón, entra de nuevo a la casa y deja el panfleto religioso nuevo en el bote de las sombrillas, se quita los zapatos -porque esta vez viene llegando- y entra al despacho. Se pregunta qué debería revisar primero mientras pone todos los papeles sobre la mesa. Tocan la puerta.
—Adelante.
Sakura es quien entra—. Papá, ¿sabes dividir?
Aquello hace que Izuku se ponga nervioso. Nunca ha sido especialmente bueno en matemáticas, pero creía que sus hijos -excepto Kaito- sabrían. Al parecer lo había heredado también.
—Claro que sí —no era su especialidad, pero algo era algo.
—¿Sabes qué pasa cuando hay un equis cuadrada menos seis equis más nueve todo esto dividido entre equis?
Está bien, se rinde.
Y si no te ha quedado claro, entonces no estás al corriente en el KatsuDeku más soft que te has encontrado, pero si es así, prontamente tendrás el resultado.
—¿Por qué no lo buscas en youtube? Estoy muy ocupado —hace una sonrisa enorme tratando de ocultar su falta de dominio.
—¿Qué lees? —se asoma y justo toma el sobre, ni siquiera le ha dado tiempo de ocultarla—. ¿Otra carta para ti?
—¿Cómo sabes que es para mi?
—Misa nos contó —abre el sobre delante de suyo—, al menos hay mejora y ya son más párrafos.
—Dame eso —le arrebata el papel.
"Querido Deku:
Me pregunté porqué no me escribiste de vuelta y acabo de recordar que simplemente lo dejé en tu buzón sin poner en dónde vivo porque tenía/tengo miedo de que me rechaces, algo normal porque no sabes quién soy aunque hayamos hablado una que otra ocasión.
No te acoso, hablando legalmente.
Sólo sé dónde vives.
Nuestros hijos van juntos, por eso lo sé.
¡Ya no estoy en un matrimonio si eso te preguntas! Odio eso de la infidelidad, por algo ya me divorcié.
Sólo quiero que sepas que me gustas.
BK".
—Definitivamente escribir no es lo suyo —suelta un suspiro.
. . . .
Factura. Periódico. Factura. Revista de modas. Factura. Paquete. Factura. Carta. Factura.
Oh.
Queda impresionado al ver el "Para Midoriya" que está en el sobre. Hana sale mientras va saltando en un pie.
—¿Qué traes ahí, papá? —pregunta tratando de pararse de puntitas, mas el pecoso evita que vea lo que dice el sobre. No es que quiera ocultarlo, simplemente...
No, sí quiere ocultarlo. Está avergonzado, halagado y un poco cohibido.
—Nada, nada, ¿por qué no le das esto a Rin? —le extiende el paquete—, seguramente acaba de pedir otras brochas.
—¿Revisaste qué es?
—Pues dice algo raro, no lo entiendo, supongo que es maquillaje.
—¿Ya llegó mi paquete? —pregunta Sakura asomándose por la escalera. Izuku voltea a verla mientras guarda el sobre en el bolsillo de la camisa.
—¿Es tuyo? —Hana le pasa ahora el paquete. Sakura lo revisa y niega con la cabeza.
—Está en chino, no tengo idea de lo que diga.
—¡Es míoooo! —Misa baja corriendo a toda velocidad con un Kaito pisándole los talones.
—¡Dijo que estaba en chino, son mis nendoroids!
—¡Estás loco, son mis botas!
—¿Letras chinas? —Makoto también baja—. Seguramente es mi peluca.
Misa trata de arrebatarle la caja a Sakura, pero esta se gira y en un intento de alejarla todavía más, Kaito se la quita. Les enseña la lengua en burla, pero Makoto al ser el más alto termina arrebatándosela.
"Querido Deku:
No puedo creer que te hayas apuntado para ser parte del comité de padres, definitivamente eres extraño, pero supongo que eso también me gusta de ti.
Hoy tampoco pondré mi dirección.
BK".
. . . .
"Querido Deku:
Acabo de darme cuenta que no se escribe Deku.
BK".
. . . .
"Querido Deku:
Para no perder la costumbre, te seguiré escribiendo de esa manera.
BK".
. . . .
"Querido Deku:
Uno de mis hijos me descubrió metiendo el sobre en tu buzón, no sabes la vergüenza que siento porque seguramente esa bestia ya le contó a tu hija y ahora ya debes de saber quién soy.
Si es así, por favor, ignórame y sino, también.
BK".
. . . .
"Querido Deku:
Tal vez aun no te hayas dado cuenta, pero bueno. Mi hija, la mayor, me acaba de decir que la mejor manera de conquistar a un hombre es conquistando su estómago así que he dejado un pastel delante de la puerta.
No tienes idea de cuánto batallé para que ningún perro, gato o cualquier cosa le hiciera daño.
Me gustas muchísimo.
Y como no quiero que esto sea muy cursi...
Espero te dé diarrea.
BK".
. . . .
"Querido Deku:
Uno de mis hijos me contó que en efecto enfermaste, he comprado un poco de todo en las tiendas de veinticuatro horas y he dejado la bolsa colgada en el buzón.
Espero te recuperes.
BK".
. . . .
"Querido Deku:
Hoy te vi mucho mejor y aunque me moría de ganas por hablarte, aun siento algo de pena.
Y eso me molesta.
Me enoja no poder decirte que me gustas en público.
BK".
. . . .
"Querido Deku:
Alcancé a verte mientras veías que te había dejado una carta y me gustó ver cómo te ruborizaste.
¿Será que también te gusto?
Espero que mis palabras sean mejores que mis acciones.
Por ahora.
BK".
. . . .
Si quieres leer más de esto quiero que sepas que es propaganda para un próximo fanfic.
...
Próximamente (ahora sí en serio)
El ABC del amor.
Después de dejar ir a su esposa con quien tuvo a sus hermosos hijos, Izuku empieza a recibir tiernas cartas de afecto de Katsuki, el padre de los amigos de sus hijos, su primer amor.
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