16. Embarazada.
No me gusta el separador, nomás le puse esos brillitos y dije "yaya a la chingada" así que no se burlen, jajsjajs.
Ahora las advertencias menos importantes:
Este capítulo no es el más soft de la colección, pero tampoco es el más explícito. Otra vez se toca el tema del aborto.
No me gusta dar advertencias, pero es que justamente no es un "Katsudeku soft" como presume la portada y el título. Considerenlo clickbait (porque básicamente era eso, pero todos se lo tomaron literal porque nadie capta mis bromas pedorras:'^).
Esta vez no es un omegaverse, aquí Izuku es una chica cis.
No hay quirks aquí, son chavos normales que van a la escuela, con problemas y eso... Creo que el resto podrán saberlo después de leer.
Y no, no es una comedia.
No es necesario escuchar la canción, esa estaba escuchando cuando se me ocurrió esto xd
Positivo.
Izuku arruga el análisis que acaba de recibir. Quiere vomitar. Nunca creyó que hacerse una prueba de embarazo casera como broma le costaría bastante y, ahora, reafirmarlo con un estudio sanguíneo le superaba. Quiere llorar. ¿Cómo mierda no se cuidó debidamente? ¿En qué momento ocurrió? Recuerda haber usado el condón en varias ocasiones. ¿Acaso no lo había puesto bien? ¿Acaso se rompió en algún momento? Y, esas veces que no lo usó, recuerda haber tomado la post day. Increíble. Ahí, en su vientre, estaba el milagrito de ello obtenido a sus casi dieciséis.
¿Cómo le explicaría a Katsuki de que estaba embarazada teniendo en cuenta que la semana pasada habían peleado tanto? ¿Cómo tomaría la noticia? ¿Qué decisión debería de tomar? ¿Abortar, darlo en adopción o tenerlo? ¿Obligarse a ser madre o tener la libertad de decidir parar todo eso?
El aborto legal en Japón era un hecho, pero dudaba si lo era para las menores de edad. Faltaban tres meses para su cumpleaños y, para ese entonces, ya no podría practicarselo. O algo así había leído.
De cualquier forma, no sabía si contárselo a su madre. Estuvo renuente a que tuviera una relación y tenía a Katsuki y a ella entre ceja y ceja, que su princesita saliera embarazada seguramente le caería en bomba.
Algo era seguro; le obligaría tener el bebé.
Primero que nada, debía consultarlo con Katsuki. La idea de un aborto clandestino no le gustaba, pero quizás sea su salvación, después de todo, la negligencia médica era algo que estaba presente en todos lados. Decide llamarle de una vez.
—¿Kacchan? —susurra, intentando controlar su voz.
—¿Qué pasa, Deku? —pregunta Katsuki, le escucha suspirar. No estaba molesto, entonces todo estaba bien.
—¿Podrías vernos mañana?
—¿Mañana? ¿Por qué?
—Hay algo de lo que debemos hablar.
—No hay mucho de qué hablar. Izu, me mentiste. Dijiste que tenías diecinueve y yo te creí. Tienes quince y yo, dentro de poco, tendré veintiuno. Es una jodida mierda, no puedo salir contigo ahora que sé la verdad, ahora que sé que tengo de novia a una menor de edad. Llevamos un año saliendo, ¡un puto año!
—¡Por favor, escuchame! Por favor... Ven al lugar de siempre, no puedo decirtelo en casa, por favor...
—Izu... —otro suspiro—. Está bien.
Esta vez decide usar la falda que siempre le gustó a Katsuki. No podía permitir que le abandonara. No ahora, no ahora que más lo necesita. Lleva la blusa sin mangas que provocaba a Katsuki a besarle los hombros. Necesita que la ame, ahora más que nunca. Usa las sandalias que adoraba Katsuki. Izuku siempre fue buena usando los pies y a él le constaba bastante bien. Se rocoge el cabello en una coleta alta. Podría reconquistarlo, podría hacer que regrese a ella. Tenía que hacerlo. Tenía que lograrlo. Tenía que ganarselo de nuevo.
Debía volver a conquistarlo.
Él era suyo y él no tenía opción.
Dos años en el pasado.
—Sea lo que sea que estés pasando, esta no es la solución.
Izuku voltea, llorando. No creyó que alguien le siguiera hasta la azotea de un edificio. Siente el viento en la cara y puede jurar que la persona que está atrás suyo, es un enviado del Dios al cual le pidió salvación. Quizás era él por el que estuvo llorando tanto. Quizás él era su salvación.
Quizás fue no comer durante la semana.
Quizás fueron las noches de insomnio.
Quizás fue la pérdida de sangre cuando se cortaba los brazos.
Quizás fue el constante estrés recibido en los últimos días por la escuela.
Quizás fue la sorpresa de ver a alguien evitando su notable suicidio.
Quizás fue todo junto.
Sea lo que sea, Izuku se desploma a centimetros de una cruel caída siendo víctima de un desmayo.
Lo último que recuerda es al rubio corriendo hacia ella dispuesto a atraparla.
Entra en razón después de unas horas. El rubio sigue ahí, a su lado, aún después de las altas horas de la noche. Hace bastante frío, pero la chaqueta del rubio le cubre el pecho. Está avergonzada.
—Lo siento tanto.
—No lo sientas, algo debió de ocurrir para que tomaras esa decisión.
—¿Me seguiste?
—Te vi en el ascensor, estabas mirando al piso y llorabas mucho. Vi que llegaste a la azotea. Sólo bastaba sumar dos más dos para darse cuenta qué sucedía.
—Lo siento...
—No llamé a la policía, ni te he robado. No he llamado a nadie, si te lo preguntas.
—¿Qué le diré a mi mamá?
—Si le dejaste una nota es mejor que regreses a casa y corras a decirle que estás bien. Sino, puedes llamarle diciendo que te quedaste en casa de una amiga y se te acabó la batería, pero que estás bien. No la preocupes más, en cualquiera de las situaciones.
—¿Soy una cobarde por no saltar o por no tener la valentía para hacerlo? ¿De qué sirve vivir si no soy feliz? ¿De qué sirve si no puedo quererme?
—De casualidad, ¿alguna vez consideraste ir con un psicólogo?
—Sí, muchas veces, pero mi madre desprecia a esos señores. Cree que sólo los locos van a pedir ayuda. La verdad es que si me suicidara, ni siquiera se preocuparía. No tengo amigos a quién contarle lo que me sucede, todos los días es vivir lo mismo; servirle a esos tipos del colegio en todo lo que me piden, hacer lo que ordena mi madre sólo porque ella me dió la vida, aguantar los abusos de mis profesores... No puedo con esto, todo pararía si yo me lanzara desde el punto más alto del planeta.
—Si gustas, yo puedo enseñarte a defenderte.
—¿Eh?
—Yo no soy bueno dando consuelo o en empatizar, pero basándome en lo que me dices, estás segura de que no tienes alternativa y sólo te queda dejarte pisotear. Yo puedo enseñarte a pelear por lo que creas justo.
—Creí que eras de esos tipos que dicen "no digas eso, hay una vida por la cual vivir".
—Esa es una mierda. Eso no ayuda. Sólo busca que te lamentes más. Eres una víctima, pero deja de victimizarte. Sé valiente.
—No lo soy.
—Dijiste que pediste ayuda y si hubieras querido saltar, hubieras preferido subir por las escaleras sin que nadie te viera, pero decidiste usar el ascensor. Lloraste y llamaste la atención de muchas maneras. Sea como sea, ahora estoy aquí junto a ti. Evitaré que decidas volver a saltar.
—Hoy hice lo que me dijiste, los golpee cuando intentaron subirme la falda —declara Izuku, sonriente. Hacia tanto había dejado de sonreír, todo era tristeza hasta que le conoció.
—Impresionante, princesa, no cabe duda que eres una guerrera —sacude sus cabellos. Izuku enrojece.
—Muchas gracias por todo lo que has hecho por mi, no tienes idea de cuánto significas para mi. Te amo, Kacchan.
Katsuki deja de sonreír.
—Izu, no quiero quiero que te enamores de mi, ¿ok? Estamos bien siendo amigos, lo último que necesitas es un interés amoroso, lo primordial es tu salud mental. Acabas de dar un gran paso, pero no estás bien aún.
—¿Y cuándo esté mejor? ¿Considerarás salir conmigo?
—No quiero hacerte ilusiones.
—¿Por qué dices eso?
—Estoy en una relación.
—Ella es mi novia —Katsuki presenta a la chica que lo abraza.
—Un gusto, soy Kirie Kashima —ella saluda sonriente, extendiéndole la mano.
—Ho-hola, soy Izuku Midoriya —responde dudosa, estrechando su mano.
Su cabello es de un tono rubio similar al de Katsuki, posee el mismo color de ojos. Ella es algo más alta que él, aun así, son bastante apuestos juntos. Una pareja ideal.
La odia.
—Kirie está dando lo mejor de ella para entrar a HJ —presume Katsuki, abrazando a su novia. Está tan contento que le pudre en el inferior a Izuku.
—¡¿En serio?! —finge su emoción—. Así que idol, ¿eh?
—Aún no quedo, pero doy lo mejor de mi.
—Te deseo mucha suerte, Kirie.
—Gracias, Mido-chan.
—Lo siento, Katsuki, pero ya no podemos seguir juntos —la chica delante suyo le abraza con fuerza.
Izuku quiere reír.
—¿Hay alguien más? —pregunta Katsuki tan bajito que Izuku casi se va de boca intentando escuchar la conversación.
Ella niega—. Tardé mucho en darme cuenta, pero no me gustan los hombres como tú. No puedo seguir contigo por eso, lo siento. Soy infeliz a tu lado. Me sofocas.
—Es bueno saberlo ahora, Kirie.
—Mañana puedes ir al departamento por tus cosas, no estaré en toda la tarde.
—¿Lo prometes? —Kirie parece querer llorar, pero se contiene.
—Lo prometo, Katsuki. Te amé mucho tiempo y por eso te dejo ir antes de lastimarte más.
—Fuiste una buena novia, no lo dudes. Por favor, sé feliz.
—Tú también, Katsuki.
—Por favor, no divulgues las fotos —Kirie ruega intentando no llorar más.
—No es mi culpa que Kacchan tenga sin contraseña su celular y que yo pueda acceder a él. Es bueno que hayas recapacitado, no mereces estar con él. Si lo amas tanto como dices, déjalo ir y deja de lloriquear. Eres una víctima, pero deja de victimizarte. Tú escogiste esto.
—¿Deku? —Katsuki tiene las mejillas increíblemente rojas.
—¿Deku? —pregunta de vuelta Izuku—. Nunca me habías llamado así.
—Perdoname, Izu —Katsuki se echa en el piso—, ¿cómo sabías que estaba aquí?
—Dijiste que irías por tus cosas a la casa de Kirie, supuse que necesitarías ayuda así que vine...
—Es demasiado tarde, una niña como tú no debe estar afuera a esta hora.
—No soy una niña.
—Lo eres.
—Tengo diecisiete. Pronto haré los dieciocho.
Qué mentira.
—Enseñame tu ID.
Era fácil falsificar esos documentos. Ya lo tenía preparado.
—¿Bebiste, Kacchan?
—Sí, soy un idiota —lloriquea—. Quiero verla.
—Kacchan, shhh —Izuku se trepa encima de él, acaricia su rostro y él se deja hacer—, ella no merece tu amor. Será una idol y no tendrá tiempo para ti, es lo mejor.
—La iba a esperar todo lo que fuera... Izu, yo la amo.
—Kacchan, no digas eso, me rompes mi corazón. Deja de amarla y ámame, ámame, ámame, más, más —lo abraza, susurrante—; tanto que duela.
—Mierda... —susurra Katsuki al ver las sábanas enredando sus cuerpos, al ver a Izuku desnuda a su lado.
¿Cómo había llegado hasta la cama donde alguna vez la había compartido con su ex novia?
La puerta de la habitación se abre. Ella le mira desde ahí, deshecha. No puede ver bien quién es la peesona que está al lado de su amado, pero tampoco tiene deseos de saberlo.
—Katsuki, ya veo que me superaste, mas no tolero que lo hayas hecho en mi cama —la voz de Kirie es quebradiza.
"Lo siento".
Ambos desean decirlo.
Pero ninguno es lo suficientemente valiente.
—Nunca hubiera creído que tuvieras diecisiete, luces de catorce —recalca Katsuki devolviendole su ID. Izuku suspira en sus adentros por la curiosidad calmada de su rubio.
—Me lo dicen mucho, no te preocupes.
—Lo que sucedió la otra vez...
—Kacchan, te amo, estoy dispuesta a esperarte.
—Izu, espera...
—No, Kacchan. Es hora de que te responsabilices por mis sentimientos. No estás siendo responsablemente afectivo conmigo. Estás siendo injusto.
—Discutamos esto cuando tengas dieciocho, ¿sí? Sólo eso te pido, algo de tiempo.
—Me gustas Izu, seamos novios.
—Gracias, Kacchan, me haces tan feliz.
—¿Quién es ella? —enseña Izuku desde su celular.
—Es una amiga de la universidad.
—¿Amiga? ¿Por qué le da me encanta a tus fotos?
—Yo qué sé, sólo es una reacción.
—Eliminala.
—¿Qué?
—Si no hay nada entre ustedes, no debe de ser problema.
—Izu, no haré eso.
—Hay algo llamado responsabilidad afectiva, ella y todas tus dizque amigas me producen inseguridad, así que te exijo que hagas algo al respecto.
—Oye, tu amigo te agarraba mucho la pierna.
—Así nos llevamos.
—Creí que no eras de tener muchos amigos. Creí que eras más tímida.
—¿Ah? ¿Vienes a decirme cómo tratar a mis amigos?
—Eres tú la que empieza con la responsabilidad afectiva, tal parece que no aplica contigo.
—Es un amigo, ¿y? No debe de ser ningún problema, que tengas inseguridades es porque así lo quieres.
—Dios, no te reconozco.
—Kacchan, perdón. Tuve un mal día, hablemos.
—Izu, yo... ¿Podrías dejar de acariciarme?
—Kacchan celoso me prende mucho, eres bastante sexy.
—Izu, por fa... Qué lindas bragas.
—¿Por qué no me las quitas?
—Izu, ¡estamos a nada de cumplir un año! —Katsuki lagrimea frustrado—. No puedo creer que me hayas mentido con eso, soy mayor de edad, ¿sabes en cuántos problemas puedo meterme?
—Kacchan, lo siento, pero sabía que no me aceptarías si te decía mi verdadera edad —Izuku se arrodilla—. Por favor, perdoname.
—No —sorbe por la nariz—. Lo mejor es dejarlo por la paz.
—Escucha, Izu —empieza Katsuki—. Sea lo que sea que me digas, no hará que regrese contigo.
Izuku sonríe en su interior. Si bien era una medida muy desesperada, haberse embarazado fue de las mejores oportunidades. Katsuki tendría que responsabilizarse por su hijo y no la dejaría porque sino lo demandaría por abusar de una menor de edad.
No la hacía feliz tener un bebé, en algún momento fingiría algún accidente con tal de abortarlo. No estaba preparada para ser madre en esos momentos, aun si fuera de su amado Kacchan, no estaba lista para dar ese paso.
—Kacchan, no puedes terminar conmigo.
—Claro que puedo. Hablaré con tu madre. Ahora entiendo porqué se negaba al principio. Obviamente me vió mayor.
—No, estaba molesta porque conocía por fin el causante de mi rebeldía. Gracias a ti pude hacerle frente a todos los problemas. Pude vivir gracias a ti. No quiero separarme de ti. Te necesito. Eres mi felicidad. Puedo soportar toda clase de acoso, denigración, malos tratos, todo por ti.
—Deku, eso obviamente no está bien.
—Te amo, Kacchan. Por favor, no me dejes a mi y a nuestro bebé.
—¿Eh? —Katsuki palidece.
—Me enteré recién. Tengo dos semanas de retraso, llevo un mes de embarazo. No puedes dejarme, soy menor de edad y debes de casarte conmigo.
—¿Un mes de embarazo? —parece que el rubio quiere vomitar.
—Sí, lo sé. Al parecer un condón no nos funcionó.
Katsuki se da la vuelta, devolviendolo todo.
—¿No crees que es muy conveniente? Igual como las fotos de tu noviecita. Trunqué su carrera para evitar que se acercara a ti y lo logré; ahora ella saltó y no pudiste salvarla.
Katsuki palidece y las lágrimas de nuevo lo inundan. Izuku se acerca, al punto de estar frente a él después de que dejó de vomitar.
—Eres el papá de mi bebé —sonríe Izuku quitando los restos del vómito—. Yo fui la que los separó. Ella era una víctima, pero se victimizaba mucho, por algo saltó, ¿no? Ella no era una guerrera como yo.
—Deku... Ese hijo no es mío.
—No te las des de machito, claro que lo es.
—Izuku, yo no puedo darte hijos a ti ni a ninguna otra mujer.
—¿Por qué dices eso? —pregunta Izuku, extrañada—, ¿Acaso eres estéril? ¿Te hiciste la vasectomía o cómo carajo no me puedes dar un bebé?
—Soy un hombre trans.
Izuku palidece.
—Mientes.
—Tengo pruebas de mi transición. Kirie lo sabía y lo usó para romper conmigo, ella lo dijo.
“Tardé mucho en darme cuenta, pero no me gustan los hombres como tú.". Izuku lo recuerda perfectamente. Kirie era una maldita.
—Y, gracias por decirme todo eso —Katsuki saca su celular—, te estuve grabando todo el tiempo.
—¡Kacchan, perdón, no te quise decir, pero fui violada!
—No te creo.
—¡Creeme, estaba desesperada, lo juro!
—Izu, eres una víctima, lo sé. Eres una víctima de ti misma, pero, por favor, deja de victimizarte.
***
Holaaa, buenas noches.
Kirie es un oc, así que tranquis y, por si se dieron cuenta, comparte apellido con otro personaje de Su mascota y de La hermana de Katsuki así que probablemente aparezcan allá. uvu
Diganme qué les pareció.
Y nos vemos. UvU
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