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⠀⠀⠀⠀⠀ ♯02 ━ rumores。

ᴅᴇᴜx
    
       

Ciertos estudiantes se reúnen fuera de la escuela, como es costumbre. La pasan bien durante las vacaciones, y deciden que es buena idea pasar el rato un día antes del primer día.
       
         

Una castaña de ojos verdes le da un sorbo a su capuchino, le gusta mucho el sabor, y lo demuestra con una sonrisa.
   
       

─Que sorpresa, Castiel puede tomar té y relajarse ─dijo Armin con un tono burlón, dándole un trago a su refrescante bebida de limón, sin dejar de mirar la pantalla de su consola.
       
        

Armin mueve sus dedos con agilidad, se encuentra batallando contra un entrenador Pokémon profesional, la batalla no lo estresa porque lleva la ventaja. Castiel respira audiblemente, y se acerca un poco para fingir que inhala el olor del de cabellos azabaches.
       
          

─La sorpresa es mía, hueles a que te bañaste. ─Castiel se la devolvió sin esfuerzo, y sonríe cuando los demás ríen por el enojo de Armin.
          
         

─El burro hablando de orejas, ¿con qué derecho lo dices tú? ─gruñó, concentrándose mejor en su juego.
       
         

─Ya, ya, no peleen ─pidió Sucrette, robándole una galletita a Kentin.
      
        

─No quieres pelear pero sí te gusta robar ─se quejó el castaño, haciéndole saber a todos el crimen que cometió la chica.
        
         

─Te descubrieron, Su ~ ─canturreó Alexy, comiendo una de las galletas que tiempo atrás robó.
        
        

─El mejor guardián de una cosa cualquiera puede ser su más hábil ladrón. ─Lysandro le da un sorbo a su té.
        
         

─¿Quién dijo eso? ─cuestiona Castiel.
       
         

─¿Qué insinúas, Lysandro? ─preguntó de manera retadora el amante de las galletas.
        
        

─Platón ─respondió el albino, para mirar a Kentin─. Es solo una galleta, Kentin, no te lo tomes personal.
          
          

─Son mis galletas ─recalcó, abrazando su paquete para que nadie más le quitara.
       
         

─¿Qué te pasa, rubia? Has estado muy callada. ─Castiel cambia el tema, mirando al delegado de la clase con algo de curiosidad.
       
       

Todos lo miran, les sorprende que Nathaniel no le haya dicho nada al pelirrojo sobre el desagradable apodo dirigido a él. Ha estado muy serio, y no ha querido hablar mucho.
       
         

─Hace poco pude ver la lista de los alumnos, y hay un alumno de nuevo ingreso ─comentó el rubio seriamente.
         
          

─¿Cómo es que puedes ver esas listas? ¿Es porque eres el admin de la clase o que? ─indagó Armin, dejando de lado su consola una vez ganó la batalla.
        
        

─Enviaron los horarios y listas a todos los alumnos, ¿Qué ustedes no revisan su correo electrónico? ─La pregunta se responde sola, es obvio que no lo hacen.
         
          

─Todo lo que tiene que ver con la escuela no es de mi interés ─dice Castiel, recargando su barbilla sobre la palma de su mano.
        
         

─Por dos ─añadió Armin.
      
        

─Por tres ─continúa Alexy.
       
         

─No suelo revisar mi correo, tengo cosas que hacer ─se excusa Kentin.
        
        

─Yo olvidé la contraseña de mi correo, así que no puedo entrar ─dice Lysandro, y todos lo miran con incredulidad.
        
           

─¿Es en serio? ¿Qué no te dije que lo anotaras en tu libreta? ─reclamó Castiel.
      
        

─Sí lo anoté ─afirmó─. Pero tengo muchas libretas...
        
          

Ponen los ojos en blanco, Lysandro es un caso a parte.
       
        

─¿Qué hay de tí, Sucrette? ─le pregunta Alexy.
      
         

─Solo ví los horarios, realmente no me enfoqué en los alumnos ─confiesa con una sonrisita─. Entonces, Nath, decías del nuevo alumno...
    
       

El grupo observa a Nathaniel, quien había estado indagando también en su teléfono para mostrar la dichosa lista. El rubio señala uno de los muchos nombres, y los chicos se acercan para poder verlo mejor.
    
       

Tras leerlo sienten que un iceberg les cae encima.
    
       

─Tienes que estarme jodiendo ─expresó Castiel, cubriendo su rostro con enojo.
    
       

─No puede ser, de todas las personas... tenía que ser él ─se quejó Alexy, cruzando sus brazos igualmente irritado.
    
       

─¿Estamos hablando del mismo _____________ Ruiz? ─pregunta Kentin, apretando su paquete de galletas sin darse cuenta.
    
       

─Kentin, tus galletas ─avisa Sucrette, algo incómoda por el enojo desconocido proveniente de la mención de un nombre.
      
       

Kentin mira el crimen de odio que acaba de cometer, y se resigna a hacer una mueca irritada.
       
      

─Bueno, no sabemos si es él, aunque tenga el mismo nombre y apellido, solo me pareció... Una coincidencia desagradable ─dijo Nathaniel, guardando su teléfono en su bolsillo.
         
       

─Eso es verdad. ─La cara de Lysandro no muestra expresión, pero en sus ojos se puede identificar algo de molestia.
          
         

─Es obvio que es él, no creo que haya nadie que se llame igual en este mismo lugar ─comenta Armin, apagando su consola, pues solo ese tema lo pone tan de mal humor para no poder concentrarse en su juego.
      
         

─No entiendo, ¿Quién es él? ─les preguntó la chica.
      
       

─Un delincuente juvenil, es maldad pura, peor que Debrah ─contestó Alexy, entrelazando sus brazos.
      
        

─¡¿Peor que Debrah?! ─repite incrédula.
       
        

Es aquí cuando los chicos le confían una parte de sus infancias a la joven, contándole con lujo de detalles quien era ese misterioso chico, y porque los había puesto de tan mal humor.
         
        

Sucrette hace una mueca, y trata de consolar como puede a sus amigos en el momento.
         
        

─Se escucha como una mala persona... Pero, eso pasó hace mucho tiempo, ¿no? P-Puede que haya cambiado e incluso busque disculparse con ustedes ─comentó, dándole el último trago a su capuchino.
        
          

─¿Seguimos hablando de ______________? El cambio no existe en él, de hecho, mi padre me dijo que en la siguiente escuela donde estudió también fue expulsado ─contó Kentin.
       
         

─No me sorprende ─dice Castiel.
          
           

─Estoy de acuerdo con Sucrette, siempre es bueno darle el beneficio de la duda ─añade Lysandro tiempo después, logrando que lo miraran─. No sabremos nada hasta verlo con nuestros propios ojos.
         
        

─Oh, se está haciendo tarde ─dijo Sucrette, levantándose de la mesa para buscar el dinero para pagar su parte de la cuenta.
       
       

─Es cierto, hay que levantarnos temprano para mañana ─apoya Nathaniel, levantándose también.
        
        

Es así que su reunión termina, y cada uno paga su parte de la cuenta para irse por su camino. Tienen mucho en la cabeza, les inquieta pensar que un bully como _____________ estará en su salón de clase. Pero saben que han cambiado físicamente, son más fuertes que antes, y definitivamente podrían vencerlo en una batalla con los puños.
        
          

Sucrette por otro lado, toma su teléfono para mandarle un mensaje a Peggy, tiene mucho que contarle, después de todo ambas son amigas y aman compartir los chismes.
        
         

La castaña no es tan tonta, no dice los nombres de sus amigos, así evita que encuentre la fuente de información.
       
         

Peggy está maravillada con lo que le cuentan, y cuando terminan de hablar, ella comienza la misma conversación pero con Rosalya.
         
           

Solo se lo mencionaría a sus amigas para que tuvieran cuidado con el chico, nunca está de más prevenir los problemas.
       
        

Sin embargo, ella no tiene en cuenta que eventualmente cada una le contará dicho chisme a su propio círculo de amigos, y el relato se extenderá como un teléfono descompuesto hasta llegar a los oídos de los profesores.
       
        

Ni siquiera empieza el primer día y toda la escuela está al tanto de la existencia de un nuevo alumno, uno problemático con el que nadie se quiere meter.
       
        

Solo esperan que todo sea un simple rumor, o que al menos sea diferente a su creencia.

Los rumores la mayoría de las veces se basan en una verdad, pero se vuelven tan exagerados que a veces es imposible saber si son una verdad o simplemente eso, un rumor.
      
        

Sin embargo, un alumno observó a un chico bajar de una motocicleta, la mirada de aquel hace que su cuerpo se congele, y todo en él le pide que corra.
       
        

Toma una foto rápidamente, y la envía a un chat grupal de su salón, esta vez comenzando un nuevo rumor que circula a través de la escuela.
    
       

Los estudiantes observan su vestimenta, hablan sin conocer la verdad, y es así como hay un ataque conjunto de rechazo hacia él.
      
      

No obstante de que algunos le hacen burlas bastante audibles, él no presta atención alguna.
      
        

Lo toman como que tiene un carácter lo suficientemente fuerte para no dejarse llevar por un comentario tonto, y su presencia crece entre los estudiantes.
    
       

Sucrette se encuentra sentada junto a su mejor amiga albina, ambas charlan de cosas triviales, y la presencia de las otras chicas las acompañan.
     
         

─Para ser el primer día, Ámber ha estado muy tranquila ─comenta Rosalya, viendo de lejos los pupitres del trío de brujas.
      
         

Sucrette y Ámber tienen un historial de peleas, si no tienen un encuentro en un día es algo raro.
       
        

─Debe estar aterrada por el nuevo alumno, dicen que ellos dos tienen historia juntos ─se mete Peggy en la conversación.
        
        

─¿Tú no deberías estar en la entrada para recibir al chico nuevo? ─preguntó Kim con un tono sarcástico, al parecer todas las chicas estaban atentas en esa conversación.
      
        

─De eso ya se encargaron mis ayudantes, no puedo estar en todas partes, ¿saben? ─Nuevo curso, y nuevas maneras para que Peggy se entere de todo.
        
         

Karla entra corriendo repentinamente, robándose la atención de todos, Ámber la recibe con los brazos abiertos, y la chica rompe en llanto. Ámber es mezquina, pero le sorprende tanto verla llorar que no puede evitar querer consolarla.
 

     
       

─¿Qué ocurre? ─susurra Rosalya.
     
       

─No sé, iré a preguntar. ─Antes de que Sucrette se levante, Peggy la detiene extendiendo su brazo.
      
         

─Alto ahí, Sucrette, ese es mi trabajo, mejor siéntate antes de que Ámber decida no darme la exclusiva ─interrumpe la reportera juvenil.
         
         

Ella se acerca sigilosamente para sentarse en el pupitre de atrás, escucha la conversación mientras escribe en una libreta lo que considera importante, y luego les habla directamente para hacer preguntas.
       
        

Evidentemente lo único que Karla puede hacer es despotricar hacia ella, pero se suelta y habla del chico nuevo y como sintió que la amenazaba de muerte. Exageró tanto su anécdota que el salón estaba en silencio, no había nadie que no quisiera escuchar.
     
         

Los chicos solo tuvieron que ver a la herida Karla para entender que ese bully no había cambiado.
       
        

Los rumores siguen siendo la causa de las malas miradas, y cuando el profesor Farrés entra para establecer un órden, se ven obligados a simplemente susurrar o comunicarse desde sus teléfonos.
       
         

Tocan la puerta, y al momento se asoma Nathaniel, pero alguien más viene detrás. Camina directo hacia su asiento, y le hace una mueca de disgusto a sus amigos.
      
        

Castiel se gira para ver al rubio mientras el profesor de Historia atiende al desorientado estudiante.
      
       

A su lado está Lysandro, disimulando más la hostilidad.
      
         

─No hay duda de que es él ─comenta en un murmullo, y Nathaniel ruega por un poco de contexto─. Es su primer día y ya hizo llorar a alguien.
       
         

─¿A quién? ─cuestiona el delegado, mientras saca sus útiles escolares para dejarlos sobre la mesa.
       
        

─Karla, entró llorando al salón, Sucrette dice que al parecer el chico la tumbó contra el suelo bruscamente, y la miró como si quisiera matatarla, ella quiso escapar pero él tomó su ropa bruscamente, y no la dejó ir hasta que se disculpó ─informó Kentin, quien estaba sentado atrás junto a Alexy (obligado por él, cabe mencionar).
         
           

─Mira que para meterse con una persona indefensa, debe ser un completo imbécil ─opina el de cabellos rojos.
        
         

Los chicos están de acuerdo, y su conversación termina ahí. _____________ pasa caminando sin ver a nadie, está perdido en sus pensamientos.
        
        

Pueden ver que su ropa es extraña, su cabello tiene un extraño corte, se nota que hace mucho no visita a un peluquero, pero no tiene demasiado cabello para poder amarrárselo. Un extraño olor proveniente de él se siente refrescante, es como una mezcla de coco que les hace recordar el océano.
         
          

─Ash, le pediré a Peggy que le pregunte el nombre de su perfume ─susurró Alexy con el ceño fruncido; estaba molesto ya que el aroma provenía de él.
        
         

Kentin rueda los ojos, y no pasa mucho para que escuchen un sonido escalofriante recorrer su nuca. Al parecer, Armin dejó una de sus piernas reposar a la mitad de los espacios entre los pupitres, y el bully ni siquiera se molestó en esquivarlo, por lo que terminó estrellándose contra el suelo.
        
        

Fue tan surreal que no pueden creerlo, y se quedan en silencio. Castiel se aguanta la risa, no quiere que el primer día los profesores lo manden a la dirección, pero a la mierda, valdría la pena.
     
        

─¡Pfff JA JA JA, pero que idiota! ─se burla audiblemente, y los demás imitan sus carcajadas.
       
       

Armin guarda su consola debajo de la mesa aprovechando la distracción del profesor, él sabe que cuando tiene las piernas así es porque se encuentra jugando.
       
         

Rápidamente se acomoda, aguantándose la risa por lo que causó sin querer.
      
         

─Shhh, chicos, no se rían ─exclamó él profesor algo enojado─. ¿Te encuentras bien?
       
         

Él se levanta como si nada, esperan ver una respuesta avergonzada, enojada o mínimo que trate de retar a Armin por hacerlo caer. Pero no hay nada.
      
         

Su mirada está vacía, y aunque su frente se encuentra ligeramente enrojecida por el golpe, no es algo que su flequillo ya bastante largo no pueda ocultar. Sus ojos no son algo que se pueda ver con facilidad, pero necesita saber que nada se le cayó, por lo que remueve un mechón mientras levanta su pulgar con seguridad.
      
       

Estoy bien, es lo que dice su expresión brillante.
      
         

Camina hacia el asiento vacío, y permanece en silencio como lo hizo desde un principio. Él es silencioso, demasiado, y eso es inquietante.
        
            

Nadie sabe que está pensando, y pasa de ser un bully a ser un bully psicópata raro amante del dolor.
 

       
         

Las chicas dirigen su mirada al chico, o bueno, no precisamente a él, sino a su compañera de pupitre.
     
       

─B-Bueno, anotaré los criterios de evaluación, presten atención ─pidió, sacando un marcador de su mochila.
   
       

Sucrette decide cambiarse de lugar en lo que el profesor escribe algo en la pizarra, quedando justo a lado de Nathaniel (ya que el otro asiento también estaba vacío).
    
      

─Pobre Violeta, ¿deberíamos inventar una excusa para cambiarle el lugar? ─La estabilidad emocional de la chica tímida amante de las artes es lo primero que se les cruza por la mente.
   
      

Voltean al mismo tiempo, y pueden observar que tiembla de miedo mientras finge dibujar algo, pero no hace más que garabatear.
    
        

No pasa mucho para que el chico nuevo saque un libro de su mochila, y se entretenga en silencio con lo que sea que sus ojos escaneaban. Ignora a todos a su alrededor, y parece no estar consciente de como Violeta tiró sin querer varias hojas de papel.
    
        

Vuelven a verse entre sí, están confundidos. ¿Qué rayos pasa con esos cambios repentinos? Primero están seguros de que es propenso a actuar violentamente, pero cuando lo molestan, reacciona tan tranquilamente que es inquietante.
         
        

─Primero, así como se sentaron, así se quedarán el resto del semestre, ya no hay cambios de lugar a menos que sea necesario. ─El profesor sabe que hay alumnos que les gusta cambiar bastante seguido de lugar, y eso interrumpe su clase o el órden.
        
        

El resto de alumnos solo pueden sentir lástima por Violeta.

2579palabras

Terrible, imagínate estar
en una nueva escuela y
el primer día te caes frente
a todo tu salón, ese
es el verdadero Pain Peko
/😔

Otras imágenes del prota:

(Créditos a sus autores)

Pueden imaginar al prota
como quieran ✌
Solo pongo referencias
para que tengan una idea
o se les haga más fácil
imaginarlo.

En fin, no digo más, cuídense

ATTE⨾ 02 ~

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