Capítulo 61: Terror disipado
Actualidad...
***Sonnet***
La música se había detenido. Chrystel y yo caminábamos algo confundidos, pero siempre a la defensiva. Nos acercábamos a la parte de la cocina lentamente, tenía mucha hambre a pesar de todos los eventos que me habían golpeado psicológicamente. En la cocina había una silla en el suelo, junto con trozos de cabello cortados. También había un cuchillo manchado de sangre.
-¿Qué habrá sucedido? -Chrystel caminaba lentamente, buscando algo de comer. La mayoría de comida había sido tomada, solo quedaban paquetes de galletas y comida enlatada.
Tomé un atún y para ella abrí el paquete de galletas, para que pudiera tomar una por una. La idea no era seguir juntos... pero la lástima me estaba ganando. Ella no tendría posibilidad de ganar, ambos estábamos conscientes de ese hecho...
-Partiremos caminos ahora. Iré hacia afuera -dije empezando a moverme-. Buena suerte.
-Está bien, Sonnet... nos vemos. -Siguió comiendo galletas, lentamente y con expresiones de dolor constantes. Los cabellos del suelo dejaban un rastro hacia las escaleras, por lo que sabía que no tenía que ir hacia ese lugar.
-¡Ah! -Un grito de Chrystel se hizo presente. ¡No habían pasado ni dos minutos de haberla dejado! Corrí de nuevo a la cocina, en donde se encontraba Robert forcejeando con ella. Intenté acercarme, pero él tenía un enorme cuchillo, mientras pateaba a Chrystel. ¡No me podía acercar!
-¡Oh no! ¡Sonnet! -Tricia se hizo presente-. Diablos... ¡tírale algo!
-Muévete, escoria. -Abrió el congelador y la metió, moviéndola desde su cuerno, causando que la herida se abriera y un poco de sangre empezara a gotear desde ahí. Cerró el congelador y rompió el llavín, luego bajó la temperatura a lo mínimo y rompió el control del termostato. ¡Chrystel estaba encerrada ahí dentro! Cada segundo la temperatura bajaba un grado. ¡Estaría en menos diez pronto!
-¡Chrystel! -No podía acercarme, no a alguien tan agresivo y con un arma. Tenía el cuchillo pequeño... pero no serviría de nada contra Robert.
-Interesante posición. -Una voz se hizo presente del otro lado de la cocina. ¡Brandon! ¡No era posible que estuviera en el juego al mismo tiempo que Vincent!
-¿Qué diablos sucede aquí? -Robert mostró sorpresa-. Habla.
-Aprovechándote de los más débiles. Así es como juegas... bien. -Brandon alzó la mirada-. Para otros jugadores tú eres el débil. ¿Sabes?
-¡Ayuda, por favor! -Chrystel intentaba salir del congelador-. ¡Por favor!
Algo se arrastraba por el suelo, se acercaba a nosotros... ¡Marto venía!
-Sonnet, tienes que salir de ahí de inmediato -mencionó Tricia llena de nervios-. No habrá tiempo de nada.
-No puedo salir todavía, él está viniendo por un lado y la única salida la tapa Brandon... -Hablé en voz baja-. Tengo que esperar unos segundos al menos.
El enorme monstruo se hizo presente, mostrando sus dientes y gruñendo a todos por igual. No estaba en posición de ataque, pero estaba atento a cualquier movimiento.
-Marto. -Robert pronunció en tono directo y seco-. Elimínalos a ambos.
•-Empezar Música (Sad Deep Music - Hurt, Gone, Forgotten)-•
La bestia con rasgos inhumanos nos observó detenidamente, pero fijó sus ojos en Brandon principalmente. Los iris amarillos y los naranjas hicieron un contacto definitivo, en medio del silencio adornado por los lamentos opacados de Chrystel, quien se había rendido.
-Sé como te sientes, Marto. -Brandon habló al monstruo, viéndolo directo-. Sé lo que piensas.
-¡Marto! ¡Escúchame a mí! -Robert gritó molesto-. ¡Soy quien te ha transformado!
-Él te hizo esto. ¿Vas a dejarlo así? -Estaba metiendo furia en Marto, estaba empezando a causar que fuera en contra de su representante... pero... ¿acaso Marto aún tenía un nivel de comprensión? ¿Acaso también tenía sentimientos?
La bestia saltó en la mesa, viendo a Robert de cerca. Luego de verlo por unos segundos saltó encima de él y lo lastimó terriblemente, para finalizar con clavarle las garras en su estómago, creando un enorme desorden en todo el lugar. Se detuvo, antes de matarlo, al escuchar la voz de Brandon.
-Suficiente -dijo él acercándose un poco, lentamente-. Es suficiente...
La bestia se quedó quieta, volteando sus ojos a su nuevo... ¿aliado? Los lamentos de Chrystel hacían la escena muy dramática, y la agonía de Robert y sus sonidos la complementaban. Maldecía sin parar a todos los presentes.
-Yo... te comprendo... -Brandon se acercó un poco más, sosteniendo la herida que Marto le había causado-. He sido llamado monstruo, numerosas veces.
Los ojos amarillos del ente se iluminaban ante las palabras del misterioso chico de ojos naranjas, mientras se acercaba lentamente, mostrando las heridas de sus peleas pasadas... sin embargo, no estaba en una pose agresiva para nada.
-Ven conmigo, puedo darte lo que realmente deseas... Marto. -Brandon extendió su mano, mientras el inhumano se acercaba a él, hasta poner su cabeza bajo la palma de su, ahora, aliado-. Puedo darte la paz que buscas desde hace tiempo.
-¿Qué... diablos...? -Tricia estaba igual de impactada que yo-. ¿Qué hará?
-Daré un fin a este ciclo. Sé que sigues siendo tú, y te salvaré, antes de que pierdas la humanidad por completo. -Brandon sacó una pistola dorada como la de Harland, la puso en la cabeza de Marto, entre sus ojos amarillos, mientras las lágrimas caían del horrible ser.
¡BAM!
El gran cuerpo sin vida caía lentamente, chorreando sangre por doquier. Los espasmos del cuerpo siguieron por unos segundos, hasta que su vida había terminado. Brandon caminó lentamente hacia Robert, quien seguía agonizando en el suelo. Nunca fijó su mirada en mí, siempre estaba viendo a su enemigo a los ojos.
-Parece que llegaste a tu fin, Robert. Ahora quiero que hables un poco, mientras sigues con vida. -Brandon majó la mano del señor con su zapato-. Si te preguntas el por qué estoy aquí al mismo tiempo que Vincent sigue en el juego, es simple.
Sacó de su pantalón un tiquete verde, aparte de una tarjeta negra.
-Este tiquete me permite estar al mismo tiempo que mi aliado en el juego, y esta tarjeta de débito, es la que contiene el cincuenta por ciento de todo el dinero de las inscripciones. Así es, eso es lo que se encontraba en el cofre del laberinto. He sido más ágil que Stephine al obtenerlo. En cuanto a la pistola, fue el tercer regalo generoso del cofre, aunque solo tuviera una bala. -Él mostraba sus dos posesiones-. Ahora, habla. ¿Quién era Marto? ¿De dónde salió?
-Marto... -Una sonrisa macabra se dibujó en el rostro de Robert, mientras sangre salía de su boca-. Marto no era nadie.
-¿No era nadie? Explícate. -Brandon tomó una silla, guardó la pistola dorada en su pantalón, y se dispuso a escuchar la historia.
-Un vagabundo de la calle... eso era Marto. ¿Quién iría a buscar a un vagabundo? No sirven para nada, son escorias... ¿por qué no usar a uno para un experimento? ¡Iría a terminar matando personas, seguramente! Todos ellos, no valen para nada. Un animal tiene más valor, al fin y al cabo. -Robert se jactaba de lo que decía-. Y quien diga que no tengo razón, no ha salido lo suficiente para darse cuenta de que ellos están como están porque quieren, porque así lo desean, nadando en mugre, robando, llenos de vicios...
-Un don nadie. -Brandon caminaba a los alrededores-. Entiendo. Tú sabes que sé... que tuviste cierto grado de influencia en algo del pasado, ¿cierto?
-Lo tengo claro como el agua... -Robert perdió la visión gracias a la poca sangre que tenía en el cuerpo-. Sabía que llegaría el momento.
-Morirás en paz, como Marto ha muerto. No hay necesidad de tocar algo tan impuro como tu cuerpo, ni de mandar al más allá algo tan sucio como tu alma. -Brandon volteó la mirada hacia Chrystel, luego vio al termostato... la temperatura estaba a menos veinte, y seguía bajando poco a poco. Ella no sobreviviría.
-¡Deténganse todos! ¡Tiempo para un video! -Harland habló por los parlantes-. ¡Esta vez será el de Brandon!
La pantalla más cercana se encendió, Chrystel podía verla a través de una ventana del congelador, sus expresiones mostraban el dolor del enfriamiento intenso que golpeaba su cuerpo. La escena mostraba una cámara cerca de una carretera. No tenía audio alguno.
Una muchacha vestida de amarillo estaba cruzando la carretera, cuando de repente un auto a máxima velocidad la atropelló, matándola al instante. El grito de Chrystel fue desgarrador, penetró a través del congelador y me heló los huesos.
-¡Hady! ¡Hady! ¡No! -gritaba golpeando la puerta y la ventana.
Del auto se bajó Brandon, quitándose una jeringa llena de heroína de su brazo, y junto a él una chica pelirroja, muy hermosa, de ojos claros. Discutieron algunos segundos, luego ella sacó el celular y él lo agarró y lo tiró al suelo, muy molesto. La empujó, siendo muy agresivo. Sostuvo su cabeza algunos segundos, caminando cerca del cadáver... ambos tomaron las piernas de la muchacha y el video terminó.
Brandon arrugó la cara, cerrando los ojos con mucha fuerza. Los gritos de Chrystel incrementaron, haciéndose casi insoportables.
-¡La mataste! ¡Mataste a Hady hace un año! ¡Era de mis mejores amigas! ¡Eres un monstruo! -Estaba desgarrada completamente.
-Clarisse... -Brandon huye del lugar, corre lo más rápido que puede, sin siquiera verme.
Los peligros se disipaban, mientras que otros nuevos apenas serían descubiertos. Todo avanzaba lento, pero rápido al mismo tiempo... ¿qué otras revelaciones faltarían?
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