Capítulo 60: Afanes rotos
Hace 25 años...
***Steiner***
Estábamos en la sala de mi casa, Vincent y yo, viendo un partido de wáter polo. Era un día hermoso, muy caluroso. Ambos nos encontrábamos en pijama, a pesar de que el sol estuviera en su punto más alto. Vincent estaba acostado en el suelo comiendo gomitas de naranja y un refresco del mismo sabor, comentando todo lo que veía, como usualmente lo hacía.
—Diablos ese equipo es medio tonto. —El ventilador se movía, dando vueltas encima de nosotros, causando un pequeño chillido, conforme el aire caliente bajaba y rozaba los muebles, para luego salir por la puerta principal hacia el picante sol del día.
—Desearía estar en esa piscina en estos momentos —comenté limpiando el sudor de mi frente—. Dicen que hoy es el día más caluroso del año.
—Lo es, sin duda alguna. ¿Sabes dónde está Clover? Se supondría que vendría a ver el partido con nosotros. —Vincent se volteó.
—No... no hemos hablado en algunos días... —Después de haberme dicho que seríamos padres, la notaba lejana, era normal pues fue un gran impacto para ambos y nuestras realidades se verían afectadas de una u otra manera.
—Bueno, luego se le pasará. Maxwell no viene tampoco. —Vincent toma un viejo periódico cerca de él y empieza a hacerse viento.
—El caso del Asesino Astral ha sido un enorme enigma, el tener un solo día libre es algo agotador, y más cuando el caso está en su máxima tensión. Mañana a primera hora tendremos que seguir con las interrogaciones. —Revisé mi celular una vez más, esperando una respuesta de Clover... para poder ver si seguiría en el caso con nosotros.
—No me afanaré por eso, será hasta mañana cuando le dedique su debido tiempo. Mientras tanto puedo disfrutar de mi día libre. —Se estiró dando un bostezo—. ¿Cierto?
Los pensamientos pasaban haciéndose vapor por el enorme calor que sentía, mientras observaba el vaso de agua fría sudando por el sol y sentía una presión ligera en el pecho por la ansiedad... algo no estaba bien... muy dentro de mi ser lo sabía.
—No lo sé, pienso que Jumper es algo... sospechoso —confesé.
—Yo también, pero no me atrevía a decirlo en voz alta. —Vincent se levantó a tomar otro refresco de naranja de una pequeña refrigeradora, casi vacía excepto por los sobros de la cena de ayer y varias cervezas—. Tiene algo entre manos, pero no creo que tenga algo que ver con el caso.
—Hay muchos sospechosos, y todos son muy probables de estar ligados... mi cabeza está como una colmena en este momento —Me sostuve la cabeza unos segundos—. Tengo que pensarlo bien.
—Ya veremos, relájate. —Vincent se acostó de nuevo en el suelo de madera para ver el partido.
Los sonidos electrónicos y lejanos se escuchaban opacados ante mis duros pensamientos. Mucho estaba pasando en tan poco tiempo... tenía que empezar a planear el futuro para Clover y mi hijo o hija. ¿Tendría que casarme con ella antes o después de que naciera? Ese no sería problema, ella sería una perfecta esposa.
—¿Huh? Mira. —Vincent señaló hacia la calle, un auto se había estacionado frente a la casa.
—Iré a ver quién es. —Salí despacio, el conductor era Maxwell, y quien iba a su lado era Clover. Ella se bajó del auto y caminó hacia mí. Estaba vestida de negro con un cuello de tortuga y las uñas pintadas de gris. ¿Con ese calor?
Caminé a su encuentro muy feliz, la abracé.
—¡Hola! No sabía si vendrías, no me he bañado ni nada. —Solté una risa. Ella tenía una expresión terriblemente difícil de leer.
—Necesitamos hablar. —Intentó avanzar hacia la casa, pero la detuve, no quería que Vincent escuchara la conversación. Maxwell tenía la ventana cerrada y el aire encendido, no escucharía.
—Está bien, hablemos aquí. ¿Qué pasa? —pregunté poniéndome tenso—. Por cierto, ya estoy buscando algún trabajo de tiempo medio, para empezar los ahorros.
—Steiner... —suspiró, quitó su cara al yo intentar alcanzar su mejilla.
—¿Qué te pasa Clover? —Me enojé un poco—. ¿Por qué no contestas mis llamadas ni mis mensajes? Está bien que toda esta noticia sea grande, pero soy el padre. Tengo derecho.
—¡Hola! ¿Qué pasa? —Vincent se asomó por la puerta.
—Ahora no Vincent. —Lo vi directo a los ojos, él reaccionó y cerró la puerta delicadamente.
•—Empezar Música (Vallis Alps - Young)—•
—No sé cómo decir esto... —Clover tenía los ojos rojos, se notaba un poco que había llorado. Empecé a temer lo peor, pero no podía crear cosas en mi mente, no cuando ella podría decírmelo en la cara.
—Habla entonces, dímelo. —Retrocedí un pie.
—Tuve un aborto, Steiner —dijo viéndome a los ojos, mientras una lágrima caía por su mejilla.
Me enmudecí por algunos segundos mientras el veneno de la verdad retorcía las ilusiones creadas en tan poco tiempo.
—No te creo nada Clover... no te creo —pronuncié.
—No sabes cuánto lo siento Steiner... espero que puedas comprender algún día lo que he hecho. No quería arruinar nuestro futuro, somos jóvenes... —
—¡No te creo! —grité en seco—. ¡Esto es imposible! ¿Cómo fuiste capaz de algo así? ¿Por qué lo hiciste? ¡Esas no son excusas! ¡Eres una caprichosa, una egoísta! ¡No me lo preguntaste siquiera! Pensé que me amabas, pensé que iríamos a formar una familia juntos. ¡Cuán equivocado estaba!
—No he venido a que me des sermones, sé bien lo que he hecho, Steiner. —Las lágrimas salían de los ojos de ambos, mientras mi corazón se partía más y más—. Vine para dar la noticia y despedirme.
—¿Despedirte? Muy bien Clover, vienes a destruirme y a despedirte. —Mis piernas estaban a punto de fallar, la impresión era demasiada y la furia me consumía—. ¿A dónde vas?
—Me voy a la Ciudad Superflua, a continuar mis estudios. Es tiempo de empezar una nueva vida, de cero. —Ella retrocedió dos pasos—. Tengo que tomar mi espacio y sanar.
La furia era penetrante, ardiente, la boca del estómago me ardía de tanto enojo. No podía creer que a la persona con la que estaba pensando en casarme hacía unos minutos me estaba destruyendo completamente.
—Somos desechables —respondí—. ¿Maxwell sabe de esto? ¿Sabes qué? La verdad no quiero saber.
—Espero que algún día lo entiendas, cuando seamos maduros... algún día hablaremos y... —
—No, no te comprendo, nunca te comprenderé. ¡Nunca te lo perdonaré! ¡Lárgate de mi vista! ¡Lárgate! ¡Ahora! —gritaba con todo mi ser, hiriendo mi garganta—. ¡Nunca te perdonaré!
Ella se volteó, caminando rápidamente hacia el auto. Caí al suelo, de rodillas, gritando tan fuerte como pude. ¿Cómo podía hacerme esto? El mundo era un lugar de los peores, sino el peor de todos. Clover... jamás te perdonaré... jamás... aunque el tiempo pase y "maduremos"... jamás.
Vincent salió de la casa caminando hacia mí, a abrazarme, sin comprender qué había sucedido, bajo el potente sol, manchando su camisa con mis lágrimas, manchando su corazón con mis lamentos, manchando su mente con mis maldiciones... él estaría ahí para mí.
Desechables. ¿Qué tan desechables éramos para nuestros seres queridos? ¿Qué costo tendríamos que pagar al amar a alguien? Estaba por descubrirlo, eventualmente...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro