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Capítulo 57: Una única pregunta

***Steiner***

Llegué a la Ciudad Evocativa para el amanecer. Era un día cálido, hacía falta ver uno así desde unos días atrás. Era evidente que tendría que empezar por donde siempre, en la comisaría. Tenía que hablarle a Maxwell de inmediato.

Pasé a preguntar por él. Me llevaron a su oficina, en donde se encontraba escribiendo con su computadora. Era un reporte o algo por el estilo, estaba de espaldas a mí. Había una botella de vino casi vacía junto a él.

—Buenos días —saludé fingiendo otra voz—. ¿Agente Maxwell?

—¡Steiner! ¡Qué gusto verte aquí! No sabes cuánto te he extrañado. —Me recibió con un cálido abrazo, como los que siempre daba.

—Me alegra verte amigo. —Un olor de alcohol me pegó directo en la nariz—. Te has conservado bien.

—Siéntate, ¿quieres una copa de vino? —preguntó sirviéndose más—. Me regalaron dos botellas ayer.

—Me gustaría más un... café. —Negué la invitación.

—Oh, claro. —Salió por un minuto y regresó con un café recién hecho. Lo puso en el escritorio, mientras tomaba otro sorbo de vino.

—Supongo que tienes toda la información del caso... —mencioné empezando a entrar en calor.

—Lamento tanto lo que le ha sucedido a Vincent... apenas me enteré empecé a mandar policías por toda la ciudad, investigando. El caso de Chrystel ha sido un enorme escándalo, uniéndose a los eventos de hace un año, cuando desapareció Hady. Todo esto se ha fusionado con el alboroto que sucedió con un tal chico Oliver, es un enorme desorden lo que pasa en esta ciudad... y Aisha se encuentra uniendo todas las piezas del caso —informó—. Creo que estoy al tanto, Travis me ha dado la información actualizada.

—Ahora iré a hablar con él, pero, dime... ¿no has encontrado nada más? Cualquier dato me sirve. Soy foráneo a esta zona, por lo que puedo ver cosas que para Aisha son normales. —Me incliné en la silla.

—Te diré la verdad, Steiner. —Se levantó para cerrar la puerta de la oficina. Se sentó, tomó otro trago—. No estoy haciendo mucho trabajo... duro. No sé cómo explicarlo, pero como habrás notado mi problema con la bebida se ha incrementado, y va en aumento exponencial.

—Lo he notado Maxwell. ¿Hace cuánto tienes este problema? —pregunté interesado.

—Desde que adopté a Aisha... Steiner... hay un enorme nivel de culpa en mi corazón. Sé que no he sido un padre excelente... la he dejado sola, por mucho tiempo. En lugar de amor le he dado "inteligencia", pagándole los mejores cursos de estudios, adelantándola, metiéndola en la policía, haciéndola una agente... sin embargo sé que no es suficiente. Nada nunca podrá llenar el vacío del asesinato de sus padres, y tengo, incluso hoy, pesadillas con ellos. ¡Nunca los conocí! Eso es lo peor de todo.

» Sé que ella es muy fuerte, sé que su corazón puede resistir impactos increíbles, pero sé que está herida, y sigue herida, por más que lo quiera ocultar. Me temo que, si sigue en este trabajo tan mórbidamente real, irá en decadencia, y no quiero que termine como...

—No lo hará. Ella no es de esa ciudad. No lo hará... —Tomé un respiro—. Intenta ir a un psicólogo, sirve mejor que el alcohol.

—Lo sé. Disculpa... —Tomó otro poco de vino.

—No quiero que me expliques nada, pero... ¿la volviste a ver? ¿Alguna vez? —cuestioné con un rango de duda enorme.

—Sí... sí la he vuelto a ver, Steiner —contestó viendo hacia la ventana—. Se encuentra bien.

—Bien. —Tomé mi café tan rápido como pude—. ¿Dónde se encuentra Travis?

—Está en su oficina. Veamos si no está ocupado, ese muchacho duerme solamente cuatro horas al día, repartidas. Siempre le he dicho que duerma más pero no quiere. Es terco. —Maxwell se levantó y caminó hacia el final del pasillo, en donde estaba la puerta de Travis—. ¿Tienes la cámara de Aisha? Tomémonos una foto, quiero que nos vea juntos.

—Está bien... —Nos tomamos la foto y la enviamos. Parecíamos felices... Maxwell siguió caminando.

—¡Travis! Soy yo. —Llamó a la puerta. Un mecanismo hizo que se abriera y entramos al salón tecnológico del agente.

—Buenos días Maxwell. —Travis no se volteó para saludar, por ende, no sabía de mi presencia.

—Buenos días —hablé. Travis se volteó sorprendido, sonriendo.

—¡Agente Steiner! No lo esperaba tan pronto. ¿Desea hablar conmigo? ¡Siéntese! —pidió amablemente, pero haciendo cosas en la computadora.

—Los dejo, tengo que seguir con mi reporte. Steiner, si quieres puedes venir a mi oficina cuando termines. —Maxwell caminó hacia donde estaba antes.

—Cuénteme agente, ¿cómo le ha ido con la cámara? Justo en este momento estoy estudiando las fotografías, para ver si puedo encontrar algo revelador. —Travis era energético, amigable, y podía hacer mucho al mismo tiempo.

—Vamos bien. ¿Te llegan las de Aisha también? —pregunté.

Él las abrió en un instante, en otro monitor. Eran las mismas que yo tenía.

—Claro que sí, me llegan de ambos lados. ¿Ha podido investigar sobre algo en esta ciudad? Tengo toda la información a su alcance. Claro, me tiene que pedir con algo de tiempo, pues ahorita estoy ayudando a Aisha. —Él estaba viendo un mapa, estaba viendo el auto de Aisha moverse en vivo.

—¿Hacia dónde va ella? —pregunté sin reconocer la calle.

—Está en curso hacia la Ciudad Superflua. Supongo que ha terminado su investigación en la Ciudad Cursiva —comentó Travis. Sus rizos en la frente se movían mientras él agitaba la cabeza suavemente, mirando de ordenador en ordenador.

—No creo que sea buena idea que ella vaya ahí, pensándolo bien... —Tenía un mal presentimiento de todo esto—. ¿Puedes llamarla?

—Claro que sí. —Empezó la llamada, Aisha atendió del otro lado.

—Hola Travis. ¿Qué hay de nuevo? —Estaba conduciendo.

—Aisha, Steiner se encuentra aquí, quiere hablar contigo. Te está escuchando —dijo Travis.

—Steiner, hola. Vi tu foto con Maxwell. —Se oía algo agitada.

—Aisha, no es necesario que vayas a la Ciudad Superflua. Creo que podemos seguir sin esas pruebas —sugerí.

—¿Tienes pruebas nuevas? —preguntó.

—No, pero podremos encontrar nuevas en la Ciudad Desvaría —comenté.

—Ya casi voy a llegar, Steiner. No se preocupen, llegaré en unos cuantos minutos y recuperaré pruebas rápidamente. Luego de eso regresaré con Travis a estudiarlas, si es que encuentro algo. ¡No hay ningún problema! Me tengo que ir, ya voy llegando. —Terminó la llamada.

—Qué chica tan terca... —gruñí—. Esto no me gusta para nada...

—La estaré monitoreando como siempre. Te avisaré si sucede algo, de inmediato. —Travis intentaba tranquilizarme. Su voz era rápida y calmada al mismo tiempo.

—Está bien entonces, me voy a la Ciudad Desvaría. Espero que Aisha no se meta en problemas... —suspiré saliendo de la oficina de Travis.

—Buena suerte agente Steiner, ¡seguiremos en contacto! —La puerta se cerró detrás de mí. Pasé a despedirme rápidamente de Maxwell, quien estaba ocupado hablando con dos oficiales. Luego me dirigí al parqueo. Una voz se hizo presente. Volteé a mirar, él me veía con sus ojos dorados, estaba cerca de mí. No había nadie más a los alrededores y era de día. ¿Por qué se mostraba, así como así?

—Steiner —saludó—. Veo que andas ocupado.

—¿Quién eres? —pregunté—. ¿Por qué aparecer ahora?

•—Empezar Música (Low - Lullaby)—•

—Veo que te lo he puesto algo difícil... ¿estás seguro de que quieres seguir en esto? —cuestionó—. No, no intentes sacar la pistola, la dejaste en el auto antes de entrar a la comisaría.

—No necesito una pistola para hacerte añicos. —Me acerqué lentamente—. ¿Eres el que planeó todo?

—Pregunta válida, para alguien que lleva estudiando el caso por tanto tiempo. No la responderé porque es tu trabajo descubrirlo. Vengo a pedir algo. No quiero que Aisha vaya a la Ciudad Superflua... ahí están sucediendo muchos problemas, como siempre. —Veía hacia el cielo—. No quiero que nada le suceda.

—¿Ahora te preocupas por ella? —pregunté en tono agresivo—. Dejemos los juegos, dime tus razones.

—¿Razones? Espera, no he terminado de hablar de Aisha. Ella tiene que seguir viva, la necesito. ¿Por qué crees que no la he matado en todas las oportunidades que he tenido? Ella... posee información valiosa. Tal vez puedas ayudarme a conseguirla, eres su aliado, después de todo. ¿Cierto? —Soltó una risa maliciosa—. Creo que nos podemos ayudar mutuamente.

—¿Qué deseas saber? —pregunté para sacarle la información necesaria—. Puede que yo lo sepa, a este punto.

—Quiero saber su ubicación —dijo directo, viéndome a los ojos, sin rodeos. Podía sentir una furia intensa en su mirada—. Eso es lo único que quiero saber. Una vez que tenga esa información, todo se detendrá. Saldrás victorioso, como el agente que detuvo toda una catástrofe.

—¿La ubicación de qué? —insistí.

—La ubicación de él, claro... quiero saber en dónde se encuentra... lo necesito. Necesito saber qué le ha sucedido, al menos. Es importante, como lo habrás notado. —Quitó la mirada de mí, mientras sostenía una llave dorada en su mano, era un collar—. Es muy importante...

—¿Él? ¿Él quién? —Me estaba empezando a desesperar con su tono misterioso forzado.

—Una pregunta más, Steiner. Una pregunta de las más importantes, que jamás le he hecho a alguien. Te resultará familiar, es la segunda oportunidad en la que te la hacen. ¿Puedes... sentir algo? ¿Algo especial? —preguntó viéndome a los ojos, sin siquiera parpadear. Por su tono sabía que estaba abriéndose ante mí.

—¿Algo... especial? —No entendía de lo que hablaba, pero mi corazón se empezaba a acelerar. Sabía que había escuchado la pregunta, sabía que me había sentido de la misma manera... ¿Por qué? ¿Quién diablos era esta persona?

—Algo, ¿no sientes nada en absoluto, Steiner? —preguntó mientras me veía intensamente, como si esperara a que reaccionara de algún modo específico.

—Lo único que puedo sentir al mirarte es repulsión absoluta... eres un agente del mal, de la discordia. Eso lo sabes muy dentro de ti —respondí sin asco en mis palabras, como si fueran un cuchillo tajante. Él reaccionó frunciendo el ceño. Tomó un respiro, viendo hacia el suelo.

—Entiendo. Ella... tenía razón, todo este tiempo. Adiós, Steiner. Ha sido un error venir. —Él caminaba lentamente hacia un parque lleno de árboles altos. A medio camino soltó tres latas llenas de gas que me aturdieron, no pude seguir su paso.

¿Qué sucedía con esta persona? ¿Quién era? ¿Acaso lo había conocido antes? ¡Sabía que me habían hecho esa pregunta antes! Pero... ¿quién había sido? ¡Tenía que evitar que Aisha llegara a la Ciudad Superflua!

La negatividad llegaría a su punto máximo. Había lugares en los que se acumulaba, dentro de las personas. De un modo u otro esa energía tendría que descargarse... de un modo u otro alguien tendría que sufrir.

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