***Sonnet***

Deambulaba por la planta baja, estaba a punto de salir hacia el jardín, cuando vi que Stephine venía corriendo justo hacia mí. Me oculté detrás de una cortina, y antes de salir del lugar vi que Vincent la estaba siguiendo. Él entró a la mansión. Pasó justo a mi lado. Podía escuchar su respiración agitada, y sus gruñidos.

—¡Alejate! ¡No tengo el tesoro! ¡Es imposible de conseguir esa mierda! —gritaba Stephine intentando escapar. Vincent a pesar de ser grande y atontado era rápido, estaba recibiendo las órdenes de Brandon perfectamente.

—Ste... phine... —gruñía el hombre conforme daba pasos tontos, pegando con lo que fuera que estuviera en su camino.

—¡Oh, pero qué tenemos por acá! ¡Deténganse todos! Hay una sorpresa con la que nadie contaba. ¡Tenemos un mensaje para Sonnet! —gritó Harland. Mi sangre se enfrió completamente.

La televisión más cercana se encendió. De inmediato salí de mi escondite al ver una cara conocida. ¡Era Serina! Serina... estaba pálida, tenía ojeras enormes, se veía mal alimentada y con mucho sufrimiento. Estaba debajo de una cama, o eso parecía.

Detrás de ella podía ver la silueta de un muchacho tocando una melodía en un piano. Ella lloraba un poco, pero en sus ojos mostraba decisión, intensidad y pasión. Ella había cambiado... ya no era la princesa en aprietos, ella era ahora una chica cara a cara con la realidad.

—Sonnet, mi amigo Mathew está haciendo esta distracción para poder usar este viejo celular que me ha prestado para este mensaje. No tengo mucho tiempo, esta distracción es corta. ¡Esta noche escaparemos! Pero, antes que nada, y por si no lo logro, tengo que decirte algunas cosas importantes. Sé con mi corazón que sigues vivo, lo puedo sentir en mi ser...

» Aquí están intentando hacernos algo llamado "La terapia de los venados". ¡Es horripilante! Es lo más grotesco que alguien me ha hecho pasar. He tenido que aceptar la terapia para que no me manden al apartado de máxima seguridad, en donde tienen a las personas que no quieren cooperar con la causa.

» Al mundo exterior no les importamos... aquí es donde tienen a las escorias humanas, a las personas que han hecho los peores delitos, a las personas que piensan que una cárcel no será suficiente para sanar las heridas que han causado. ¡Pero no he causado nada! Estoy aquí, y lucharé hasta el final por mi libertad.

» Hay algo que tienes que saber... Robert... él...

Empezaron a golpear la puerta con muchas fuerzas. Serina tuvo que dejar de hablar. Abrió sus ojos llena de miedo, mientras el chico de atrás empezó a bloquear la puerta que poco a poco estaba siendo abierta a la fuerza.

—No escaparás Mathew... incluso aunque un agente esté aquí esta noche —mencionó el guarda abriendo la puerta con sus enormes manos.

—Steiner... —pronuncié en voz baja.

—Ste... ner... —Vincent me volteó a ver, luego se acercó a la pantalla para ver más de cerca.

—¡Oh no! —gritaba Serina—. Es hora... ¡es hora! Sonnet, te amo, pero me tengo que ir. Espero que este mensaje llegue sano y salvo. ¡Adiós! ¡Dile a Lyra que la quiero mucho! Si es que la ves...

El celular se apagó. Mi corazón estaba confundido. Al menos sabía que ella seguía viva, en circunstancias horribles pero mejores que las mías... sin embargo no podía pensar mucho en ese momento, tenía a dos enemigos junto a mí.

—¡Y es hora del cine! Justo esta temática combinará perfecto para la ocasión... ¡Prepárense! —gritó Harland.

***Lyra***

Daisy está llorando amargamente en el suelo. Está destruída, mientras que solloza sin parar.

—Samuel... eras lo más cercano que tenía... no tengo a nadie ahora... Samuel... ¡Samuel! —grita golpeando el suelo.

La pantalla se enciende mientras pienso en mi amiga Serina y todo lo que le debió de suceder para estar en esas condiciones. No tengo idea de qué habrá pasado, y hasta qué punto podrá haber llegado con su enfermedad mental para llegar a un hospital psiquiátrico.

En la pantalla se puede ver una sala de interrogaciones. Ahí está un policía hablando con Serina, quien se encuentra llena de sangre y en shock. Está temblando del frío.

—Serina, si no cooperas no podremos ayudar. ¿Qué otra información puedes dar respecto a tu padre? ¿Él te quería hacer daño? ¿Por eso lo mataste? —pregunta el investigador.

—No fui yo... —Llora viendo hacia el vacío—. Había un monstruo...

Se abre la puerta de la sala, entra Robert.

—Tranquilo, yo me encargo. Asegúrate de salir y dejar todo cerrado, ya es tarde —menciona mientras toma asiento frente a Serina.

—Sí señor, ya me voy. Buena suerte sacándole información a esta muchacha, es alguien difícil de tratar. —Le da una carpeta con toda la información recaudada—. Ahí hay mucha información que Steiner y el equipo han logrado obtener.

—Buenas noches, gracias. —Robert ve fijamente a Serina, a los ojos. Ambos están en silencio.

—No hice nada... —ella llora a montones—. Les juro que no.

—Bueno, Serina, a partir de este momento sí lo hiciste. No me importa como lo hiciste, o el porqué. Toda la evidencia apunta a que sí pasó y que fue tu culpa. —Robert lanza los documentos a la mesa, luego sonríe macabramente—. Y me aseguraré de eso.

—¡Aléjate! ¡Alguien, ayuda! —grita Serina, se levanta. Robert también se levanta y la agarra de ambos hombros, luego la empuja hacia la pared y la sostiene. Ella se golpea la cabeza contra el concreto, sigue llorando y gritando.

—Y vas a hacer silencio, o te tocará una sentencia peor que la que te espera. Te vas a podrir en la cárcel si sigues molestando. Con suerte y con tu expediente médico conseguiré una opción más... llevadera. ¿Un hospital psiquiátrico tal vez? —Se empezó a alejar, luego vio a la cámara y la tapó con su chaqueta.

El video se cortó ahí.

•—Empezar Música (N U A G E S // Distant)—•

***Sonnet***

Con la boca abierta y un par de lágrimas la furia se empezaba a salir por mis poros. No sabía qué hacer, pero lo que sabía era que si llegaba a tener a Robert en mis manos... algo malo sucedería.

Un nuevo video empezó. Esta vez estaba Serina en una celda de una prisión, estaba llorando en una sucia esquina mientras un guarda de seguridad estaba caminando a los alrededores, revisando que todo estuviera en orden.

Robert llegó de sorpresa, saludó al guarda y de inmediato, apenas él se volteó, le clavó un cuchillo en el cuello. Lo apuñaló varias veces mientras Serina gritaba desconsolada por ayuda, pero nadie llegaba. Nadie escuchaba, nadie veía, estaban solos en el lugar. Él tenía guantes blancos puestos.

Tomó sangre del suelo y abrió la celda de Serina, empezó a empaparla con la sangre del difunto, mientras sostenía el cuchillo con la otra mano, dispuesto a asesinarla en cualquier intento de escapatoria. Después de embarrarla completamente de sangre habló.

—Eres libre. Eso querías, eso te conseguí. Ahora, ve. Todas las puertas de la comisaría están abiertas y le he dicho a todos que se fueran temprano. Te recomiendo ir por el bosque para que no te encuentres a algún monstruo como esos que te imaginas. ¡A correr! —gritó golpeándola. Ella salió gritando.

Minutos después regresó con un soplete y guantes de alto aguante de calor, para empezar a doblar las barras de metal de la celda, y para el toque final embarró de sangre los alrededores. De esa manera parecía como si Serina hubiera hecho todo eso. Caí al suelo, grité con todas mis fuerzas, estaba lleno de impotencia.

La última parte del video se hizo presente. En esta, Serina estaba intentando alcanzar la cámara de seguridad de la sala de interrogación mientras Robert no estaba. Al parecer él había alcanzado a borrar una larga conversación que tuvieron menos esa parte.

—Sonnet, Lyra, Steiner, quien sea que vea esto... Acabo de sacarle información profunda a Robert. El monstruo sí existe, me temo que es cierto... —Lloraba desgarrada—. No estoy loca... y sé que él vendrá por todos nosotros... sé que el monstruo vendrá, y su nombre... su nombre es Marto.

Marto...