Capítulo 17: Altercado obturado
***Duke***
El video termina. Me siento indignado. Estoy furioso... ¡Furioso! Todos volvemos a ver al cerdo asqueroso de Joel, quien está pálido. Está asustado, sabe que se ha puesto en evidencia su verdadera naturaleza.
—Admito que hay personas aquí que han llevado esto muy, muy lejos... pero esto es demasiado. —Daisy no ha quitado los ojos de la pantalla, la cual se ha apagado.
En mi interior hay un choque de emociones que me está desbalanceando horriblemente. Podré perdonar muertes, torturas, lo que sea... pero aberraciones sexuales como las que este hombre ha cometido... esas jamás las perdonaré... jamás.
Golpeo el vidrio justo en donde él estaría si lo tuviera en frente. Mis puños todavía están sangrando un poco, dejo otra mancha de sangre a mi paso. Escucho por mis audífonos a Lyra y Ledalí llorando, no comentan nada del video.
Hildur está en el suelo, hecha una pelota de sentimientos. Tiene los ojos cerrados y los oídos tapados. Supongo que Alice le comandó que lo hiciera para no ver tales escenas tan mortíferamente inhumanas. Ella abre los ojos al ver que la pantalla se apaga, y se sienta de nuevo en la silla.
Zorika está en silencio, viendo a Joel directamente. Empiezo a pensar que es autista... pero no estoy completamente seguro de ello. Joel está sudando, siente la mirada fría de todos al mismo tiempo. Se siente juzgado... por lo que ha hecho. Porque todos hicimos cosas, pero no tan malas como las que él ha hecho.
Tricia está tapándose la boca. Una lágrima cae por su mejilla. Antes de que cualquiera se de cuenta que ha quedado vulnerable se la limpia y retoma su postura estúpida de "normal", de superioridad como si ella fuera mejor que cualquiera en la sala.
Dorothy llora, pero no por haber tenido el más mínimo impulso de compasión por Chrystel... sino por la muerte tan reciente de su esposo. Brandon ni siquiera pone atención con lo que sucede. Está hablándole a su modelo como si nada hubiera sucedido. Me doy cuenta de que no puedo matar a Joel todavía, que tengo que seguir jugando con Lyra mientras tanto.
Harland entra al salón. Está como si nada malo pasara. Está sonriente, como siempre.
—¿Les gustó el primer video? ¡Tenemos muchos más! —Se aclara la garganta—. Yo mismo los recolecté. Elegí los mejores y más entretenidos.
—¡Harland! —Robert sigue enojadísimo, no se puede mantener siquiera sentado.
—¿Qué pasa? —Harland camina hacia él para ver qué sucede.
—No sirve esto. ¿Cómo se supone que siga en el juego? —Robert mantiene su postura firme.
—Oh sí, respecto a Marto... bueno, la cosa es que ya pasó el tiempo en el que los modelos podían salir de los dormitorios, sin embargo, vamos a dejar más tiempo para que él pueda salir por sus propios medios. Daremos hasta el final del juego, y si no lo ha hecho hasta entonces, tendrá que morir. Lo que puedes hacer es quedarte aquí sentado hasta que sea el momento de participar. No esperábamos estos inconvenientes... pero ya conoces a Marto, supongo. —Harland guiña su ojo.
—¡Mierda! —grita Robert furioso.
***Alice***
Avanzo lentamente por el pasadizo, hasta que se convierte en los ductos de ventilación de la mansión. Voy gateando incómodamente por el lugar, y conforme avanzo puedo ver las diferentes habitaciones.
Logro llegar al comedor, en donde observo a Samuel quieto. Me encuentro en el ducto de ventilación cercano a la alacena... y él está comiendo un trozo de pollo que ha tomado de la mesa del festín. Está hablando con Daisy mientras come.
—Sí, no estuvo tan difícil... Sí. No, déjame terminar de comer... no creo que haya alguien cerca, no creo que hayan salido tan fácil como yo. Sí... —Es muy elocuente, habla bien y no se ve triste ni nada por el estilo. Está inquietamente... tranquilo.
Harland empieza a hablar por los parlantes hacia toda la mansión. Habrá la presentación de un video o algo por el estilo. Inmediatamente en la cocina se alza una pantalla de la que no sabía su existencia. En ella se empieza a presentar el caso de Chrystel.
—Hildur... tápate los ojos, y siéntate en el suelo... intenta no escuchar lo que están presentando —comando en voz baja mientras veo el desenlace del video. Es asqueroso... horrible.
—¿Qué están presentando? —pregunta Samuel. Le pega otro mordisco al pollo. Tiene su bastón en la otra mano—. Oh... diablos.
—Sí hermana, no estoy viendo ni escuchando... —avisa Hildur en una voz nerviosa—. Puedo ver las reacciones de las personas. Debe de ser horrible lo que están presentando.
—Lo es... pero no vale la pena mi atención. —Sigo gateando, hasta que pego la pierna en un tornillo de metal. El raspón es tan fuerte, y mi reacción tan rápida, que pego la cabeza arriba, en el techo del ducto.
—Hay alguien aquí —avisa Samuel. Me voltea a ver directo a los ojos. Esos ojos negros, que proyectan una infinita oscuridad... seguidos de esa sonrisa forzada en todo momento.
—El video ha terminado, ya se puede seguir con el juego. ¡Los modelos pueden hacerse daño a partir de ahora! —dice Harland por el parlante.
—Alice, ¿qué pasó? —pregunta Hildur preocupada.
Veo que Samuel camina lentamente a una gaveta, se va a la segunda y la abre, tanteando con sus manos. De ahí lanza una cuchara, y un tenedor al suelo. Toma el cuchillo. Un cuchillo enorme y filoso.
•—Empezar Música (Música de suspense de fo...)—•
—Hm... mierda... —Sigo avanzando, me doy cuenta de que gracias al estúpido recorrido tengo que atravesar el resto de la cocina por el ducto, y el ducto está justo al nivel del pecho de Samuel, aparte de que el metal no es grueso para nada. Un cuchillo de ese tamaño pasaría perfectamente.
Pongo la mano hacia adelante para seguir gateando. Me doy cuenta de que el resto del ducto está plagado de clavos como el que me acabo de clavar en la pierna.
—¡Alice! ¿Estás bien? ¿Qué pasa? —pregunta Hildur inquieta al escuchar mi respiración agitada. No puedo hablar, sé que él me escuchará.
Se empieza a acercar lentamente... pasando el cuchillo por los muebles de la cocina... tratando de localizarme.
—¿Quién eres? Acaso eres... la chica con la voz débil... la chica con la voz de la tentación... la chica con la voz de creída... el chico con la voz tranquila... el chico con la voz piadosa... la chica con la voz mandona... la chica con la voz delicada... o el hombre con voz de muerte... ¿Quién eres? —Está pasando el cuchillo, y a veces lo golpea contra el primer objeto que se encuentre a su alcance.
Tengo que tomar una decisión. No me puedo devolver, si entro a la habitación de nuevo Harland me matará. Tengo que seguir avanzando... o intentar salir del ducto y asesinar a Samuel.
—¿Qué dices Daisy? —pregunta él—. ¿Viste un movimiento en el ducto?
Quedo paralizada.
—¿Dónde está el ducto? —pregunta. Se empieza a acercar—. Oh... entiendo.
Clava el cuchillo directamente detrás de mí, a un metro aproximadamente.
—No... aquí no está. ¿Más adelante, o más atrás? —Estoy sudando. Intento avanzar, pero los tornillos son muy filosos y no hay más espacio para poder poner mis manos en otros lugares. Hildur escucha lo que sucede, ella lo está viendo. Las cámaras se le han habilitado.
—¡Oh no! ¡Alice, intenta avanzar un poco! ¡Ahí está una salida del ducto! —grita Hildur.
—¿Y qué tal por acá? —Clava el cuchillo mucho más cerca de mi cuerpo. No dudo en empezar a avanzar. Me empiezo a clavar los tornillos en las manos y piernas. El olor a sangre se hace presente.
—Hm... ¿segura de que no le pegué? Huelo sangre... —Su voz es interesante, es casi como si lo estuviera disfrutando.
—¡Vamos, ya casi llegas! —grita Hildur.
Escucho los pasos de Samuel acercándose. Me detengo. Él se detiene.
—Curioso... hueles a maquillaje y a un perfume dulce... —comenta—. Eres la chica de la voz mandona. Según dicen, me copiaste la transformación.
Estoy quieta, respirando, en medio de la oscuridad del ducto. Suena un golpe. ¡Siento el cuchillo clavado en mi hombro! Me queda menos de un metro para poder salir de ahí. Siento la adrenalina dispararse.
—Ya le di Daisy, siento la sangre en el cuchillo. —Mete el cuchillo de nuevo, me lanzo al suelo para evitar una cortadura mortal. Los clavos me hacen marcas en todo el cuerpo mientras me arrastro hacia un cuadro que se ve débil, para lograr salir.
Siento la sangre saliendo lentamente de mi hombro. La herida causa que mi brazo no quede funcional al cien por ciento. Golpeo el cuadro para salir. Apenas hago esto Samuel se asusta. Entra en pánico.
—Ya voy —dice en voz baja. Empieza a alejarse.
—¡Se escapa! —grita Hildur—. ¡Vamos Alice!
Logro romper la compuerta y caigo al suelo. Hildur grita al verme llena de sangre.
—¡Alice! —Me empiezo a mover, camino hacia la gaveta de donde él sacó el cuchillo... no quedan más. Tomo el tenedor, que es grande también.
—¿Por dónde se fue? —pregunto muy molesta y herida.
—No lo sé... esas cámaras no están habilitadas. Creo que es mejor esperar aquí. Tienes que tratar esa herida. Yo te avisaré si alguien viene. —Hildur está más aliviada, lo que acababa de suceder había sido intenso.
Camino y tomo un yogurt de la refrigeradora. Lo tomo mientras busco toallas para poner en mi herida, la cual fue superficial por pura suerte. Me siento en una silla a calmarme.
—Me las pagará... lo juro —menciono con rabia.
Los conflictos se empezarían a mostrar. Peleas directas... o indirectas en algunos casos.
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