Capítulo 16: De modelo a modelo
Bueno, luego de pensarlo bien, he decidido re-subir la versión NO EDITADA del libro para que puedan seguir disfrutando mientras llego a poder editarlo - de este capítulo en adelante van a tener la versión NO EDITADA - de menor calidad a lo que leyeron hasta el momento. Disfruten <3
***Sonnet***
Caminé confundido... el sabor de la sangre empezaba a ser exquisito. Me sentía repulsivo ante mí mismo. Cerraba los ojos con fuerza intentando dejar de lado la horrenda imagen del brazo desfigurado de Amalea. Me daba escalofríos pensar en los orificios irregulares que había dejado por imprudencia, por salvajismo, por... ¿instinto?
Después de deambular sin destino alguno encontré algo inusual. Había un rastro de sangre que llevaba hacia otra habitación, hacia la sala de cine. No tenía más sed de sangre, y ya estaba algo seca... me daba asco.
—Baja las escaleras. —Tricia sonaba algo diferente, inquieta—. Ledalí acaba de entrar en esa sala.
—Entiendo. —Caminé hacia las escaleras lentamente, la casa se sentía desolada. Todo estaba en un silencio fúnebre, somnífero... tenebroso, oscuro.
—Para poder llegar a las escaleras tienes dos opciones, según veo en las cámaras; sólo se me habilitan las dos próximas a las que estás. Escucha bien: puedes ir por el pasillo oscuro, del cual nunca hablaron, el cual creo que es mala idea... o puedes atravesar el spa y llegarás a las escaleras. —Tricia sabía mucho de lo que hablaba.
—Mejor iré por el spa. —Caminé en la dirección predestinada, sigilosamente igual que siempre.
Abrí la puerta y de inmediato el vapor me pegó directo en la cara. Olía delicioso, a... lavanda... al igual que Serina.
—¿Sonnet? ¿Pasa algo? —Tricia estaba poniendo atención a cada movimiento que hago, o que no hago.
—No, nada... —Empecé a caminar hasta entrar. Era una especie de laberinto y casi no podía ver.
—No puedo ver por las cámaras gracias al estúpido vapor... mierda. —Escuché a ella golpeando la computadora—. Ten cuidado.
—Sí. —Estaba totalmente nublado, no podía siquiera distinguir las paredes de los lugares para sentarse, así que tenía que caminar tocando la pared.
Escuché unos sollozos cerca de mí. Mis sentidos se agudizaron, no podía ver nada, y sabía que si hablaba, aquella persona sabría de mi presencia. Había una habitación con una puerta turquesa. Después de la misma se suponía que se encontraba la sala de masajes.
Había una pantalla dentro, apagada. Dentro de esa habitación no había tanto vapor, por lo que pude ver quién se encontraba ahí. Me acerqué lentamente, asomándome por la segunda puerta. Los lamentos no paraban, ella estaba muy triste.
—Sonnet, ¿qué suena? ¿Estás bien? —Tricia estaba hablándome, pero no podía responderle por el momento.
De inmediato sonó una voz por toda la mansión, por todos los parlantes que tenía equipada. Era imposible que alguien no pudiera escucharla.
—Bueno mis queridos jugadores, ¿saben qué hora es? ¡Hora del cine! A partir de este momento, y hasta que termine de transmitirse el video, queda totalmente prohibido dañar a cualquier concursante. Así será el resto de las ocasiones. ¿De quién será el primer video? ¡Lo veremos a continuación! Que disfruten. —La voz de Harland sonaba altísimo, y causaba eco por todo lado.
•—Empezar Música (Sad piano - Goodbye—•
Frente a mí estaba Chrystel, asustada por el anuncio. Ella veía a los alrededores paranoicamente. Estaba sentada en una silla para hacer masajes frente a la pantalla negra. Su cuerno estaba sangrando y ella se limpiaba la frente con un trapo viejo que supuse que traía con ella desde hacía tiempo.
La pantalla se encendió. Inmediatamente ella soltó un grito de sorpresa. En la televisión se mostraba una pasarela, con una muchacha hermosa vestida de color amarillo, modelando divina, llena de luz, pasión y belleza. Caminaba lentamente conforme los fotógrafos tomaban cientos de fotos de la muchacha, quien iba con una sonrisa radiante en la cara.
Chrystel cayó al suelo, llorando amargamente. Empezó a gatear hasta llegar hasta la pantalla, y una vez ahí tocó con su pezuña la cara de aquella hermosa chica que una vez fue. La acariciaba lentamente, y luego veía sus pezuñas malolientes e inmundas.
Luego de la escena de la modelo, cambió a un hombre gordo asqueroso, que empezó a filmar desde el celular de su casa. Lo puso en una mesa o algo parecido, y se filmó a él mismo. El dormitorio estaba terriblemente sucio, lleno de comida vieja pútrida, posters de mujeres desnudas, en muchas diferentes posiciones, y ropa húmeda secándose en medio de la oscuridad de su cuarto.
—Esta es la bitácora de Joel, número treinta. ¡Hoy acabo de comprar boletos para ir a visitar a la famosísima modelo Chrystel! Ella será mía... obtuve pases para poder verla y poder hablarle después de la pista de modelaje de mañana. Creo que le voy a encantar... estoy seguro de ello—. Tomó una bolsa de frituras, y una bebida energética, de la cual un cuarto se regó en la panza. Tomó un sorbo.
» Mañana le voy a enseñar a todo el mundo que alguien como yo, que no es tan bello, puede con una modelo de alto nivel como Chrystel. Sólo dejo esto aquí para que vean y me haga famoso junto a mi futura esposa... voy a guardar este video para la boda. —Sacó un poster de Chrystel modificado con Photoshop, en la cual ponía la cara de ella en una mujer desnuda.
Sacó su miembro ahí mismo, frente a la cámara. Ahí mismo empezó a masturbarse, gimiendo, regándose la bebida energética en los genitales y comiendo a cántaros. El video se pausó, y comenzó otro.
Era grabado por el mismo hombre, Joel. Esta vez se encontraba entre un grupo de personas, en la calle. Todos gritando y clamando para ver a Chrystel. Era de noche, y ella estaba saliendo del edificio en el que supuestamente había sucedido la pasarela. Me pegaba en el corazón ver a alguien tan luminoso, alegre... lleno de vida.
—¡Chrystel, aquí! —gritaba Joel atrayendo su atención. Enseñó su tiquete rápidamente al guardia de seguridad y él lo dejó pasar para ver a Chrystel más de cerca.
—¡Hola, hola! —Ella recibía a sus fans de una manera muy cálida—. ¿Cómo te llamas?
—Me llamo Joel. ¿Recibiste mis cartas de amor? —preguntó él acercando la cámara a la cara de ella.
Chrystel hizo un gesto de desagrado.
—Joel... ¿el que ha estado mandando cartas a mi casa? —Dobló la cara en forma de duda, una duda para la que juraba que prefería que fuera una respuesta negativa.
—Ese mismo, tu amor verdadero. —Él se le abalanzó para darle un beso en la boca.
Ella lo empujó indignada. Los guardias de seguridad lo tomaron y lo alejaron de ella.
—Disculpa, pero no me gustaron para nada las cartas, ni tus gestos, ni tus modales. —Estaba enojada.
—¡Perra, sé que me deseas! ¡Te haré todo lo que decían las cartas, te lo juro! ¡Te haré eso y más, miles de cosas más! —gritaba descontrolado mientras grababa que los guardias lo alejaban de la zona. Su pulso estaba temblando horriblemente, y se escuchaban sus gruñidos y respiración dificultada al no tener condición física.
Chrystel lloraba en el suelo, estaba en posición fetal, mientras un millón de lágrimas caían de sus ojos... no podía imaginarme lo que había sucedido después de eso... pero no tendría que imaginarlo, pues estaba a punto de verlo con mis propios ojos.
—Deténganse... por favor... detengan esto... —Casi ni podía hablar gracias al dolor emocional que estaba sintiendo.
El nuevo video contenía a Joel en su habitación de nuevo. Esta vez mucho más descuidado, con bello facial en la cara, ropa sucia, manchada de grasa o algo por el estilo, un dormitorio aún más desordenado, y un grupo de instrumentos metálicos puestos en su cama.
—Esta es la bitácora de Joel, número... cuarenta y cinco. Chrystel me puso una orden de restricción hace dos semanas. No me puedo acercar a esa estúpida perra... pero sí que lo voy a hacer. La única cosa que amaba más que a Chrystel son los unicornios. Así que... —Tomó el cuerno en sus manos—. Vamos a hacer una fusión que cumpla todos mis deseos en una manera.
» Mañana ella saldrá de viaje para la playa. ¡Yo voy al mismo lugar! —Se sacudió los mocos con su mano, una baba verduzca, casi amarilla salió y la llenó. Se metió todo el contenido a la boca, y luego de masticarlo unos cuantos segundos siguió hablado—. Oh mi amor... estamos tan cerca de ser felices juntos. Ni una orden de restricción nos podrá mantener alejados.
Luego de esto siguió uno de los más horrendos videos que jamás vi. Joel puso la cámara, estaba transformando a Chrystel. Aparecían escenas cortas... pero terriblemente gráficas. Tan gráficas que me estaban dando ganas de vomitar.
—Oh Dios... ¿Qué es esto? —Tricia comentaba mientras veía lo que todos veíamos al mismo tiempo.
El lugar de filmación cambió, a un sótano muy oscuro. Ahí Joel estaba amputándole las manos a Chrystel, quien estaba dormida. Él grababa todo, y se jactaba de hacerlo. Mientras iba cortando la carne tenía una plancha de ropa, y la utilizaba para sellar la carne, para evitar que Chrystel se desangrara.
Iba cortando trozo por trozo, y cada vez que llegaba a una vena causaba una explosión de sangre que él intentaba sellar con la plancha. Seguía y seguía, mientras estaba tarareando una canción muy tétrica, y se limpiaba las manos en su ropa.
Fue suficiente. Chrystel empezó a vomitar. No me importó nada, corrí y la abracé, mientras yo mismo lloraba. Estaba tan lastimado como si eso me lo hubieran hecho a mí mismo. Casi no podía hablar... las lágrimas estaban consumiendo mi existencia.
Tenía en mis brazos a alguien que una vez fue una modelo, una chica como cualquier otra... con un futuro por delante, y que se lo habían arrebatado por completo. Jamás iría a ser la misma... ya no habría vuelta atrás.
—Lo siento mucho, lo siento mucho de verdad... no tengo palabras para describir lo que siento —decía yo intentando consolarla. Ella lloraba sin parar conmigo. Nos quedamos en silencio mientras que el video se detuvo, y aún después, seguíamos ambos en silencio.
—Dios... qué han hecho... —Tricia comentaba del otro lado—. Esto... es inhumano...
Esa era la primera revelación que se hacía por el medio del cine. ¿Qué seguía? Nadie estaría preparado para los siguientes videos...
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