Capítulo 11: Incumplimiento
NOTA DEL AUTOR:
¡Hola! Gracias por la espera. En estas semanas seguí preparando el desfile en físico, ya quedan menos meses para su estreno <3. Por otro lado, para fijar una meta realista, voy a subir 1 cap (al menos) de este libro a la semana. A seguir disfrutando.
•—Empezar Música—•
***Alice***
—¡...na! ¡...na! —Escucho por el audífono—. ¡Hermana, despierta!
—Hildur... —Me levanto. Estoy muy aturdida y todo da vueltas.
—Tienes que lograrlo —Hildur habla— Puedo ver que ya varios modelos lograron salir. ¡No creo que tengas mucho tiempo!
—Son cuatro tornillos... —noto—. Debe de haber alguna otra pista.
—Mira la lámpara, quítale el bombillo —pide.
Camino para intentar sacarlo, pero tiene el mismo mecanismo, el tornillo con la marca del trébol.
—Diablos... —No estoy dispuesta a electrocutarme de nuevo.
—Creo que es la única opción —concluye Hildur—. Creo que será menos doloroso si lo haces rápido.
—Mierda. —No lo pienso mucho; sé que es la única escapatoria. De inmediato, escucho algo como una puerta abriéndose, seguida de un montón de agua, afuera, en el pasillo.
—¿Escuchaste eso? —pregunta Hildur.
—Muy extraño... —comento.
Presiono el sello contra el tornillo y siento una ligera vibración. Es obvio que estará cargado con electricidad. Lo volteo, y mientras avanzo, más y más electricidad es descargada hacia mi cuerpo. Grito, siento la manera en la que me quema.
—¡Rápido, así no sentirás tanto dolor! —Hildur pide.
Termino el doloroso proceso; mi cuerpo está muy fatigado. Hay una nota dentro. La saco y la leo en voz alta:
—"Esquina superior izquierda, esquina inferior izquierda, esquina superior derecha, esquina inferior derecha" —pronuncio.
—Ya tenemos el orden. Tú puedes, toma un pequeño descanso y podrás lograrlo. —Mi hermanita me apoya desde el otro lado.
Recuerdo la nota que hablaba sobre mi supuesta "debilidad". ¿Qué tenía que ver aquello con todo esto? Meto el sello en donde pertenece y le doy vueltas. No tenía electricidad; el tornillo cae al suelo.
—Fácil —burlo.
Pongo el sello en el segundo tornillo. Este sí tiene electricidad, retrocedo... era el que intenté pulsar la vez pasada.
—Mierda. —Mi instinto no me deja seguir, el dolor fue tan tajante que es estúpido volver a intentarlo.
—Creo que el nivel de electricidad ha bajado desde la otra vez, o, al menos, no dolerá tanto. —Ella está nerviosa y asustada—. Por favor... no quiero que nada malo te pase.
Lo hago, rápidamente. Me electrocuto con vehemencia. Siento la vibración en todo el cuerpo, mis dientes calientes y la deshidratación. Huelo a algo quemado... ¿Acaso es mi cabello? ¿Qué mierdas es? Me quedo quieta, procesando el dolor.
El tornillo cae al suelo, me quedan dos. Sin pensar mucho presiono el tercero.
—¡Ah! —exclama mi hermana—. ¡Detente, ahora!
—¡¿Qué pasa?! —exclamo.
—¡Me acabas de electrocutar a mí! —dice—. Oh no...
—Imposible... no puede ser que esto te afecte. ¡Esto es trampa! —grito, furiosa.
***Duke***
—Lyra, responde. —La veo caminar mareada por el pasillo—. Baja las escaleras.
—¡Ah! —Hildur pega un alarido; la veo electrocutarse.
—¿Qué le pasa? —cuestiono a Harland, quien la ve con una risilla.
—Pues, que Alice hace su parte. —Él suelta una carcajada, luego se tapa la boca. —En la vida hay que hacer sacrificios, siempre.
—Pero nadie nunca dijo que esto sucedería, no estuvo en las reglas... —Hildur está frustrada.
—No. ¡Hay sorpresas, por supuesto! Por cierto, les quedan cinco minutos a quienes no han salido de las habitaciones. Si alguien se queda ahí, se liberará un poco de gas para que duerman... por siempre. Tenemos que agilizar el juego. ¡Ya empezó el contador! —Camina a los alrededores.
—¡Chrystel, tienes la llave! ¡Úsala! —grita Joel.
—Cierra los ojos y te guiaré. Puedo ver la puerta... —Escucho a Dorothy hablando.
—¡Listo, vamos! —exclama Daisy con emoción—. Que comience el juego.
***Alice***
—¿Qué hago? —el impacto me sigue dominando.
Podría herir a quien sea; eliminar a cualquier jugador este estúpido juego... pero a mi hermana jamás.
—No me matará —dice Hildur adolorida—. Me levantaré de la silla.
—Si te levantas de la silla serás eliminada del juego. —Harland le habla a mi hermana.
—¡No le dirijas la palabra! —exclamo con furia.
—Si te levantas, mueres —reitera.
—Hildur. —Su respiración se escucha agitada.
—Hazlo... —responde con voz temblorosa—. Lo que sea por seguir.
—Intentaré hacerlo lo más rápido que pueda. —Tomo el sello y estoy a punto de insertarlo en el tornillo. Al hacerlo, mi hermana es electrocutada salvajemente. Termino la acción.
—Hildur —llamo.
No hay respuesta.
—¡Hildur! —repito histérica.
—Estoy bien... —responde aturdida—. Estoy bien.
—Carajo, no me asustes así. —Por primera vez... tengo miedo.
—Último tornillo. —Harland está entretenido por lo que ve—. Veamos qué tal les va en este.
—¿Lista? —consulto.
—Sí, hermana. Adelante. —Ella habla con firmeza a pesar de saber lo que viene.
Lo hago con agilidad. Ella grita; la electricidad es tan fuerte que escucho como sus cuerdas vocales se estremecen con la vibración. El tornillo está trabado. Necesito hacer más fuerza, y no la tengo.
Intento sacar el sello, pero se ha trabado también. ¡Hildur está siendo electrocutada constantemente! Lo golpeo con todas mis fuerzas. ¡Cada segundo cuenta! Se logra desatorar. El espejo cae, reventándose en miles de trozos.
—¡Hildur! —clamo con los ojos cerrados, pidiendo un milagro—. ¿Estás bien?
—S... sí —responde—. Pero no puedo ver mucho; la luz me molesta.
—Cierra los ojos. —Tomo un respiro—. Cumpliste con tu parte. Puedo tomarlo desde acá.
Veo hacia el frente. Es algo realmente intrigante. Hay una especie de compuerta y una nota pegada a ella.
"Diferentes caminos existen; diferentes destinos esperan."
Abro la pequeña puerta, es un pasadizo secreto. Al parecer, no puedo escapar por la puerta principal; me tendré que conformar con el extraño umbral al que me dirijo. Me meto rápidamente, gateando por el diminuto espacio. Logro pasar cerca de otro dormitorio, es en el que había escuchado el escándalo.
El suelo está mojado y hay varias cucarachas caminado por mis alrededores. Hay una pequeña rendija, por la que puedo ver el interior de la habitación. Hay miles de los oscuros insectos en el suelo y todo está empapado. La puerta está abierta. ¿Qué mierda pasó aquí? Sigo por mi recorrido, desviándome del lugar.
***Duke***
Hildur está adormecida. Hay una ligera capa de vaho en su caja de cristal debido a la gran cantidad de electricidad que pasó por su cuerpo. Harland camina entre nosotros, ojeándonos con intensidad. Sus zapatos hacen un intenso y seco sonido con un duro tacón en el frío suelo. Se detiene justo frente a Theo.
—Theo, Theo... —habla—. Abran la caja.
Los guardaespaldas abren la caja y le apuntan con sus armas al viejo, quien está inmóvil. Nadie entiende lo que pasa.
—¿Qué? —Levanta sus manos.
—Hay varias reglas aquí, sabes. —Harland camina en los alrededores.
Todo el resto de los testigos estamos en silencio, observando con detalle. Harland saca una pistola enorme, hermosa. Jamás había visto un arma de tanta calidad en mi vida. Tiene diseños de oro, diamantes, y está pintada de rojo vino y negro.
—Sí; las conozco —asegura.
—Entonces eres estúpido. No era difícil seguirlas, nada difícil, en realidad. —Se rasca la cabeza, chasquea la lengua—. ¿Sabes qué es algo que odio?
Theo está en silencio.
—¡Responde, cerdo! —Harland exclama y le escupe la cara. Todo el ambiente se pone tenso en segundos, estoy atento a cualquier movimiento. La personalidad del extraño presentador ha cambiado en un segundo.
Theo se limpia el escupitajo de la cara.
—Odio, con todo mi corazón... que alguien rompa las estúpidas reglas y tenga una estúpida muerte. En vez de morir, o ganar en el juego... te toca manchar el suelo con tu impura sangre desde el inicio, y todo sin un intenso dolor. ¿Es eso lo que merecen las personas presentes? Claro que no. Esa fachada de cirujano íntegro queda aquí. Te ayudaré un poco.
Le dispara en la rodilla. El balazo es tan poderoso, y la bala tan gorda, que una gran parte de su extremidad explota. El sonido aturde a todos en la sala.
—¡Theo! —grita Dorothy golpeando el cristal.
—Ahora, cerdo, saca el trozo de pan —comanda Harland con manchas de sangre en la cara. Se peina un poco—. Y pégale un mordisco.
Lágrimas salen de los ojos de Theo. De vez en cuando intenta hablar, pero solo lamentos salen de su boca. Se está tapando la rodilla con las manos, intentando contener los chorros de sangre. Está muy pálido.
—Hazlo, adelante. Come tu última comida.
El doctor saca el pan de su bolsillo.
—Por favor, no lo hagas... —Hildur se lamenta desde lejos—. Por favor.
—Muérderlo, adelante. —Harland sonríe tentativamente—. Adelante.
Theo lo muerde.
¡BAM!
—Poof. Una vida menos. —Se limpia una gorda gota de sangre que cayó en su traje—. Espero que quede claro. Las reglas aquí son sagradas.
—Dios mío... —Hildur tapa sus ojos—. Dios...
—¡Theo! —grita su esposa desgarrada, quien rasga los cristales que la mantienen cautiva.
Veo el cuerpo sin vida. El balazo fue tan fuerte y caliente, que ni siquiera gotea sangre. Es una escena asquerosa y tétrica; parece incluso surreal. Harland camina, abre la puerta y la cierra. Todos nos quedamos en shock.
Daisy se voltea.
—No era tan difícil seguir las reglas... —menciona—. Pudo haberlo evitado.
Brandon ve el cuerpo sin vida. No muestra expresión alguna en su rostro.
—Theo... —Los sollozos de Dorothy resuenan en todo el lugar, ella está en el suelo, sentada, de rodillas.
—¿Eso fue todo? Desperdicio de balas. Uno menos, de todos modos... —comenta Zorika—. Vamos, Amalea. ¡Despierta!
Escuchaba conmociones en mis audífonos. No sabía qué era peor. Lo que pasaba en el juego, o en las cajas de cristal.
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