Capitulo 1 La carta
Lisa se encontraba dentro de su dormitorio, observando con detalle uno de sus compuestos químicos. Anotaba las reacciones cada cinco minutos mientras los colores cambiaban de tonos vivos a fluorescentes.
—Interesante —dijo con indiferencia.
El químico volvió a cambiar de color, esta vez a tonos oscuros, burbujeando más rápido de lo normal. Lo anotó, sin darle demasiada importancia a ese comportamiento.
—El desayuno está listo.
Lisa soltó un grito, retrocediendo y cayendo de espaldas al suelo. Al levantar la vista, notó a Lucy parada junto al escritorio, mirándola fijamente.
—¿Cómo entraste? —preguntó, con la respiración agitada.
—La puerta estaba abierta.
Lisa miró hacia la entrada y vio la puerta sin el seguro. Algo raro. No recordaba haber desactivado el sistema de seguridad de su cuarto. Suspiró en resignación, prometiéndose revisar el sistema más tarde.
—¿Se te ofrece algo, unidad fraterna mayor? —dijo mientras se levantaba y se sacudía la bata.
—Solo vine a decirte que el desayuno está listo.
Lisa le agradeció el gesto y subió a la silla para continuar con su experimento. Tomó su libreta, pero antes de poder escribir algo más, Lucy le extendió un sobre.
—Por cierto, te llegó esto —dijo, pasándole el sobre.
Lisa lo tomó con indiferencia, pero una sensación de extrañeza la invadió. Lo inspeccionó, notando que no tenía remitente ni ningún dato que indicara su origen. Solo su nombre, escrito con tinta negra.
—¿De quién es? —preguntó Lisa.
—El cartero lo trajo. No dijo quién lo enviaba. —Lucy se encogió de hombros—. Tal vez uno de tus amigos científicos.
Se dio media vuelta y salió de la habitación. Lisa esperó a que Lucy se fuera y luego abrió el sobre. En su interior había una hoja con un mensaje enigmático:
"Si observas la caja de historias justo cuando el reloj indique la media hora pasada del décimo número, quizá encuentres algo que la sangre llama sin palabras."
Leyó el mensaje dos veces, pero no logró descifrar su significado. "Bromistas", pensó. Arrugó la hoja y la tiró al cesto de basura junto a su escritorio.
El gruñido de su estómago la sacó de sus pensamientos, recordándole que necesitaba comer algo antes de caer desmayada otra vez. Dejó sus cosas y salió de su habitación. Al bajar, vio a Lori en el pasillo hablando por teléfono.
—Si la veo, literalmente te avisaré de inmediato. Cuídate, bubucito.
Colgó y soltó un suspiro. Lisa notó su expresión de preocupación, algo poco común en ella.
—Noto extraño ese comportamiento hacia tu novio. Me intriga saber la razón detrás de eso.
—La hermana de Bobby no ha llegado a su departamento en dos días. No saben dónde está. —Lori apretó el teléfono en sus manos.
—¿Ronnie Anne desaparecida? Qué suceso más inesperado. Aunque, conociéndola, seguro está con sus amigos o algo así —dijo Lisa mientras bajaba las escaleras.
Lisa no dejó de pensar en el sobre y las palabras que contenía. Algo en el mensaje resonaba con fuerza en su mente, pero no lograba descifrarlo. Se quedó en silencio mientras sus hermanas iban y venían por la casa, escuchando murmullos de conversaciones pero sin prestarles atención.
Cuando llegó al primer piso, vio a Luna y Leni viendo las noticias. Lori ya se había ido hace un rato, apresurada. Miró el reloj de la pared, notando que faltaban unos segundos para las 10:30 a.m. "Es solo una broma, ¿Por qué le doy importancia?", pensó dándose la vuelta con dirección a la cocina.
Un grito de Luna la hizo detenerse, dándose media vuelta y acercándose a ellas.
—¡Es Ronnie Anne! —Exclamó, señalando la televisión.
En el noticiero decían sobre el descubrimiento de un cuerpo de una chica de piel morena encontrada en las afueras de la ciudad. Aunque no se mostraba el rostro de la chica, Luna afirmaba que era Ronnie. La reportera decía que la chica presentaba lesiones de arma blanca y moretones, y según las autoridades era de descendencia mexicana.
—Hay que avisarle a Lori de esto —dijo Luna, buscando su teléfono.
Soltó una maldición al notar que no tenía su teléfono, subiendo a prisa a su habitación por él. Lisa vio que la hora en que salió la nota era las 10:30.
—Es sorprendente.
El comentario sacó a Lisa de sus pensamientos, volteando a ver a Leni.
—¿Eh? ¿Por qué lo dices?
—Que es sorprendente como Luna supo que era de Ronnie de quien se trataba, después de todo no vimos su rostro.
Lisa asintió, pero tampoco se podía confirmar que se trataba de ella.
—Es como adivinar con imágenes.
Lisa se desconcertó con ese comentario, mirándola con curiosidad.
—¿A qué te refieres exactamente? —preguntó acomodándose los lentes.
—O sea, como que es cuando ves una imagen y sabes de qué se trata sin necesidad de ver las palabras o que te digan qué es. ¡Como las tiendas! Si ves una tienda que tiene ropa por fuera pero tiene como modelo un perro, sabes que en esa tienda venden ropa para perro, y no te molestas en preguntar qué vende.
Lisa quedó asombrada por la manera en que Leni explicó su punto. No era el mejor ejemplo, pero entendió la idea. Era cierto lo que dijo: Luna solo vio a una chica morena con una chamarra morada y jeans azules, nada más.
Lisa recordó la carta. La sensación incómoda volvió. Salió corriendo a su habitación, dejando a Leni sola. Al llegar, buscó en el bote de basura y comenzó a desarrugar papeles hasta dar con la carta.
La leyó otra vez, palabra por palabra, hasta que una idea la golpeó como un rayo.
—Ronnie Anne está muerta —susurró, con el rostro pálido.
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