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Dos pájaros: uno duerme y el otro busca comida

Incluso si grito y lucho y mis párpados se hinchan,
todavía me abrazas y no me sueltas. Eso es suficiente.
-Kokoronashi

Capítulo basado en la canción " 心做し "

—No puedes rendirte en un juego.

—Sí que puedo, básicamente estoy haciendo un game over.— Replicó Jisung con obviedad.

Simplemente no podía más.

Minho tenía razón. Cada vez era más difícil dormir, le llegaba a tomar horas.

Pero era escalofriante pensar que podía pasar semanas dormido.

Había veces que despertaba, miraba el calendario y pasaban de tres a cuatro días desde la última vez que se acostó. Minho le había advertido que era por su constante influencia en el más allá.

Pero Jisung sabía que Minho no le contaba todo.

Porque, por Dios, incluso después de meses llevando ese extraño "juego" a cabo, sólo le habían sugerido mas dudas que respuestas.

—No puedo matarme jugando. Si me rindo, ¿me devuelves mi alma?

Minho rio. Pero no fue una risa sincera, más bien forzada. O quizás era esa otra parte de Minho. Esa que salía a la luz de vez en cuando, sin siquiera esperarlo. Esa que le trataba diferente, como si volvieran a ser extraños. Esa misma que se estaba riendo de él ahora.

—No puedes romper un pacto.

—¿Y cuándo se supone que acaba el juego? ¿Es que tengo que liberar a todas las almas en pena? ¡Nunca acabaría!

—Tienes razón. Nunca acabarás.— Un escalofrío le recorrió la espalda.

—Me estás jodiendo, ¿verdad? Es una broma de esas que haces cuando eres un cabrón, ¿no?

—Tú aceptaste.— Replicó.

—No, tú me obligaste a aceptar.— Sabía que discutiendo no llegarían a nada, pero a veces le molestaba esa parte de Minho. Desde un principio era consciente; que le manipulaba, que le hacía pensar cosas que no eran.

Lo sabía y hasta entonces no había hecho nada por ello.

—Estoy harto de esto. O me dices qué mierda pasa o no pienso ayudarte nunca más.— Amenazó Jisung.

—Está bien. Si no me ayudas perderás el juego y morirás, porque yo soy quien tiene tu alma.

Jisung se congeló por un segundo.

—¿Eso significa que estoy conectado a ti para siempre?

Minho volvió a reír sádico. Definitivamente, estaba ocurriendo algo muy grave.

—Sólo una respuesta...— Jisung le agarró de la manga. Seguía sin asimilar que estaría con el diablo hasta el final de sus días, y que probablemente pasaría el resto de su vida ayudando almas en pena.— Por favor.— Jisung se veía roto. No miraba a Minho a los ojos. Al contrario, evitaba a toda cosa el contacto visual.

Jisung era muy influenciable.

—Sólo una.— El diablo accedió.

—¿Qué ocurre conmigo?— Cuestionó aligerado, como si dependiera de esa pregunta o si tardaba un poco más en decirla no sería válida y Minho no la respondería.

—Sé más preciso, por favor.

—¿Por qué cada vez tardo más en dormir y despertar?— Casi preguntó en un llanto. Necesitaba saber qué era todo aquello.

—Porque mientras más influyes en el más allá, más se debilita nuestro vínculo.

Jisung tragó fuerte. Por primera vez, su lógica le abrió paso a algo que desearía nunca haber pensado.

—Eso significa que...— Prosiguió Minho.

—Me estoy muriendo.— Afirmó Jisung, completamente seguro de aquel hecho.

—Sí. Te estás muriendo.


Si se iba a morir, ¿qué sentido tenía seguir con todo? De todas formas, no es como si pudiese regresar a su vida de antes.

—Ojalá pudiera...— Murmuró.

Miró al techo por Dios sabe cuánto tiempo. Miraba sus manos. Luego lo hizo en el espejo. Se sentía deteriorado, viejo. Es exactamente la misma sensación que se siente al tener una enfermedad terminal.

Bueno, él nunca la tuvo, pero su madre si. Afortunadamente, su cáncer de mama no le mató, y se recuperó como pudo.

—Ojalá pudiera morirme.— Volvió a decir.— Ahora mismo, y acabaría con todo de una buena vez.

Lo sintió como si fuese un puñetazo, pero cuando abrió los ojos se encontró con un diario caído del cielo.

En grande se veía escrito en la portada "La melancolía de una artista" y Jisung abrió sin dudarlo la primera página. Al hacerlo, todo su contenido parecía vacío, hasta que comenzó a escribirse por sí solo, por arte de magia.

—¿Qué?...— Susurró confuso.

Al comenzar a leer lo entendió; que aquello eran las páginas rotas de lo que una vez fue una artista. Era una verdadera lástima pensar que lo que leyó ahí ocurrió de verdad.

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28 de agosto de 1987

Mi hermano cree que regalándome un diario sintetizo mejor mis sentimientos. No sé tampoco cómo es que se escriban en estas cosas, pero lo haré como en las películas.

Hablando de películas, ayer vi el estreno de "Predator". No es que no me gustase. En general, las películas de animales sobrenaturales que comen personas no me atraen en lo absoluto. Pienso que son absurdas y poco realistas. ¡Pero el decorado estuvo increíble! Me encantaría saber cómo es que la rodaron.

Esto también es un secreto, y como eres mi diario sabes guardar bien los secretos...

Fui a verla por mi hermano.

Se entretuvo mucho. Estoy seguro de que ahora es muy fan. Intentaré ahorrar para comprarle alguna figura, vi que venden en una tienda cercana, al parecer la película ha gustado mucho.

Soy feliz si mi hermano es feliz.

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28 de agosto de 1987

Hola, soy yo otra vez. No me aguantaba las ganas de escribir de nuevo en esto. Al final, le he pillado el gusto.

Olvidé presentarme, por si alguna vez alguien lee esto en algún momento. Sé que es gracioso pensar en ello. En el fondo sé que seré yo quien lo haga, pero si me olvido de mi identidad, miraré esto.

Tengo diecisiete años y, aunque mi nombre sea algo peculiar, me llamo Lyra.

En realidad, Lyra viene de "Lira", sí, el instrumento, sí, la constelación.

¿Conoces la historia de Lyra? Orfeo era hijo del dios Apolo, y cuando nació, le entregó una lira. Él amaba la música y creció componiendo canciones maravillosas, aunque un día su esposa cayó en el veneno de una serpiente. Orfeo hizo lo imposible para salvarla, pero acabó perdiéndola de todas formas. Después de eso, él no se interesó por nadie más, y murió solo.

Sí, me llamo Lyra.

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5 de septiembre de 1987

¿Es verdad que la risa hace la vida más fácil? La felicidad y todo eso...

Porque, cuando mi hermano ríe, yo le noto más vacío que nunca.

Y cuando eso pasa, a mí me duele el pecho otra vez.

Por eso, ¿sería más fácil vivir sin llorar?

Es algo imposible para mí.

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15 de septiembre de 1987

Mi hermano me ha regalado un caballete.

Él sabe lo mucho que amo el arte. Me considero a mí misma una artista. Hay veces que pinto desde dentro, con mi corazón, y me siento liberada.

Aunque últimamente no es así.

La mayoría de las veces siento que me agobio. Me duele el pecho y no tengo ganas de nada. Así que me acuesto durante todo el día. Me siento inútil. Pero él vino a mi cuarto con un caballete entre sus manos, lo apoyó junto a mi cama y me extendió un pincel. "No hace falta que te muevas para hacer arte" dijo, y se quedó conmigo hasta que terminé aquel cuadro. Me sentí consolada. Él siempre sabe cómo hacerme feliz. Después de eso, me preguntó qué ocurría, que podía contarle lo que fuera. Entonces pensé que le podría haber contado todos mis problemas. Que tenía miedo de no hacer las cosas bien, que me pasaba las noches con insomnio porque mis ojos no se cerraban solos, que los pinceles dejaron de transmitirme eso que desde siempre había amado. Sí, podría haberle dicho todo eso.

En cambio, fingí una sonrisa y le dije que todo estaba bien.

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29 de septiembre de 1987.

Eres cruel.

Odio verte sufrir porque yo lo hago. Odio ver cómo renuncias a cosas sólo por mí, ¿por qué haces eso?

Por favor, no te hagas daño sólo para verme feliz.

Prefiero que me rompas a mí, que me destruyas, haz lo que quieras conmigo. Pero no vuelvas a enseñarme esa sonrisa vacía.

Incluso cuando tengo un ataque de ansiedad, y grito, lucho, y mis párpados se hinchan...

Sigues abrazándome y no me sueltas.

Así es suficiente.

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12 de noviembre de 1987.

No te entiendo.

No puedo entenderte porque, te he dado más de una oportunidad, he esperado meses, pero aún no me lo dices.

Sé que tienes cáncer, ¿por qué no me cuentas nada?

El otro día te pregunté: "Si tuvieras un deseo, ¿cuál sería?" Pensé que serías egoísta, que pedirías por tu salud y entonces me contarías la verdad. Sin embargo, hiciste lo que yo una vez hice contigo; fingiste estar bien.

"Querría lo mismo que tú"

Entonces, cúrate.

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20 de diciembre de 1987.

Esta mañana fuimos al campo a dibujar, pero estaba todo tan nevado que apenas usé color en mi dibujo. Recuerdo ver dos pájaros picoteándose en la nieve. "Me recuerdan a ti y a mi" Dijiste. Sí, porque siempre estamos sólo tú y yo, siempre fuimos tú y yo...

Por favor, detente. ¿Es que no ves que me haces daño? Fingiendo que todo está bien, cuando nada lo está.

Actúas como si no tuviese corazón.

Hoy usaste por primera vez un gorro, así que se honesto.

¿Fue porque tenías frío?

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25 de diciembre de 1987

Mentirme se ha vuelto rutina, ¿verdad?

Cuando vuelves tarde del trabajo y te pregunto dónde estuviste, me dices que hiciste turnos extras.

Sé que vas al hospital a diario. Cuando sales de la ducha, te cubres el pelo con toalla. Cuando vamos a cenar, ya nada es como antes. Apenas comes o tienes hambre.

Hoy en navidad me regalaste un gorro a juego con el tuyo, pero sinceramente, preferiría que ninguno de los dos tuviéramos que usar eso.

Puede que el cáncer te esté matando, pero tus mentiras también me matan a mí.

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6 de enero de 1988

Hoy por fin me lo confesaste de una vez. Lo hiciste de una manera peculiar.

Me llevaste al mismo campo que la última vez. Estabas un poco triste porque pronto empezarían unas obras que destruirían todo el paisaje. Al llegar, uno de los pájaros del otro día buscaba algo de comida.

Pero ahora estaba solo.

Me tomaste de la mano y con todo el dolor de tu corazón, me contaste la verdad. "Lo siento, porque yo también voy a irme"

Lloraste. Pero no lloraste por ti, lloraste por mí. Nunca me olvidaría de eso. De tu impotencia por dejarme sola.

"No te preocupes" te dije. "El otro pájaro volverá pronto. Quizás con algo de comida"

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11 de febrero de 1988

Hoy empecé un dibujo.

Grabé en mi cabeza la imagen de aquellos dos pajaritos jugando en la nieve, si lo plasmaba entonces significaría que tú y yo estaríamos juntos para siempre.

Mientras lo pintaba lloré, porque tú solo tienes veintidós años...

¿Que hará la vida perdiendo alguien tan maravilloso?

¿Qué haré yo sin ti?

Entraste a mi cuarto y lloré más.

"Pronto me internarán"

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11 abril de 1988

Hoy me asuste muchísimo, porque te desmayaste en mis brazos.

Pedí ayuda y llegaron a tiempo. Por un momento pensé que no te volvería a ver sonreír.

Es gracioso, porque mi diario se ha convertido en mi tú.

Afortunadamente, todo está bajo control. Pero te avisaron para internarte.

Cuando llegamos a casa a recoger tus cosas, llevaste tu bicicleta a una tienda de segunda mano, pero antes de entrar te paré.

Sentí cómo las lágrimas caían de mis ojos. Nunca me había sentido tan abandonada, ver como vendías tus recuerdos me provocó un grave dolor en el pecho.

Y duele, duele, duele tanto...que no lo sé.

"No me dejes sola..."

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8 de mayo de 1988

Verte demacrado y tumbado en una camilla me rompe el corazón.

Seguramente me rompa muchas cosas más. En realidad, me estoy resquebrajando por completo. Y cuando te pregunté cómo sería capaz de encontrar mi corazón, todos mis trozos cayeron al suelo.

"Bueno, tu corazón está aquí" Abriste tus brazos y corrí para abrazarte

── ── ── ── ── ── ── ── ── ──

9 de mayo.

Esta madrugada terminé el dibujo.

Nuestro dibujo.

Tenía muchas ganas de enseñártelo, porque sería mi última obra de arte que podrías ver.

Sin embargo, ignoré por completo la llamada que llegó del hospital mientras pintaba.

Cuando me di cuenta, salí corriendo de casa. Si no hubieras vendido tu bicicleta, la hubiera usado.

Si la mujer de recepción no me hubiera dado el comunicado, yo seguiría feliz.

Porque esa madrugada también moriste tú.

Pero como yo no me enteré hasta la mañana, he decidido que tú me dejaste de día, porque de noche los pájaros duermen.

── ── ── ── ── ── ── ── ── ──

La última página del diario escrita no tenía fecha, tampoco parecía tener un inicio.

Sólo se veía "Ojalá poder verte una vez más."

Jisung limpió las lágrimas de sus mejillas. Era tan egoísta... desear su propia muerte, cuando Lyra hubiese pedido por la suya si eso significaba salvar a su hermano.

Al cerrar el diario, este se esfumó y desapareció de la misma forma en la que llegó a sus manos; de imprevisto.

—¿Ya has leído el diario de Lyra?— El diablo tocó su hombro al ver que Jisung no le contestaba.

—¿Cómo lo sabes?— Preguntó aún conmocionado.

—Pensé que te darías cuenta, tardas un poco.

—Soy un poco lento... a veces.— Sobó sus ojos y se apoyó en la cama. Sin embargo, notó algo duro y al mirar estaba all; un cuadro.

—Es el cuadro que pintó Lyra.— Habló Minho.

Eran dos pájaros jugando en un campo rodeados de nieve. Escrito en negro, en una esquina, se leía "Dos pájaros: uno duerme y el otro busca comida"

El valor emocional era tan grande que Jisung decidió colgarlo sobre la pared de su cama.

—Parece que lo único que quería ese alma en pena era que viesen el cuadro.— Susurró Minho rodeando a Jisung en sus brazos.

—¿No me vas a decir de qué la conoces?— Dudó, dejándose llevar por los delicados brazos del diablo y apoyando la cabeza en su hombro.

—En realidad, conozco a cada una de las almas en pena que has liberado.— Confesó.— De alguna manera, tenemos un vínculo.

Sin quererlo, quedó dormido en sus brazos y Minho le dejó dormir plácidamente en su cama, hasta que decidiese despertar.

Quizás en unos meses.

Miró por última vez el cuadro de Lyra.

Orfeo, hijo del dios de las artes y quien lo hizo todo por salvar a su esposa, murió solo después de perderla.

—Sabes que no se llamaba Lyra, ¿verdad?— Susurró acariciando el pelo del chico.

—Hmm.— Murmuró incomprensible.

—Pero, opino que le queda mucho mejor ese nombre.— Besó su frente y le deseó dulces sueños.

Aunque su nombre real no fuese aquel, le quedaba muchísimo mejor que cualquier otro.

Sí, se llamaba Lyra.

N/A

Capítulo corto porque escribí lo justo y necesario para hacerme llorar a mí mismo.

Poco a poco se van aclarando algunas cosas.

Deberíais escuchar kokoronashi.

3 ・🐱

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