Parte única.
"La intención de este juego es que el ascensor te lleve a un mundo alterno. Quienes dicen haberlo jugado con éxito, aseguran que las puertas del ascensor se abrieron a pasillos infinitos con luces raras a la distancia, o a una versión alternativa del mismo edificio, pero completamente oscuro y con sonidos extraños acercándose súbitamente a la distancia. Incluso alguien reportó que su cámara de vídeo y su celular no funcionaban en ese lugar. Y absolutamente todos desaconsejan explorar esas realidades alternativas."
— Pero qué tontería — Se burló la castaña viendo lo que aquella hoja decía como si fuera algo realmente peligroso — Es obvio que esto no es cierto, es pura basura inventada por alguien más.
Sin embargo la castaña siguió leyendo la vieja hoja con atención "Necesitas estar en un edificio de 10 o más pisos y si lo vas a jugar es muy importante que anotes lo siguiente..." la castaña leyó una y otra vez todos los pasos y las advertencias que tenía la hoja hasta que pudo decirlo sin ver lo que había escrito y como la mujer precavida que era, dobló el pedazo de papel con discreción y la guardó en uno de sus tantos bolsillos del viejo abrigo antes de salir de la biblioteca pública.
Salió como si viera todo por primera vez, caminando con calma y sonriéndole al personal con amabilidad burlándose internamente porque fueran tan fáciles de engañar. Después de salir con una hoja robada como si nada solo se dedicó a contemplar los edificios más altos que había en aquella ciudad.
Toda esa semana estuvo escuchando sobre el famoso juego del elevador y como muchos juraban que era cierto, que realmente pasaban cosas paranormales y más cosas que solo le parecían alucinaciones por drogas de mala calidad.
Debemos aclarar que ella no era nada creyente e incluso había insultado al mismísimo diablo en cada noche de borrachera afirmando que no existía, así que decidió reafirmar su teoría jugando aquel juego ella misma, si nada pasaba probaba que todo aquello era inventado por algún friki sin nada que hacer.
"Si Dios no existe, el diablo tampoco" Decía ella cada que le mencionaba algún tema religioso o satánico y nadie humano podría hacerla cambiar de opinión.
— Si todo sale como dices tú — Hablaba su amigo caminando hacia el edificio que la misma Koala había escogido días atrás — Aceptaré tu creencia de que no hay ni un Dios ni un Satanás y ya no te molestare nunca más con ese tema — La castaña asintió, dando a entender que su explicación era acertada — Si por lo contrario, confirmas que si funciona aceptaras ir a misa conmigo y convertirte en católica, incluso te bautizaras.
— Me parece un trato justo — Sonrió Koala parándose fuera del hotel más alto que había en aquella ciudad: Hotel Riu — No sé cuánto tardará esto, así que toma asiento después de que yo entre.
Su amigo Kaku la acompañó hasta las puertas del elevador, presiono el botón y esperaron a que llegara. Cuando iba por el segundo piso el rubio giro a la castaña y sin titubear la besó de tal forma que pareció recitarle millones de poemas al oído. Koala se separó aturdida, él le sonrió antes de poner su mano en la puerta del ascensor — No debía de desaprovechar, posiblemente no te vuelva a ver — Le guiño el ojo de manera coqueta — Ha sido un placer conocerte completamente, llevaré flores a tu tumba.
La castaña no dijo más y se metió en el ascensor — No estés tan seguro, idiota — Le sonrió como solo ella lo hacía. Kaku quito la mano y las puertas se cerraron lentamente dejando escuchar las últimas palabras de la chica — No te atrevas a pedirle a Dios ayuda por mí.
Cuando el elevador se cerró por completo Koala presionó el primer botón. Hizo cada paso sin dudarlo, no tenía miedo de nada y ella demostraría que ese era otro mito más que había inventado algún friki para tener fama por un rato.
Tenía una sonrisa burlona hasta que el elevador se paró de manera abrupta en uno de los pisos, las puertas se abrieron lentamente en el piso que, según lo que había investigado, subiría una señora con aspecto misterioso.
Lo hizo.
La señora tenía un vestido sumamente antiguo color negro que la cubría desde el cuello hasta los pies, al menos por lo que alcanzo a ver por el rabillo del ojo y como la indicación dijo la ignoró por completo mirándose las uñas como si fueran lo más interesante en toda su vida. Aunque hasta cierto punto lo era.
En el siguiente piso la señora le pregunto a donde iba y ella se bajó ahí mismo, una vez la puerta se cerró pudo respirar más tranquila. Miró a su alrededor aburrida, era el mismo edificio pero no había personas, estuvo caminando por al menos dos horas pero absolutamente nada pasó así que regresó por donde vino.
La señora ya no estaba e hizo el mismo procedimiento para volver, pero cuando creyó llegar a su destino el elevador dio una brusca sacudida y las luces parpadearon hasta finalmente normalizarse. El corazón le latía con fuerza, no sabía si era parte del juego, no venía nada parecido en los archivos que busco así que a lo que atino a hacer fue llamar desde el ascensor a la recepción del hotel.
— Buenas noches, recepción del hotel Riu Guadalajara ¿en qué puedo servirle? — Le contestó una voz femenina unos segundos después, podía escuchar algo de estática y se preguntó porqué el teléfono era tan viejo si era un hotel tan moderno.
— Buenas noches, me he quedado atrapada en el elevador — Contesto Koala con tranquilidad — ¿Podrían mandar a un técnico o algo? Por favor.
— Lamentamos el inconveniente señorita, en unos momentos mandaremos a alguien que la saque de ahí, por favor espere.
— Gracias — Dijo antes de poner el aparato en su sitio y colgar.
Respiro y se dijo a sí misma que no se desesperara, que todo estaría bien, que era algo normal en los elevadores modernos así que espero. Al principio todo en ella estaba en calma, pero conforme fueron pasando los minutos empezó a inquietarse porque nada pasaba.
Intentó varias veces llamar de nuevo por el teléfono de emergencia pero este ya no la comunicaba con nadie, solamente era el pitido de que el teléfono al otro lado estaba descolgado, a las tres horas de estarlo intentando dejo el teléfono por la paz y se sentó en una esquina diciéndose a sí misma que era cuestión de tiempo para que saliera de aquel lugar como si nada.
Lo único que tenía con ella era su reloj por su nula economía, ese pequeño aparato era lo único que le decía cuánto tiempo llevaba ahí, veía los minutos pasar con tranquilidad que no debería reflejar en aquella situación pero no haría un escándalo si ella había decidido mantener la calma todo lo que le fuera posible así que se entretuvo jugueteando con los hilos sueltos de sus ropas, quitándole manchas a sus viejos zapatos y cualquier banalidad como para que pasaran otras cuatro horas y veinte minutos.
Ya iba para las siete horas encerrada en ese lugar y después se hicieron casi diez horas desde que había subido al elevador. Bufo cansada y se preguntó si su amigo ya se habrá ido o estaría esperándola medio histérico, Koala lo conocía bien y si lo pensaba seguro estaría caminar como león enjaulado, tenía la manía de hacer eso cada que se preocupaba así que esperaba que no lo sacaran del edificio por su actitud tan innecesariamente intensa.
Ella estaba sentada en una esquina, a punto de dormirse cuando las luces parpadearon varias veces, duraron así unos largos segundos antes de que unos ruidos en el techo llamarán su atención se puso de pie para mirar más de cerca de donde provenía el ruido. Al parecer venía de la puerta que estaba en el techo ya que se abrió dejando ver a un hombre uniformado con cabello rubio entrando al pequeño espacio que ocupaba desde hace horas.
Lo observó con curiosidad y levantó la mirada con cuidado, Koala se encontró con un rostro bastante curioso, tenía una piel pálida que resaltaba sus ojos oscuros y una quemadura bastante grande en su ojo izquierdo. El uniformado le sonrió.
— Buenas noches, mi nombre es Sabo — Se presentó estirando su mano, Koala no tardó en estrecharla — Disculpe la tardanza, el elevador está atorado a la mitad de dos pisos, así que tenemos que tener cuidado al salir ¿le parece bien?
Ella volvió a asentir — ¿No era más fácil repararlo? — Pregunto con duda mientras el ajustaba la soga de su cinturón, la miró y un escalofrío le recorrió toda la columna.
— No lo creo — Negó aun con sonriendo — El problema está en los cables que mueven al elevador, suponemos que algún animal se atoro ahí, tenemos que ponerla a salvo antes de hacer algo con esas cuerdas — Koala volvió a asentir, conforme con aquel argumento y más con quien se lo decía.
El hombre estuvo unos minutos ajustando cosas que Koala no entendió ni le puso mucha atención, lo estudiaba con cuidado, preguntándose qué diantres era ese sentimiento que la embargaba y la preocupaba — Vamos a sacarla de aquí ¿okay? Necesito que suba, yo la ayudaré — El hombre se inclinó un poco y puso sus manos como si fueran un apoyo sin esperar el asentimiento de Koala.
Aunque dudó unos segundos, al final termino accediendo y puso con cuidado su pie entre las manos de aquel hombre, se apoyó en sus hombros para poder saltar y llegar a la compuerta. Sin embargo, al momento en que intentó salir por la pequeña compuerta el elevador se sacudió con violencia y ella terminó en los brazos de aquel alto hombre, él la pegó a su pecho y se agacho en un intento de protegerla.
Una vez la sacudida término permanecieron en aquella posición unos segundos más, se separaron solo lo suficiente para poderse ver bien a la cara y sonrieron sin razón aparente. El corazón de Koala se dejó envolver por la calidez que percibía de aquella sonrisa.
Volvieron a intentar salir y esta vez sí lo lograron, Koala ayudó al uniformado a subir y una vez los dos de pie en el techo del elevador hubo un silencio incómodo.
— ¿Por qué no hay ruido? — Pregunto Koala en un susurro, temiendo lo peor... Aunque no sabía a qué temía realmente.
— Estamos en medio de todo el edificio, sí, pero las paredes del elevador son mucho más gruesas para aguantar el peso del ascensor — Explico con calma.
— Elevador — Corrigió la menor de manera despreocupada, contemplando por primera vez todo lo que ocultaban tras las puertas, el rubio sonrió y añadió:
— Es un sinónimo.
— ¿Un qué? — Pregunto viéndolo como si hubiera dicho una palabra en otro idioma. Sabo la miraba con incredulidad.
— Un sinónimo — Repitió — Palabras que tienen el mismo significado, lo enseñan en primaria... Creo.
Las mejillas de Koala se sonrojaron con intensidad — Si, ya sabía — Tartamudeo mirando tras de ella para disimular — Yo em...
— No te preocupes, lo siento — Se disculpó suponiendo que ella no era muy buena estudiante o algo así.
Koala no supo cómo decirle que ella no había ido a la escuela en su vida, si sabía leer era por su amigo que si había ido y le había enseñado pero no sabía hacer ninguna operación y menos entendía algunas palabras complicadas.
— ¿Y qué vamos a hacer? — Pregunto la chica viendo que no había cables ni ninguna puerta abierta por donde salir, el uniformado miraba igual que la chica hacia todas partes.
— No sé dónde está mi equipo — Contestó viendo a todas partes — Baje de ese piso — Señaló hacia la puerta más cercana — Pero no están mis compañeros así que mejor será que... Intentemos subir con cuidado o no pasará de estas paredes.
A Koala le pasó un mal presentimiento por la cabeza, pero supuso que era por la situación que estaba viviendo, sonrió para disimular un poco ante el uniformado y asintió. Intentaron por un muy buen rato escalar pero Koala no tenía la fuerza, la ropa y mucho menos el material necesario para poder subir hasta el siguiente piso.
— Cuando vas subiendo uno cree que es menos distancia — Se queja la castaña después de resbalar.
— Es mejor un piso a una torre — Intentó animar el rubio con una sonrisa. Ella lo miró con una cara rara.
— ¿Qué eres? ¿El positivismo en persona? — Se burló intentando otra vez, con la ayuda de Sabo, él, haciendo fuerza, contestó.
— Ni de cerca.
Koala vio, unos diez intentos fallidos después, que ya llevaba diecisiete horas desde que había comenzado, se sorprendió de que pasaran siete horas mucho más rápido de las diez que había estado sola "supongo que es por la compañía, no había revisado mi reloj" se excusó, entendiendo porque sentía sus brazos ardiendo y con punzadas de dolor.
— No creo que vayamos a lograrlo — Interrumpió el rubio cuando ella quería alcanzar una separación de metal — Será mejor que regresemos al ascensor, ahí estaremos seguros y cómodos.
Koala dudo, no supo porque su mal presentimiento empeoraba ni porque prefería quedarse arriba del elevador que dentro del mismo pero se inventó varias excusas para quedarse ahí arriba al menos tres horas. Ahora llevaba veinte horas y media, suspiro con pesar cuando se dio cuenta que se dejó llevar dentro del ascensor por la amabilidad del rubio.
Una vez en la luz Koala pudo ver como sus brazos estaban sangrando, raspados de una manera que Koala le dio la impresión de que había pasado su piel por cemento hirviendo, el uniformado se revisó los bolsillos pero no sacó nada.
— Deje mi botiquín — Explico con sorpresa — Puedo venderlo con algo de tela o
— Así déjalo — Interrumpió con cierto fastidio al ver que sus piernas también estaban lastimadas — Sería un desperdicio.
El rubio prefirió no insistir, ambos se sentaron en el suelo y se quedaron en silencio, Koala miró su reloj y se extrañó, marcaba apenas doce horas desde que había llegado al elevador y no veinte como había pensado afuera, supuso que era por el cansancio así que le comentó al rubio frente a él.
— ¿Te molesta si duermo un poco? Estoy realmente cansada.
— No puedes hacerlo con esas heridas, debes mantenerte despierta — Contestó con un rostro que parecía preocupado. Koala reprocho varias veces internamente pero, asumiendo que él sabía lo que decía, aceptó.
El tiempo parecía pasar más lento y la temperatura aumentaba mucho más de lo que pudo imaginar, al inicio el lugar era fresco gracias al aire acondicionado pero Koala supuso que hacía más calor porque ya no se escuchaba el molesto sonido que lo caracterizaba.
— ¿Cuánto tiempo seguiremos aquí? — Pregunto fastidiada.
— También quisiera saberlo, mis compañeros no deberían tardar tanto.
Koala prefirió no decir más, se acomodó en una de las esquinas del elevador dejando que los segundos pasaran sin prisa. Se preguntó por qué no sentía hambre, sueño o tan siquiera ganas de ir al baño si ya había pasado tanto tiempo, tampoco el rubio se quejaba de algo, de hecho ni siquiera parecía preocupado por salir de ese lugar. Bufo cansada y se miró las heridas hechas por intentar subir y se levantó de un susto al ver como pequeños animales blancos pasaban por su piel podrida.
— Señorita, despierte por favor — Escucho, la zangoloteaban de una manera bastante agresiva.
Se miró los brazos asustada notando que no había nada en ellos, a lo mucho unos raspones no muy feos. No supo en qué momento cerró los ojos, según ella fue solo los segundos que duraba un parpadeo pero al parecer había sido más como para que él la despertara así.
— Lamento haber sido tan brusco, pero estaba gritando entre sueños — Comentó soltándola cuando vio la mirada asustada de la chica — No quise arriesgarla con esas heridas.
Cuando se miró de nuevo los brazos las heridas habían empeorado, podía ver parte de su carne al rojo vivo y eso solo la asqueo — No importa — Dijo más calmada — Gracias por despertarme.
— No tiene por qué darlas — Le resto importancia con una sonrisa, en lugar de calmarla la inquietó más.
Extrañamente las puertas del ascensor se abrieron, pero afuera sólo había un lugar desierto, Koala se asomó por unos segundos antes de ser jalada bruscamente al mismo tiempo que las puertas se cerraban de golpe — ¡Eso pudo matarme! — Grito aterrada.
El rubio estaba igual de pálido que ella — ¿Qué fue eso?
— No tengo idea.
— Será mejor no intentarlo de nuevo — Comentó en un susurro, el rubio a su lado asintió.
Pero apenas creyeron que nada raro pasaría el elevador se empezó a sacudir de un lado a otro, ambos sabían que eso era imposible pero era lo que sentían y como si no fuera poco que se sacudiera de esa abrupta forma empezó a subir y a bajar mucho más rápido de lo que haría un elevador normal.
En lugar de que la calurosa temperatura que sentían antes bajara aumento mucho más haciéndoles imposible sostenerse de los barrotes que tenía aquel elevador, para este punto Koala ya se aferraba al rubio y él intentaba inútilmente de protegerla de que se quemara con las paredes metálicas que parecían ser un río de lava.
Koala sintió una sacudida bastante brusca antes de que todo se detuviera por completo, sus ojos castaños estaban manchados de lágrimas y sus mejillas antes sonrojadas de un rindo rosa ahora estaban más blancas que la nieve misma. Cuando abrió los ojos y se alejó el rubio vio que todo parecía estar igual que antes, pero al girarse hacía Sabo para saber si él vio lo mismo o ella alucinaba solo encontró un cadáver en avanzado estado de descomposición.
Grito por el susto mientras se alejaba con torpeza a la otra esquina del elevador, abrazándose a sí misma mientras dejaba que las lágrimas corrieran por su cara. Un insistente parpadeo de la luz la hizo mirar al techo y cuando volvió a estar estable ahora el elevador lucía bastante antiguo, las paredes tenían rasguños y unas manchas oscuras que posiblemente eran sangre de seca que la hizo llorar más por la horrible escena que veía.
Frente a ella el cadáver del que pensó era el rubio que la acompañaba antes estaba tumbado, sus labios temblaron mientras los sollozos se escapaban de sus labios y por un segundo se preguntó si ese era el final que le esperaba después de todo ella misma se había burlado tantas veces de eso.
Cerró los ojos asustada y escondió su cara entre sus rodillas, no quería ver esa atroz escena — Señorita, no se duerma por favor, no debe dormirse.
Aquello la hizo levantar la cabeza de golpe solo para hacerla gritar aterrada, frente a ella el cadáver se levantaba con movimientos que eran todo menos humanos, tenía clara la intención de acercarse a ella y en un intento desesperado Koala intento abrir la puerta del ascensor ignorando completamente el dolor que sentía en sus uñas.
Entre los gritos, llantos y el cadáver acercándose se quedó hecha bolita en una esquina del elevador llorando, negándose a girar porque sintió que el cadáver se sentó a su lado y apoyaba su cabeza en su hombro.
Sus sollozos salían con dificultad, entre la congestión por haber llorado tanto y su intento de respirar le era algo difícil no ponerse a rogar ahí mismo a cualquiera que la escuche que la dejará salir de ahí, pero lo hacía internamente.
Miró al techo viendo como la lámpara volvía a parpadear, eso podía significar una cosa: que todo empeoraría, aunque no sabía que podía ser peor.
Cualquier cosa Koala lo aceptaría, incluso la muerte si eso la sacaba de ese horrible lugar lleno de sangre, con olor nauseabundo y desesperación tallada en las paredes a modo de rasguños. Como si no fuera poco el olor y la vista empezó a escuchar un llanto, primero fue a la lejanía pero mientras más segundos pasaban más cerca lo escuchaba.
Eran lamentos, suplicas, incluso gritos de desesperación, todos parecían provenir de la misma persona: Sabo.
Asomo su cara solo para ver al cadáver en la puerta, rasguñando la puerta al intentar abrirla, gritando y luego golpeando una vez más la puerta. Pedía por ayuda, por piedad y entre esos gritos pudo distinguir uno:
"No me burlare de nuevo".
Eso solo la hizo taparse la boca para no dejar salir ningún ruido, no queriendo que se acerque a ella con su terrible olor a muerto. Las lágrimas salían sin control de sus ojos viendo esa escena, entendió que él se había quedado atrapado ahí, estaba en su lugar de muerte y posiblemente también el suyo porque no tenía muchas esperanzas de salir de ahí.
Cerró los ojos con fuerza cuando el cadáver dejó de enfocar su atención en la puerta y lo hizo en ella, su olor le advirtió que estaba acercándose peligrosamente y solo se quedó completamente quieta.
— ¡¡¡AYUDA!!! ¡¡¡QUIEN SEA!!! ¡¡¡AYUDA!!! — Le gritó en la cara, salpicándola de restos de sangre coagulada, Koala solo pudo encogerse en donde estaba y llorar en silencio con los ojos cerrados con fuerza para no verlo.
Aquellos gritos desesperados se repitieron una y otra vez hasta que Koala solo podía repetirlos en su cabeza por su cuenta a la perfección no dándose cuenta que todo a su alrededor había vuelto a la normalidad. Ya no había aquellas marcas de rasguños en todas partes ni tenía esas manchas de sangre causadas por la desesperación de otro, solo en la puerta había rasguños y sangre pero era porque ella misma hizo en su desesperación de querer salir de ahí, ya no olía a muerto, solamente a su sangre por haber sido tan descuidada al intentar abrir la puerta.
Mientras se pegaba más a la esquina del elevador en su cabeza pasó un pensamiento que la hizo llorar más, ahora ya no tenía ninguna duda, ahora estaba consciente de que el destino de aquel cadáver sin nombre ahora era completamente suyo.
"Yo no quería esto, nunca imaginé que pasaría esto" Dijo para sus adentros ahogando los sollozos con su boca sin importarle mancharse la cara con sangre "Yo no quería que esto pasara, tampoco dijeron que pasaría algo así".
— ¿Entonces qué es lo quieres? — Escucho la voz del que creía que era Sabo, de aquel chico que llegó siendo esperanza y terminó siendo su pesadilla aun estando despierta, pero ya para ese punto no estaba segura de que fuera realmente Sabo quien estuvo con ella todo ese tiempo.
— ¿Justo ahora? — Preguntó con una sonrisa cansada, sentía su cabeza estallar, su corazón latía a un ritmo que no creía humano, algunas lágrimas se deslizaron por su mejilla pero solo eran los rastros de haber estado horas llorando entre esas cuatro paredes — No quiero nada sino la muerte.
Desde afuera vieron cómo subía al último piso como si alguien lo hubiera pedido y luego como los números bajaban a gran velocidad antes de un espantoso choque que dejó a varios heridos pero solo una muerte.
La policía no pudo identificar que causó aquel accidente y dijeron que solamente fue por mantenimiento pero Kaku, el amigo de Koala, sabía que no fue por eso, sabía que su amiga había molestado a algún ente con sus bromas de mal gusto y sus burlas sin sentido y eso era lo que había provocado.
¡Hey! Hola ¿cómo están? Como algunos notaron esta parte pertenece a los escritos de "One Piece Week 2020" pero la idea original era publicarlo de manera individual.
Si les gustó no olviden dejar su voto y/o comentario ¡me haría inmensamente feliz que fueran ambos! Me ayuda a saber si les gusta este tipo de contenido.
— Gekko-chan-
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