Capitulo 9; La cruda verdad
Cuando Mariana desperto era aun muy temprano, pero ella no podía seguir en la cama, se levanto y se asomo a la ventana. Todo estaba calmado, no había nadie en el jardín, suspiro, entonces vio a Tomas cepillando a la yegua, Cielo, como ella había decidido llamarla. Se puso la ropa de Leonardo y fue hasta el.
-Buenos días Tomas –Ella se acerco sonriente
-Vaya, te has levantado muy temprano ¿no? –El la miro con el ceño fruncido
-Si, me apetecía cabalgar –El sonrió y fue a por la montura para la yegua –Tomas ¿Sabes donde esta Jorge?
-Si, paso la noche en la cueva –El la miro precavido –Acaba de regresar, creo que esta en los jardines
-Ah, gracias –Una vez la yegua estaba lista subió a su lomo y comenzó a cabalgar hacia el norte, como la otra vez
Tomas camino hacia los jardines buscando a su amigo
-Mariana ha salido a cabalgar –Espero respuesta pero Jorge ni siquiera le miro, ante el silencio siguió la conversación -¿Se puede saber que esta pasando?
-Nada, no pasa nada –Jorge camino hacia el interior y dejo a Tomas en el jardín
Mariana paso toda la mañana cabalgando, cuando llego su tía la esperaba ansiosa, ya había pasado la hora de comer.
-Mariana –Leonor corrió hacia ella cuando la vio caminando hacia la puerta -¿Dónde estabas?
-Cabalgando tía, estoy bien no te preocupes –Mariana dio un beso en la mejilla a su tía y después entro en la casa, antes de llegar a la escalera se encontró con Jorge. No le miro simplemente siguió su camino hacia las escaleras y su tía se quedo asombrada al ver como ambos se ignoraban.
Mariana se dio un baño para relajarse y después se puso su vestido azul claro con estampados de flores blancas, dejo su pelo suelto y se puso su collar y pendientes de perlas. Bajo al jardín para tomar el te con su tía.
-Mariana ¿quieres contarme que pasa? –Leonor preguntaba a su sobrina mientras tomaba su taza de te –Tu y Jorge os estáis comportando de manera extraña
-Discutimos tía –Mariana suspiro –Anoche no regreso a dormir
-¿Por qué discutisteis? –Leonor frunció el ceño, a penas llevaban dos días casados, además no eran un matrimonio autentico -¿Se ha propasado con tigo?
-No –Mariana miro a su tía sorprendida –encontró la carta de Leonardo
-Ah –en ese momento Leonor comprendió lo que estaba pasando
-Disculpen si las interrumpo –Miguel se acerco a la mesa –Don José Cortes esta aquí –Ambas le miraron sorprendidas –Desea hablar con Mariana
-Esta bien –Mariana se levanto, estaba nerviosa, ahora no se sentía lo suficientemente fuerte para enfrentar a su padre
-Yo voy con tigo niña –Leonor se levanto de la mesa y juntas caminamos hacia el interior de la casa
Al entrar Mariana se encontró con su padre de frente, Jorge bajaba por las escaleras y permaneció en uno de los últimos escalones observando
-Mariana, quisiera hablar con tigo –José se acerco a su hija y luego miro a su hermana –A solas por favor
-Pasemos al despacho –Ella le indico que le siguiera –pero mi tía viene con migo
José no dijo nada, simplemente siguió a las dos mujeres al despacho, una vez dentro Leonor cerro las puertas.
-¿Qué quieres papa? –Mariana encaro a su padre
-No sabes lo que estas haciendo –José se acerco a su hija –Recapacita, regresa con el gobernador, el tiene poder, puede anular tu matrimonio con Jorge de la Vega
-¿Qué regrese con el gobernador? –Mariana no podía creer lo que su padre le estaba pidiendo –Yo nunca estuve de acuerdo con ese compromiso, tu lo acordaste con ese hombre sin importarte mis sentimientos
-Soy tu padre –José camino nervioso por el despacho –tu debiste haberme hecho caso, una buena hija cumpliría los deseos de su padre y no se revelaría en contra de su padre, y tu –señalo a su hermana –una buena tía hubiera pensado en la reputación de su sobrina
-¡No tolero que digas que Mariana es una mala hija! Es la mejor muchacha que puede existir y si se ha visto empujada a esta situación solo es por tu empeño en no escuchar el corazón de tu hija –Leonor se puso furiosa después de oír los reclamos que su hermano hizo a Mariana –Quizás seas tu el que ha sido un mal padre
-No voy a anular mi matrimonio –Mariana hablaba tratando de contener las lagrimas –Y no quiero saber nada del señor Roberto Sánchez
-No lo entiendes –José desesperado coloco las manos en su cara cubriéndosela –Lo perderemos todo
-¿Qué quieres decir? –Leonor camino hacia su hermano preocupada
-¿Qué es lo que te ha hecho el gobernador padre? –Mariana sabia de lo que era capaz ese hombre, y tras oír la desesperación en la voz de su padre supo que había algo mas detrás de todo esto.
-Hace años una epidemia acabo con los viñedos de la finca –José comenzó ha hablar con la voz rota –Destruyo todo, nos hundió en la miseria. Hacia falta mucho dinero para plantar nuevas vides.
-Y el señor gobernador te lo ofreció –Mariana hablo despacio mientras las lagrimas caían por sus mejillas –Y ahora le debes el dinero
-No, bueno si –El suspiro –Pero el pidió tu mano y yo pensé que seria una gran oportunidad para ti, el es poderoso, te podría dar una buena vida.
-Dios mió –Leonor se llevo una mano al pecho -¿Qué hiciste?
-Me vendiste –Mariana se agarraba a la mesa del despacho con sus manos para no caerse, mientras asimilaba la cruda verdad. Su padre la había vendido, como una mercancía -Me cambiaste a cambio de mantener tus tierras
-No hija –el se acerco a Mariana –Yo solo pensé en lo mejor para ti, estas tierras son lo único que tenemos.
-¿Lo mejor para mi? –Ella hablo con dolor y rabia –Me trataste como una mas de tus posesiones, algo mas que podías cambiar sin importar mis sentimientos. Me vendiste, me vendiste a un hombre despreciable, me condenabas a una vida desgraciada.
-Hija no digas eso, yo te quiero –Jorge trato de abrazar a su hija, pero ella se aparto de el bruscamente, esas ultimas palabras cayeron como un balde de agua fría
-¡No te acerques a mi! ¡Me vendiste! –Mariana abrió las puertas del despacho y camino furiosa hacia la entrada, mientras las lagrimas caían por sus mejillas, Miguel y Jorge la miraron sorprendidos
-¡Mariana! ¡Hija espera! –José corrió tras su hija y la tomo del brazo, Jorge y su padre les miraban sin saber que hacer
-¡No me toques! –ella se aparto de el –¡Te mereces perderlo todo y espero que Roberto Sánchez muestre a todo el mundo lo poco que vales como padre y como hombre! –Y salio corriendo de la casa dejando a José, Jorge y Miguel impactados por sus palabras
Leonor se había quedado en el despacho apoyada contra la pared, incapaz de aceptar lo que su hermano había hecho. Salio del despacho caminando despacio con las lagrimas cayendo de sus ojos, se acerco a su hermano y le dio una bofetada. Miguel y Jorge abrieron los ojos de par en par, sin saber a que venia todo eso.
-Te mereces lo que te esta pasando, no vales nada. Has perdido lo único de valor que tenias en tu vida, tu hija –Ella hablo de manera fría y después sánalo la puerta para alzar la voz de manera que resonara en toda la casa y tanto Miguel como Jorge se sorprendieran, después de todo ella era una dama muy distinguida -¡Sal por esa puerta y no te vuelvas a acerca a mi pequeña!
José se marcho de la casa caminando despacio, con las manos temblando y aguantando las lagrimas en sus ojos. En cuanto la puerta se cerro tras la salida de su hermano, Leonor se agarro al barandas de la escalera y se derrumbo. Se sentó en los escalones sin poder para de llorar, Miguel se acerco a Leonor y la abrazo, Jorge le pregunto que había ocurrido. Ella contó todo lo que había pasado, lo que su hermano había sido capaz de hacer.
Mariana corrió por los jardines desesperada, sin mirar atrás y sin saber a donde iba. Cuando ya no pudo correr mas se apoyo contra uno de los árboles y se dejo caer al suelo, desesperada, con la respiración agitada y sin poder para de llorar. No sabia exactamente cuanto tiempo había pasado desde que se marcho corriendo de la casa, pero debía ser bastante, estaba anocheciendo y hacia frió. Se arrincono contra el árbol, pegando sus piernas al cuerpo y abrazándolas, siguió llorando desesperada cuando sintió una mano en su hombro.
-Tranquila –Jorge se agacho junto a ella, se sentó a su lado y la abrazo
-¿Por qué me ha hecho esto? –Mariana rompió a llorar de nuevo, desesperada, con rabia y dolor agarrándose a la camisa de el –Me vendió, me vendió al gobernador a cambio de preservar las tierras
-Ya esta, todo a pasado –Jorge abrazo de nuevo a Mariana y noto un escalofrió de su cuerpo, se quito la chaqueta y se la puso encima, para después volver a abrazarla –Yo estoy aquí
Permanecieron un buen rato allí, sin decir nada, el abrazándola y mostrándole su cariño y ella dejando salir su rabia y dolor, apoyada en el pecho de el.
-Quizás jamás debí escapar a mi destino –ella lo dijo en voz baja, pero Jorge la oyó, tomo su cara y la levanto para mirarla a los ojos.
-¿Qué quieres decir? –El frunció el ceño
-Quizás sea mi destino pertenecerle a ese hombre, ser su mujer y entregarme a el –mientras hablaba a Mariana se le caían las lagrimas y a Jorge le hervía la sangre –Mi padre lo perderá todo.
Jorge no entendía nada, ella estaba dispuesta a casarse con el gobernador, a ayudar a su padre después de lo que había descubierto de el ¿Acaso podía tener un corazón tan puro? Pues claro que si, ella no era mas que pureza y el no podía permitir que Roberto Sánchez la destruyera.
-No permitiré que ese hombre te ponga las manos en cima –Jorge hablo en apenas un susurro mirándola a los ojos –Yo me encargare de todo, no te preocupes
Cuando Jorge se dio cuenta era bastante tarde, Mariana se había quedado dormida entre sus brazos, una pequeña lagrima descendía aun por su mejilla. La observo y con un dedo acaricio su mejilla secándola con cariño.
-Duerme yo velare tus sueños –Le susurro al oído mientras la cogía en brazos y caminaba hacia la casa.
Miguel y Leonor permanecían en el exterior de la casa, en la entrada, esperando a ver si Jorge regresaba con Mariana. Estaban muy preocupados
-Ahí vienen –Miguel señalo un lugar del jardín, donde pudieron distinguir a Jorge cargando en sus brazos a Mariana
-¿Cómo esta? –Leonor se acerco a el hablando en voz baja
-Ahora necesita dormir –El no dejaba de mirar a Mariana –No te preocupes
Jorge subió a la habitación con ella en brazos, una vez entro la tumbo sobre la cama y después le quito las botas. Pensó en quitarle el vestido, que estaba manchado de tierra y hojas secas, pero sabia que a ella no le haría gracia. Y tampoco sabia si podría controlarse, la tapo con una manta y después se desvistió. Se quito el chaleco, la camisa y los zapatos, pero se dejo los pantalones, se tumbo junto a ella.
-Voy a cuidar de ti –rozo los labios de ella suavemente –Te lo prometo
Mariana se movió ligeramente abrazando a Jorge y apoyando la cabeza en su pecho, el la abrazo y aspirando el aroma a jazmín de su cabello se quedo dormido.
OS DEJO UNA FOTO DE JOSE CORTES, EL PADRE DE MARIANA
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