Capitulo 31; No
-¿Cómo te encuentras? –El galeno observaba a Mariana con el ceño fruncido –Deberías estar descansando
-¿Y perderme la boda? –Mariana sonrió –Soy la dama de la novia, además Pilar me mataría
-Yo no insistiría mas, no vas a lograr que cambie de opinión –Martín la miro de reojo
-Estoy bien –Ella suspiro –Todo esta bien os lo aseguro
-Morena –Tano se acerco a ella resoplando –La novia te esta esperando en su tienda, dice que necesita la ayuda de su dama
-Gracias Tano –Mariana sonrió y camino hacia la tienda de su amiga
-¿Qué opinas? –Martín pregunto al galeno –Me preocupa
-Es fuerte –El respondió sonriendo –Pronto las heridas se borraran
-Podría haber llegado mas lejos –Martín suspiro apretando los puños –Tu mismo viste el arañazo, los morados y sabe Dios que mas
-Pero no paso –Tano se metió en la conversación molesto –Mariana es fuerte, es valiente, nadie puede ni podrá con ella
-¿Dónde esta la dulce novia? –Mariana entro sonriente a la tienda donde Pilar permanecía sentada con su traje blanco de gasa y una corona de flores blancas en la mano -¿Para que soy buena?
-Ayúdame a ponerme la corona por favor –Ella la miro sonriente, se la veía nerviosa
-Por supuesto –Mariana tomo la corona de flores blancas y comenzó a colocársela en el pelo -¿Estas bien?
-¿Crees que hago bien en casarme? –Pilar se giro para mirarla –Quiero decir en esta situación Siento que la felicidad no será completa
-Creo que debes seguir adelante con ello –Mariana sonrió –Le quieres y el te adora, sois el uno para el otro y decidisteis este día
-Gracias –Pilar se levanto y camino hasta una mesa de la tienda, cogio una corona de flores de colores y se giro hacia Mariana sonriente –Ahora te toca a ti
-¿A mi? –Mariana sonrió mientras su amiga le colocaba la corona en la cabeza -¿La dama debe llevar una corona tambien?
-Claro, es una tradición –Pilar sonrió y después la abrazo cariñosamente
Leonor no quiso esperar mas tiempo e inmediatamente después de desayunar insistió a su esposo en ir a ver a su sobrina Todos se pusieron en camino a la casa, Miguel y Honor en el carruaje guiado por Gabriel y Jorge junto al resto de la banda en los caballos
Nada mas llegar a la casa, Maria, la criada salio corriendo hacia el carruaje
-Buenos días señores –Maria se acerco al carruaje -¿Puedo ayudarles en algo?
-Queremos ver a mi sobrina –Leonor contesto mientras los chicos comenzaban a desmontar sus caballos
-La señorita Mariana no esta –Todos la miraron curiosos –Esta en la boda
-¿En que boda? –Jorge pregunto rápidamente
-En el campamento señor, la señorita Pilar se casa –La muchacha les miro precavida, sin saber si hacia mal en decirlo
-Vamos al campamento entonces –Leonor se revolvió en el asiento nervioso
-Quizás sea mejor que vengamos Mañana –Miguel le tomo la mano
-No –Leonor le miro seria –No regresare a la Hacienda hasta que haya visto a Mariana
Miguel solo asintió y sin que nadie dijera mas iniciaron el camino hacia el campamento, llegaron en apenas unos minutos y pudieron observar el hermoso paisaje
Todo estaba adornado con flores, mesas con deliciosos manjares se extendían junto a una hoguera y bajo un enorme árbol un pequeño altar con mantel blanco y un camino hasta el con pétalos rojos
-Es precioso –Fernando observaba todo con la boca abierta
-¡¿Qué están haciendo ustedes aquí?! –Tano les miro enfurecido
-Queremos ver a Mariana –Jorge desmonto su caballo al tiempo que lo hacían los demás
-Márchense –Tano se acerco a Jorge –Aquí no son bienvenidos
-No me ire sin ver a mi sobrina –Leonor bajo del carruaje mirándole altiva
-Tano déjales –El galeno se acerco con el ceño fruncido –La Morena se enfadara si estropeas la ceremonia
-Solo quiero verla –Leonor le hablo de forma triste
-Esta bien, quédense a la boda, pero no busquen problemas –El galeno se giro para señalarles un lugar –quédense allí hasta que acabe la ceremonia
Todos obedecieron y caminaron hasta el lugar que les indico, al cabo de un rato esperando la gente se fue situando frente al altar, dejando libre el camino de pétalos hasta este Mariana con un vestido rosa y la corona de flores en el pelo caminaba del brazo de Martín hasta el altar, seguidos de los novios tomados de la mano
En cuanto los novios se pararon frente al altar, Mariana se coloco junto a la novia y Martín junto al novio La ceremonia fue breve pero preciosa, los novios se dijeron los botos y cuando fueron nombrados marido y mujer Mariana y Martín tomaron una cadena de oro y entrelazaron sus manos con ella, tras lo cual la pareja se beso y todos aplaudieron Un instante después Mariana tomo de la mano a la novia y comenzaron a bailar corriendo por el campamento mientras el resto de las mujeres se tomaban las manos con ellas, Martín y el resto de los hombres bailaban por el resto del campamento
-Se la ve bien –Jorge hablo observando como ella bailaba y sonreía
-Sus brazos –Santiago observo los morados en ambos brazos y todos siguieron su mirada, para después fijarse en el largo arañazo que recorría su fino cuello
-Dios mió –Leonor se cubrió la boca con la mano -¿Qué le hizo?
-No la forzó, tranquilícese –El galeno que estaba tras ellos decidió intervenir antes de que se les ocurriera interrumpir la celebración –Mariana consiguió librarse de el
-Pero ¿y las heridas? –Miguel le miro con el ceño fruncido
-Dígame ¿Qué paso? –Leonor tomo la mano del galeno –Por favor, nadie lo sabrá
-Cuando llegue a la casa, Mariana estaba tumbada en la cama, su herida de bala se había abierto y tal y como ustedes han visto los morados en los brazos y un arañazo en el cuello –El galeno suspiro –Tambien tiene algunos moratones en la espalda, consecuencia de que la lanzara contra un escritorio
-Entonces ¿no lo logro? –Jorge suspiro
-Si lo hubiera conseguido, el gobernador no estaría vivo ahora mismo, eso se lo puedo asegurar –Apretó la mandíbula tenso –Si les he contado esto es porque se que están preocupados por ella, ahora márchense
-¿Tía? –Mariana se acerco a ellos con el ceño fruncido -¿Qué hacéis aquí?
-Mariana –Leonor corrió a abrazar a su sobrina -¿Estas bien cariño?
-Si, tía estoy perfectamente –Mariana sonrió
-Yo cuido de ella madrina –Martín se acerco abrazándola
-Ya veo lo bien que lo has hecho –Jorge le miro molesto
-No fui yo quien causo todo esto –abrazo a Mariana con mas fuerza –No volveré a dejar que le hagan daño, eso incluye cuidarla de ti
-De eso me puedo encargar yo –Tano se metió en la conversación sonriendo con su navaja en la mano
-¡Ya basta! –Mariana se separo de Martín –No necesito que nadie me cuide, es de mi de quien deben cuidarse
-¿Cómo? –Fernando frunció el ceño
Un soldado entro al campamento montado sobre su caballo, buscando con la vista entre la multitud
-¡Busco al general Cortes! –El hombre bajo de su caballo con un sobre en la mano
-Soy yo –Mariana camino hacia el dejando a todos sorprendidos ¿General?, tomo la carta y tras leer el remitente sonrió –Puede marcharse soldado
-Gracias –El hombre monto de nuevo su caballo y salio del campamento
Mariana sin decir nada camino hacia una de las tiendas seguida de Tano y Martín, todos nerviosos Una vez solos ella comenzó a leer la carta
Mi queridísima soldado, mande esta carta a nombre de General Cortes, ya que pensé que lo reconocerías inmediatamente, la forma en que todos te llamábamos en el cuartel
Te escribo para confirmarte que nuestros planes salieron perfectamente, están a salvo y así los mantendré
Espero y deseo que hayas conseguido lo que tanto necesitamos para finalizar con esto de una vez y así conseguir estrecharte entre mis brazos sabiendo que todo ha acabado
Iniciamos nuestro camino en breve en tu ayuda, no creo que tardemos mas de dos o tres días en llegar
Con cariño
Leo
-Dos o tres días –Mariana sonrió –pronto todo acabara
-Si pero no nos queda tiempo –Tano frunció el ceño
-Mañana me encargare de eso –Mariana guardo la carta –Ahora celebremos, la boda y la felicidad de saber que los nuestros están bien
-¡así sea! –Tano la abrazo y salio de la tienda corriendo a por una jarra de cerveza, seguido de Martín con una gran sonrisa
Todos se sorprendieron al ver el cambio de actitud de ellos dos, Leonor acepto la invitación de una gitana a tomar algo y junto con su esposo se sentaron a una mesa
Los chicos comenzaron a beber mientras observaban como bailaban las mujeres, mientras Jorge permanecía esperando que Mariana saliera de la tienda
-¡Mariana! –corrió tras ella cuando la vio caminando hacia el altar
-¿Qué quieres? –Ella paro frente el altar para coger el ramo de flores
-Perdón –Jorge apretó la mano nervioso –Se que me equivoque y que por mi culpa han estado a punto de forzarte, pero me dominaron los celos y no pude controlarme Soy un estupido y te he hecho daño pero te quiero Mariana, te amo y quiero que te cases con migo
-¿Qué? –Mariana se giro hacia el mirándole seria –No, tu no quieres a nadie, tu no sabes lo que es el amor Cuando se ama a una persona no se la lastima no se la humilla y tu me has hecho demasiado daño –Ella apretó el ramo en su mano –Pero no te preocupes porque no pienso dejar que me hagas sufrir mas No quiero casarme con tigo, no quiero que me hables, quiero que salgas de mi vida pero sobre todo quisiera no haberte conocido jamás Jorge de la Vera
Dicho esto camino hacia los demás invitados y se sentó junto a Martín y la novia, Jorge permaneció de pie, en el mismo lugar, sin poder olvidar cada una de las palabras de ella
Y lo peor era que se lo merecía, camino hasta su caballo y se marcho del campamento ignorando a sus amigos que le llamaban preocupados
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