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Capitulo 20; Soy parte de tu vida ¿no te das cuenta?

Mariana desperto sobre las nueve de la mañana, se levanto y fue al armario cuando de repente recordó que no era su habitación, allí no estaban sus vestidos.  Se puso su bata y se dirigió a su habitación, entrando sin hacer ruido pero para sorpresa de ella no había nadie en la habitación.  Se dio un baño y se vistió para luego bajar a desayunar.

En el comedor solo estaba Jorge, desayunando, ya vestido, no era difícil suponer que pensaba regresar a su vida normal.

-Deberías estar reposando –Mariana se sentó a la mesa

-Y tu no deberías jugar a ser un forajido –Jorge hablo y se le noto en la voz que estaba molesto, pero Mariana no entendía la razón.  El era el único que lo sabia, la había esperado, en la habitación, había soñado con verla aparecer allí, con poder besarla, abrazarla pero ella no fue.  Cuando por la mañana entro a la que era su habitación y la vio allí dormida entendió que ella no quería lo mismo que el.

-¿Estas molesto por lo de la banda todavía? –Mariana le miro con el ceño fruncido

-Señor –Graciela les interrumpió –La señorita Julieta espera en la sala, dice que quiere hablar con usted

-De acuerdo ya voy –Jorge se levanto de la mesa

-¿Vas a recibirla? –Mariana se molesto mucho con que esa mujer apareciera allí

-¿Hay algún motivo por el que no deba hacerlo? –El no espero respuesta salio del comedor dirección a la sala y Mariana se quedo mirando a la puerta

Después de desayunar Mariana se dirigió a la sala, quería saber que era eso que estaban hablando su marido y esa mujer para que el tardara tanto en regresar al comedor

-Buenos días –Mariana entro sonriente a la sala

-Hola señora Mariana –Julieta saludo sonriente –quería saber como se encontraba Jorge tras su ataque

-Pues ya ves que se encuentra muy recuperado –Mariana miro a su Marido de reojo y se dirigió a el –Aunque sigo pensando que deberías guardar mas reposo

-Estoy bien –Jorge suspiro mirando a Mariana

-Me parece que deberías descansar después de lo de anoche –Mariana lo dijo con intención de herir a Julieta y por la expresión de ella lo había conseguido, lo que no supo descifrar fue la reacción de Jorge, que la miraba entre enfadado y divertido

-Será mejor que me marche –Julieta se acerco a dar dos besos a Jorge y después salio de la habitación

-¿Se puede saber a que ha venido eso? –Jorge pregunto a Mariana atravesándola con su mirada

-No se de que me hablas –Mariana camino dirección a la puerta pero Jorge la detuvo y la coloco contra la pared, aprisionándola con su cuerpo

–No juegues con migo Mariana

 -Yo no estoy jugando con nadie –Ella le miraba a los ojos, sus bocas estaban tan cerca que no podía concentrarse en su conversación, de repente Jorge volvió a besarla, con pasión, con urgencia.  Después se separo de ella y salio de la sala dirección al comedor para terminar de desayunar.

Mariana se quedo petrificada en la sala, no sabia que acababa de pasar, el la había besado pero después se marcho sonriendo. Era él el que estaba jugando, jugaba con ella, pero ella no era una mas de sus posesiones y menos uno de sus hombres que le obedecían.  Subió a su habitación y se vistió con la ropa de Leonardo, la que usaba para cabalgar, después se dirigió a las caballerizas y galopo con su yegua hacia la cueva.

Sabia que los chicos estarían allí, Jorge había quedado con ellos al medio día par aclarar todo y ella estaría allí.  Estaba dispuesta a dejarle claro que tambien formaba parte de la banda y que sus hombres la respetaban tanto como a el.

-Buenas –Mariana entro sonriente y todos la miraron confundidos –No me miréis así, yo soy parte de esto le guste a Jorge o no

-Pero se enfadara mucho –Raúl negaba con la cabeza

-¿Y cuando no se enfada Jorge? –Gabriel se acerco a Mariana sonriente y la abrazo

-Vamos chicos, Mariana lo ha hecho muy bien, se merece nuestro respeto –Santiago hablaba mientras la miraba –y nuestro apoyo

-Gracias –ella se acerco y dio un beso a Santiago después se sentó en una de las rocas de la cueva

Todos estaban charlando y riendo cuando Jorge llego, nada mas entrar en la cueva supo que su esposa estaba allí.  Los muchachos hablaban y reían y se podía oír la voz de ella de fondo y su hermosa risa, pero había algo que no estaba bien. El solo quería protegerla pero ella era muy cabezota y encima le había desobedecido.

-¡¿Otra vez aquí?! –Jorge entro mostrando su enfado y todos se callaron -¡Te recuerdo que te prohibí regresar aquí!

-¡Y yo te recuerdo que me importan un pimiento tus prohibiciones! –Mariana se levanto de su lugar de manera altiva mientras todos la observaba

-Vamos Jorge, la jefa no esta haciendo nada –Tomas hablo para tratar de relajar el ambiente pero cuando todos le miraron supo que había metido la pata, había llamado a Mariana jefa delante de Jorge

-¡¿Jefa?! ¡¿Jefa?! –Jorge no podía creerlo -¡Aquí solo hay un jefe y ese soy yo!

-Pues parece que los chicos no opinan lo mismo –Mariana se estaba divirtiendo con la situación

-¡Ven con migo ahora mismo! –Jorge agarro a Mariana del brazo y tiro de ella hacia fuera de la cueva -¿Qué te crees que estas haciendo?

-Te guste o no yo formo parte de esto Jorge –Ella le miro a los ojos –De toda esta historia, de todos tus planes, de tu vida y fuiste tu quien me metió en ella no lo olvides  No puedes pretender que solo participe en parte de tu plan porque yo no soy así, mírate, estas herido –Ella señalo su herida –Te cure, te vele, ayude a la banda, conseguí despistar al gobernador, no veo que hay de malo en lo que hice. 

-No entiendes que trato de protegerte –el suspiro –no quiero que te pase nada ni que te relacionen con la banda –se acerco a ella mirándola a los ojos –No soportaría que algo te pasara por mi culpa

-Eres tu el que no entiende Jorge –Mariana suspiro –Aunque me mantengas alejada de esto, si te descubrieran todos se darían cuenta que yo te ayudaba, ¿Por qué si no iba a prestarme a este trato? –Mariana monto en su caballo –Dices que yo estoy jugando, pero eres tu el que juegas, me metiste en tu vida y ahora pretendes que me olvide de una parte de ella

Mariana cabalgo dirección a la Hacienda dejando a Jorge parado fuera de la cueva junto a su caballo, sin saber que decir o que hacer.

-Es una mujer fantástica Jorge –Santiago se situó al lado de su amigo –Y lo mejor de ella es que acepta tu vida, toda tu vida y tu no le dejas formar parte de ella

Esa mañana Miguel había convencido a Leonor para salir a dar un paseo en calesa y desayunar en un picnic. Ninguno de los dos hablo de lo ocurrido el día anterior. Después del picnic pasearon por el prado mientras charlaban.

-Me alegra que aceptaras mi invitación al picnic –Miguel miraba a Leonor mientras caminaban

-¿Por qué no iba a aceptarla? –Leonor sonrió

-Después de lo de ayer –Miguel se dio cuenta de que que ella se puso tensa –Pensé que no te sentirías cómoda

-Lo de ayer –Leonor suspiro –Creo que será mejor olvidarlo

-Siento discrepar pero no estoy de acuerdo con tigo –Miguel paro de caminar y se giro a mirar a Leonor a los ojos –Yo no quiero olvidar lo que ocurrió

-Miguel creo que somos bastante mayorcitos para saber que esto –Leonor quiso seguir hablando pero Miguel la interrumpió

-Precisamente porque ya somos mayores sabemos lo que hacemos Leonor –Miguel la miro sonriente –Tanto tu como yo sabemos perfectamente lo que sentimos y creo que tambien lo que hacemos –Miguel metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y saco una hermosa cajita –Cásate con migo Leonor, se mi esposa

-¿Qué? –Ella no sabia que hacer, que decir, como reaccionar –No, esto no esta bien

-¿Por qué no esta bien? –el le cogio la mano –Somos adultos y yo se que quiero pasar el resto de mi vida con tigo y estoy seguro que tu sientes lo mismo

-Pero esto es demasiado complicado Miguel –Leonor suspiro –Mi sobrina y tu hijo, solo es un trato y cuando todo acabe

-Me parece que ese es un asunto de ellos, tu y yo tenemos derecho a vivir nuestra vida Leonor –El sonrió –Y estoy seguro que ha Mariana le agradaría, ella te quiero y yo tambien.  Se mi mujer.

-Si –Leonor no pudo evitar que las lagrimas salieran de sus ojos –Seré tu esposa

-Me haces el hombre mas feliz del mundo –Miguel coloco el anillo en la mano de ella y después la beso tiernamente –Habrá que decírselo a Jorge y  Mariana

-Yo se lo diré a mi sobrina, tu díselo a tu hijo –Leonor sonrió –Quiero una ceremonia discreta y sencilla

-Estoy de acuerdo –Miguel la abrazo –Y creo que lo mejor es organizarla en unos días

-¿Cómo? ¿Tan pronto? –Leonor no entendía a que venia tanta prisa

-Estas viviendo en mi casa, no me gustaría que corrieran rumores que pudieran manchar tu honor Leonor –Miguel sabia perfectamente que una vez que se supiera lo del compromiso la gente empezaría ha hablar y seguramente no muy bien

-De acuerdo, pues entonces en unos días –Leonor suspiro

En cuanto Mariana llego a la hacienda subió a cambiarse, se puso su vestido beige de media manga y después bajo al jardín a pasear un poco.

Mientras paseaba no podía evitar pensar en Jorge, en lo complicado que estaba siendo todo y en como el se estaba comportando con ella.

-Mariana –Jorge apareció tras ella vestido ya adecuadamente

-¿Qué haces aquí? creí que estarías con los chicos en la cueva –Mariana frunció el ceño

-Yo quería disculparme –Jorge suspiro –Los chicos me abrieron los ojos, tu nos has ayudado, pero no me gusta que tomes riesgos

-¿Qué es la vida sin riesgos Jorge? –Mariana le miro sonriente

-Te llevare a conocer a la mujer y la hija de Santiago –Jorge la miraba a los ojos

-¿Cómo? –Ella no entendía, el acababa de cambiar de tema

-Se que les compraste cosas en Los Ángeles y con todo lo que ha pasado no has podido entregárselo –Jorge se acerco a Mariana y la tomo de la mano –Iremos después de almorzar

Ambos almorzaron solos, Leonor y Miguel almorzarían en el pueblo vecino, tenían muchas cosas que celebrar.  Después Mariana subió a la habitación en busca de los regalos para los niños. 

Aunque la casa de Santiago estaba cerca, en los terrenos de la Hacienda, decidieron ir en la calesa por si se les hacia tarde para regresar.  La casa de Santiago y su familia era humilde pero no por ello menos hermosa, era una pequeña casita blanca con el tejado oscuro, rodeada de una valla tambien blanca que marcaba el jardín que les correspondía.  En el jardín había hermosas flores y algún que otro árbol sin olvidar algunos juguetes de niños, en la parte trasera el caballo de Santiago estaba guardado en un pequeño establo, junto con otro mas pequeño, que Jorge regalo a su hija en su trece cumpleaños.

Jorge aparco la calesa junto a la puerta y ayudo a descender a Mariana de ella, después la guió del brazo por la entrada del jardín hasta llegar a la puerta, donde toco una campanilla.

-¿Jorge? ¿Mariana? –Santiago abrió la puerta al mismo tiempo que cargaba a su hijo Alejandro sobre su espalda

-¡Mariana! –El pequeño tardo poco tiempo en saltar de la espalda de su padre y correr hacia ella, por supuesto Mariana recibió su abrazo sonriente y después le dio un beso

-Disculpa que no avisara la visita Santiago –Jorge hablaba mientras observaba como Alejandro agarraba a Mariana de la mano y la guiaba al interior de la casa –Pero Mariana tenia ganas de conocer a tu esposa y tu hija

-No pasa nada Jorge –Santiago sonrió mientras caminaba junto a Jorge al interior del pequeño salón –Ustedes siempre son bienvenidos aquí

-Hola –una hermosa niña vestida con traje de color azul claro y el pelo recogido con una cinta blanca se acerco a saludar a Mariana

-Hola –Mariana sonrió –Tu debes ser Teresa, eres mas guapa de lo que tu padre me había contado

-Bienvenida a mi casa señora –Una mujer morena con el pelo totalmente recogido y un vestido marrón con un delantal colocado en su regazo se acerco a Mariana –Yo soy Clarisa, mi esposo me ha hablado mucho de usted.

-Espero que bien –Mariana miro a Santiago y este rió junto a Jorge –Y por favor llámame Mariana

-Como guste Mariana –Clarisa sonrió mirando a su esposo

-Oh –Mariana miro sus manos en las que sostenía los regalos de los niños –Antes de que se me olvide, traje unos regalos para sus hijos

-No debiste molestarte Mariana –Santiago hablo pero antes de que prosiguiera Alejandro les interrumpió

-Yo quiero mi regalo –Alejandro corrió hacia mariana con la ilusión en los ojos y todos rieron

-Por supuesto, ten –Mariana le dio su espada envuelta en papel que el tardo poco en romper y con una gran sonrisa empezó a jugar –Y este es para ti Teresa –Le tendió a la niña el frasquito de perfume que había guardado en una caja con un lazo rosa

-Gracias –Teresa desenvolvió la caja y en cuanto vio el perfume una sonrisa asomo en su cara –Me encanta

-¿Quieren tomar algo? –Claréese se miro y se dio cuenta de que llevaba puesto el decantar –Disculpen mi atuendo pero estaba haciendo magdalenas

-¿Magdalenas? –Mariana observo el delantal

-Los dulces de Claréese son los mas sabrosos de la zona –Jorge hablo mientras se sentaba en una de las sillas con Alejandro sobre su regazo

-En ese caso me gustaría aprender –Mariana sonrió a Claréese que la  miro atónita –Si no es molestia

-Claro que no –Ella señalo el camino a la cocina –Sígame por favor

Mientras Mariana, Claréese y Teresa estaban en la cocina haciendo magdalenas, Jorge y Santiago aprovecharon para hablar

-¿Todo esta mejor? –Santiago sonreía observando a Jorge que miraba embobado la cocina en la que Mariana se desenvolvía cómodamente

-¿Qué? –Jorge miro a su amigo –Si, todo bien

-Me alegra –Santiago le guiño un ojo –Una señora que no duda en entrar en la cocina de la familia de unos sirvientes y ayudar a cocinar, una mujer que cabalga. endemoniadamente bien, por no hablar de cómo lucha, una dama que no te tiene miedo y te pone en tu sitio cuando te lo mereces y sobre todo la esposa que conoce todo de tu vida y es capaz de apoyarte.  Es la mujer para ti.

-¿Qué quieres decir? –Jorge miro con el ceño fruncido a Santiago

-Vamos tu sabes perfectamente a lo que me refiero –Santiago sonrió mirándole divertido –Es perfecta para ti, no la pierdas

-Las magdalenas ya están listas –Claréese salio cargando una bandeja llena –Y Mariana ha preparado un chocolate delicioso

-Coged una taza –Mariana salio de la cocina con una bandeja con los tazones de chocolates y con el delantal puesto, Jorge la observaba atentamente, se veía tan hermosa rodeada de niños y preparando la merienda

-Jorge –Santiago empujo a su amigo para que volviera a la realidad

-Si –Jorge se levanto a tomar una taza -¿Estas segura de que se puede tomar?

-Que gracioso –Mariana le miro irónicamente y todos rieron –Si no lo quieres estoy seguro de que Alejandro estará encantado de tomar el doble

Pasaron la tarde merendando hablando y riendo sin parar, Alejandro convenció a Santiago y Jorge a jugar y Mariana y Claréese se quedaron charlando en la sala junto con Teresa.

Estaba oscureciendo cuando Jorge y Mariana decidieron que era hora de regresar a la casa 

-¿Te lo has pasado bien? –Jorge preguntaba sentado en la calesa mientras pasaba un brazo por los hombros de Mariana, para evitar que ella tuviera frió

-Si, son una familia estupenda –Mariana se acurruco contra el pecho de Jorge, ante lo que el se sorprendió y ella misma tambien, ni siquiera sabia porque se había acomodado de esa forma

Cuando llegaron a la casa, ninguno de los dos tenia ganas de cenar, habian comido demasiadas magdalenas.  Jorge subía las escaleras cuando su padre le llamo y Mariana fue a ver a su tía a la habitación   Ambos recibieron la buena noticia al mismo tiempo, Jorge se alegro de que su padre se atreviera a dar el paso, el le conocía muy bien y se había dado cuenta de que sentía algo por Leonor.   Mariana no pudo evitar emocionarse con la noticia, ya era hora de que su tía encontrara el amor, que se casara y fuera feliz.

Después de hablar con su tía Mariana se retiraba  a su habitación cuando se cruzo con Jorge, el se acerco y la abrazo

-¿Y esto? –Mariana le miro sorprendida

-Supongo que ya eres conocedora de la noticia –El le guiño un ojo –quizás el destino se empeñe en unirnos

-El destino se lo forja uno mismo Jorge –Ella sonrió y camino hacia su habitación

Jorge se quedo mirando como ella desaparecía y entraba a su cuarto, quizás tuviera razón el destino se lo forja uno mismo

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