Capitulo 14; Te he echado de menos
Cuando Mariana desperto Jorge ya no estaba en la habitación, se levanto se refresco y tras vestirse bajo a desayunar. Todos estaban sentados a la mesa menos Leonor que bajaba las escaleras al mismo tiempo que ella. Desayunaron sin decir palabra alguna, era bastante temprano.
Gabriel y Tomas dispusieron la calesa y los caballos y retomaron rápidamente el viaje, para llegar a Los Ángeles antes del medio día.
-Mariana dime que esta pasando –Leonor hablaba en voz baja en el interior del carruaje a su sobrina – Anoche os note extraños y en el desayuno apenas os habéis mirado
-Tía anoche –Mariana suspiro, no sabia como contarle a su tía –No se lo que nos paso
-¿Qué quieres decir? –Leonor abrió los ojos sorprendida -¿Mariana que paso anoche?
-Antes de bajar a cenar, me beso –Leonor se relajo al oír que solo había sido un simple beso –Y nos dejamos llevar, si no fuera porque Miguel nos interrumpió, no se que habría pasado.
-¿Qué estas diciendo? –Su tía respiraba agitada –Ten cuidado Mariana, no te dejes llevar. Los hombres no pueden controlar sus instintos, pero eso no significa que vayan a cumplir con su deber, piensa en tu honor.
-Lo se tía, pero todo esto es tan complicado –Ella suspiro –Es tan amable, cariñoso y tan atento con migo.
-Puede ser –Leonor miro a su sobrina seria –Pero no olvides que es un hombre que te obligo a escoger entre casarte con el o con el gobernador, que nos secuestro y que nos mantuvo días en una cueva con su banda.
Mariana se quedo pensativa, su tía tenia razón, es que como si Jorge fuera dos personas muy distintas. No le conocía, al menos no lo suficiente.
-¡Hemos llegado! –Tomas alzo la voz para que Leonor y Mariana le oyeran, justo antes de que el carruaje se parara
Miguel y Jorge desmontaron de sus caballos frente a la mansión Cortes, donde un grupo de criados esperaba en la puerta sonrientes. La puerta del carruaje se abrió de golpe y Mariana salio a prisa de el, sin siquiera esperar ayuda para bajar, Jorge la miro sorprendido.
-¡Mariana! ¡Mariana! –Un grupo de niños corrió hacia ella y Mariana sonriente abrazo uno a uno -¡Vamos a jugar!
-Me parece que mi sobrina estará cansada del viaje –Leonor miraba sonriente a los niños junto a Jorge y Miguel
-¿Yo? –Mariana miro a su tía sonriente y rápidamente se desprendió de su sombrero y sus guantes y salio cogiendo hacia el jardín -¡Una carrera a la fuente! –Los niños la siguieron corriendo mientras Jorge miraba asombrado
-Bueno, a sido poner los pies en casa y Mariana a regresado –Leonor suspiro y después se giro hacia Jorge y Miguel –Señores síganme, les enseñare la casa.
Tras presentar a los criados, Leonor les mostró la mansión, mientras Mariana jugaba en el jardín trasero junto con los niños.
-Es una casa preciosa –Miguel hablaba admirando los jardines delanteros, mientras paseaba con su hijo y Leonor
-Si y los jardines están preciosos –Jorge tomaba una de las rosas
-A Mariana le encanta cuidar de las flores del jardín –Leonor admiraba las hermosas rosas que su sobrina insistió en plantar el verano pasado
Por delante de la puerta de la mansión y ante ellos mismos, paso Mariana corriendo junto a los niños, pero para asombro de ellos se dirigía hacia la entrada de los jardines, justo unos minutos antes desde lo alto de un árbol Mariana consiguió ver un caballo a todo galope y distinguió a Leonardo.
-¡Mariana! ¡¿A donde vas niña?! –Leonor siguió con la vista la dirección hacia la que su sobrina corría - ¡Leonardo! –Ella reconoció rápidamente al muchacho que desmontaba de su caballo y corría hacia Mariana sonriente
Mariana abrazo a su querido amigo, quien dio vueltas con ella sostenida en el aire por sus brazos, ambos sonriendo, mientras Jorge miraba indignado la escena y Miguel observaba curioso a su hijo. Gabriel y Tomas se dirigían a la casa cuando vieron a Mariana abrazada a ese hombre y se quedaron parados mirando.
-Te he echado de menos preciosa –Leonardo paro de dar vueltas y volvió a abrazar a Mariana con cariño –Tenia tanto miedo, espere durante horas en el puerto
-Lo siento –ella suspiro –No conseguí llegar, pero es una larga historia
-Pues ahora mismo me la vas a contar mi dulce soldado –El reía mientras le guiñaba un ojo
-A sus ordenes mi capitán –Cogidos de la mano se dirigieron hacia donde se encontraban los demás –Leonardo te presento a Jorge de la Vega y a Miguel, su padre
-Encantado –Leonardo apretó la mano de ambos amablemente, aunque analizaba a Jorge atentamente, claro tras leer la carta de su amiga en la que explicaba que se había casado con ese hombre, no entendía nada de lo que estaba pasando –Leonor – se acerco a ella para besarle la mano
-¿Pero desde cuando me saludas tan respetuosamente muchacho? –Leonor lo miraba divertida y Leonardo riendo se acerco y le dio dos besos en las mejillas –Así mejor
-Bueno me parece que alguien tiene mucho que contarme –Leonardo paso un brazo por los hombros de Mariana abrazándola –Y esta vez no se va ha escapar
-Pues espero que no tengas nada que hacer –Mariana rió –Porque vas a necesitar mucho tiempo para oírla
-En ese caso, ordenare un plato mas para la cena –Leonor guiño un ojo a su sobrina –Te quedaras a cenar Leo
-Gracias Leonor –Leonardo asintió sonriente y cogiendo a Mariana de nuevo de la mano caminaron hacia el otro jardín
-Bueno, ¿Pasamos dentro a tomar algo? –Leonor pregunto a Miguel y su hijo
-Claro –Miguel sonrió tomando a Leonor del brazo
-Vayan ustedes, yo necesito descansar –Jorge se retiro caminando hacia la casa. Entro en la habitación furioso, habian llegado y Mariana le ignoraba completamente Le estaba mostrando que realmente el no formaba parte de su vida, incluso tenían habitaciones separadas, claro que tan lejos de Santa Lucia no había motivos para disimular -Leonardo –Pronuncio su nombre con cierto resentimiento mientras observaba desde la ventana a Mariana sentada en el jardín y hablando animadamente con ese hombre.
Mariana le contó a Leonardo absolutamente todo lo que había pasado, desde su escapada de los guardias del gobernador, su secuestro, la cueva, la banda, el trato con jorge, el matrimonio, la reacción de Roberto Sánchez y la de su padre y por supuesto la verdad. La autentica razón por la que su padre la comprometió con ese hombre y que ahora las tierras de la familia Cortes pertenecían a Jorge.
-Vaya, no se que decir –Leonardo frunció el ceño, todo eso era demasiado -¿Estas segura que puedes confiar en ese hombre?
-Si –después de responder ella misma se sorprendió –Quiero decir, creo que si, se ha comportado muy bien con nosotras y me ayudo con las Tierras
-¿Te ayudo? –El la miro preocupado –Que yo sepa las tierras están a su nombre, ahora son suyas, tu padre las ha perdido ¿Qué te hace pensar que no te pedirá algo a cambio de devolverlas? Si es que no piensa quedárselas
-No creo que Jorge fuera capaz de eso –Leonardo la miro irónico –Bueno si, forma parte de una banda y me secuestro, pero solo por vengarse del gobernador.
-Esta bien, yo confió en ti, pero ten cuidado Mariana –Leonardo se levanto del banco y le dio la mano para ayudarla –Si en algún momento te hace daño, te aseguro que me encargare personalmente que lo pague, muy caro.
-No dejaras de ser tan protector nunca, ¿verdad? –Ella le abrazo sonriente
-¿Con tigo? Jamás –el le dio un beso en la mejilla –Aunque no me hace falta, sabes defenderte tu solita
-Señorita, la cena esta servida –Una de las criada se acerco a ellos sonriente
-Gracias, ahora mismo vamos –En cuanto la empleada se marcho, ella sonrió –Aprendí del mejor –Leonardo comenzó a reír –Vamos anda, que tengo mucha hambre
Entraron al salón donde todos estaban ya sentados a la mesa, saludaron y tomaron sus asientos en la mesa. Mariana observaba curiosa a Jorge, le notaba tenso y no paraba de mirarla a ella y a Leonardo, entonces recordó la carta No habian aclarado ese tema.
Tras la cena Leonardo se despidió de todos y se marcho, Miguel y Leonor salieron a pasear al jardín y Jorge y Mariana se quedaron solos en el salón.
-Yo me marcho a la habitación –Jorge camino hacia la salida pero se paro al oír su nombre
-Jorge espera –ella se acerco -¿Estas bien?
-Si, perfectamente –el se giro para verla a la cara -¿Qué quieres?
-Creo que tenemos que hablar –ella le miro a los ojos –Estas raro, pareces molesto
-¿Tu crees? –El se acerco un poco a ella mirándola a los ojos, a pesar de estar mosqueado por el trato que le daba a ese tal Leonardo, cuando oía su dulce voz y olía su aroma a flores no podía evitar desear besarla -¿De que quieres hablar?
-Veras la carta –Jorge la miro confundido, no recordaba nada de una carta –Leonardo
-Claro como no, Leonardo –Jorge se aparto de ella apretando los puños, le hervía la sangre. Había olvidado la carta que el le mando, ese era el hombre con el que ella pensaba escapar del compromiso del gobernador y ahora se habian reencontrado, seguramente ella quería pedirle anular el trato para quedarse allí con el –Tu y yo tenemos un trato y ni pienses que puedes romperlo cuando te venga en gana para poder quedarte aquí con tu amante
-¿Cómo dices? –Mariana se sorprendió ¿amante? El seguía pensando que entre Leonardo y ella había algo ¿pero como podía pensar que ella pudiera ser su amante? Ella era una dama –Te estas equivocando Jorge
-¿A si? Pues yo creo que la que se equivoca eres tu, si crees que puedes jugar con migo como lo hiciste con el gobernador –El estaba enfurecido y caminaba hacia ella acorralándola contra la pared del salón, la sujeto fuertemente por las muñecas y la empujo contra la pared, para luego besarla con desesperación
-¡Suéltame! –Cuando ella reacciono le empujo hacia atrás, aunque solo logro que el dejara de besarla, forcejeo librando una de sus manos –¡¿Cómo te atreves?! –El la estaba tomando por una mujer fácil, le enfureció ese trato y levanto su mano para abocetarlo
Tras la bofetada, Jorge le soltó la muñeca y se alejo de ella mirándola con los ojos entrecerrados, pero no dijo nada mas, se giro y salio del salón a paso rápido directo hacia su habitación.
Mariana se quedo sola en el salón, conteniendo las lagrima, le dolía que el la tratara axial y sobre todo que pudiera pensar eso de ella. Quizás fuera culpa suya, tendría que haber aclarado las cosas sobre Leonardo, pero después de todo ella no tenia porque darle explicaciones. No eran nada, todo esto no era mas que un trato, ni el tenia derecho a preguntarle ni ella obligación de explicarle.
-¿Mariana? Niña que haces sola en la sala –Leonor entro preocupada por su sobrina, acababan de regresar del paseo y Miguel subió a su habitación
-Pensando tía –Mariana suspiro
-Bueno, pues deja de pensar tanto, mi niña –Leonor dio un beso en la frente a su sobrina y después señalo la puerta –Y a la cama que ya es tarde y mañana tenemos que ir a la ciudad para arreglar ciertas cosas con el banco.
-No tengo sueño tía –Mariana sonrió –Me apetece salir a pasear
-¿A pasear o al rió? –Leonor suspiro –No cambiaras nunca niña, pero ten cuidado
-No te preocupes, sabes que yo puedo defenderme solita –Mariana guiño un ojo a su tía y después salio de la casa, mientras Leonor subió las escaleras dirección a la habitación
Camino por los jardines hasta llegar a la valla trasera, la cual escalo como hacia desde pequeña, para después saltar y salir de los lindes de la finca. Camino por el bosque hasta llegar a la ladera del rió, le encantaban esos paseos de noche, siempre que se sentía sola caminaba aspirando el aroma de la naturaleza sin olvidar el rió.
Se agacho para tocar el agua con una de sus manos y de repente sintió como alguien la agarraba por detrás, trato de librarse del agarre y cayeron al rió. Mariana forcejeo con el hasta que se dio cuenta de quien era.
-¡¿Estas tonto?! –Le empujo haciéndole rodar hacia un montón de hojas secas
-Parece que este tiempo lejos de los militares no te ha ayudado en la practica de tu defensa –el reía burlándose de Mariana
-¡Me has dado un susto de muerte! –Mariana se marcho caminando furiosa y dejándole tirado en el barro
-¡Mariana espera! ¡Espera! –El no podía parar de reír, se levanto y trato de seguirla
Mariana salto de nuevo la vaya de su finca y entro a la casa, estaba completamente empapada, llena de barro y con el vestido descompuesto, sin darse cuenta de que el la seguía.
-¡Sigues siendo la misma niña mimada! –El entro gritando sin importarle despertar a nadie
-¡Cállate burro! –Ella se giro hacia el a los pies de la escalera
-¡¿Se puede saber que esta pasando?!-Leonor apareció en lo alto de la escalera seguida de Miguel y Jorge, que la miraban preocupados al ver su aspecto –¡Dios santo! ¡¿Qué te ha pasado?!
-¡Este idiota decidió molestarme como siempre! –Ella señalo al muchacho que permanecía en la puerta sonriente
-¿Martín? –Leonor bajo las escaleras suspirando -¿Se puede saber que esta pasando?
-Hola madrina –El sonrió, Martín era el ahijado de Leonor, sus padres murieron cuando el tenia dieciséis años y ella se encargo de cuidarlo. Nunca se llevo bien con Mariana, mas bien pasaban todo el día peleando –Nada, parece que tu sobrina sigue sin saber que el rió puede ser peligroso en la noche.
-¡No te burles de mi estupido! –Mariana corrió hacia el dispuesta a darle una lección pero Leonor se interpuso, agarrando a su sobrina por los brazos -¡Suéltame tía! ¡Le voy a mostrar a este listillo quien sabe pelear mejor!
-¡Ya basta! –Leonor alejo a su sobrina todo lo que pudo de Martín -¡¿Ustedes no van a parar de comportase así jamás?!
-Yo no hice nada madrina, solo paseaba por el rió –El sonrió mirando a Mariana
-¡Yo te voy a dar paseo! –Mariana consiguió librarse de su tía y en un abrir y cerrar de ojos estaba frente a Martín, le dio un puñetazo ante el que el cayo al suelo -¡Ahora repite que estoy desentrenada! –Dicho esto subió las escaleras y paso delante de Jorge y Miguel que la miraban sorprendidos, entro a su habitación furiosa y comenzó a desvestirse.
-¡Tu no te cansas de recibir puñetazos! –Leonor se acerco a el, que seguía sonriendo en el suelo a pesar de que ella le había golpeado –¡Siempre la estas buscando!
-Madrina, es que este lugar es muy aburrido si no esta ella para pelear –Martín se puso la mano en la mandíbula con gesto de dolor
-Es tu forma de mostrarle que la quieres –Leonor sonrió –Ustedes se quieren y no lo pueden negar. Se han criado juntos, como hermanos. Ahora regresa al cuartel antes de que Leonardo se entere y ayude a Mariana en el próximo golpe.
-Buenas noches madrina –Martín se acerco y dio un beso a Leonor en la mejilla para después marcharse de la casa
-¿Podemos saber que acaba de ocurrir? –Miguel pregunto a Leonor levantando las cejas
-Acabáis de presenciar a dos hermanos peleando-suspiro –Como hacen desde pequeños
OS DEJO UNA FOTO DE LEONARDO PARA QUE LE PONGAIS CARA
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